Beisbol
Aquella entrevista a Aristóteles Sandoval, el Gobernador del beisbol: “Me quedaron debiendo un campeonato”

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
Esta entrevista me la concedió Aristóteles antes de terminar sugestión de gobernador y su sueño había sido ver campeón a Charros estando de Gobernador, lo que no se le hizo, si bien estos fueron campeones, pero ya en tiempos de Enrique Alfaro de Gobernador de Jalisco.
“De chiquillo jugaba el béisbol e iba al Estadio Tecnológico a ver lanzar a Fernando Valenzuela, fue mi ídolo, lo es y lo será por siempre. Y ahora que me toca como gobernador convivir con Fernando en el Estadio y hasta le hicimos una estatua en su honor”.
Pasará a la historia como el Gobernador del béisbol. Por el rey de los deportes se enfrentó a su colega Mario López Valdez “Malova”, entonces gobernador de Sinaloa, quien aseguró que Algodoneros no saldría de Guasave y el norteño perdió la partida. “Ahora digo con orgullo ¡Pude regresar a Charros y el béisbol a Jalisco!”
Es Aristóteles Sandoval Díaz entrevistado en su oficina de Palacio de Gobierno, una semana antes de que termine su sexenio. La plática versa únicamente sobre el rey de los deportes.
El regreso del béisbol a Jalisco ha tenido un alto impacto social. La primera gran victoria fue vencer el excepticismo de que aquí era plaza futbolera y que el béisbol estaba condenado al fracaso.
Un promedio de 9 mil 500 aficionados por juego ha convertido a Guadalajara en una de las plazas de mayor afición de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), después de Culiacán, Hermosillo y muy cerca de Mexicali.
Sin embargo, sonriendo, entre broma y en serio les hace un reclamo a Salvador Quirarte y Armando Navarro, los empresarios que encabezan al grupo de accionistas de Charros de Jalisco que “le quedaron a deber”, toda vez que cuando le pidieron el apoyo, le prometieron darle un campeonato a Jalisco. “Me quedaron debiendo un campeonato, espero que pronto sean campeones, que levante el equipo, que es un equipazo, algo pasa, hay que afinarlo”.
Recuerda Aristóteles que cuando se habló de que el béisbol profesional regresaba a Jalisco a través de la franquicia de Algodoneros de Guasave de la Liga Mexicana del Pacífico, sobraban voces que vaticinaban un fracaso porque esta plaza era eminentemente futbolera.
“Había muchas voces diciendo no va a funcionar, pero yo viví el béisbol, sabía que había mucho beisbolero, aparte de todos los norteño que aquí viven, y dije adelante”.
CÓMO FUE
Aristóteles con buen talante recuerda cómo se dio el regreso el béisbol a Jalisco.
“Fue una gran oportunidad que aprovechamos con el empuje de algunos empresarios locales y la oportunidad que se da cuando Algodoneros de Guasave quiere salir de la plaza porque ya no había apoyo de parte del gobierno estatal”.
Es Armando Navarro, actual presidente deportivo de Charros, quien va a tocar la puerta del gobernador, acompañado de otro amigo, le platican la oportunidad de regresar el béisbol a Jalisco.
LA ENTREVISTA
GIB. ¿Jugaste el beisbol de niño? ¿Sí lo entendías?
Aristóteles. No me era extraño, siempre me ha gustado, quién no ve partidos de Grandes Ligas, hasta la Liga Mexicana me la aventaba, al igual que la Liga del Pacífico.
Me acuerdo que antes de que regresara Charros le iba a los Naranjeros. Dije si regresa el béisbol va a regresar en los parques, en las calles, otra vez las ligas van a retomar fuerza, lo que es Tlaquepaque, apoyé mucho el béisbol en Guadalajara, me ha gustado apoyar el deporte entonces creo que fue una gran decisión, hoy me siento orgulloso de ver donde quiera niños, todos son Charros.
GIB. Se ve el estadio lleno, mucho niño, mucho joven…
Aristóteles. Les permite convivir. Los espacios están diseñados para tener convivencia, shoping, compartir, convivir, el estadio de béisbol es un encuentro familiar, de amigos.
Algo que me gusta es que lograron tener un factor de acceso a la gente que le gusta el béisbol y no va a pagar un boleto caro, hoy puedes ver lleno total, lleno de mujeres, porque permite la convivencia, es un factor que no teníamos en otros deportes, estoy seguro que si llega el básquet va a pegar también, por ese factor. Además, el destacar la afición de béisbol, aunque el 25 o 30 por ciento al inicio era gente del norte.
“TUVE QUE HACER COMPROMISO”
GIB. Facilitaste el estadio, pero le entraste con todo, cuando MALOVA –el anterior gobernador de Sinaloa- presionó y aseguró que no permitiría saliera el béisbol de Guasave. ¿Tuviste alguna plática con él?
Aristóteles. Es normal la diferencia, pero el equipo ya era de Charros y se iba a quedar en Jalisco. Tuve que hacer compromiso porque al final es una inversión de Jalisco y de los jaliscienses, ese estadio cuando no hay temporada se utiliza para actividades de filantropía, deportivas, es un buen trato, tres meses se utiliza, es un símbolo, genera afición que era lo que más me preocupaba, lo que vieron ahora histórico con el juego sin hit y sin carrera de Orlando Lara, sus ídolos, eso a los niños nunca se les va a olvidar.
Entonces el compromiso fue que la inversión es de Jalisco para Jalisco, el estadio es de los jaliscienses, tuvimos el Mundial, la Serie del Caribe, a 5 años de apertura de Charros, creo que han sido muchos logros, con beneficios inimaginables.
GIB. El béisbol es un deporte incluyente donde la familia puede convivir, ¿cómo ves esto que el estadio reconociera los grandes valores de Jalisco?
Aristóteles. Es un mago Salvador Quirarte y su equipo de entretenimiento, el estadio de beisbol es el espacio propicio para reconocernos entre nosotros mismos. Esa idea de reconocer al ejército fue mía, ha sido un éxito, es un mensaje a todos, aquí estamos, nos vemos, nos reconocemos. La bandera fue idea mía también. Es el espacio de encuentro, de reconocimiento, ojalá se hiciera en el futbol, en el béisbol es más propicio por sus espacios, se presta la convivencia, en entrada por entrada hay tiempo para compartir, por eso es tan bonito el béisbol.
GIB. Hubo protestas por el uso del estadio de atletismo para Charros, que pudo haber sido un gran elefante blanco…
Aristóteles. Sin duda, fue la mejor opción, eso es lo que tenemos que hacer con los demás estadios. No ajusta en un sexenio meter las disciplinas de esta naturaleza, ahorita hago ligas universitarias en los demás estadios, se ponen cada vez más intensas, nos están funcionando, pero si logramos traer el basquetbol al estadio de voleibol, por ejemplo, hay propuesta, sería extraordinario. Creo que fue de gran utilidad pública, el estadio se mantiene solo pero está al servicio de los jaliscienses, tiene clínicas para los chavitos, creo que fue un ganar ganar completamente.
“ME HACE SENTIR ORGULLOSO”
GIB. En una plaza futbolera como Jalisco, regresar el béisbol y que sea un éxito, pasarás a la historia como el gobernador que regresó el béisbol a la entidad…
Aristóteles. Eso me hace sentir orgulloso, porque mi gente se lo merecía, porque los aficionados del béisbol no sé de dónde surgieron, estaban a la expectativa, había muchas voces diciendo no va a funcionar, pero yo lo viví, hay mucho beisbolero, aparte todos los norteños que viven aquí, dije adelante.
No me imaginaba el impacto que iba a tener, pero lo más interesante, ha traído un imán para Guadalajara, tiene muchas alternativas, en el tema cultural, deportivo, eso debe seguir creciendo, hoy el crear afición te garantiza que haya Charros para toda la vida, creo que ya hay igual número de niños que les gusta el béisbol que les gusta el futbol, a futuro está garantizada la estancia del béisbol.
GIB. Ya es una de las principales plazas en afluencia al estadio, Charros ya está en los primeros cuatro lugares con 9 mil asistentes por juego promedio…
Aristóteles. Es un tema interesante a futuro, se ha logrado la permanencia de la afición un promedio altísimo, por juego tienes una entrada arriba de los 9 mil 700, entonces además la Liga Mexicana del Pacífico, la plaza de Guadalajara la ha revalorado.
GIB. Incluso las oficinas de la LMP se vinieron a Guadalajara…
Aristóteles. Así es, decidieron por la cuestión logística, la relevancia, la importancia que tiene la ciudad, es un gran complemento, apostaría que siga creciendo, porque haya una liga nacional, una liga real, me encantaría.
VIENE EL SEXENIO DEL BESBOL
GIB. ¿Podría vivir su mejor momento en el futuro el béisbol en México?
Aristóteles. Creo que lo va a vivir, con un presidente beisbolero, es un apasionado, conoce muy bien el rey de los deportes, este será el sexenio del béisbol.
GIB. ¿Fernando Valenzuela es tu ídolo?
Aristóteles. Por supuesto, lo fue, lo es y lo será por siempre, haberlo visto en Charros, tenemos una estatua que refiere su trayectoria, es parte del orgullo mexicano, muchos no lo recuerdan, pero lo que logró fue extraordinario, un mexicano con orgullo mexicano.
GIB. Se convirtió Guadalajara en la capital del béisbol latinoamericano en la plataforma de eventos internacionales, ¿cómo ves esto?
Aristóteles. La plaza te da para eso y más, estoy seguro que después del preolímpico tendremos juegos de Grandes Ligas, van a llegar para quedarse, en cada temporada habrá uno o dos, o hasta tres, estoy casi seguro, hay que ir trabajando la ampliación del estadio, hay que trabajar mucho, para poder tener el juego de Grandes Ligas.
EL BEISBOL REQUIERE INVERSIÓN
GIB. Es importante la visión de los gobernantes…
Aristóteles. Sí porque el precio no será tan accesible al momento. En Estados Unidos que es una potencia mundial, ves lo que es el deporte, lo que significa desde las escuelas, la competencia es algo que te marca, están renovando sus estadios, ya quisiéramos uno de sus estadios. Debemos ir pensando, esto requiere inversión, pero los beneficios que trae a la sociedad en las generaciones venideras, si no estaremos en la medianía, tenemos que ser reconocidos, aquí cada que viene el comisionado de Grandes Ligas está fascinado, una plaza atractiva.
GIB. ¿Cuál es tu mayor satisfacción como gobernador?
Aristóteles. Una de mis más grandes satisfacciones es haber impulsado el deporte, uno de los ejemplos más claros es regresar a los Charros de Jalisco.
ME QUEDARON DEBIENDO UN CAMPEONATO
GIB. Querías un campeonato, te lo quedaron a deber…
Aristóteles. Me quedaron debiendo un campeonato, espero que pronto sean campeones, que levante el equipo, que es un equipazo, algo pasa, hay que afinarlo. Al principio se trabajó mucho en planeación y ordenamiento, comunicación, difusión, pero no se trabajó el ámbito deportivo. Hoy creo que las contrataciones, son gente que conoce del béisbol. Una vez me dijo Carlos Slim que no invertía en béisbol porque luego querría ser el manager. El béisbol vaya que genera pasión extraordinaria, puntualizó.
Beisbol
La hazaña para la historia de Ronnie Camacho: 27 jonrones hace 62 años en la Liga del Pacífico

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
El sol se alzaba implacable sobre Empalme, Sonora, aquel febrero de 1963, tiñendo de dorado las calles polvorientas que conducían al estadio de los Rieleros. Ronaldo “Ronnie” Camacho, el “roperón de Empalme”, caminaba hacia el diamante con el peso de su pueblo sobre los hombros.
En su mirada se mezclaban la determinación y el nerviosismo: sabía que la penúltima serie del rol regular en la Liga Mexicana del Pacífico sería su prueba de fuego.
Los Naranjeros de Hermosillo, líderes de la liga, llegaban a retarlo, y con ellos, dos titanes del bateo, Héctor Espino, el “Supermán de Chihuahua”, y Saúl Villegas. Ronnie cargaba 24 jonrones; Espino y Villegas, empatados con 23, acechaban su corona. El aire vibraba con la expectativa de 15 mil fanáticos que abarrotaban las gradas, ansiosos por presenciar una batalla que pasaría a la historia.
Desde el primer juego, el estadio se convirtió en un caldero de emociones. Ronnie, con su bat al hombro, sentía cada mirada mientras se paraba en la caja de bateo. El pitcher de los Naranjeros lanzó una recta alta, y el sonido del impacto resonó como un trueno: jonrón 25. La multitud estalló en un rugido que hizo temblar las gradas de madera.
Al día siguiente, en el segundo juego, otro cuadrangular surcó el cielo, el 26, y la afición ya soñaba con la gloria. Pero fue en el cuarto y último juego de la serie cuando Ronnie selló su leyenda. Con un swing poderoso, la bola voló más allá de las bardas, marcando su jonrón 27. El récord estaba hecho, y Empalme se rindió a sus pies. Ese récord, implantado hace 61 años, sigue intacto, solo igualado por Bob Darwin en 1971-1972 con Hermosillo.
El sonido que nunca se olvida
Días atrás, sentado frente a mí en una tarde cálida de junio de 2025, le pregunté a Ronnie cuál de esos jonrones había gozado más. Sus ojos, cargados de nostalgia, se iluminaron mientras respondía: “Nada es más hermoso que escuchar el sonido del impacto del bat con la bola y verla viajar arriba de las bardas”. Su voz temblaba al recordar aquel invierno del 63, cuando en su tierra natal, con los Rieleros, superó a Espino y Villegas para conquistar la corona de jonrones. “Fue una emoción inmensa”, añadió, “sentir que no le fallé a mi gente”.
Ronnie, junto a Espino, fue uno de los bateadores más temidos de México, un bombardero que acumuló 457 jonrones en su carrera: 317 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y 140 en la del Pacífico, un poder que aún resuena en la memoria colectiva.
Una vida dedicada al diamante
Ronnie Camacho nació el 26 de octubre de 1935 en Empalme, un pueblo ferroviario de Sonora donde el béisbol era más que un deporte: era un rito. A los 17 años, en 1953, debutó con Fresno en la Liga de California, sucursal de los Cardenales de San Luis, siendo el más joven del equipo. En 1958, ya con los Rieleros, ganó la triple corona de bateo en la Liga Invernal de Sonora, preludio de lo que sería su gloriosa carrera.
Durante más de 20 años y 2,200 juegos, Ronnie brilló en México y Estados Unidos, jugando para equipos como Águilas de Mexicali, Tecolotes de Nuevo Laredo y Pericos de Puebla, hasta su retiro en 1975 con Aguascalientes. En 1983, su nombre ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México, un reconocimiento a su legado inmortal.
Un homenaje que une pasiones
El eco de sus hazañas llegó hasta Guadalajara, donde tuve el privilegio de rendirle homenaje en el Palacio Municipal, durante el último año de la administración de Enrique Alfaro, con Enrique Ibarra como alcalde interino.
Como relató Diego Morales Heredia en Conciencia Pública, destaqué a Ronnie como un ícono mexicano, un ejemplo de profesionalismo y entrega que inspira a la juventud. “Cuando hay talento, pasión y vocación, se puede lograr”, dije, emocionado, mientras recordaba mis inicios en el periodismo, nacidos de mi amor por el béisbol.
Rodeado de la peña beisbolera más apasionada del occidente, con 150 miembros, celebramos a este sonorense que encarna la grandeza del rey de los deportes. Su récord de 27 jonrones en la Liga del Pacífico, y los 39 en la LMB, lo convierten en el protagonista de las mayores proezas cuadrangulares del béisbol mexicano, un legado que sigue motivando a generaciones.
Un faro para los nuevos peloteros
Ronnie Camacho no es solo un nombre en los libros de récords; es un faro para las nuevas generaciones de peloteros que sueñan con el éxito. Su historia enseña que el talento, forjado con disciplina y amor por el juego, puede romper barreras y conquistar hazañas eternas.
En cada swing de un joven bateador, en cada grito de la afición, resuena el eco de aquellos 27 jonrones de 1963, un recordatorio de que, con pasión y entrega, el diamante siempre recompensa a quienes lo honran. Ronnie, el “roperón de Empalme”, sigue siendo la chispa que inspira a los futuros campeones del béisbol mexicano.
Beisbol
Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?
La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.
A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.
La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.
Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.
La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.
Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.
Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.
Beisbol
Lecciones del diamante: La redención de Urías y Osuna

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Será el El 17 de julio de 2025, cuando el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, levantará la suspensión impuesta al lanzador sinaloense Julio Urías por violar la política de violencia doméstica de la MLB. Esta decisión abre la puerta para que “El Culichi” pueda ser firmado por cualquier equipo de la Gran Carpa, pero su camino de regreso al estrellato está lejos de ser claro.
Hace apenas unos años, hablábamos de un talento generacional, un pitcher mexicano que lideró la Liga Nacional en victorias (2021) y efectividad (2022), y que se perfilaba para firmar un contrato histórico cercano a los 200 millones de dólares, un hito para un pelotero latinoamericano. Sin embargo, su comportamiento fuera del diamante ha opacado su brillo en el montículo.
Urías, quien fue clave en el título de los Dodgers en 2020, ha demostrado ser un diamante en bruto desde los 16 años, cuando Los Ángeles lo firmó. Su talento es innegable: una recta que roza las 97 millas, un cambio y curva devastadores, y una habilidad para el pickoff que lo hizo destacar desde su debut en 2016. Pero las decisiones personales han sido su talón de Aquiles.
Dos incidentes de violencia doméstica, el primero en 2019 y el segundo en 2023, lo llevaron a ser el primer jugador suspendido dos veces bajo la política de la MLB. El video de 2023, donde se le ve agrediendo a su pareja, fue un golpe duro para su imagen y su carrera. La sanción hasta el Juego de Estrellas de 2025 refleja la gravedad de sus acciones, pero también le da una nueva oportunidad.
¿Qué sigue para Julio Urías?
La pregunta no es solo si un equipo apostará por su brazo, sino si él ha aprendido de sus errores. En 2022, escribí que un contrato de 200 millones estaba al alcance de su mano, pero advertí que su futuro dependía de mantener el enfoque dentro y fuera del campo.
Hoy, esa proyección parece lejana. Equipos como los Yankees o los Mets podrían considerar su talento, pero el riesgo reputacional es alto, como lo demuestra el caso de Trevor Bauer, quien tras una suspensión similar no ha regresado a MLB y ha optado por ligas en Japón y México. Urías, a sus 28 años, aún tiene tiempo para redimirse, pero deberá cumplir con el programa de tratamiento ordenado por la MLB y demostrar un cambio genuino.
En México, especialmente en Culiacán, esperan que “El Culichi” retome el camino. Los Tomateros de Culiacán podrían ser una opción para mantenerse activo si la MLB no le abre las puertas de inmediato. Pero más allá del béisbol, Urías debe sanar como persona. Su historia es un recordatorio de que el talento no basta si no va acompañado de responsabilidad. Ojalá, por el bien del béisbol mexicano y de él mismo, que esta segunda oportunidad no sea la última.
Son dos grandes talentos mexicanos que pareciera haber tropezado con la misma piedra para truncar sus carreras en el mejor beisbol del mundo. Los dos son sinaloenses. En su momento fueron considerados entre los mejores cinco lanzadores de Grandes Ligas, uno como inicialista y el otro como relevista.
Roberto Osuna, con su recta de fuego, ostentaba 39 salvamentos con Toronto en 2017 y parecía destinado a ser el mexicano con más juegos salvados en la historia. Sin embargo, sus errores fuera del campo los llevaron al ostracismo, dejando lecciones cruciales para los jóvenes peloteros que sueñan con brillar en la MLB.
¿Qué salió mal?
Ambos sucumbieron a la presión de un sistema ferozmente competitivo, como señaló el periodista Mario Villagrán: la MLB es una maquinaria que exprime no solo el físico, sino también la mente y el carácter.
Osuna, acusado de agresión a su pareja en 2018, fue suspendido 75 juegos y, tras una lesión en 2020, no volvió a la MLB, encontrando refugio en Japón. Sus actos no solo mancharon su reputación, sino que cerraron puertas que su talento había abierto de par en par.
La lección para las nuevas generaciones es clara: el éxito en la MLB no se mide solo en ponches o salvamentos, sino en la capacidad de administrar la fama, el dinero y las tentaciones. Urías y Osuna, con contratos millonarios en el horizonte, dejaron que decisiones personales los traicionaran.
Como escribí en 2021, cuando Urías alcanzó 20 victorias, el talento debe ir acompañado de madurez. La presión de ser figura pública, como señaló Esteban Loaiza, es inmensa, y los errores se magnifican bajo la lupa de los medios y los aficionados. Los jóvenes como Alejandro Osuna, quien debutó con Texas en 2025, o Isaac Paredes, estrella en ascenso, deben aprender a navegar este entorno.
Primero, la disciplina personal es innegociable. La MLB tiene una política estricta contra la violencia doméstica desde 2015, y casos como los de Urías, el primero en ser suspendido dos veces, muestran que no hay excepciones. Segundo, rodearse de un círculo de apoyo sólido es vital. Urías contó con su padre, Carlos, como guía en sus inicios, pero las malas decisiones lo alejaron de ese respaldo.
Osuna, por su parte, habló de ansiedad en 2017, un tema que los prospectos deben abordar con profesionales para no derrumbarse bajo presión. Tercero, entender que el béisbol mexicano depende de sus embajadores.
Cada error de un pelotero azteca no solo afecta su carrera, sino la percepción de los prospectos mexicanos en la Gran Carpa.
Para los jóvenes que hoy entrenan en Culiacán, Hermosillo o Tijuana, el mensaje es contundente: el talento los llevará a la puerta de la MLB, pero solo la integridad los mantendrá dentro (…) Urías y Osuna son un espejo donde los prospectos deben mirarse: no para imitar sus errores, sino para aprender de ellos.
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