CULTURA
La obra pictórica de Karla Betancourt: Una sociedad movida por el hiperconsumo e hipersexualización

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
Hiperconsumo e hipersexualización son fenómenos que envuelven a la sociedad de hoy y que están en el centro de todo, temas que la artista jalisciense Karla Betancourt los interpreta en su exposición “La condición de la belleza” que se puede admirar en el Museo Raúl Anguiano (MURA) desde el pasado mes de julio (inicialmente se programó por tres meses) pero ante el éxito logrado se decidió que se extendiera durante el mes de octubre.
Karla es una joven artista (28 años de edad) que tiene muy claro el enfoque social con un pensamiento crítico agudo que expresa en su obra actual al generar con sus pinturas y esculturas una serie de conjeturas sobre los fenómenos que impactan nuestras vidas para dar pie a la reflexión sobre lo que sucede en el entorno social.
“Esta exposición duró cuatro años para realizarse, el proyecto originalmente no iba a ser tan grande, quería que fuera un espacio abierto porque todas las obras se relacionan entre sí, una te lleva a otra, es un proyecto integral”, explicó la artista.
Karla dice convencida que no se entiende que hoy puedan existir personas en alguna trinchera que se abstengan de participar en el ámbito de la vida pública que carezcan de ese sentido social que hace referencia. “Hay tantos problemas sociales hoy que todos desde nuestro papel que cada quien ame (seamos periodistas, empresarios, ingenieros, sociólogos, artistas) tenemos que abonar a la parte de los problemas que existen”.
Su trabajo gira principalmente en torno a tres conceptos claves: observación, representación y comunicación. Pertenece a una generación que rompe con los limites entre abstracción y figuración; además de carecer de prejuicios en utilizar todos los recursos históricos de la pintura sin distinción de escuelas y movimientos para mezclarlos con los de comunicación de masas con el objeto de la creación de producción artística. “Esto con la finalidad de que la obra en su totalidad tenga repercusión en la reflexión de nuestra contemporaneidad, su uso, objetivo y significado”, subraya.
La ciencia y el arte, señala, son los dos alicientes que siempre van empujando a la sociedad y que vienen a ser reflejo de la revolución y el crecimiento que se registra dentro de ella.
“El arte siempre viene a ser un reflejo de cómo se viene manejando los movimientos socio-culturales de los avances o los retrocesos de la sociedad”, expresa.
“Yo les explico a la gente cuando tengo la oportunidad de recibirlos aquí en la exposición de que no soy muy lejana a una escriba que existía en Egipto hace tres mil años”.
¿Cómo sabemos de que había garzas, que existía el Rio Nilo y existían cocodrilos, que ciertas cosas permanecen y existían ciertos dioses?”
“Los podemos saber por los registros que quedaron de lo que venía a ser la cultura que en nuestro tiempo son llamados artistas y que en ese tiempo eran llamados artesanos y que dejaron todo un registro en papiros, en esculturas de piedra con el registro de todos los fenómenos de su tiempo”.
Y abunda:
“Yo no disto mucho de eso, realmente, lo que estoy haciendo a través de la exposición es englobar una serie de fenómenos que los categorizo en cuatro que son: globalización, consumismo, industria e hipersexualización con un cúmulo de fenómenos que acontecen a la realidad de nuestros días y en base a eso hablo de las cosas que podemos ver en el cotidiano, como es le hiperconsumo, toda lo que se ha venido desarrollando a través de la tecnología, gran impulsor de toda esa serie de actos de un capitalismo con una vorágine muy grande y que ha venido en detrimento, no solo de la ecología que depende nuestra vida, sino también de la cuestión emocional como sociedad y en parte también de nuestra economía”.
La vocación y pasión de Karla por el arte es tan fuerte que a pesar de las condiciones adversas que ha enfrentado, hoy es posible admirar ese talento de una mujer sensible y comprometida que tiene una mirada profunda que penetra a las profundidades de la sociedad de hoy, desde el fenómeno de la comunicación de masas, muy ligadas a lo que se ha llamado la sociedad del espectáculo.
Karla al igual que muchos artistas jóvenes ha salido adelante sin apoyo del gobierno, incluso, fue rechazada en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara por no aprobar el examen artístico cuando realizó su examen de admisión.
Pero en el camino se ha encontrado a gente que ha creído en ella como el coleccionista y promotor de arte Benjamín Fernández, presidente de la Fundación Black Coffee Gallery, a quien llama el ‘Peggy Guggenheim mexicano’.
LA ENTREVISTA
Hablame de Karla, cómo nace esa vocación del artista, cómo se va expresando…
Karla es una persona que está muy a favor de encontrar el tema social, a favor de discutirlo, a favor de encontrar las aristas de las que poco se habla, estoy también muy determinada a generar un pensamiento crítico, primero en mí, hablando en primera persona para después de esas disyuntivas que piense o haber logrado concretar, poder hacerlas extensivas a las demás.
Afortunadamente, uno de los grandes beneficios de ser artista, es que tenemos mucho tiempo, la gente podrá pensar tiempo ocioso, pero no es tiempo ocioso, es tiempo de pensar, tiempo de estudiar, es tiempo de reflexionar, es tiempo que nos lleva a generar una conjetura para poderla transpolar a nuestro trabajo, en este caso particular a la exposición en pintura, escultura, obra gráfica e instalación, entonces es esta parte que a mi me interesa.
NO PUDO INGRESAR A ARTES PLÁSTICAS
¿Cómo se expresa tu parte artística?
Pinto desde los ocho años; se materializó cuando la UdeG me reprobó, no pude entrar a artes plásticas porque reprobé el examen artístico y fue algo muy traumático para mi, pero tuve el gusto de conocer al maestro Waldo Saavedra que fue mi tutor durante tres años en los cuales aprendí toda la parte de la institucionalización de la carrera de manera directa, sin pasar por un aula, con la creación día a día y de esa manera tuve la oportunidad de determinar.
Después pude estudiar un poco la historia del arte en Casa Lam en la Ciudad de México, luego me vine a Guadalajara y a partir de estos extractos que tenía después de la convivencia con grandes personalidades, con grandes artistas, empecé a hacer yo mi labor crítica de pensar qué iba a hacer.
“ES UNA COSA DE EPIGENÉTICA”
Esta conciencia crítica que resalta en la visión de la joven artista, ¿cómo llegaste a ella?
Creo que es una cosa de epigenética, una cosa celular, creo que se la debo a mi papá y a mi abuelo que en paz descanse que no tuve la oportunidad de conocer, pero mi abuelo a pesar de que solo llegó a tercero de primaria, hizo la labor de abogado para ayudar a muchas personas en Tapachula, Chiapas; mi papá siempre fue una persona muy sapiente, fue masón, en fin, una persona siempre muy crítica con su tiempo con sus modos y sus acciones, aparte de ser muy crítico, una persona con una vena social muy fuerte.
JAMÁS HA SIDO BECADA
¿Has recibido apoyo de los gobiernos durante tu carrera?
He participado en distintos concursos estatales y he también accedido a la solicitud de distintas becas tanto estatales como nacionales no he corrido con la suerte de poder acceder a una, pero la carrera del artista en general es una carrera de largo aliento en la cual se necesita mucha resiliencia. No quito el dedo del renglón en poder acceder a una en algún punto de mi carrera además de que con la entrada del nuevo Gobierno viene mucho empuje a la parte cultural de esta gran ciudad que tiene muchos talentos y además propuestas concretas.
Conté con el apoyo de dos mujeres totalmente comprometidas con su ciudad. La Lic. Violeta Parra ex directora de cultura Guadalajara y la actual diputada Local Claudia Salas las dos fungieron como parte de esencial de mi proyecto además de por supuesto siempre mostrar una disposición a apoyarnos entre mujeres. Cosa que me llevo como un gran aprendizaje de vida.
¿De qué vives?
“Vivo de mi trabajo, las piezas de la exposición están a la venta, más de la mitad están vendidas, encontré un gran aliado en Benjamín Fernández. Es seguir este círculo virtuoso, se expusieron las piezas ahora encontrar coleccionistas para tener capital y crear lo que viene”.
BENJAMÍN FERNÁNDEZ, ‘EL PEGGY GUGGENHEIM MEXICANO’
¿Cómo ves la labor de Benjamín en el mundo del arte?
“Le dije cuando tuve la oportunidad de tener una entrevista con él en mi taller, Benjamín es un gran coleccionista de arte, le presenté el proyecto hace meses, le dije que siento que me estoy entrevistando con Peggy Guggenheim, se río por supuesto, pero estaba nerviosa de conocerlo. Realmente son personas que en su momento claro que hacen inyección a la cultura, nosotros como artistas siendo parte de ese movimiento tenemos la oportunidad de asentarnos, primero por tener este respaldo de pertenecer a este tipo de colecciones, segundo porque están abonando, eso genera que el ferrocarril vaya caminando, me siento sumamente agradecida. Con Benjamín no creo que sea la única artista que se sienta de la misma manera, creo que está apostando por otro tipo de firmas consolidadas como Víctor Hugo, pero por personas jóvenes como Shuta Ruelas, Manuel Rodríguez, una servidora, gente joven con iniciativa, calidad y propuesta en nuestro trabajo”, puntualizó.
¿Qué grado de satisfacción tienes con lo que has hecho?
Me llevo muchas satisfacciones como creadora, pero la más grande a nivel de profundidad, es que siempre podría haber sido más y no es suficiente, ahora veo muchas cosas y digo qué hermoso está, qué padre, bien lograda, pero puedo hacer muchas más cosas de las que creí posibles. Es eso, romper ese techo creativo que tenía, respecto a una presentación en museo, la gestión cultural, uno se pone creativo, llega un momento que esa creatividad tiene una limitación física, capital, de esfuerzos y energías, en esta exposición se rompió eso, todos esos no que existen previo a la creación, desde conceptualizar la idea hasta materializar se rompieron. Esta exposición la adoro, siempre será mi primera exposición individual, pero quiero cosas más grandes.
Hay escultura en tu exposición, ¿cuándo empezaste a trabajarla?
La escultura la trabajé en conjunto con un despacho de arquitectura y un diseñador industrial, eso se gestó durante casi dos años de desarrollo del proyecto de las esculturas.
¿Cómo fue que entras a la escultura?
Fue por una disyuntiva curiosa porque hay una pieza de la exposición que se llama Non Stop, que no puede parar, una serie continuada de actos. En esta pieza hablo de los elefantes, de la insostenibilidad del mercado, sabía que quería hablar de esto, lo hice como una alucinación y lo que no sabía era en qué sostenerlo, había pensado en huevo, le di vueltas, de pronto dije se va a sostener sobre papel moneda, hice el origami de 50 dólares, le hice la foto, lo pinté, luego me di cuenta que por sí misma era una gran pieza, hice solo el cuadro del origami que se llama listo para consumir, teniendo el elefantito ahí y las piezas dije que se tenía que llevar a la tridimensión, cuando tuve el elefante, lo quise en proporciones de descontextualizarlo para llevarlo a un grado de reflexión, que salte a la vista y te provoque este choque de verlo a priori y decir qué es eso, es lo mismo con el plátano, por eso hay una banana gigante en medio de la exposición, enterrada visualmente en el piso, para hacer esta alusión.
LLEVAR A LA REFLEXIÓN
¿Conectas más con los jóvenes que con los adultos?
Ambas partes, pero siento que quienes han absorbido el discurso, dicen gracias por llevarme a este nivel de reflexión son los jóvenes. Creo que es liberador para todos entender que lo que nos vende el mercado y lo que nos hacen creer, desde la idea de plenitud que maneja el mercado no es real, es algo artificial y artificioso para que nos volvamos consumidores, eso mucha gente lo agradece, los engranes de este mecanismo están tan bien ajustados que es difícil darte cuenta en el cotidiano, despedazo esto para que la gente pueda observarlo, sobre todo el público joven.
LLEVAR LA EXPOSICIÓN A MONTERREY Y CIUDAD DE MÉXICO
¿Qué planes tienes con estas obras en el futuro?
“La verdad no tengo planes en ese sentido, ha habido comentarios al calce, me gustaría llevarla a Monterrey o Ciudad de México, el único tema es de gestión, no he tenido la oportunidad como creadora de ver ese tema, pero me gustaría que se pudiera hacer itinerante, sobre todo por la temática, de las grandes satisfacciones que me llevo es la respuesta del público. Siempre cuando doy los recorridos guiados es curioso, parece que al principio serán datos inconexos, pero en medida que vaya haciendo la interrelación de ideas se darían cuenta de la explicación, de pronto llega el momento en que todos me dicen que ponen atención, siento que sí me siguen pero los veo haciendo sinapsis”.
IMÁGENES DE LA EXPOSICIÓN LA CONDICIÓN DE LA BELLEZA EN EL MURA:
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
CULTURA
Premios Ariel, la magia del cine mexicano: Jalisco es epicentro del evento

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Los Premios Ariel, máximo reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se entregarán el 20 de septiembre. Por tercer año consecutivo, Jalisco ha sido la sede de los Premios Ariel, en esta ocasión se celebran en Puerto Vallarta.
La AMACC impulsa una política de itinerancia para que los Ariel dejen de celebrarse exclusivamente en la Ciudad de México, buscando y fortalecer la conexión entre la industria cinematográfica nacional y los diversos estados. Jalisco ha mostrado una receptividad notable a esta política, ofreciendo no solo capacidad logística e infraestructura adecuada, sino también apoyo institucional y económico.
A través de la Secretaría de Turismo y FILMA Jalisco, el estado ha otorgado incentivos para atraer producciones, políticas públicas de cine y recursos concretos para la realización de la ceremonia, como los más de 10 millones de pesos destinados a la producción del evento 2025. Además, la elección de Puerto Vallarta como sede se vincula con un interés estratégico por consolidar un polo cinematográfico dentro del estado.
Con apoyos como el “cash rebate”, la comisión de filmaciones y la existencia de festivales de cine consolidados como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), demuestra que puede ofrecer garantías logísticas y técnicas para eventos de gran magnitud, al mismo tiempo que refuerza su visibilidad cultural y turística.
El gobierno del estado ha buscado que los Ariel sirvan también como plataforma de promoción turística, vinculando cine, cultura y visitantes; la cobertura mediática que genera el evento, junto con los atractivos turísticos de Puerto Vallarta, amplifica la proyección del estado en el ámbito nacional e internacional.
Esta política contempla además la diversificación dentro del propio territorio jalisciense: si bien los premios se han celebrado en Guadalajara y ahora en Puerto Vallarta, la intención es rotar la sede dentro del estado en futuras ediciones, mostrando así la variedad de escenarios y consolidando a Jalisco como un punto neurálgico del cine mexicano contemporáneo.
Entre las películas nominadas, Pedro Páramo de Rodrigo Prieto se consolidó como una de las favoritas, obteniendo 17 nominaciones. La ópera prima de Prieto es una adaptación de la emblemática novela de Juan Rulfo que fusiona el realismo mágico con una estética cinematográfica contemporánea, aprovechando la experiencia del director como director de fotografía.
Su propuesta visual busca capturar la atmósfera surrealista de la obra literaria, y cada encuadre, cada composición lumínica, remite a la memoria de un México lleno de fantasmas y ecos del pasado. Prieto logra, con sorprendente soltura para un debut en la dirección, trasladar la intensidad emocional y la ambigüedad de los personajes a la pantalla, mostrando un cine que dialoga tanto con la tradición literaria como con el lenguaje cinematográfico moderno.
La Cocina, dirigida por Alonso Ruizpalacios, también acaparó la atención de la crítica y del público, con 15 nominaciones en diversas categorías. Ruizpalacios, conocido por su capacidad de mezclar humor, crítica social y frescura narrativa, invita a explorar las dinámicas de poder y género en un contexto culinario, donde la cocina se convierte en un microcosmos de tensiones, aspiraciones y secretos.
La dirección de Ruizpalacios se distingue por su ritmo ágil, su atención al detalle y la manera en que los personajes se despliegan en un espacio aparentemente cotidiano, transformando lo familiar en un escenario de reflexión sobre la sociedad contemporánea mexicana.
Sujo, codirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero, recibió 13 nominaciones y ofrece una mirada íntima y profunda a la búsqueda de identidad de una joven que enfrenta los retos de la migración y la pertenencia. Valadez y Rondero despliegan un estilo cinematográfico sensible, que combina la narrativa íntima con un fuerte compromiso social.
La película se mueve entre el drama personal y la denuncia de condiciones sociales, logrando un equilibrio entre emoción y reflexión, mientras invita al espectador a contemplar los dilemas humanos y la construcción de la identidad frente a contextos adversos.
Corina, de Úrsula Barba Hopfner, con 9 nominaciones, centra su historia en las complejidades de las relaciones humanas y la búsqueda de la verdad en la interacción entre sus personajes. Hopfner demuestra un manejo refinado de la introspección dramática y una capacidad notable para capturar la esencia de cada individuo, explorando cómo los deseos, miedos y secretos moldean las decisiones y la convivencia. Su dirección, delicada y precisa, pone en primer plano la psicología de los personajes y transforma la narrativa en un examen de la condición humana contemporánea.
Finalmente, Un actor malo, que obtuvo 5 nominaciones, se destaca por su reflexión sobre la identidad, la percepción pública y los conflictos entre la vida personal y la fama. La película combina elementos de comedia y drama con un estilo original y arriesgado, mostrando cómo la construcción de la imagen propia y la exposición ante los demás pueden convertirse en territorio de exploración artística y social. Su dirección, creativa y audaz, logra mantener la tensión entre humor, ironía y crítica, permitiendo al espectador identificarse con los dilemas del protagonista y reflexionar sobre el espectáculo de la vida pública.
El conjunto de estas películas refleja la diversidad y riqueza del cine mexicano contemporáneo. Cada una de ellas ofrece una perspectiva única sobre temas universales como la identidad, el poder, la migración y las relaciones humanas, evidenciando la capacidad del cine nacional para dialogar con su contexto histórico y social. La crítica y la audiencia han reconocido que, más allá de la técnica y la narrativa, estas producciones invitan a la reflexión y al cuestionamiento, ofreciendo miradas que son tanto íntimas como colectivas, particulares y universales.
Los nominados a los Premios Ariel ponen de manifiesto la evolución y el dinamismo de la industria mexicana. Las películas y sus directores son la muestra de que el cine mexicano continúa siendo un espacio de innovación, reflexión y expresión artística que resuena dentro y fuera del país, consolidando su relevancia en el panorama global.
CULTURA
México celebra el Día Nacional del Charro: tradición, deporte y orgullo patrio

– Por Redacción Conciencia Pública
Cada 14 de septiembre México rinde homenaje a una de sus tradiciones más representativas: la charrería.
El Día Nacional del Charro fue instaurado en 1934 como una manera de reconocer al charro como figura central de la identidad mexicana y al mismo tiempo consolidar este deporte ecuestre como una práctica cultural de enorme arraigo.
Esta celebración se vive en todo el país, desde los lienzos charros hasta las plazas públicas, con un ambiente que enlaza historia, destreza y orgullo patrio.
En redes sociales, la fecha adquiere una fuerza particular. Hashtags como #DíaDelCharro y #DíaNacionalDelCharro agrupan miles de publicaciones en X, Facebook, TikTok e Instagram.
Usuarios comparten fotos de trajes bordados, sombreros de ala ancha, montas de caballos y suertes espectaculares como manganas, coleaderos o el paso de la muerte.
También abundan los mensajes de autoridades, artistas y asociaciones que felicitan a los charros y escaramuzas, exaltando el valor de mantener vivas las costumbres.
La Federación Mexicana de Charrería y la Asociación Nacional de Charros son protagonistas en la promoción de actividades conmemorativas.
Desde sus cuentas oficiales en internet se difunden la agenda de charreadas, congresos y campeonatos que se desarrollan en distintos estados del país.
Las escaramuzas, grupos femeninos que ejecutan rutinas a caballo con precisión y estética, se han vuelto además un símbolo de inclusión y disciplina dentro de esta disciplina reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2016.
En municipios y capitales estatales (Guadalajara no es la excepción), el Día del Charro se acompaña de desfiles, exhibiciones y actos solemnes. No faltarán hoy los honores a la bandera ni los espectáculos ecuestres que refuerzan el vínculo entre tradición y mexicanidad.
La fecha, además, se sitúa estratégicamente en la antesala de las Fiestas Patrias, lo que le otorga un carácter doblemente simbólico: recordar el legado charro y enmarcar la conmemoración de la Independencia.
En la esfera digital, las publicaciones destacan tanto la herencia familiar como la profesionalización del deporte.
Muchos jóvenes charros y escaramuzas utilizan hoy en día redes TikTok e Instagram para mostrar rutinas, vestimentas y entrenamientos, contribuyendo a que nuevas generaciones se acerquen a la charrería.
Esa combinación entre tradición e innovación ha hecho que la conversación en línea sea particularmente activa, alcanzando públicos que van más allá de los asistentes habituales a los lienzos.
Así, el Día Nacional del Charro se mantiene como una de las celebraciones más singulares del calendario mexicano: una fusión de historia, arte ecuestre y pasión comunitaria.
La charrería no solo sigue viva, sino que se adapta a los tiempos modernos sin perder su esencia.
En cada suerte, en cada traje de gala y en cada caballo brioso, resuena el eco de una tradición que México reconoce como suya y que proyecta al mundo como parte de su identidad.