CULTURA
Exposición «Llaves de placer»: La emancipación de los objetos

Por Francisco Junco //
En una propuesta que desafía la percepción convencional del arte, José Antonio Elicerio Concha nos invita a explorar su última exposición titulada «Llaves de Placer», actualmente en exhibición en la Galería Arista, es una muestra que ofrece una visión innovadora y provocadora sobre el significado y el valor de los objetos cotidianos.
Elicerio Concha, egresado en 2018 de la Licenciatura en Artes Visuales para la Expresión Plástica por la Universidad de Guadalajara (CUAAD), con una dedicación de más de 14 años, presenta una colección de piezas escultóricas que transforman materiales comunes en nuevas formas de expresión artística.
La exhibición «Llaves de Placer» se centra en la idea de que los objetos y cosas, a través de diversas modificaciones, pueden adquirir un nuevo contenido simbólico y estético.
“Es una exhibición que hace visible mi interés por comprender las posibilidades que tienen los objetos y cosas, con diversas modificaciones, de poder adquirir o albergar un contenido simbólico-estético del que antes no eran portadores”, explicó el artista
En su propuesta, Elicerio Concha explora la emancipación de los objetos de la realidad a la que antes estaban subordinados, buscando que estos elementos se liberen de sus contextos originales para convertirse en portadores de nuevos significados. La muestra promete no solo desafiar nuestras percepciones, sino también invitarnos a reflexionar sobre la relación entre lo común y lo extraordinario en el mundo del arte.
Llaves de Placer, estará expuesta al público durante septiembre en la Galería Arista, ofreciendo una oportunidad única para experimentar la visión innovadora de Elicerio Concha y su exploración de la emancipación artística de los objetos cotidianos.
José Antonio Elicerio Conchas, ¿qué es lo que vamos a encontrar en la obra que estás presentando, «Llaves de Placer, Edipo que nunca fue Rey”, y cómo entenderla?
Lo que yo estoy aquí presentando no es ni específicamente pictórico ni escultórico, tiene ahí una fusión. Tiene orígenes, hasta donde comprendo, en las primeras vanguardias artísticas occidentales y específicamente entre las que tengo conciencia.
Los cubistas, los dadaístas, un poco el surrealismo y el arte minimalista y conceptual, que son las formas que yo he estado más o menos estudiando. Y es ahí en donde yo he percibido como el germen de estas maneras de trabajar.
Se le suele llamar ensamblaje y se desprende desde el plano pictórico de las dos dimensiones como papel collage, que es una técnica específicamente cubista. Y el ensamblaje tiende a la incorporación de la tridimensionalidad. Es más bien por ahí, como puede comprenderse es como un ensamblaje.
Esta obra, ¿por qué, la llamas así, qué significado tiene?
El proyecto en general se llama “Llaves de Placer”, pero esta parte que se muestra hoy es un segmento de esa investigación, porque es una investigación estética, pictórica, plástica, artística. Y también temática que está vinculada a la teoría freudiana de la psicosexualidad. Pero de esa teoría yo tomo un fragmento para (subtitularla) titular, la que se muestra hoy, “Edipo nunca fue rey”.
¿Cuál es el mensaje? ¿Qué es lo que quieres decirnos con esta exposición?
Bueno, siento que la imagen como mensaje es en sí estético, diferenciado del tema con el que está, investida o cargada. Que sí pretende como mantener un eje central de tematización y lo que a mí me interesa que sea reconocible es la presencia de una imagen desarrollada por Freud que es Edipo. Este Edipo tiene como rasgos generales, una imagen infantil de a lo mejor 3 a 7, 8 años, en cuyo proceso psicológico acontece el entendimiento básico medio deformado de la sexualidad humana.
¿Por qué dices que Edipo no fue rey?
Bueno es que en esta propuesta teórica, Edipo es un niño que por razones biológicas siente un apego muy profundo hacia la maternidad. Lo hablo desde mi perspectiva como varón, sin meterme en tantos líos de razones de género. El niño varón, por las necesidades básicas de alimentación, incorpora el alimento directamente de la madre y eso hace que este sienta con una profundidad muy grande y una valoración potente, un apego hacia la imagen materna pero también hacia la imagen corporal, hacia la forma específicamente corpórea. A lo que tiene razón aquí, o vínculo con lo sexual.
En esta imagen Edípica propone Freud que el niño experimenta esa satisfacción primaria de alimentación pero luego también empieza como en razón de lo cultural, del lenguaje, de lo familiar y de la educación, un deseo que sobrepasa al aspecto biológico de la alimentación, que es la parte psíquica que él explora diciendo que a lo mejor el niño ya no solamente siente el apego hacia lo corpóreo en un sentido de alimentación sino con un rasgo ya de sexualidad no necesariamente genitalizada, sino más bien como el deseo de posesión de aquello, de lo otro, la división.
En un momento el niño piensa que existe una división o la reconoce pero quiere seguir manteniéndola en su campo de posesión, el poseer convierte a este niño en alguien que tiene también un cierto tipo de dificultades por mantener ese afecto hacia la exclusividad.
Este Edipo tiene tendencia ya en ese momento a competir con la imagen paternal, lo que lo convierte en Edipo es precisamente esto, porque Freud habla de cómo es un mito, el mito Edípico donde Edipo mata al padre, pero en este caso el mito no sabe él que es padre y Edipo por matar al padre se convierte en un amante de la madre, pero la imagen psicológica del Edipo freudiano jamás llega a concluir porque existen diques culturales, morales o civilizadores que son los del incesto en el que no puede uno tener un vínculo de carácter sexual, ahora sí ya maduro en ese sentido biológicamente hablando de sexualidad genital con la madre o con la hermana, con el hermano o con el padre.
Esos diques hacen las veces de impedimento, entonces considero que Edipo nunca es rey, porque aunque la imagen de este infante en el desarrollo ya de la edad adulta o de la infancia a la edad adulta siga queriendo poseer en lo inconsciente a la imagen materna y a lo mejor reflejada en las otras personas con las que convive hablando en términos de feminidad, pero yo lo veo en la perspectiva individual.
Vemos en tu exposición que utilizas objetos, ¿cuál es el sentido que quieres expresar?
Me parece a mí, en este caso, tiene interrogaciones vinculadas a las tendencias del arte contemporáneo y es que el objeto ha estado desde ya, más o menos un siglo y tanto y dos décadas, como decía antes con las vanguardias artísticas, está buscando el objeto emanciparse de su realidad ordinaria. Pienso al objeto como una posibilidad material similar a la pintura por ejemplo o a la escultura, el tablón que se esculpe es un objeto, el tubo de pintura es un objeto, la hoja es un objeto, el lápiz es un objeto cualquier material con el que el autor creativo trabaja es un objeto, entonces yo tiendo a pensar en este momento que el objeto que yo encuentro de manera regular, alrededor de mí, en la realidad común puede funcionar precisamente como un material pictórico o como un material escultórico, en términos tradicionales, pero hacerlo, en cierta medida disfuncional, al principio, intento que del objeto pueda desaparecer su función para lograr que pierda la significación ordinaria, social, colectiva y entonces puede entrar en un campo de acción que le pertenece más al rubro del lenguaje y la filosofía, por eso el objeto tiene esa presencia y esa prominencia.
¿De alguna manera podríamos decir: objetos ordinarios hacerlos objetos extraordinarios?
Volvemos a lo ordinario, pero también entra en un contexto que va a hacer variar la función del objeto en términos de significación y en términos de estética, porque entonces va a entrar en contacto con otros objetos que al poderse enlazar, que es lo que a mí me interesa compartir como posibilidad o como estrategia creativa que esas asociaciones hechas y digo asociación también como un concepto como herramienta psicológica y de análisis y de valoración y de interpretación, que esas asociaciones sean permisibles y accesibles desde la individualidad entonces si los objetos por sí mismos tienen un valor, un contenido, una fuerza, yo nada más intento que esas fuerzas puedan exaltarse o puedan modificarse totalmente hacia un campo distinto, se dice en la filosofía ontológico, la esencia de los objetos aparentemente es su función, pero si nosotros le quitamos su función cambia su esencia, esto quiere decir que el objeto no tiene una esencia, que puede mutar y que puede trasladarse a ese lugar distinto, pero ese lugar distinto no pierde lo ordinario, entra en un campo ordinario también y se vuelve eso.
¿Qué significa para ti hacer este tipo de arte?
Para mí hacer esta exploración, es algo complicado. Pienso en que el que reciba este tipo de imágenes es capaz de cambiar de significación del objeto, mi propuesta es lo yo llamo emancipación del objeto, me interesa definir que el objeto se aísle, que el objeto de la realidad se pueda pensar, porque el objeto en la realidad no tiene más valía que su función ordinaria y si nosotros nos ponemos a pensar al objeto como decía un autor, que el objeto de la realidad funciona como una prótesis para la memoria, se piensa que el objeto en realidad si tiene una función ordinaria, una función social, una función de diseño, pero que tiene una función para que el pensamiento humano se ancle a lo real y que mantenga vigente su cercanía con la realidad para que no se disipe, dice él, que si en un momento determinado los objetos desaparecen la humanidad, en términos mentales y psicológicos, puede también desaparecer y entonces a mí se me hace muy interesante pensarlo de esa medida, no es una idea mía pero me interesa que se perciba esa posibilidad. Me estoy apropiando de ese contenido, pero ahora lo hago visible, porque esto está en un campo teórico distinto del de las artes plásticas o de la estética, está en el campo antropológico y social e incluso lo psicológico, me interesa que eso pase, que se perciba así y que también el arte en general, la obra como objeto se pueda reconocer como es, como una prótesis, como una posibilidad que tiene el pensamiento de anclarse a lo real.
Me hablabas, de la exposición, que es una primera parte de todo un proyecto ¿cuál es la idea de este proyecto completo?
Estoy pensando en este tema de “Dipo nunca fue rey”, como nada más una parte de la exploración de la teoría completa del psicoanálisis, pero es en términos temáticos, en términos estéticos cada propuesta dependiendo del subtema va a tener unas características materiales distintas, en este caso no considero que el trabajo que comparto esté vinculado por ejemplo dentro de la estética a la belleza pero puede que en otra ocasión si me preste a presentar imágenes con características más suaves o más sutiles.
Este proyecto se va a ir formando, no es que ya esté completo, sino lo vas formando.
Si, si, se va a ir desarrollando, este proyecto tiene en si aproximadamente 12 años.
CARTÓN POLÍTICO
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
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CULTURA
Premios Ariel, la magia del cine mexicano: Jalisco es epicentro del evento

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Los Premios Ariel, máximo reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se entregarán el 20 de septiembre. Por tercer año consecutivo, Jalisco ha sido la sede de los Premios Ariel, en esta ocasión se celebran en Puerto Vallarta.
La AMACC impulsa una política de itinerancia para que los Ariel dejen de celebrarse exclusivamente en la Ciudad de México, buscando y fortalecer la conexión entre la industria cinematográfica nacional y los diversos estados. Jalisco ha mostrado una receptividad notable a esta política, ofreciendo no solo capacidad logística e infraestructura adecuada, sino también apoyo institucional y económico.
A través de la Secretaría de Turismo y FILMA Jalisco, el estado ha otorgado incentivos para atraer producciones, políticas públicas de cine y recursos concretos para la realización de la ceremonia, como los más de 10 millones de pesos destinados a la producción del evento 2025. Además, la elección de Puerto Vallarta como sede se vincula con un interés estratégico por consolidar un polo cinematográfico dentro del estado.
Con apoyos como el “cash rebate”, la comisión de filmaciones y la existencia de festivales de cine consolidados como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), demuestra que puede ofrecer garantías logísticas y técnicas para eventos de gran magnitud, al mismo tiempo que refuerza su visibilidad cultural y turística.
El gobierno del estado ha buscado que los Ariel sirvan también como plataforma de promoción turística, vinculando cine, cultura y visitantes; la cobertura mediática que genera el evento, junto con los atractivos turísticos de Puerto Vallarta, amplifica la proyección del estado en el ámbito nacional e internacional.
Esta política contempla además la diversificación dentro del propio territorio jalisciense: si bien los premios se han celebrado en Guadalajara y ahora en Puerto Vallarta, la intención es rotar la sede dentro del estado en futuras ediciones, mostrando así la variedad de escenarios y consolidando a Jalisco como un punto neurálgico del cine mexicano contemporáneo.
Entre las películas nominadas, Pedro Páramo de Rodrigo Prieto se consolidó como una de las favoritas, obteniendo 17 nominaciones. La ópera prima de Prieto es una adaptación de la emblemática novela de Juan Rulfo que fusiona el realismo mágico con una estética cinematográfica contemporánea, aprovechando la experiencia del director como director de fotografía.
Su propuesta visual busca capturar la atmósfera surrealista de la obra literaria, y cada encuadre, cada composición lumínica, remite a la memoria de un México lleno de fantasmas y ecos del pasado. Prieto logra, con sorprendente soltura para un debut en la dirección, trasladar la intensidad emocional y la ambigüedad de los personajes a la pantalla, mostrando un cine que dialoga tanto con la tradición literaria como con el lenguaje cinematográfico moderno.
La Cocina, dirigida por Alonso Ruizpalacios, también acaparó la atención de la crítica y del público, con 15 nominaciones en diversas categorías. Ruizpalacios, conocido por su capacidad de mezclar humor, crítica social y frescura narrativa, invita a explorar las dinámicas de poder y género en un contexto culinario, donde la cocina se convierte en un microcosmos de tensiones, aspiraciones y secretos.
La dirección de Ruizpalacios se distingue por su ritmo ágil, su atención al detalle y la manera en que los personajes se despliegan en un espacio aparentemente cotidiano, transformando lo familiar en un escenario de reflexión sobre la sociedad contemporánea mexicana.
Sujo, codirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero, recibió 13 nominaciones y ofrece una mirada íntima y profunda a la búsqueda de identidad de una joven que enfrenta los retos de la migración y la pertenencia. Valadez y Rondero despliegan un estilo cinematográfico sensible, que combina la narrativa íntima con un fuerte compromiso social.
La película se mueve entre el drama personal y la denuncia de condiciones sociales, logrando un equilibrio entre emoción y reflexión, mientras invita al espectador a contemplar los dilemas humanos y la construcción de la identidad frente a contextos adversos.
Corina, de Úrsula Barba Hopfner, con 9 nominaciones, centra su historia en las complejidades de las relaciones humanas y la búsqueda de la verdad en la interacción entre sus personajes. Hopfner demuestra un manejo refinado de la introspección dramática y una capacidad notable para capturar la esencia de cada individuo, explorando cómo los deseos, miedos y secretos moldean las decisiones y la convivencia. Su dirección, delicada y precisa, pone en primer plano la psicología de los personajes y transforma la narrativa en un examen de la condición humana contemporánea.
Finalmente, Un actor malo, que obtuvo 5 nominaciones, se destaca por su reflexión sobre la identidad, la percepción pública y los conflictos entre la vida personal y la fama. La película combina elementos de comedia y drama con un estilo original y arriesgado, mostrando cómo la construcción de la imagen propia y la exposición ante los demás pueden convertirse en territorio de exploración artística y social. Su dirección, creativa y audaz, logra mantener la tensión entre humor, ironía y crítica, permitiendo al espectador identificarse con los dilemas del protagonista y reflexionar sobre el espectáculo de la vida pública.
El conjunto de estas películas refleja la diversidad y riqueza del cine mexicano contemporáneo. Cada una de ellas ofrece una perspectiva única sobre temas universales como la identidad, el poder, la migración y las relaciones humanas, evidenciando la capacidad del cine nacional para dialogar con su contexto histórico y social. La crítica y la audiencia han reconocido que, más allá de la técnica y la narrativa, estas producciones invitan a la reflexión y al cuestionamiento, ofreciendo miradas que son tanto íntimas como colectivas, particulares y universales.
Los nominados a los Premios Ariel ponen de manifiesto la evolución y el dinamismo de la industria mexicana. Las películas y sus directores son la muestra de que el cine mexicano continúa siendo un espacio de innovación, reflexión y expresión artística que resuena dentro y fuera del país, consolidando su relevancia en el panorama global.
CULTURA
México celebra el Día Nacional del Charro: tradición, deporte y orgullo patrio

– Por Redacción Conciencia Pública
Cada 14 de septiembre México rinde homenaje a una de sus tradiciones más representativas: la charrería.
El Día Nacional del Charro fue instaurado en 1934 como una manera de reconocer al charro como figura central de la identidad mexicana y al mismo tiempo consolidar este deporte ecuestre como una práctica cultural de enorme arraigo.
Esta celebración se vive en todo el país, desde los lienzos charros hasta las plazas públicas, con un ambiente que enlaza historia, destreza y orgullo patrio.
En redes sociales, la fecha adquiere una fuerza particular. Hashtags como #DíaDelCharro y #DíaNacionalDelCharro agrupan miles de publicaciones en X, Facebook, TikTok e Instagram.
Usuarios comparten fotos de trajes bordados, sombreros de ala ancha, montas de caballos y suertes espectaculares como manganas, coleaderos o el paso de la muerte.
También abundan los mensajes de autoridades, artistas y asociaciones que felicitan a los charros y escaramuzas, exaltando el valor de mantener vivas las costumbres.
La Federación Mexicana de Charrería y la Asociación Nacional de Charros son protagonistas en la promoción de actividades conmemorativas.
Desde sus cuentas oficiales en internet se difunden la agenda de charreadas, congresos y campeonatos que se desarrollan en distintos estados del país.
Las escaramuzas, grupos femeninos que ejecutan rutinas a caballo con precisión y estética, se han vuelto además un símbolo de inclusión y disciplina dentro de esta disciplina reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2016.
En municipios y capitales estatales (Guadalajara no es la excepción), el Día del Charro se acompaña de desfiles, exhibiciones y actos solemnes. No faltarán hoy los honores a la bandera ni los espectáculos ecuestres que refuerzan el vínculo entre tradición y mexicanidad.
La fecha, además, se sitúa estratégicamente en la antesala de las Fiestas Patrias, lo que le otorga un carácter doblemente simbólico: recordar el legado charro y enmarcar la conmemoración de la Independencia.
En la esfera digital, las publicaciones destacan tanto la herencia familiar como la profesionalización del deporte.
Muchos jóvenes charros y escaramuzas utilizan hoy en día redes TikTok e Instagram para mostrar rutinas, vestimentas y entrenamientos, contribuyendo a que nuevas generaciones se acerquen a la charrería.
Esa combinación entre tradición e innovación ha hecho que la conversación en línea sea particularmente activa, alcanzando públicos que van más allá de los asistentes habituales a los lienzos.
Así, el Día Nacional del Charro se mantiene como una de las celebraciones más singulares del calendario mexicano: una fusión de historia, arte ecuestre y pasión comunitaria.
La charrería no solo sigue viva, sino que se adapta a los tiempos modernos sin perder su esencia.
En cada suerte, en cada traje de gala y en cada caballo brioso, resuena el eco de una tradición que México reconoce como suya y que proyecta al mundo como parte de su identidad.