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CULTURA

Paulina Sevilla: Vivir la fotografía como arte; «busco la esencia de la persona»

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Conciencia en el arte, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La fotografía como un arte”, lo plasma Paulina Sevilla, quien durante las últimas dos décadas ha vivido la pasión por la fotografía. En esa evolución lo que hoy busca es “retratar la esencia de las personas”.

Ese arte y pasión la lleva a caracterizarse en la Catrina desde hace 5 años. “Me convierto en la Catrina, cada Catrina que hago es un tema distinto y narra una historia, es muy padre, son fotos en su mayoría desarrolladas en Michoacán, aunque la primera fue en Tequila. Este año haré todas diferentes, con maquillajes distintos, con temas distintos”.

Su mundo es la fotografía, misma que al paso del tiempo ha evolucionado, al igual que su propuesta. “Después de muchos años en eventos sociales, empecé a decir ¿por qué no replantear todo? Empecé a hacer fotografías de lugares donde iba, de artesanías, comencé a ver a la gente desde otro enfoque, retratarla…así es como poco a poco fui regresando a mi origen”.

La pasión por la fotografía Paulina lo ha vivido desde muy niña y desde el seno familiar. “Mi papá fue músico toda su vida, y mamá le tomaba todas las fotografías para sus discos y posters. Para todo lo que se necesitara era ella la encargada de fotografía con su cámara réflex Yashica. Crecí entre cámaras, guitarras, baterías, bajos, pianos, todo lo que conlleva música…mucho arte a mi alrededor”.

A mi abuelita le gustaba mucho la fotografía también, siempre tuvo su cámara y tomaba retratos a toda la familia, de ahí me viene también. Recuerdo que cuando yo tendría como 7 años me regaló mi primera cámara, era de rollo 110, me dijo -niña, ahí está tu cámara para que tomes tus fotos- me gustaba tomar los paisajes cuando salíamos de viaje, también las expresiones de las caras, me gustaba mucho capturar esos detalles.

s grande, heredé la cámara de mi mamá, ella me enseñó a manejarla, me explicó, le tomé gusto y empecé a tomar otro tipo de fotos”.

En la universidad, me vine a vivir a Guadalajara, yo soy de Zamora. Estudié la Licenciatura de Diseño Gráfico y me especialicé en edición de fotografía. Terminé la carrera y siempre me incliné por la composición fotográfica, creo que te adentras aún más, me tocó vivir la transición de lo análogo a lo digital”.

RETRATAR LA ESENCIA

¿Qué buscas plasmar en una foto que tomas?

De las personas retrato su esencia. Me gusta tratar a la persona, platicar, me doy cuenta cómo es, qué es lo que quiere. Cuando estamos en la sesión los dejo ser, que se sientan a gusto, que tengan la confianza. Voy a la segura y ellos se sienten bien, es hacerlos sentir como ellos son, que no sea una pose fingida, busco que sea natural, es algo básico en mi fotografía, que seas tú, lo que tú quieres expresar, que cuando la veas digas sí, soy yo”.

¿Cuáles son los elementos de una buena fotografía?

El ángulo, el objetivo, todo… la fotografía tiene que hablar por sí sola, si encuentras el lugar, el momento exacto, la hora exacta, algún elemento, cualquier detalle te va a cambiar el concepto de la foto y el sentimiento que le pones al tomarla; todo se transmite en la foto; encuentras el momento exacto de disparar y listo”.

LA FOTOGRAFÍA COMO ARTE

Dentro del valor de tu fotografía, uno importante es el arte, ¿Cómo lo encuentras?

Es adentrarte. Cuando te gusta algo que ya traes, solo queda desarrollarlo, tal vez yo no pinto, soy mala, no es lo mío, sin embargo, lo entiendo, me gusta y lo aprecio mucho, trato de captar el proceso tal cual es y te adentras a una obra, también lo que quieres expresar con ella.

He fotografiado la obra de muchos artistas, tomo sus colecciones para que tengan sus referencias, lo interesante es cuando tomas el retrato del artista, no tiene que ser la clásica foto al lado de su cuadro, eso es lo básico, debes tener algo más qué aportar, algo distinto, ahí entra mi trabajo, saber cuál es la personalidad y esencia de cada persona y cada artista, eso es lo que se va a reflejar en la fotografía que les entrego. Es mi trabajo, desarrollar la idea, facilitarles, que haya conexión. El ver la satisfacción de mi trabajo terminado en la cara del cliente te lo dice todo”.

¿Qué pasó con tu profesión de diseño gráfico?

Como tal, a lo que es Diseño Gráfico nunca me dediqué, el diseño tiene muchas ramas, yo me metí más a la fotografía. Cuando tomo una foto, estoy viendo perspectivas, campos, equilibrios, toda la composición en general, por eso para mi negocio el eslogan es -Diseño en fotografía- porque desde que veo algo ya estoy planeando, visualizando objetivos, tener una finalidad, no nada más la foto, estoy conjugándolo todo”.

¿Vives de la fotografía?

Yo estudié en UNIVER, salí de mi carrera hace 21 años más o menos, y desde entonces existe el problema de conseguir trabajo si no saliste del ITESO, UP, UAG, etc…entonces yo decía, -pues al final lo que importa es cómo te preparas, está en cada quien superarse y salir adelante-, y así fue, tuve la suerte de que a las semanas de haberme graduado conseguí mi primer trabajo, entré como fotógrafa de una empresa de ventas de artesanías por internet, ahora es algo común, pero hace 20 años no, sobre todo tener el acceso a una cámara digital. Fue interesante el apoyo que la empresa me dio para aprender, me dieron muchas bases y herramientas y eso es importante, desde entonces y hasta ahora vivo de la fotografía”.

¿Te tocó el cuarto oscuro?

Sí claro, en vez de ser ratón de biblioteca era ratón del cuarto oscuro de fotografía, todo este proceso lo viví”.

LA OLA DIGITAL

Te subiste a la ola digital desde el principio…

Sí, sobre todo capacitarme, aprender los programas, las herramientas, porque era algo desconocido, yo venía de lo gráfico, que aunque había clases de computación, no todos teníamos una computadora, además el saber manejar un programa era complicado. Ahorita, ya tienes acceso a todo, el que no quiere aprender es porque de plano… Yo me metí totalmente a la fotografía, me gustó la publicidad, los medios, por eso elegí diseño, porque tenía todo lo que me gustaba y al final me quedé con la fotografía, a partir de ahí empecé a pulir más, a perfeccionar, hasta que llegó el momento que dices -me voy a independizar, ya no quiero depender de un jefe-”.

En ese caminar por la fotografía, ¿cuáles son las satisfacciones que has tenido?

El ver tu trabajo impreso, el ver que a la gente le gusta, que te reconozcan; vas teniendo tu marca, tu estilo, el camino te empieza a reconocer. Que valoren tu trabajo, es algo gratificante, que te cataloguen en un estilo. Dependiendo de lo que vaya a retratar me meto totalmente al proyecto. Me gusta platicarlo, vemos qué quiere el cliente, qué quiere expresar, se analiza y les doy mi propuesta, si están satisfechos así lo hacemos. Cuando lo termino y veo su cara de satisfacción, me empiezan a recomendar…es muy padre”.

La edición es un elemento importante…

Definitivamente, muchas veces cuando tomas la fotografía puede salir perfecta, pero en la edición resaltas algún detalle que quieres que se note un poquito más; puedes quitar elementos que te hagan ruido, resaltar alguna sombra, pero se busca resaltar los elementos que más quieres que la gente vea”.

LA GENTE DE LOS PUEBLOS

De las miles de fotos que tomaste durante tu vida, ¿cuáles representan más para ti?

Me encanta tomar fotos en los pueblos, fotografiar a la gente de cada lugar; me transporto, me meto mucho en el personaje, si estoy yendo a un pueblo donde están las mujeres tejiendo, o si hacen barro, lo que sea, me adentro totalmente. Me meto en el papel de las personas, quiero hacer como una película total de todo, intento que por medio de mis fotos digas: – Aquí estoy, lo estoy viviendo- y sientas lo mismo que yo”.

¿Cómo haces la ruta que seguirás para poder captar lo que buscas en tus fotos?

A veces salen de la nada, vas de paseo, se da el momento y lo tengo que captar, a veces tengo un tema en específico, sí hago todo el proyecto, la planeación, qué quiero seguir, hay lugares que me quedan cerca, otros voy y me quedo de un día o dos, todo depende del tema”.

Esta época de la fotografía digital, ¿es lo mejor que te pudo haber pasado?

Para mí sí, vivo de la fotografía desde el momento en que comencé, no tuve problema alguno con la universidad en la que estudié, nadie me ha cerrado las puertas, no me he visto limitada por conocimientos de mi carrera. De que se puede vivir de la fotografía se puede, a eso me dedico desde hace más de 20 años. Es la calidad de tu trabajo, tu visión, tu ética, el profesionalismo que le pongas tu tarjeta de presentación, eso se refleja y tus clientes lo ven, lo transmites”.

NUNCA DEJAS DE APRENDER”

Eres una profesional que siempre está buscando algo nuevo, ¿cómo vives esa parte?

Nunca dejas de aprender, admiro a muchos colegas fotógrafos. Tengo amigas colegas de las que cuando aprendo algo distinto y lo llevo a mi estilo. También estoy tomando cursos de actualización constantemente, es importante estar al día y conocer nuevas técnicas y tendencias, no hay para mí algo que diga que domino al cien, nunca dominas al cien todo lo que tú haces, tienes el control, pero siempre hay un margen importante de superación”.

¿Exposiciones?

Justo ahora estoy exponiendo una fotografía que tomé en Chiapas, pertenece a una colección que estoy preparando que se llama -Mujeres indígenas-, será una serie de 20 o 25 fotos. Está en el Centro de Desarrollo Cultural, en Guadalajara; en cuanto esté el proyecto completo lo presentaré en la galería Casa Masúa”.

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CULTURA

Obra de Ernesto Ríos: «Códigos», lo que hay detrás de lo que vemos

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-Por Gabriela Andrade

Desde el 3 de julio de 2025, el Centro de las Artes de San Luis Potosí alberga una muestra que no solo reúne obra visual, sino también pensamiento crítico, investigación y sensibilidad poética. Se trata de “CÓDIGOS”, exposición individual del artista, investigador y académico Ernesto Ríos, que se presenta en la Galería Central del CEART con entrada libre y una duración extendida durante el verano.

La exhibición ha sido curada por Gabriela Gorab, quien propone una lectura del trabajo de Ríos como un acto de desciframiento de los lenguajes invisibles que componen el mundo: desde algoritmos hasta estructuras celulares, pasando por patrones ancestrales y símbolos tecnológicos. En palabras de Gorab, esta obra se entreteje con el latido profundo de lo que no vemos, un lenguaje encriptado en la biología, el arte y la conciencia.

UN ARTE QUE PIENSA, RESPIRA Y CALCULA

La exposición toma como punto de partida el cruce entre arte, ciencia y espiritualidad. Cada obra puede entenderse como una suerte de “interface” visual entre lo humano y lo inmaterial. Ernesto Ríos investiga desde hace años la naturaleza del patrón, tanto en lo visual como en lo conceptual. En “CÓDIGOS”, esto se manifiesta en una serie de pinturas monocromáticas que integran formas geométricas, estructuras fractales, matrices numéricas y efectos ópticos.

Estas imágenes no están hechas solo para ser contempladas, sino para ser interpretadas. Sus secuencias recuerdan lo que podríamos encontrar en un microscopio o en un telescopio: células en mutación, tejidos en movimiento, constelaciones, redes neuronales. Sin embargo, nada es literal. Ríos sugiere más que describe. Como él mismo ha expresado en otras ocasiones, su obra busca que el espectador complete el sentido, como si el arte fuera una suerte de código que necesita ser traducido desde la intuición.

CERÁMICA COMO ALQUIMIA

Además de su producción pictórica, “CÓDIGOS” incorpora una serie de esculturas cerámicas realizadas con la técnica del raku, una práctica japonesa que implica la cocción a alta temperatura, la quema con fuego abierto y el enfriamiento abrupto. Este proceso, controlado solo parcialmente por el artista, permite resultados inesperados: craquelados, texturas quemadas, tonalidades metálicas, superficies carbonizadas.

El resultado es un conjunto de piezas que, aunque nacen del fuego, parecen emerger de tiempos arcaicos, como si fueran vestigios de una civilización futura o mensajes enviados desde una dimensión paralela. Según Ríos, esta técnica le permite introducir el azar en su proceso creativo, estableciendo una conversación directa con los elementos: tierra, agua, aire y fuego. “Trabajar con raku es aceptar que no todo está en mis manos”, comentó el artista en una entrevista previa. “Es un diálogo con la materia”.

RESONANCIAS DE PANDEMIA Y TRANSFORMACIÓN

Una de las obras más significativas de la exposición es “Skull SARS‑CoV‑2”, una pieza que retoma la forma de un cráneo humano para integrarle el código genético del virus del COVID-19. No se trata de una representación mórbida, sino de una reflexión sobre cómo la biología, la ciencia y la historia se entrelazan. Para Ríos, la pandemia fue un momento que nos obligó a mirar los sistemas que sostienen la vida y también a repensar el lenguaje del miedo, de la resistencia y de la adaptación.

“La obra no busca retratar una amenaza, sino señalar un proceso de reconfiguración”, explicó. “El virus fue también un catalizador para reentender la vulnerabilidad humana y la interconexión del planeta. Lo que parece desorden puede ser parte de un nuevo equilibrio”.

UNA CURADURÍA DE ESCUCHA PROFUNDA

Gabriela Gorab, curadora de la exposición, ha enfatizado que “CÓDIGOS” no se limita a una exhibición estética. “Es una experiencia sensorial, filosófica y espiritual. Las obras de Ernesto están hechas con los ojos abiertos, pero también con los poros, con la memoria, con el cuerpo”, ha declarado. La muestra, en ese sentido, propone que cada visitante realice su propia lectura, encontrando en las formas abstractas una resonancia íntima, un eco de algo que quizás aún no sabe nombrar.

Para Gorab, el trabajo de Ríos crea una coreografía visual en la que todo está relacionado: la geometría con la biología, el sonido con la vibración, el pasado con el porvenir. “Este arte no nos dice qué pensar, pero sí nos invita a pensar distinto”, expresó.

TRAYECTORIA SÓLIDA, MIRADA INQUIETA

Ernesto Ríos nació en Cuernavaca, Morelos, y es doctor en Artes Visuales por el Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT), en Australia. Su obra ha sido expuesta en México, Argentina, Australia, Alemania, Chile y otros países, en más de 70 exposiciones colectivas y 29 individuales. Fue el primer artista latinoamericano en ganar el Premio Siemens-RMIT de Artes Visuales en 2010.

Actualmente, combina su práctica artística con la docencia y la investigación como profesor en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), donde impulsa proyectos de arte contemporáneo con un enfoque transdisciplinario.

EL ARTE COMO CÓDIGO VIVO

“CÓDIGOS” es, al mismo tiempo, una exposición sobre el presente, una mirada hacia el futuro y una evocación de los saberes antiguos. Nos recuerda que todo lo que vemos —y lo que no— responde a estructuras, algoritmos, vibraciones. Nos propone que el arte puede ser también una herramienta de investigación, una vía para abrir portales y formular nuevas preguntas.

Disponible durante varias semanas en el CEART de San Luis Potosí, esta muestra no solo merece ser visitada: merece ser leída, descifrada y sentida.

 

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CULTURA

Entre libros y lectores: ¿Negocio o fomento a la lectura?

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-Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias

Finalizó el magno remate de libros en Guadalajara en su cuarta edición. En ella participaron editoriales independientes, nacionales, librerías de viejo e iniciativas como cita a ciegas con un libro.

El espíritu el evento es fomentar la lectura y la cultura en los tapatíos, para otros sectores, la verdadera finalidad es ayudar a las editoriales a deshacerse de su inventario viejo, también conocido como inventario envejecido, inventario muerto o inventario obsoleto, es decir, libros que han permanecido sin venderse durante un periodo prolongado, ocupando espacio en los almacenes y sin retribuir los costos de producción utilizados.

El evento es organizado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y las editoriales participantes, con el fin de ofrecer a los asistentes libros con descuentos desde el 40% hasta el 70%, se podían encontrar libros desde 20 pesos. Estos descuentos pueden ser percibidos como una forma de animar al público a acercarse a la lectura y la cultura.

Pero para un sector más crítico de escritores, editoriales locales y público asiduo a comprar libros en físico, el evento tiene un fin comercial con un pretexto cultural, ya que las librerías grandes o establecidas, en esta cuarta edición Penguin y Gonvill, no ponen en descuento lo más nuevo o vendido de su catálogo, simplemente asisten con su stock regular buscando generar ventas o poniendo en descuento aquellos títulos que no han logrado vender y necesitan desalojar de sus almacenes para hacer espacio a nuevos embarque.

En sus redes sociales, algunos asistentes criticaron la falta de títulos actuales, señalaron que, en su mayoría, se trataba de libros de autoayuda, manuales de cocina, segundas o terceras partes de sagas no reconocidas o títulos de literatura clásica. Por lo que su experiencia no fue muy satisfactoria, aun así, los que se dedicaron a buscar y rebuscar en los montones de libros encontraron algún libro de su agrado.

Vendedores y consumidores tienen razón, sus posturas son válidas y no son incompatibles. La industria editorial es un negocio, cuya finalidad es producir ganancias, como cualquier otra industria. Por ello busca estrategias que acerquen al público a sus productos. El debate se da por el tipo de producto que manejan, libros. La asociación entre libros y cultura es natural, y al ser un bien intangible, de dominio público y un derecho de cualquier ser humano, el relacionarlo con el ámbito comercial genera escozor en los sectores más puristas, tradicionales o idealistas.

No es una crítica a estos grupos, la cultura es fundamental en el desarrollo del individuo y aspirar al desarrollo de ella debe ser un objetivo de cualquier sociedad y son estos mismos grupos los que suelen mantener viva escena cultural del estado. Pero cultura e industria no deberían percibirse como antagónicos, sino complementarios. Ambos tienen un fin en común, acercar a las personas a los libros.

Se puede objetar que a las editoriales no les interesa el tipo de libro, el uso que se le dé o si son leídos o no; simplemente quieren vender la mayor cantidad de ejemplares posible. Las editoriales o librerías no tienen la función de fomentar el gusto por la lectura, su función es ofrecer los productos que el público demanda; leerlos o no es decisión del comprador.

Entonces, ¿para qué sirve un libro que no es leído? Es ahí donde los sectores culturales, ajenos a los intereses comerciales, pueden colaborar, despertando el interés en la lectura, en el saber. Si alguien compra un auto, una máquina para ejercicio o cualquier otro producto y no lo utiliza, no se culpa al vendedor, sino al consumidor, incluso se podría argumentar que es su inversión y está en todo su derecho de hacer o no hacer con ella lo que quiera.

Según el módulo de análisis sobre la lectura en 2024, realizado por el INEGI, en México la población alfabetizada que practica la lectura es del 69.6%. Los libros siguen siendo lo más leído, con un 41.8% del material leído, que incluye también a periódicos, páginas de internet, revistas e historietas. No se aclara si se trata solo de libros físicos o si se incluyen las versiones digitales, pero sí se menciona que el acceso gratuito a materiales de lectura aumentó de 55.6 % en 2015 a 66.7 % en 2024.

Es decir, los lectores están recurriendo al material gratuito, una de las razones es el costo de adquirir un libro nuevo, en 2024 el salario mínimo en México fue de $248.93 por día, por lo que comprar un libro nuevo, en promedio, implica mínimo un día de trabajo para los trabajadores con salario mínimo.

Eventos como este, buscan promover la compra de libros en grupos que no tienen los recursos suficientes para adquirir un ejemplar de forma regular. El público al que busca llegar no es el que asiste de forma regular a las librerías o al FIL, donde los costos de los libros se incrementan tanto por la renta de espacios y la logista que implica armar un evento así, sino a aquellos que no cuentan con los recursos para adquirir de forma regular o en la cantidad que ellos quisieran.

Y es verdad que, al tratarse de un remate, los libros que se ofrecen no son los más demandados sino aquellos que no han logrado entrar en el gusto de los consumidores, pero eso no significa que carezcan de valor cultural o que no puedan ofrecer algo de interés.

Porque los libros son algo especial, en palabras de Rubén Darío: “El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Es necesario promover y fomentar no solo su compra, labor de las editoriales y librerías, sino su lectura, ya sea de forma virtual o digital, es labor del gobierno, instituciones públicas y privadas, así como de las familias, no el formar un hábito sino un gusto, por lo que la escena cultural del estado y las editoriales y librerías deberían realizar esfuerzos conjuntos y no de forma asilada o incluso antagónica.

 

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CULTURA

Tlaquepaque celebra la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica

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-Por Raúl Cantú

En una vibrante ceremonia que reunió a artesanos de todo México, el Centro Cultural “El Refugio” fue el escenario de la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica, un evento que celebró la tradición, el talento y el arte popular.

Con un récord de 912 participantes, esta premiación destacó la importancia de la cerámica como patrimonio cultural y económico de México, consolidando a Tlaquepaque como la Villa Alfarera y un referente nacional.

La presidenta municipal, Laura Imelda Pérez Segura, resaltó el valor ancestral de la cerámica, un arte de más de 4,000 años que fusiona tradición prehispánica y técnicas modernas. “En Tlaquepaque, como Pueblo Mágico y centro de la mexicanidad, asumimos la misión de preservar este oficio milenario”, afirmó.

Este año, la bolsa de premios creció un 50% hasta los 2.79 millones de pesos, entregando 36 galardones en categorías como cerámica tradicional, contemporánea, infantil y juvenil, además de reconocimientos por trayectoria.

En esta edición participaron artesanas, artesanos y ceramistas de diferentes estados de la República, como: Estado de México, Jalisco, Tlaxcala, Michoacán, Coahuila, Guerrero, Chihuahua, Aguascalientes, Veracruz, Ciudad de México, entre otros. 

Los premiados fueron los siguientes de acuerdo con cada una de las categorías que a continuación se mencionan:

GALARDÓN NACIONAL DE LA CERÁMICA TRADICIONAL

Martín Hernández Sánchez, originario del Estado de México, con la obra «Una Pequeña Gran Obra». 

 TALENTO INFANTIL

Primer lugar, Fabiana Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Muertito y Coleando”; segundo lugar, Abdiel Abdiel Valenzuela Ramos, originario de Coahuila, con la obra “Norteña” y tercer lugar a Erika Guadalupe Zacarías Pascual, originaria de Michoacán, con la obra “Mis Emociones.”

Mención Honorífica Fabrizio Torres Meneses, originario de Tlaxcala, con la obra “Mi Pulquero Tlaxiquero”.

TALENTO JUVENIL

 Primer lugar, Florencia Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Recipiente de los Sueños Imperecederos”; segundo lugar, Mane Aranza Delgado Fraire, originaria de Coahuila, con la obra “Juguemos” y tercer lugar, Darío Soteno Esquivel, originario del Estado de México, con la obra “Niños con las Máscaras”.

PREMIOS POR TRAYECTORIA

Premio Ángel Carranza: Gerónimo Ramos Flores, de Tonalá, Jalisco.

Premio Pantaleón Panduro: Saúl Camacho Rodríguez, del Estado de México. 

 CATEGORÍA: ALFARERÍA VIDRIADA SIN PLOMO 

Premio San Pedro Tlaquepaque: Cristian Rodrigo Sebastián Contreras, originario de Michoacán, con la obra «Juego de Té Purépecha».

Premio Jalisco: Antonio Martínez Reyes, originario de Michoacán, con la obra «Olla Punteada Primaveral». Premio Nacional: Marcelo Montoya Vázquez, originario del Estado de México, con la obra «Cazo Decorado». 

 CATEGORÍA: BRUÑIDO TRADICIONAL

Premio San Pedro Tlaquepaque: Carolina Medina Santana, originaria de Michoacán, con la obra «Cántaro Matizado Bruñido». 

CATEGORÍA: VIDRIADO TRADICIONAL

Premio San Pedro Tlaquepaque: Antonia Cerano Gutiérrez, originaria de Michoacán, con la obra “Piña Flor Naciente”.

CATEGORÍA: POLICROMADO TRADICIONAL AL FRÍO

Premio San Pedro Tlaquepaque: Tomasa González Sánchez, originaria de Michoacán, con la obra “California en Llamas (Hollywood)”.

CATEGORÍA: TRADICIONAL ALISADO Y DECORADO EN ENGOBES*

Premio San Pedro Tlaquepaque: Yesenia Lorenzo Camilo, originaria de Guerrero, con la obra “Danza de Chinelos”. 

CATEGORÍA: FIGURA EN ARCILLA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Luis Timoteo Vicente Jacobo, originario de Michoacán, con la obra «Cantina el Diablito Feliz». Premio Jalisco: Guadalupe de la Cruz Torres, originaria de Michoacán, con la obra «Velatorio de Monjas Coronadas». Premio Nacional: Gerardo Tena Sandoval, originario de Chihuahua, con la obra «Cuidemos la Fauna».

 

CATEGORÍA: CERÁMICA EN MINIATURA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Rolando David Rodríguez Herrera, originario de Aguascalientes, con la obra «Días de Fiesta». Premio Jalisco. Carlos Ignacio Ávalos Ruiz, originario de Michoacán, con la obra «Los Trastecitos de mi Abuela». Premio Nacional. José Adolfo Soto Díaz, originario el Estado de México, con la obra «La Tlanchanita de Metepec».

CERÁMICA NAVIDEÑA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Elizabeth Castañeda Escobar, originaria de Veracruz, con la obra «Burrito Sabanero». Premio Jalisco: Miguel Ángel González Mesillas, originario del Estado de México, con la obra «Nacimiento». Premio Nacional. Blanca Jiménez Flores, originaria del Estado de México, con la obra «Buenos Días Jesús». 

CATEGORÍA: ESCULTURA EN CERÁMICA

Mención Honorífica: Carlos Vázquez Macías, originario de Jalisco, con la obra «Hijos de Maíz» y Manuel Alejandro Romo Razón, originario de Jalisco, con la obra «Gallito de Verano». Premio San Pedro Tlaquepaque: Marina Santana González, originaria de Jalisco, con la obra «Santanaceramica@gmail.com«. Premio Jalisco: Ángel Martín Álvarez Rivera, originario de la Ciudad de México, con la obra «Ello, Yo y Super Yo». Premio Nacional: José Miguel Quisberth León, originario de la Ciudad, con la obra «Imaginari». 

CATEGORÍA: CERÁMICA CONTEMPORÁNEA

Premio San Pedro Tlaquepaque: Emmanuel Abelardo Zavala Flores, originario de Veracruz, con la obra “Modernidad Efímera”. Premio Jalisco, Brian Gregorio Corres Hernández, originario de Oaxaca, con la obra “Polilla”. Premio Nacional. Constanza López Caparros Íñiguez, originaria de Veracruz, con la obra “Manglar”.  

CATEGORÍA: CERÁMICA TRADICIONAL

Premio Jalisco: Esperanza Felipe Mulato, originaria de Michoacán, con la obra «Fiesta de San Pedro y San Pablo». Premio Nacional. Alfredo Felipe Rivera, originario de Michoacán, con la obra “Alfarería”. 

En el evento estuvieron presentes el secretario de Cultura del Estado de Jalisco, Luis Gerardo Ascencio en representación del gobernador Pablo Lemus Navarro y David Gallegos Soto, director general del Patronato Nacional de la Cerámica.

Para todos los interesados en adquirir alguna de las piezas concursantes, el Centro Cultural “El Refugio” cuenta con un espacio para la exposición y venta de las artesanías participantes, mismo que estará abierto al público hasta el 03 de agosto de 9:00 a 18:00 horas.

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