DEPORTE/CULTURA
Pintora Gabriela Girbau: Me caen gordas las etiquetas; pinto para expresar lo que siento, no para vender»

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
“No pinto para vender, sino para estar bien conmigo misma, estar tranquila y sobrellevar lo que se requiera de acuerdo al momento de vida de ese momento”.
“Mi necesidad de pintar es expresar lo que siento, no me he adecuado a lo que se vende en ese momento”.
“A mi me llama la atención lo abstracto, porque es algo que puede llevar a la persona a una mayor reflexión, interiorizar qué está queriendo decir esa parte como se proyecta la persona viendo la pieza”.
“No siempre estaré pintando lo mismo, con cierta técnica o cierto estilo durante años, es como algo totalmente utópico, aunque en meses o en un año suceden cosas tan distintas en la vida”.
Así se concibe la joven artista de la plástica Gabriela Girbau Orozco, quien nos comparte que la pintura es la forma que tiene de exteriorizar su parte interna. “Mi vida ha sido como una montaña rusa, he tenido experiencias de vida diversas, con subidas y bajadas, unas agradables, otras tristes, por lo que no puedes pintar siempre la misma línea, un mismo método, un mismo trazo”.
En diálogo con Conciencia Pública, la maestra Gabriela Girbau, habla de las emociones que le genera el expresarse sobre una pieza sus sentimientos y estados de ánimo. Si bien pinta arte abstracto y figurativo, lo que más satisfacción le deja es el abstracto. “Me parece que se puede lograr más con una obra abstracta, porque lo figurativo es algo más masticado al espectador y el abstracto permite mayor observación e interpretación.
“En la obra abstracta no le veo mucho sentido en explicar una pieza a otra persona, porque puedo llegar a demeritar la pieza”, apunta.
Confiesa que de entre sus obras y exposiciones, la expresión abstracta ha recibido mayor reconocimiento.
“Fui de esa generación de personas que sus papás no estaban de acuerdo que estudiara artes plásticas, porque te vas a morir de hambre, mejor estudia algo que te de para comer (…) Yo no lo entendía, estás en la juventud y crees que no será así, pero sí tiene algo de cierto o mucho de cierto, pero he encontrado una sensación que desde la primera vez que lo sentí, ha continuado. En mi caso, me tranquiliza, me transporta, de alguna manera te saca de la realidad, una especie de droga porque te genera dopamina, endorfina”.
¿Cuántos años tienes en este mundo del arte?
Mi vida ha sido como una montaña rusa…estaba en Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, tenía año y medio en la carrera cuando me embaracé, me salí de mi carrera, y ya después no regreso a la UdeG, me inscribo en el Parque Los Colomos, carrera de tres años, allí termino mis clases, ya tenía un compromiso, tenía una niña…
No eres comercial…
Soy contreras…
El costo es que tu ingreso para vivir disminuye…y cómo le haces para vivir cuando lo comercial se tiene que hacer muchas veces por necesidad.
A mi me gusta pintar y va más allá de cualquier situación mercantilista. Pinto lo que a mi me gusta y no lo que me pidan…
¿Y no puedes balancear?
Lo que he leído y se de muchos artistas que pintaban para vivir, pero resultó más trascendente después de muertos lo que a ellos les nacía pintar, sí he pintado sobre pedido, pero les digo este es mi boceto, esta es mi idea, y sobre eso trabajo.
Eres muy idealista…
Sí, lo soy.
¿Qué buscas en la vida?
Busco franqueza, empezando por mi misma. No creo en la sinceridad, creo que en la franqueza que es más real, hubo un tiempo que me frustré por la terquedad en ese aspecto, porque ese sentimiento que valoro, la franqueza, me daba mucho de topes, la meditación me ya ayudado a hacer las pases con está forma de concebir la vida.
La vida es lágrimas, risa y amor. En ese sentido, ¿cómo encuadras esos sentimientos?
“Siento que se puede llegar a notar en cuanto al color, texturas, el uso de pincelada que puedes llegar a dar en ciertas piezas por tu estado de ánimo que estás cursando. Si yo descubriera, que tampoco creo, mi técnica particular, no me gustaría que se me encajonara en que la Maestra Girbau siempre usa cierto tipo de colores o gama, se me haría más una cuestión como tener un poco de miedo de salir de tu zona de confort, ya les gusté, entonces así me quedo y no estoy tratando en esta vida de caerle bien ni gustarle a nadie en lo particular, estoy cursando la vida para comprenderme yo, para entender qué hago aquí, como una cuestión más interna, de reflexión”.
¿Cuáles son tus metas en la vida?
Mis metas son día a día, como un alcohólico doble A, así trato de verlas, siempre es mejorar mi técnica, en mi trazo en mi capacidad de mejorar en mis técnicas, estar experimentando. Salí con ciertas técnicas que te enseñan en la escuela de artes plásticas, en la parte digital, grabado, siempre estoy experimentando. Soy muy clavada en la calidad, me exijo mucho. Siempre busco mejorar.
¿Proyectos?
Este año, un año raro, he estado metiendo proyectos a Cultura, a Petra, ojalá se logre, exposiciones, tenía una exposición pero ya no se si seguir o no. Tengo tres piezas listas para unas convocatorias que vienen. Sí estoy comprometida con mi carrera.
¿Qué exposiciones has hecho o participado?
En febrero pasado hice una en Puerto Vallarta en la Galería Browning, colaboración que hice con un artista, y la anterior fue una exposición individual que hice en la Galería Culto en noviembre, también el pasado año llevé a cabo otra individual en otra galería y una colectiva de gráfica que organicé
¿Cómo se despertó la vocación y ese sentimiento por la pintura?
“Mis primeros encuentros con una cuestión plástica, llámese pintura, pinceles, fue como a los 7 u 8 años, mi mamá tomaba clases de pintura, tenía sus pinturas, sus oleos, sus pasteles, ya después no lo pudo continuar, pero yo agarraba de repente sus colores y todo, porque no era lo mismo los colores Blanca Nieves a utilizar instrumentos más buenos.
Luego ella empezó a notar eso, me metí a algunos talleres de verano, desde muy pequeño recuerdo haber tenido acercamiento con texturas, con colores, con los acrílicos, con todo ese tipo de pigmentos.
Realmente continuó, siempre mi gusto por seguir usando y experimentando, porque lo que notaba que con cada técnica era todo distinto, me gustaba mucho eso. Realmente notaba una sensación particular cuando dibujaba, cuando era pequeña me decían qué hacer, sin técnica de perspectiva, solo para entretener, entonces trataba de alguna manera con mis propios medios de observación copiar cosas, así fue todo el tiempo”.
Es tu droga de la felicidad…
“Sí, o algo mejor, de la paz, de la tranquilidad, la armonía, la alegría. Mientras más lo practico, más quiero. Además, he intentado otras cosas para sentir algo y no lo he encontrado realmente, ni cuando he tenido mucho dinero, ni posibilidad de gastar, es algo que continua, que perdura, porque tú puedes hacerlo, es algo controlable, porque tú lo estás ejecutando. Más porque una cosa es cuando estaba pequeña que era calcar algo, que no tenía que ver con la parte interna de expresar algo más personal, y cuando empiezo esa búsqueda, que no he terminado y nunca voy a terminar, me gusta siempre estar aprendiendo, observando, me considero una alumna eterna en ese aspecto, siempre estoy tratando de innovarme”.
ME CAE GORDO QUE ME ETIQUETEN
Emocionada, Gabriela habla sobre su estilo en la pintura y trata de explicar que no le agrada que la sujeten en ese sentido. El sentido que tiene de sentirse libre se impone. “No sé, de alguna manera siempre he tenido un tema en el aspecto que te cataloguen en un estilo, me cae muy gordo que me etiqueten, en todos los aspectos. Quiero salir de la etiqueta, siempre estoy buscando salir de eso, no me gustaría que me dijeran que soy esto, voy bajo esta sombra, ha resultado más complicado porque yo veo muchos artistas que están cómodos con su etiqueta, pero a mí me causa un corto circuito eso”.
¿Qué expresas con la pintura?
“Siempre desde que empecé bajo esta línea de qué onda con lo que quiero decir, es algo muy personal, siempre es algo muy personal, nunca ha podido ser de otra forma. Todo el tiempo estoy hablando de mí, pero no de un aspecto como egocentrista ni narcisista, sino como mi experiencia en esta vida, mi punto de vista en mi entorno, de mi existencia de esta generación, para algunas personas puede ser algo equis, para otras fuerte, pero eso no me importa, no pretendo ser como una persona muy oscura o muy viva, con muchos colores, a veces hasta mis exposiciones o en mi año he tratado de manejar las exposiciones como colecciones, como si fuera una especie de moda, me doy cuenta que pinto una colección de alguna forma, una serie y la otra ya le cambio mucho el tono, el color, o la textura, sí veo como ciertos cambios, pero tiene que ver con mi estado de ánimo, porque siento mucho placer al ejecutar tanto lo figurativo como encontrar la abstracción, en mis piezas hay mezcla de ambas”.
ME GUSTA EXPERIMENTAR
¿Cuál es tu estilo?
“Es un poco lo que he mencionado, no sé ni siquiera en qué estilo estoy, no es algo que me ponga así. Me gusta experimentar, tanto en lo abstracto, figurativo, hice una exposición que quise manejar abstracto, casi no se ve nada figurativo salvo la línea que forma una cuestión específica, cuando digo figurativo me refiero algo que cualquier ser humano es más identificable, no solamente manchas”.
¿Y tú identificación cómo se empata ahí?
“A mí por eso me llama la atención lo abstracto, porque es algo que puede meter a la persona en una mayor reflexión, en interiorizar qué está queriendo decir esta parte, cómo se proyecta la persona viendo la pieza, realmente yo creo que para mí es importante lo que expreso en mi pieza, lo proyecto y lo expongo, pero eso es para mí, no le veo mucho sentido, incluso en explicar una pieza a otra persona, porque puede llegar a demeritar la pieza, porque la otra persona no ha estado observando otra cosa de acuerdo a su experiencia personal, si sienten otra cosa, pudiera hacer un corto circuito, prefiero que la persona tenga su propia experiencia, se me hace un lenguaje muy padre.
Esas expresiones que te distinguen, ¿cuáles han sido las que han tenido más trascendencia?
“Creo que ha sido muy parejo en mi experiencia personal, los aplausos que he recibido en una cuestión figurativa y una abstracta ha sido similar, creo que tiene que ver más con el gusto de la gente. Puede ser que si lo vemos como más fríamente, la parte como abstracta ha generado mayor aceptación, un poco más. Yo no pinto para vender, sino para estar bien conmigo misma, estar tranquila y sobrellevar lo que se tenga que sobrellevar de acuerdo a mi experiencia de vida en ese momento. A veces sí he pensado que pudiera ser más comercial, pero no puedo, siempre cuando trato de empezar una pieza bajo esa línea, acabo traicionándome a mí misma, esa idea primaria y le meto algo no tan comercial”.
ARTE
De la cosmetología al arte: Cómo Silvia Murillo encontró su pasión y vocación en el bronce

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
En la casa de la escultora Silvia Murillo Reding, se respira arte. Entre piezas de plastilina, cera y bronce, Silvia, con una sonrisa que destila pasión, comparte la historia de cómo, contra todo pronóstico, encontró su vocación en la escultura.
Lo que comenzó como una visita casual a un taller se convirtió en una aventura que transformó su vida, demostrando que el arte no conoce edades ni límites.
Un despertar tardío en el taller de Juan Méndez
Hace apenas trece años, Silvia cruzó el umbral del taller del maestro Juan Méndez, un escultor autodidacta conocido por obras como la Madre Patria y el Colón. Lo que ella describe como un “cementerio de esculturas” —moldes, figuras a medio tallar, el olor a plastilina y polvo— la envolvió como un hechizo. Había llegado para promover un proyecto, pero las herramientas y las formas la capturaron. “Ahí se plantó la semillita”, recuerda, sus ojos brillando. Ese día, el arte la llamó, y ella, sin saberlo, respondió.
Antes de ese encuentro, Silvia había coqueteado con el arte, pero no con la escultura. A los 15 años, pintaba y creaba cuadros de marquetería, una técnica decorativa que aplicaba a muebles y que, aunque efímera en su registro, le valió elogios. Llevó a su madre a clases de pintura para distraerla, pero terminó ella misma tomando el pincel. “La gente veía mis cuadros y preguntaba de quién eran. Yo decía ‘míos’, y no lo creían”, cuenta con una risa. Sin embargo, un terapeuta, al que llama su “gurú”, le dio un vuelco a su destino: “Lo tuyo no es la pintura, es la escultura”. Tres años después, esas palabras la llevaron al taller de Méndez.
El maestro, con su estilo rústico, no le dio clases formales. “Haz un huevo”, le dijo, entregándole una barra de plastilina. Luego, con una hoja, le mostró las proporciones de un rostro y la dejó sola. “Como puedas”, fue su única instrucción. Aquel desafío, burdo, pero liberador, despertó en Silvia una confianza inesperada. “Me di cuenta de que podía hacerlo”, dice, evocando cómo experimentó con herramientas, texturas y sus propias manos, guiada por un instinto que no sabía que tenía.
De la cosmetología al arte
La escultura llegó tarde, pero Silvia no era ajena al trabajo manual. Durante 25 años fue cosmetóloga, una profesión que perfeccionó con dedicación y que le dio un conocimiento intuitivo de la anatomía humana. “Eso me ayudó a modelar”, explica.
Sus primeros torsos, creados en un fin de semana febril, sorprendieron al mismo maestro Méndez. “No pude parar”, confiesa, recordando cómo la plastilina cedía bajo sus dedos, como si siempre hubiera estado destinada a darles forma.
Antes de la escultura, Silvia exploró el multinivel, construyendo una red de más de 3,000 personas en cuatro años y generando ingresos significativos. “Era agotador, pero aprendí a liderar”, dice. Aunque planeaba lanzar su propio multinivel, el arte la sedujo con una fuerza mayor. “Me permitía expresarme, sacar lo que llevaba dentro”, reflexiona. La pintura, que alguna vez fue un pasatiempo, palideció ante la escultura, que se convirtió en su lenguaje. “Me eché un clavado y no pude parar”, admite, describiendo cómo el arte la atrapó, relegando sus otras facetas.
Un proceso creativo:
Sueños, anatomía y movimiento
El proceso de Silvia es tan vibrante como sus obras. Trabaja simultáneamente en hasta siete piezas, saltando de una a otra como un músico que toca múltiples instrumentos en una orquesta. “Me aburro si me quedo en una”, confiesa. Sus materiales —plastilina, cera con parafina— se transforman en figuras que destilan movimiento, un sello de su estilo. “Quiero que el material no se sienta rígido”, explica, señalando torsos, máscaras y figuras que parecen danzar.
La anatomía es su obsesión. Sus años como cosmetóloga le dieron una base, pero su estudio profundo de proporciones y musculatura ha elevado su trabajo. “Cuando me metí a estudiar anatomía, mi obra cambió”, dice. Sus piezas, como Los Amorosos, destinadas a un hotel en Puerto Vallarta, o Cazando Historias, nacida en la pandemia, reflejan esta precisión. La primera, dos figuras entrelazadas en un abrazo, captura la intimidad humana; la segunda, una bailarina sostenida por una mano que representa la madre naturaleza, habla del tiempo y la fragilidad tras el COVID.
Muchas de sus ideas nacen en sueños. “Me duermo pensando en una pieza y despierto con la solución”, revela. Así surgió El Viajero, una serie de gorditos con mochilas que simbolizan el equipaje de la vida, con alas que evocan ángeles guardianes y elementos como barcos de papel o patines que representan el viaje existencial. Otra serie, más surrealista, incluye máscaras y figuras como el Ave Fénix, que corta y transforma para añadir vacíos, un concepto inspirado en la vacuidad budista: “Ver lo que no se ve”.
Obras que cuentan historias:
De El Filósofo a Resurgir
La primera obra de Silvia, El Filósofo, fundida en bronce, marcó un hito. Vendida el mismo día que la presentó, le provocó una mezcla de orgullo y dolor. “No quería soltarla, era parte de mí”, admite. Sin embargo, el consejo de su fundidor —“Haz otra”— la liberó. Desde entonces, ha creado más de cien piezas, casi todas únicas, aunque planea series como Los Viajeros y máscaras de gran formato. Su obra Resurgir, exhibida en la Ruta Escultórica de Guadalajara, es una de sus favoritas. Un torso que invita a la introspección, habla de descubrir el potencial oculto, un reflejo de su propia reinvención.
Otras piezas, como Acariciando el Amor o Charlando con el Futuro, revelan su inspiración en la filosofía budista y su amor por la música y los caballos. “Me gusta la yegua árabe por su cara fina”, dice, mostrando un caballo con líneas fluidas. Cazando Historias, con su bailarina y mariposas, captura la efervescencia del amor, mientras Suspiro Creativo y El Titiritero exploran la fantasía y el control. Cada obra es un relato, un pedazo de su alma tallado en materia.
Exposiciones y el desafío de la visibilidad
Silvia ha presentado unas diez exposiciones, desde la Casa de la Cultura de Ajijic, donde despuntó durante la pandemia, hasta el Palacio Municipal de Zapopan, Chapala, Jocotepec y la galería Ojos del Tiempo. Una de sus últimas muestras en Ajijic, vendió 12 de 16 piezas únicas, un éxito que la sorprendió. Una galerista neoyorquina, fascinada por sus máscaras, la invitó a exponer en Nueva York y Ajijic, pero Silvia, aún novata, no dio seguimiento. “Estaba enfocada en producir”, explica.
Aunque su obra se vende rápido —promedia cuatro piezas al mes—, Silvia admite que no vive exclusivamente de la escultura. Reinvierte todo en materiales y producción, tratando su arte como una pequeña empresa. Sin embargo, su presencia en redes sociales, como Instagram, es limitada. “No soy de redes, pero estoy aprendiendo a promoverme”, dice, consciente de que la visibilidad es clave para crecer. Su meta es completar las series de Los Viajeros y máscaras, y sueña con una exposición que reúna sus gorditos, símbolos de la humanidad en movimiento.
La escultora y su legado
Para Silvia, ser escultora es más que un oficio; es una forma de existir. “Me he reinventado muchas veces”, reflexiona, desde la cosmetología hasta el multinivel y ahora el arte. Su versatilidad, su capacidad para disfrutar cada proceso y su valentía para aprender por prueba y error la han llevado lejos. Inspirada por audiolibros, la música, el budismo y las vivencias de su entorno, ve el mundo con ojos de artista, capturando lo invisible en cada vaciado de bronce.
Fascinado por su obra, le pregunto a Silvia qué requiere una escultora además de talento. “Anatomía, paciencia y la capacidad de expresarte”, responde.
Su obra, con su movimiento y simbolismo, no solo adorna espacios como el hotel Villa Lala o el Jardín del Medio, un hotel escultórico; también invita a reflexionar sobre la vida, el amor y el tiempo. “El arte es mi manera de hablar”, dice, mientras muestra un armadillo o una máscara, cada pieza, un testimonio de su profundidad.
Cuando me despido, llevo conmigo un pequeño torso, un regalo de Silvia. Pero el verdadero regalo es haber conocido a una mujer que, a los 49 años, demuestra que el arte puede surgir en cualquier momento, transformando no solo la materia, sino la vida misma. Silvia Murillo Reding, con sus manos llenas de cera y sueños, sigue esculpiendo su legado, una obra a la vez.
Beisbol
Brilla Alejandro Osuna en su debut con Rangers y semana de oro para Muñoz y Paredes

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
En el diamante de las Grandes Ligas, donde los sueños se forjan a golpe de recta y batazo, dos mexicanos han izado la bandera tricolor con una semana para la historia. Del 19 al 25 de mayo de 2025, Andrés Muñoz e Isaac Paredes no solo brillaron; incendiaron el escenario con actuaciones que resuenan desde Seattle hasta Los Mochis y Hermosillo.
Pero, ¿es este fulgor un destello aislado o el amanecer de una nueva era para el béisbol azteca?
Andrés Muñoz, el sinaloense de 26 años, se ha convertido en el guardián implacable de los Marineros de Seattle. Esta semana, sumó su 17º salvamento de la temporada, consolidándose como líder de la MLB en rescates. Con una efectividad de 0.00 en 22.2 entradas y 28 ponches, su recta de 100 millas y slider quirúrgico son un martirio para los bateadores. Contra los Angels el 22 de mayo, cerró la novena con tres outs fulminantes, asegurando una victoria 3-2.
Por su parte, Isaac Paredes, el orgullo del barrio de La Mosca en Hermosillo, de 26 años, desató una tempestad ofensiva con los Astros de Houston. En una semana de ensueño, conectó cuatro jonrones, elevando su total a 11 en la temporada. Con un promedio de .285, 7 dobles, 1 triple y 31 impulsadas, Paredes es el corazón de la alineación texana. Su versatilidad en la tercera base y su ojo clínico para el pitcheo lo confirman como un All-Star en potencia.
El clímax llegó el 24 de mayo, cuando Muñoz y Paredes se enfrentaron en un duelo épico en el T-Mobile Park. Con los Marineros liderando 4-3 en la novena, Paredes enfrentó a Muñoz. Tras una recta de 98 millas, Isaac conectó una línea que Randy Arozarena atrapó, sellando el salvamento de Muñoz. Este choque, con 25,000 gargantas conteniendo el aliento, fue más que un turno al bat; fue un himno al talento mexicano, con Arozarena como testigo de un tridente azteca en el escenario mayor.
Pero no todo es euforia. Mientras Muñoz y Paredes brillan, el béisbol mexicano enfrenta sombras. La Liga Mexicana carece de reflectores, y talentos como Alejandro Kirk, con un jonrón esta semana para los Blue Jays, apenas se mencionan. ¿Por qué celebramos a unos y olvidamos a otros? La falta de apoyo estructural y la dependencia de la MLB para visibilizar a nuestros peloteros son grietas que no podemos ignorar. Muñoz y Paredes, que jugaron juntos en un mundial infantil en 2009, son excepciones forjadas en el sacrificio, no productos de un sistema.
Esta semana, México vibró con sus hazañas. Muñoz, el cerrojo indomable; Paredes, el cañonero incansable. Son más que atletas: son espejos de un país que sueña grande. Pero su brillo nos interpela: ¿cuándo construiremos un béisbol propio que no dependa de las luces de la MLB? Por ahora, celebremos. El diamante es suyo, y el orgullo, nuestro.
EL DEBUT DE ALEJANDRO OSUNA
El pasado domingo 25 de mayo de 2025, Alejandro Osuna, jardinero mexicano de 22 años, debutó en la MLB con los Texas Rangers, venciendo 5-4 a los Chicago White Sox en el Guaranteed Rate Field.
Osuna, prospecto número 7 de los Rangers, fue convocado desde Triple-A Round Rock tras la fractura de Joc Pederson el 24 de mayo. Nacido en Ahome, Sinaloa, y hermano de Roberto Osuna, firmó en 2020 por $125,000. En 2024, fue Jugador del Año de Ligas Menores de los Rangers, bateando .292 con 18 jonrones. En 2025, bateó .283 en Double-A Frisco y .259 en Triple-A, con 9 bases por bolas en 8 juegos.
En su primer turno al bat, Osuna negoció una base por bolas tras un conteo completo de 8 o 9 lanzamientos, demostrando gran disciplina en el plato, luego fue sorprendido intentando robar segunda base. En turnos posteriores, no conectó hit, pero su enfoque en el plato fue destacado como prometedor.
A la defensiva: Osuna brilló con una atrapada espectacular en el jardín izquierdo, calificada como “joya defensiva” por @Liga_Arco y “tremenda” por @MLB_Mexico. Videos compartidos en X mostraron su habilidad para cubrir terreno y hacer jugadas clave, consolidándolo como un defensor versátil.
El debut entusiasmó a México, con Excélsior celebrándolo. Comparado con Alex Verdugo por su contacto y velocidad (34 robos en 2024), Osuna es un “table-setter” para los Rangers (25-28 en la División Oeste). Su rol es incierto, posiblemente alternando en los jardines, pero podría descansar contra zurdos (.594 OPS en 2024). Scouts lo ven como futuro jardinero central si mejora su consistencia.
Junto a Andrés Muñoz (17 salvamentos) e Isaac Paredes (11 jonrones), Osuna resalta el auge mexicano en la MLB.
DEPORTE/CULTURA
Fama, lujos y reconocimientos del futbol: La cultura del futbolista

Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //
Describir al futbolista mexicano es mencionar primeramente su idiosincrasia personal, educación y valores, así como su formación académica, que hasta la fecha muy pocos pueden presumir una licenciatura universitaria y mucho menos vivir de ella en el retiro de su vida activa como profesional del “soccer”.
Comúnmente, la educación académica se centra en la formación básica, esto es, la educación primaria, secundaria y bachillerato, algunos con licenciatura trunca (muy pocos) y un porcentaje mínimo de profesionistas.
Obviamente, los tiempos son completamente diferentes. En la actualidad, la actividad futbolística es muy demandante; en los años 70 algunos técnicos o entrenadores trabajaban mañana y tarde, con cargas de trabajo dosificadas, manejando matutinamente el aspecto físico y por la tarde el aspecto técnico, en jugadas prefabricadas o estratégicas, así como las charlas con el psicólogo, directivos y demás, todo en función del fútbol fundamentalmente.
Algunos jugadores en el retiro abrazan la carrera de director técnico que, por supuesto, es recaudatoria, puesto que sin el recurso económico no hay capacitación y proyección en la que la FMF obliga, entre comillas, a tener el dichoso carnet que los acredita como profesionales (a los extranjeros no se les exige). Ejemplo actual: Guido Pizarro, de los Tigres de la UANL, que con “golpe de Estado” se adjudicó el título de entrenador siendo jugador activo.
A otros más les gusta la preparación física y se preparan para ello, porque la nostalgia de la Primera División es no solo atractiva, sino bien remunerada. La mayoría reciben oportunidades en fuerzas básicas de los clubes en los que militaron mucho tiempo, con muchos extranjeros que se quedan a radicar en nuestro país y tienen las puertas abiertas dándoles preferencia por encima de los propios mexicanos.
Los argentinos son carnívoros; esto es, la carne de res es su preferida para alimentarse, con cortes finos de un paladar exigente con la chistorra y demás. Los restaurantes que ponen los exjugadores argentinos son de buen gusto, con chefs nacionales o internacionales que aparte están en zonas de mayor plusvalía, a diferencia de los mexicanos, “reyes de los tacos, tortas y demás platillos regionales”. Muchos famosos ponen sus taquerías.
En nuestra Perla Tapatía y, de hecho, prácticamente en todo Jalisco, el fútbol es el máximo atractivo. En la capital jalisciense se “refugian” exfutbolistas como entrenadores en colegios privados de todas las categorías, varonil y femenil, así como en ligas de competición privadas (animales, nórdicas, acuáticas, entre otras).
En la Liga de los animales, todos los equipos llevan el nombre del género, tienen sus propios clubes privados de categoría con instalaciones de primera y canchas empastadas con restaurantes, fuente de sodas, juegos infantiles, alberca, etcétera. Y por supuesto, estacionamiento propio en extensiones importantes de solares bien cuidados, comúnmente fuera de zonas habitacionales.
Antiguamente, el partido hegemónico en el poder tenía y tiene sus sindicatos donde el fútbol era y es primordial e incluso el trabajo se los facilitaban dándoles la base. Un ejemplo es el SUTAG (Sindicato Único de Transportistas de Jalisco), con la famosa Alianza de Camioneros de su eterno dueño y amo, don Clodomiro Martínez (RIP), de sobrada solvencia económica. Se dice que tenía flotas de camiones urbanos y que pasó la estafeta a la familia Higareda actualmente.
Jugadores surgidos de estos sindicatos en los 50, fueron entre otros, Salvador “Chava” Reyes, Guillermo “Tigre” Sepúlveda, Crescencio “Mellóne” Gutiérrez, Jesús del Muro y Esteban Trelles.
Hay muchos más ejemplos, como los equipos del Sindicato de Cinematografistas, de la Embotelladora La Favorita (Coca Cola), los tablajeros del rastro o la CTM, CROC y también PALMAC, que patrocina al Club Deportivo Nacional, actualmente en 3.ª División; mucho tiempo lo hizo en Primera División. Ahora, con Alberto Cortés (no el cantante argentino), hijo del ilustre político jalisciense don Porfirio Cortés Silva (RIP), vegetan en la categoría referida sin pena ni gloria.
Kodak, Swecomex, Canadá y CFE tienen o tenían instalaciones propias de máximo nivel que, repetimos, a los buenos futbolistas les daban la base, sin olvidarnos de PEMEX y su sindicato en Ciudad Madero Tamaulipas. Llegaron a tener fútbol en Primera y Segunda División, con sus líderes eternos Joaquín Hernández Galicia la famosa “Quina”, que tenía su juguetito profesional de beisbol, los “Alijadores” de Tampico, y Salvador “Chava” Barragán que tenía al “Bravos de Ciudad Madero” en Segunda División.
El que esto escribe participó en ese equipo. Cuando subieron por primera vez a Primera División, la mayoría de los jugadores prefirió la base de trabajo en el sindicato de los petroleros, con empleos bien remunerados y que quedan generacionalmente para siempre.
Cabe destacar la desaparición del Club Canadá, el calzado por excelencia, con más de 700 distribuidoras en el país y una producción en El Álamo de Guadalajara con su propietaria Sandra López Benavides, millonaria refugiada actualmente en el Patronato del Zoológico Guadalajara, y sus medios hermanos los López Rocha, prominentes empresarios de esta ciudad.
Este referido club ahora es propiedad del Gobierno del Estado y al parecer lo destinó a los familiares de sus cuerpos de seguridad, con instalaciones de primera, alberca, baños de vapor, canchas de básquet y frontenis, así como de futbol, por supuesto.
Existen infinidad de sindicatos más en el país involucrados en el deporte, como lo fue el IMSS en el futbol profesional y el Sindicato de los Ferrocarrileros con el boxeo, y particularmente Guadalajara, que siempre fomenta los valores y el deporte de máximo nivel, no solo en el futbol, sino en otras disciplinas con expertos de nivel máximo.
Como dirían algunos, otro tema obligado es la farándula con los artistas, entre cantantes, actores, cómicos y demás, que tienen cierta similitud con los futbolistas con ganancias millonarias, que tampoco es que sean muy letrados.
La inmensa mayoría tiene su preparación como actores de películas, teatro, novelas en el CEA de Televisa o La Academia de TV Azteca, forjadores y hacedores de artistas diversos. Tampoco es que tengan un respaldo académico con licenciaturas.
En el aspecto artístico, llegan al colmo de sus creencias y fanatismos personales. Los chamanes, espiritistas, videntes y demás son los acompañantes permanentes de los artistas que creen en la “magia negra” y brujería, diciendo públicamente cada barbaridad en ese sentido, con un “chismorreo” de vecindad burdo, vulgar y barato que demuestra el nivel intelectual que, por supuesto, es muy pobre y limitado. Prevalece la ignorancia en muchos de ellos, principalmente en las féminas.
Los escándalos están a la orden del día, con infidelidades al por mayor, con aventuras, romances, deslices, traiciones, etc., que son el alimento cotidiano de periodistas amarillistas que viven de ello y la persecución de los “paparazis” en la indiscreción de fotografías comprometedoras.
Las revistas de la farándula publican intimidades captadas por la cámara; las demandas y denuncias forman parte de sus vidas; el alcohol, drogas, enervantes y estupefacientes son su compañía, con aduladores y vividores que los explotan y dejan en la ruina, olvidados por todos; la fidelidad y lealtad de pareja la mayoría ni la conocen.
Curiosamente, en esta bella capital del Estado de Jalisco la rivalidad entre Guadalajara y Atlas representan incluso una lucha de estatus económico: las «margaritas” del Atlas se sienten de alcurnia, linaje y burguesía en contrapartida con el “Rebaño Sagrado”, de barriadas humildes con seguidores albañiles, bicicleteros y clase baja de los suburbios, colonias y barrios tradicionales.
Es una ironía, por ejemplo, El Paradero, su club social y deportivo, tenía un bajo nivel de plusvalía ubicado en la colonia Atlas Paradero al oriente de la ciudad y, en cambio, las “Chivas” tenían su Club Deportivo Guadalajara en Colomos, con una plusvalía de enorme poder adquisitivo.
Futbolísticamente, los jugadores de fuerzas básicas tenían mayor exigencia entre sus miembros, que se ocupaban y preocupaban de aquellos con legado familiar y de directivos, se puede decir, más “cremosos”, que Atlas recibía a todos por igual.
Al paso del tiempo, la compra del club Guadalajara fue la tumba de los rojiblancos con el finado Jorge Vergara, que les cambió su fisonomía, aburguesando al equipo y destruyendo parte de su historia, que lo más grave fue demoler el club y vender el terreno en una millonada como vil mercenario empresarial.
Los palcos del Estadio Omnilife inicialmente costaron 6 millones de pesos por 15 años de usufructo, los palcos y plateas con otros costos que, por cierto, Vergara construyó vendiendo un proyecto que pagaron por adelantado sus fans simpatizantes.
Finalizando el tema, el futbolista goza de fama y posicionamiento social que le permite tener una vida holgada. Los jugadores referentes y destacados en selección nacional tienen la admiración y respeto de todos y los niños y jóvenes los imitan.
E-mail: etrememodelos@hotmail.com
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