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DEPORTE/CULTURA

Exposición «Llaves de placer»: La emancipación de los objetos

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Por Francisco Junco //

En una propuesta que desafía la percepción convencional del arte, José Antonio Elicerio Concha nos invita a explorar su última exposición titulada «Llaves de Placer», actualmente en exhibición en la Galería Arista, es una muestra que ofrece una visión innovadora y provocadora sobre el significado y el valor de los objetos cotidianos.

Elicerio Concha, egresado en 2018 de la Licenciatura en Artes Visuales para la Expresión Plástica por la Universidad de Guadalajara (CUAAD), con una dedicación de más de 14 años, presenta una colección de piezas escultóricas que transforman materiales comunes en nuevas formas de expresión artística.

La exhibición «Llaves de Placer» se centra en la idea de que los objetos y cosas, a través de diversas modificaciones, pueden adquirir un nuevo contenido simbólico y estético.

“Es una exhibición que hace visible mi interés por comprender las posibilidades que tienen los objetos y cosas, con diversas modificaciones, de poder adquirir o albergar un contenido simbólico-estético del que antes no eran portadores”, explicó el artista

En su propuesta, Elicerio Concha explora la emancipación de los objetos de la realidad a la que antes estaban subordinados, buscando que estos elementos se liberen de sus contextos originales para convertirse en portadores de nuevos significados. La muestra promete no solo desafiar nuestras percepciones, sino también invitarnos a reflexionar sobre la relación entre lo común y lo extraordinario en el mundo del arte.

Llaves de Placer, estará expuesta al público durante septiembre en la Galería Arista, ofreciendo una oportunidad única para experimentar la visión innovadora de Elicerio Concha y su exploración de la emancipación artística de los objetos cotidianos.

José Antonio Elicerio Conchas, ¿qué es lo que vamos a encontrar en la obra que estás presentando, «Llaves de Placer, Edipo que nunca fue Rey”, y cómo entenderla?

Lo que yo estoy aquí presentando no es ni específicamente pictórico ni escultórico, tiene ahí una fusión. Tiene orígenes, hasta donde comprendo, en las primeras vanguardias artísticas occidentales y específicamente entre las que tengo conciencia.

Los cubistas, los dadaístas, un poco el surrealismo y el arte minimalista y conceptual, que son las formas que yo he estado más o menos estudiando. Y es ahí en donde yo he percibido como el germen de estas maneras de trabajar.

Se le suele llamar ensamblaje y se desprende desde el plano pictórico de las dos dimensiones como papel collage, que es una técnica específicamente cubista. Y el ensamblaje tiende a la incorporación de la tridimensionalidad. Es más bien por ahí, como puede comprenderse es como un ensamblaje.

Esta obra, ¿por qué, la llamas así, qué significado tiene?

El proyecto en general se llama “Llaves de Placer”, pero esta parte que se muestra hoy es un segmento de esa investigación, porque es una investigación estética, pictórica, plástica, artística. Y también temática que está vinculada a la teoría freudiana de la psicosexualidad. Pero de esa teoría yo tomo un fragmento para (subtitularla) titular, la que se muestra hoy, “Edipo nunca fue rey”.

¿Cuál es el mensaje? ¿Qué es lo que quieres decirnos con esta exposición?

Bueno, siento que la imagen como mensaje es en sí estético, diferenciado del tema con el que está, investida o cargada. Que sí pretende como mantener un eje central de tematización y lo que a mí me interesa que sea reconocible es la presencia de una imagen desarrollada por Freud que es Edipo. Este Edipo tiene como rasgos generales, una imagen infantil de a lo mejor 3 a 7, 8 años, en cuyo proceso psicológico acontece el entendimiento básico medio deformado de la sexualidad humana.

¿Por qué dices que Edipo no fue rey?

Bueno es que en esta propuesta teórica, Edipo es un niño que por razones biológicas siente un apego muy profundo hacia la maternidad. Lo hablo desde mi perspectiva como varón, sin meterme en tantos líos de razones de género. El niño varón, por las necesidades básicas de alimentación, incorpora el alimento directamente de la madre y eso hace que este sienta con una profundidad muy grande y una valoración potente, un apego hacia la imagen materna pero también hacia la imagen corporal, hacia la forma específicamente corpórea. A lo que tiene razón aquí, o vínculo con lo sexual.

En esta imagen Edípica propone Freud que el niño experimenta esa satisfacción primaria de alimentación pero luego también empieza como en razón de lo cultural, del lenguaje, de lo familiar y de la educación, un deseo que sobrepasa al aspecto biológico de la alimentación, que es la parte psíquica que él explora diciendo que a lo mejor el niño ya no solamente siente el apego hacia lo corpóreo en un sentido de alimentación sino con un rasgo ya de sexualidad no necesariamente genitalizada, sino más bien como el deseo de posesión de aquello, de lo otro, la división.

En un momento el niño piensa que existe una división o la reconoce pero quiere seguir manteniéndola en su campo de posesión, el poseer convierte a este niño en alguien que tiene también un cierto tipo de dificultades por mantener ese afecto hacia la exclusividad.

Este Edipo tiene tendencia ya en ese momento a competir con la imagen paternal, lo que lo convierte en Edipo es precisamente esto, porque Freud habla de cómo es un mito, el mito Edípico donde Edipo mata al padre, pero en este caso el mito no sabe él que es padre y Edipo por matar al padre se convierte en un amante de la madre, pero la imagen psicológica del Edipo freudiano jamás llega a concluir porque existen diques culturales, morales o civilizadores que son los del incesto en el que no puede uno tener un vínculo de carácter sexual, ahora sí ya maduro en ese sentido biológicamente hablando de sexualidad genital con la madre o con la hermana, con el hermano o con el padre.

Esos diques hacen las veces de impedimento, entonces considero que Edipo nunca es rey, porque aunque la imagen de este infante en el desarrollo ya de la edad adulta o de la infancia a la edad adulta siga queriendo poseer en lo inconsciente a la imagen materna y a lo mejor reflejada en las otras personas con las que convive hablando en términos de feminidad, pero yo lo veo en la perspectiva individual.

Vemos en tu exposición que utilizas objetos, ¿cuál es el sentido que quieres expresar?

Me parece a mí, en este caso, tiene interrogaciones vinculadas a las tendencias del arte contemporáneo y es que el objeto ha estado desde ya, más o menos un siglo y tanto y dos décadas, como decía antes con las vanguardias artísticas, está buscando el objeto emanciparse de su realidad ordinaria. Pienso al objeto como una posibilidad material similar a la pintura por ejemplo o a la escultura, el tablón que se esculpe es un objeto, el tubo de pintura es un objeto, la hoja es un objeto, el lápiz es un objeto cualquier material con el que el autor creativo trabaja es un objeto, entonces yo tiendo a pensar en este momento que el objeto que yo encuentro de manera regular, alrededor de mí, en la realidad común puede funcionar precisamente como un material pictórico o como un material escultórico, en términos tradicionales, pero hacerlo, en cierta medida disfuncional, al principio, intento que del objeto pueda desaparecer su función para lograr que pierda la significación ordinaria, social, colectiva y entonces puede entrar en un campo de acción que le pertenece más al rubro del lenguaje y la filosofía, por eso el objeto tiene esa presencia y esa prominencia.

¿De alguna manera podríamos decir: objetos ordinarios hacerlos objetos extraordinarios?

Volvemos a lo ordinario, pero también entra en un contexto que va a hacer variar la función del objeto en términos de significación y en términos de estética, porque entonces va a entrar en contacto con otros objetos que al poderse enlazar, que es lo que a mí me interesa compartir como posibilidad o como estrategia creativa que esas asociaciones hechas y digo asociación también como un concepto como herramienta psicológica y de análisis y de valoración y de interpretación, que esas asociaciones sean permisibles y accesibles desde la individualidad entonces si los objetos por sí mismos tienen un valor, un contenido, una fuerza, yo nada más intento que esas fuerzas puedan exaltarse o puedan modificarse totalmente hacia un campo distinto, se dice en la filosofía ontológico, la esencia de los objetos aparentemente es su función, pero si nosotros le quitamos su función cambia su esencia, esto quiere decir que el objeto no tiene una esencia, que puede mutar y que puede trasladarse a ese lugar distinto, pero ese lugar distinto no pierde lo ordinario, entra en un campo ordinario también y se vuelve eso.

¿Qué significa para ti hacer este tipo de arte?

Para mí hacer esta exploración, es algo complicado. Pienso en que el que reciba este tipo de imágenes es capaz de cambiar de significación del objeto, mi propuesta es lo yo llamo emancipación del objeto, me interesa definir que el objeto se aísle, que el objeto de la realidad se pueda pensar, porque el objeto en la realidad no tiene más valía que su función ordinaria y si nosotros nos ponemos a pensar al objeto como decía un autor, que el objeto de la realidad funciona como una prótesis para la memoria, se piensa que el objeto en realidad si tiene una función ordinaria, una función social, una función de diseño, pero que tiene una función para que el pensamiento humano se ancle a lo real y que mantenga vigente su cercanía con la realidad para que no se disipe, dice él, que si en un momento determinado los objetos desaparecen la humanidad, en términos mentales y psicológicos, puede también desaparecer y entonces a mí se me hace muy interesante pensarlo de esa medida, no es una idea mía pero me interesa que se perciba esa posibilidad. Me estoy apropiando de ese contenido, pero ahora lo hago visible, porque esto está en un campo teórico distinto del de las artes plásticas o de la estética, está en el campo antropológico y social e incluso lo psicológico, me interesa que eso pase, que se perciba así y que también el arte en general, la obra como objeto se pueda reconocer como es, como una prótesis, como una posibilidad que tiene el pensamiento de anclarse a lo real.

Me hablabas, de la exposición, que es una primera parte de todo un proyecto ¿cuál es la idea de este proyecto completo?

Estoy pensando en este tema de “Dipo nunca fue rey”, como nada más una parte de la exploración de la teoría completa del psicoanálisis, pero es en términos temáticos, en términos estéticos cada propuesta dependiendo del subtema va a tener unas características materiales distintas, en este caso no considero que el trabajo que comparto esté vinculado por ejemplo dentro de la estética a la belleza pero puede que en otra ocasión si me preste a presentar imágenes con características más suaves o más sutiles.

Este proyecto se va a ir formando, no es que ya esté completo, sino lo vas formando.

Si, si, se va a ir desarrollando, este proyecto tiene en si aproximadamente 12 años.

   

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ARTE

De la cosmetología al arte: Cómo Silvia Murillo encontró su pasión y vocación en el bronce

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

En la casa de la escultora Silvia Murillo Reding, se respira arte. Entre piezas de plastilina, cera y bronce, Silvia, con una sonrisa que destila pasión, comparte la historia de cómo, contra todo pronóstico, encontró su vocación en la escultura.

Lo que comenzó como una visita casual a un taller se convirtió en una aventura que transformó su vida, demostrando que el arte no conoce edades ni límites.

Un despertar tardío en el taller de Juan Méndez

Hace apenas trece años, Silvia cruzó el umbral del taller del maestro Juan Méndez, un escultor autodidacta conocido por obras como la Madre Patria y el Colón. Lo que ella describe como un “cementerio de esculturas” —moldes, figuras a medio tallar, el olor a plastilina y polvo— la envolvió como un hechizo. Había llegado para promover un proyecto, pero las herramientas y las formas la capturaron. “Ahí se plantó la semillita”, recuerda, sus ojos brillando. Ese día, el arte la llamó, y ella, sin saberlo, respondió.

Antes de ese encuentro, Silvia había coqueteado con el arte, pero no con la escultura. A los 15 años, pintaba y creaba cuadros de marquetería, una técnica decorativa que aplicaba a muebles y que, aunque efímera en su registro, le valió elogios. Llevó a su madre a clases de pintura para distraerla, pero terminó ella misma tomando el pincel. “La gente veía mis cuadros y preguntaba de quién eran. Yo decía ‘míos’, y no lo creían”, cuenta con una risa. Sin embargo, un terapeuta, al que llama su “gurú”, le dio un vuelco a su destino: “Lo tuyo no es la pintura, es la escultura”. Tres años después, esas palabras la llevaron al taller de Méndez.

El maestro, con su estilo rústico, no le dio clases formales. “Haz un huevo”, le dijo, entregándole una barra de plastilina. Luego, con una hoja, le mostró las proporciones de un rostro y la dejó sola. “Como puedas”, fue su única instrucción. Aquel desafío, burdo, pero liberador, despertó en Silvia una confianza inesperada. “Me di cuenta de que podía hacerlo”, dice, evocando cómo experimentó con herramientas, texturas y sus propias manos, guiada por un instinto que no sabía que tenía.

De la cosmetología al arte

La escultura llegó tarde, pero Silvia no era ajena al trabajo manual. Durante 25 años fue cosmetóloga, una profesión que perfeccionó con dedicación y que le dio un conocimiento intuitivo de la anatomía humana. “Eso me ayudó a modelar”, explica.

Sus primeros torsos, creados en un fin de semana febril, sorprendieron al mismo maestro Méndez. “No pude parar”, confiesa, recordando cómo la plastilina cedía bajo sus dedos, como si siempre hubiera estado destinada a darles forma.

Antes de la escultura, Silvia exploró el multinivel, construyendo una red de más de 3,000 personas en cuatro años y generando ingresos significativos. “Era agotador, pero aprendí a liderar”, dice. Aunque planeaba lanzar su propio multinivel, el arte la sedujo con una fuerza mayor. “Me permitía expresarme, sacar lo que llevaba dentro”, reflexiona. La pintura, que alguna vez fue un pasatiempo, palideció ante la escultura, que se convirtió en su lenguaje. “Me eché un clavado y no pude parar”, admite, describiendo cómo el arte la atrapó, relegando sus otras facetas.

Un proceso creativo:

Sueños, anatomía y movimiento

El proceso de Silvia es tan vibrante como sus obras. Trabaja simultáneamente en hasta siete piezas, saltando de una a otra como un músico que toca múltiples instrumentos en una orquesta. “Me aburro si me quedo en una”, confiesa. Sus materiales —plastilina, cera con parafina— se transforman en figuras que destilan movimiento, un sello de su estilo. “Quiero que el material no se sienta rígido”, explica, señalando torsos, máscaras y figuras que parecen danzar.

La anatomía es su obsesión. Sus años como cosmetóloga le dieron una base, pero su estudio profundo de proporciones y musculatura ha elevado su trabajo. “Cuando me metí a estudiar anatomía, mi obra cambió”, dice. Sus piezas, como Los Amorosos, destinadas a un hotel en Puerto Vallarta, o Cazando Historias, nacida en la pandemia, reflejan esta precisión. La primera, dos figuras entrelazadas en un abrazo, captura la intimidad humana; la segunda, una bailarina sostenida por una mano que representa la madre naturaleza, habla del tiempo y la fragilidad tras el COVID.

Muchas de sus ideas nacen en sueños. “Me duermo pensando en una pieza y despierto con la solución”, revela. Así surgió El Viajero, una serie de gorditos con mochilas que simbolizan el equipaje de la vida, con alas que evocan ángeles guardianes y elementos como barcos de papel o patines que representan el viaje existencial. Otra serie, más surrealista, incluye máscaras y figuras como el Ave Fénix, que corta y transforma para añadir vacíos, un concepto inspirado en la vacuidad budista: “Ver lo que no se ve”.

Obras que cuentan historias:

De El Filósofo a Resurgir

La primera obra de Silvia, El Filósofo, fundida en bronce, marcó un hito. Vendida el mismo día que la presentó, le provocó una mezcla de orgullo y dolor. “No quería soltarla, era parte de mí”, admite. Sin embargo, el consejo de su fundidor —“Haz otra”— la liberó. Desde entonces, ha creado más de cien piezas, casi todas únicas, aunque planea series como Los Viajeros y máscaras de gran formato. Su obra Resurgir, exhibida en la Ruta Escultórica de Guadalajara, es una de sus favoritas. Un torso que invita a la introspección, habla de descubrir el potencial oculto, un reflejo de su propia reinvención.

Otras piezas, como Acariciando el Amor o Charlando con el Futuro, revelan su inspiración en la filosofía budista y su amor por la música y los caballos. “Me gusta la yegua árabe por su cara fina”, dice, mostrando un caballo con líneas fluidas. Cazando Historias, con su bailarina y mariposas, captura la efervescencia del amor, mientras Suspiro Creativo y El Titiritero exploran la fantasía y el control. Cada obra es un relato, un pedazo de su alma tallado en materia.

Exposiciones y el desafío de la visibilidad

Silvia ha presentado unas diez exposiciones, desde la Casa de la Cultura de Ajijic, donde despuntó durante la pandemia, hasta el Palacio Municipal de Zapopan, Chapala, Jocotepec y la galería Ojos del Tiempo. Una de sus últimas muestras en Ajijic, vendió 12 de 16 piezas únicas, un éxito que la sorprendió. Una galerista neoyorquina, fascinada por sus máscaras, la invitó a exponer en Nueva York y Ajijic, pero Silvia, aún novata, no dio seguimiento. “Estaba enfocada en producir”, explica.

Aunque su obra se vende rápido —promedia cuatro piezas al mes—, Silvia admite que no vive exclusivamente de la escultura. Reinvierte todo en materiales y producción, tratando su arte como una pequeña empresa. Sin embargo, su presencia en redes sociales, como Instagram, es limitada. “No soy de redes, pero estoy aprendiendo a promoverme”, dice, consciente de que la visibilidad es clave para crecer. Su meta es completar las series de Los Viajeros y máscaras, y sueña con una exposición que reúna sus gorditos, símbolos de la humanidad en movimiento.

La escultora y su legado

Para Silvia, ser escultora es más que un oficio; es una forma de existir. “Me he reinventado muchas veces”, reflexiona, desde la cosmetología hasta el multinivel y ahora el arte. Su versatilidad, su capacidad para disfrutar cada proceso y su valentía para aprender por prueba y error la han llevado lejos. Inspirada por audiolibros, la música, el budismo y las vivencias de su entorno, ve el mundo con ojos de artista, capturando lo invisible en cada vaciado de bronce.

Fascinado por su obra, le pregunto a Silvia qué requiere una escultora además de talento. “Anatomía, paciencia y la capacidad de expresarte”, responde.

Su obra, con su movimiento y simbolismo, no solo adorna espacios como el hotel Villa Lala o el Jardín del Medio, un hotel escultórico; también invita a reflexionar sobre la vida, el amor y el tiempo. “El arte es mi manera de hablar”, dice, mientras muestra un armadillo o una máscara, cada pieza, un testimonio de su profundidad.

Cuando me despido, llevo conmigo un pequeño torso, un regalo de Silvia. Pero el verdadero regalo es haber conocido a una mujer que, a los 49 años, demuestra que el arte puede surgir en cualquier momento, transformando no solo la materia, sino la vida misma. Silvia Murillo Reding, con sus manos llenas de cera y sueños, sigue esculpiendo su legado, una obra a la vez.

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Beisbol

Brilla Alejandro Osuna en su debut con Rangers y semana de oro para Muñoz y Paredes

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

En el diamante de las Grandes Ligas, donde los sueños se forjan a golpe de recta y batazo, dos mexicanos han izado la bandera tricolor con una semana para la historia. Del 19 al 25 de mayo de 2025, Andrés Muñoz e Isaac Paredes no solo brillaron; incendiaron el escenario con actuaciones que resuenan desde Seattle hasta Los Mochis y Hermosillo.

Pero, ¿es este fulgor un destello aislado o el amanecer de una nueva era para el béisbol azteca?

Andrés Muñoz, el sinaloense de 26 años, se ha convertido en el guardián implacable de los Marineros de Seattle. Esta semana, sumó su 17º salvamento de la temporada, consolidándose como líder de la MLB en rescates. Con una efectividad de 0.00 en 22.2 entradas y 28 ponches, su recta de 100 millas y slider quirúrgico son un martirio para los bateadores. Contra los Angels el 22 de mayo, cerró la novena con tres outs fulminantes, asegurando una victoria 3-2.

Por su parte, Isaac Paredes, el orgullo del barrio de La Mosca en Hermosillo, de 26 años, desató una tempestad ofensiva con los Astros de Houston. En una semana de ensueño, conectó cuatro jonrones, elevando su total a 11 en la temporada. Con un promedio de .285, 7 dobles, 1 triple y 31 impulsadas, Paredes es el corazón de la alineación texana. Su versatilidad en la tercera base y su ojo clínico para el pitcheo lo confirman como un All-Star en potencia.

El clímax llegó el 24 de mayo, cuando Muñoz y Paredes se enfrentaron en un duelo épico en el T-Mobile Park. Con los Marineros liderando 4-3 en la novena, Paredes enfrentó a Muñoz. Tras una recta de 98 millas, Isaac conectó una línea que Randy Arozarena atrapó, sellando el salvamento de Muñoz. Este choque, con 25,000 gargantas conteniendo el aliento, fue más que un turno al bat; fue un himno al talento mexicano, con Arozarena como testigo de un tridente azteca en el escenario mayor.

Pero no todo es euforia. Mientras Muñoz y Paredes brillan, el béisbol mexicano enfrenta sombras. La Liga Mexicana carece de reflectores, y talentos como Alejandro Kirk, con un jonrón esta semana para los Blue Jays, apenas se mencionan. ¿Por qué celebramos a unos y olvidamos a otros? La falta de apoyo estructural y la dependencia de la MLB para visibilizar a nuestros peloteros son grietas que no podemos ignorar. Muñoz y Paredes, que jugaron juntos en un mundial infantil en 2009, son excepciones forjadas en el sacrificio, no productos de un sistema.

Esta semana, México vibró con sus hazañas. Muñoz, el cerrojo indomable; Paredes, el cañonero incansable. Son más que atletas: son espejos de un país que sueña grande. Pero su brillo nos interpela: ¿cuándo construiremos un béisbol propio que no dependa de las luces de la MLB? Por ahora, celebremos. El diamante es suyo, y el orgullo, nuestro.

EL DEBUT DE ALEJANDRO OSUNA

El pasado domingo 25 de mayo de 2025, Alejandro Osuna, jardinero mexicano de 22 años, debutó en la MLB con los Texas Rangers, venciendo 5-4 a los Chicago White Sox en el Guaranteed Rate Field.

Osuna, prospecto número 7 de los Rangers, fue convocado desde Triple-A Round Rock tras la fractura de Joc Pederson el 24 de mayo. Nacido en Ahome, Sinaloa, y hermano de Roberto Osuna, firmó en 2020 por $125,000. En 2024, fue Jugador del Año de Ligas Menores de los Rangers, bateando .292 con 18 jonrones. En 2025, bateó .283 en Double-A Frisco y .259 en Triple-A, con 9 bases por bolas en 8 juegos.

En su primer turno al bat, Osuna negoció una base por bolas tras un conteo completo de 8 o 9 lanzamientos, demostrando gran disciplina en el plato, luego fue sorprendido intentando robar segunda base. En turnos posteriores, no conectó hit, pero su enfoque en el plato fue destacado como prometedor.

A la defensiva: Osuna brilló con una atrapada espectacular en el jardín izquierdo, calificada como “joya defensiva” por @Liga_Arco y “tremenda” por @MLB_Mexico. Videos compartidos en X mostraron su habilidad para cubrir terreno y hacer jugadas clave, consolidándolo como un defensor versátil.

El debut entusiasmó a México, con Excélsior celebrándolo. Comparado con Alex Verdugo por su contacto y velocidad (34 robos en 2024), Osuna es un “table-setter” para los Rangers (25-28 en la División Oeste). Su rol es incierto, posiblemente alternando en los jardines, pero podría descansar contra zurdos (.594 OPS en 2024). Scouts lo ven como futuro jardinero central si mejora su consistencia.

Junto a Andrés Muñoz (17 salvamentos) e Isaac Paredes (11 jonrones), Osuna resalta el auge mexicano en la MLB.

 

 

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DEPORTE/CULTURA

Fama, lujos y reconocimientos del futbol: La cultura del futbolista

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Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //

Describir al futbolista mexicano es mencionar primeramente su idiosincrasia personal, educación y valores, así como su formación académica, que hasta la fecha muy pocos pueden presumir una licenciatura universitaria y mucho menos vivir de ella en el retiro de su vida activa como profesional del “soccer”.

Comúnmente, la educación académica se centra en la formación básica, esto es, la educación primaria, secundaria y bachillerato, algunos con licenciatura trunca (muy pocos) y un porcentaje mínimo de profesionistas.

Obviamente, los tiempos son completamente diferentes. En la actualidad, la actividad futbolística es muy demandante; en los años 70 algunos técnicos o entrenadores trabajaban mañana y tarde, con cargas de trabajo dosificadas, manejando matutinamente el aspecto físico y por la tarde el aspecto técnico, en jugadas prefabricadas o estratégicas, así como las charlas con el psicólogo, directivos y demás, todo en función del fútbol fundamentalmente.

Algunos jugadores en el retiro abrazan la carrera de director técnico que, por supuesto, es recaudatoria, puesto que sin el recurso económico no hay capacitación y proyección en la que la FMF obliga, entre comillas, a tener el dichoso carnet que los acredita como profesionales (a los extranjeros no se les exige). Ejemplo actual: Guido Pizarro, de los Tigres de la UANL, que con “golpe de Estado” se adjudicó el título de entrenador siendo jugador activo.

A otros más les gusta la preparación física y se preparan para ello, porque la nostalgia de la Primera División es no solo atractiva, sino bien remunerada. La mayoría reciben oportunidades en fuerzas básicas de los clubes en los que militaron mucho tiempo, con muchos extranjeros que se quedan a radicar en nuestro país y tienen las puertas abiertas dándoles preferencia por encima de los propios mexicanos.

Los argentinos son carnívoros; esto es, la carne de res es su preferida para alimentarse, con cortes finos de un paladar exigente con la chistorra y demás. Los restaurantes que ponen los exjugadores argentinos son de buen gusto, con chefs nacionales o internacionales que aparte están en zonas de mayor plusvalía, a diferencia de los mexicanos, “reyes de los tacos, tortas y demás platillos regionales”. Muchos famosos ponen sus taquerías.

En nuestra Perla Tapatía y, de hecho, prácticamente en todo Jalisco, el fútbol es el máximo atractivo. En la capital jalisciense se “refugian” exfutbolistas como entrenadores en colegios privados de todas las categorías, varonil y femenil, así como en ligas de competición privadas (animales, nórdicas, acuáticas, entre otras).

En la Liga de los animales, todos los equipos llevan el nombre del género, tienen sus propios clubes privados de categoría con instalaciones de primera y canchas empastadas con restaurantes, fuente de sodas, juegos infantiles, alberca, etcétera. Y por supuesto, estacionamiento propio en extensiones importantes de solares bien cuidados, comúnmente fuera de zonas habitacionales.

Antiguamente, el partido hegemónico en el poder tenía y tiene sus sindicatos donde el fútbol era y es primordial e incluso el trabajo se los facilitaban dándoles la base. Un ejemplo es el SUTAG (Sindicato Único de Transportistas de Jalisco), con la famosa Alianza de Camioneros de su eterno dueño y amo, don Clodomiro Martínez (RIP), de sobrada solvencia económica. Se dice que tenía flotas de camiones urbanos y que pasó la estafeta a la familia Higareda actualmente.

Jugadores surgidos de estos sindicatos en los 50, fueron entre otros, Salvador “Chava” Reyes, Guillermo “Tigre” Sepúlveda, Crescencio “Mellóne” Gutiérrez, Jesús del Muro y Esteban Trelles.

Hay muchos más ejemplos, como los equipos del Sindicato de Cinematografistas, de la Embotelladora La Favorita (Coca Cola), los tablajeros del rastro o la CTM, CROC y también PALMAC, que patrocina al Club Deportivo Nacional, actualmente en 3.ª División; mucho tiempo lo hizo en Primera División. Ahora, con Alberto Cortés (no el cantante argentino), hijo del ilustre político jalisciense don Porfirio Cortés Silva (RIP), vegetan en la categoría referida sin pena ni gloria.

Kodak, Swecomex, Canadá y CFE tienen o tenían instalaciones propias de máximo nivel que, repetimos, a los buenos futbolistas les daban la base, sin olvidarnos de PEMEX y su sindicato en Ciudad Madero Tamaulipas. Llegaron a tener fútbol en Primera y Segunda División, con sus líderes eternos Joaquín Hernández Galicia la famosa “Quina”, que tenía su juguetito profesional de beisbol, los “Alijadores” de Tampico, y Salvador “Chava” Barragán que tenía al “Bravos de Ciudad Madero” en Segunda División.

El que esto escribe participó en ese equipo. Cuando subieron por primera vez a Primera División, la mayoría de los jugadores prefirió la base de trabajo en el sindicato de los petroleros, con empleos bien remunerados y que quedan generacionalmente para siempre.

Cabe destacar la desaparición del Club Canadá, el calzado por excelencia, con más de 700 distribuidoras en el país y una producción en El Álamo de Guadalajara con su propietaria Sandra López Benavides, millonaria refugiada actualmente en el Patronato del Zoológico Guadalajara, y sus medios hermanos los López Rocha, prominentes empresarios de esta ciudad.

Este referido club ahora es propiedad del Gobierno del Estado y al parecer lo destinó a los familiares de sus cuerpos de seguridad, con instalaciones de primera, alberca, baños de vapor, canchas de básquet y frontenis, así como de futbol, por supuesto.

Existen infinidad de sindicatos más en el país involucrados en el deporte, como lo fue el IMSS en el futbol profesional y el Sindicato de los Ferrocarrileros con el boxeo, y particularmente Guadalajara, que siempre fomenta los valores y el deporte de máximo nivel, no solo en el futbol, sino en otras disciplinas con expertos de nivel máximo.

Como dirían algunos, otro tema obligado es la farándula con los artistas, entre cantantes, actores, cómicos y demás, que tienen cierta similitud con los futbolistas con ganancias millonarias, que tampoco es que sean muy letrados.

La inmensa mayoría tiene su preparación como actores de películas, teatro, novelas en el CEA de Televisa o La Academia de TV Azteca, forjadores y hacedores de artistas diversos. Tampoco es que tengan un respaldo académico con licenciaturas.

En el aspecto artístico, llegan al colmo de sus creencias y fanatismos personales. Los chamanes, espiritistas, videntes y demás son los acompañantes permanentes de los artistas que creen en la “magia negra” y brujería, diciendo públicamente cada barbaridad en ese sentido, con un “chismorreo” de vecindad burdo, vulgar y barato que demuestra el nivel intelectual que, por supuesto, es muy pobre y limitado. Prevalece la ignorancia en muchos de ellos, principalmente en las féminas.

Los escándalos están a la orden del día, con infidelidades al por mayor, con aventuras, romances, deslices, traiciones, etc., que son el alimento cotidiano de periodistas amarillistas que viven de ello y la persecución de los “paparazis” en la indiscreción de fotografías comprometedoras.

Las revistas de la farándula publican intimidades captadas por la cámara; las demandas y denuncias forman parte de sus vidas; el alcohol, drogas, enervantes y estupefacientes son su compañía, con aduladores y vividores que los explotan y dejan en la ruina, olvidados por todos; la fidelidad y lealtad de pareja la mayoría ni la conocen.

Curiosamente, en esta bella capital del Estado de Jalisco la rivalidad entre Guadalajara y Atlas representan incluso una lucha de estatus económico: las «margaritas” del Atlas se sienten de alcurnia, linaje y burguesía en contrapartida con el “Rebaño Sagrado”, de barriadas humildes con seguidores albañiles, bicicleteros y clase baja de los suburbios, colonias y barrios tradicionales.

Es una ironía, por ejemplo, El Paradero, su club social y deportivo, tenía un bajo nivel de plusvalía ubicado en la colonia Atlas Paradero al oriente de la ciudad y, en cambio, las “Chivas” tenían su Club Deportivo Guadalajara en Colomos, con una plusvalía de enorme poder adquisitivo.

Futbolísticamente, los jugadores de fuerzas básicas tenían mayor exigencia entre sus miembros, que se ocupaban y preocupaban de aquellos con legado familiar y de directivos, se puede decir, más “cremosos”, que Atlas recibía a todos por igual.

Al paso del tiempo, la compra del club Guadalajara fue la tumba de los rojiblancos con el finado Jorge Vergara, que les cambió su fisonomía, aburguesando al equipo y destruyendo parte de su historia, que lo más grave fue demoler el club y vender el terreno en una millonada como vil mercenario empresarial.

Los palcos del Estadio Omnilife inicialmente costaron 6 millones de pesos por 15 años de usufructo, los palcos y plateas con otros costos que, por cierto, Vergara construyó vendiendo un proyecto que pagaron por adelantado sus fans simpatizantes.

Finalizando el tema, el futbolista goza de fama y posicionamiento social que le permite tener una vida holgada. Los jugadores referentes y destacados en selección nacional tienen la admiración y respeto de todos y los niños y jóvenes los imitan.

E-mail: etrememodelos@hotmail.com

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