CULTURA
Vivir de la pintura no es fácil: “hay dos tipos de pintores, los que venden y los que no”, Juan Carlos Manjarrez

Conciencia en el arte, por Gabriel Ibarra Bourjac //
“El éxito no es casual, pero el fracaso tampoco y es mi personalidad lo que define el éxito”. “La realidad es que soy una persona perseverante, otros le llaman necedad. Soy apasionado, definitivamente iba a hacer lo que estoy haciendo hasta conseguirlo”.
Es Juan Carlos Manjarrez, quien descubrió su vocación tardía por el arte y la pintura a los 22 años, pero esto no ha sido limitante para convertirse en el pintor tapatío que más obras ha vendido en estas últimas dos décadas, más de 1,800.
Su filosofía de vida la podríamos encuadrar en el siguiente pensamiento que nos compartió, a propósito de desafíos en la vida:
“Toda persona que esté intentando o que quiera entrar en el mundo del arte, o en un mundo desconocido pero que le llama, debería permitirse hacerlo, provocarlo, motivarlo, así tenga todo en su contra, creo que los tiempos difíciles te llevan a mejores situaciones, tiempos difíciles generan hombres fuertes, hombres fuertes generan vidas fáciles, vidas fáciles generan hombres débiles”.
Una conferencia del pintor cubano José Fors le ayudó a descubrir que lo suyo era el arte, la pintura y que provocó que cambiara su perspectiva de lo que quería hacer en su vida.
Juan Carlos en ese momento cursaba el séptimo semestre de Arquitectura en el Iteso, había tomado una materia optativa de pintura y al terminar su primer cuadro decidió dejar su carrera y dedicarse a pintar, con la oposición familiar, de amistades y de todos.
Así recuerda aquel suceso que lo llevó a tomar el camino definitivo de su vida:
“Estudiaba en el ITESO, en séptimo semestre. La realidad es que algo pasó, cuando me doy cuenta que realmente lo que quiero es pintar y siento que he perdido mucho tiempo, me di cuenta de algo que quiero hacer, mi papá y mi mamá me decían que terminara la carrera, pero les decía que iba retrasado, cada minuto que le pudiera ganar, no tuve dudas, ni miedo al futuro. Tenía la certeza, no sabía cuándo, pero que iba a llevar esto a un nivel muy grande, no estaba especulando, siempre fui el hijo rebelde de la casa, de tres hombres soy el de en medio, siempre fui rebelde, me voy a los 18 años a trabajar a Alaska, un trabajo peligroso, rudo, de los 50 trabajos más peligrosos, pero era bien pagado. Estaba joven, no me importaba nada, siempre fui arriesgado en ese aspecto”.
Tres décadas después de aquello,Juan Carlos reflexivo y emocionado hace una retrospectiva y recuerda que los primeros ocho años fueron muy difíciles, porque primero tenía que aprender a pintar, los años que tardó para salir al mercado, pero lo que no esperaba fue la respuesta del mercado. “Mi salida fue como un cohete, no he parado de vender, desde hace 20 años a la fecha he vendido más de mil 800 cuadros, no he parado, el mercado me recibió bien”.
El inicio fueron tiempos difíciles “porque tenía cero apoyos, con mis propias uñas tenía que rascarme, al cerrar el apoyo económico de mi familia, literalmente estar jodido en la ciudad que todo mundo te conoce, que todo mundo me diera la espalda en ese momento”.
EL PUNTO DE INFLEXIÓN
El punto de inflexión en la vida de Juan Carlos fue en el año 2000 cuando el dueño de Santo Coyote le ofrece un proyecto para abrir un restaurante en la Ciudad de México. “Me pedían que hiciera indios, en ese momento tenía tres años casado, le decía a mi esposa en aquel entonces, ‘nos vamos a Estados Unidos’ y trabajo de mesero medio tiempo; me apoyó muchísimo, ella tenía dos trabajos y con eso nos mantenimos los dos. Ella me decía, sigue pitando, me apoyó increíblemente, gracias a ese apoyo pude llegar a esta oportunidad”.
“Hice indios; a la hora de entregar el quinto cuadro, el dueño del restaurante va a mi estudio, ve un cuadro de desnudo muy parecido a lo que yo hago, le digo que esto es lo que a mi me gusta, la pintura en blanco y negro”.
“Hice cuadros para un restaurante de él aquí en Guadalajara, se inauguró el restaurante, fui a cenar para ver la opinión de la gente, en esos 15 días cerré la venta de 50 cuadros… al día de hoy no he parado de pintar, fue el despegue, de no vender nada a tener anticipos, fue un cambio drástico en mi vida, no ha habido un día desde 2000 a la fecha que no diga que no tengo un cuadro que entregar, ha sido una locura, me ha ido muy bien”.
LA GLOBALIZACIÓN DE SU OBRA
Ahora Juan Carlos tiene nuevos planes, quiere llevar su obra al campo internacional, más global y es lo que ha empezado a hacer, ya tuvo la primera subasta en México, con la idea de llegar a las casas de subastas de Londres para dar a conocer lo que está haciendo, ya no se trata de dinero, busca que se obra se de a conocer en todo el mundo.
Nuestro personaje de hoy comenta que su carrera ha sido sui generis, poco ha expuesto, pero en lugares importantes, porque lo han invitado, no ha sido seguir la línea de exponer en una galería, después en un museo. “Mis colegas hacen todo esto para poder vender, yo empecé a vender y luego entonces la gente me empezó a buscar para exponer en los espacios, a la inversa”.
Recientemente empezó a trabajar con el galerista Héctor Díaz con quien ha hecho una mancuerna interesante y el objetivo es la internacionalización. Ya lograron colocar la primera pieza en Casa Morton que logró venderse y el proyecto es ir a la Casa de Subastas de Londres, seguir creciendo.
“MI PERSONALIDAD DEFINE EL ÉXITO”
¿Cómo defines tu técnica y estilo?
“Siempre busqué pintar la realidad tal cual, siempre fue mi objetivo, ni experimenté técnicas diferentes ni estilos, iba a lo que quería hasta lograrlo y conseguirlo.
¿Cómo te describirías en un mundo tan competitivo como es el arte y la cultura?
“Más que lo que he conseguido como técnica, corriente o lo que he hecho, mi personalidad es lo que define el éxito. El éxito no es casual, pero el fracaso tampoco. La realidad es que soy una persona perseverante, otros lo llaman necedad, la realidad es que sí soy apasionado, definitivamente iba a hacer lo que estoy haciendo hasta conseguirlo. Encuentro la pintura a los 22 años, un encuentro tardío, porque generalmente un artista empieza desde la niñez a dar sus primeros signos de que quiere pintar”.
¿Tenías facilidad para pintar?
“No, realmente no, nunca lo había experimentado. Estudiaba arquitectura, me gustaban los espacios, me gusta el rollo espacial, estando dentro de la carrera va un pintor cubano, José Fors, da una plática que realmente cambió mi perspectiva de lo que quería hacer en la vida. Tomé una optativa de pintura dentro de la carrera, al terminar el primer cuadro decidí dejar la carrera y dedicarme a pintar, con toda la oposición familiar, de amistades, de todo”.
Quemaste tus naves y sin miedo…
“El hecho de que hoy a mi edad todavía no tenga hijos, sigo sin medirlo. Al no tener hijos sigues arriesgándote a hacer más cosas, llega el momento en que dices no me importaría empezar otra vez de cero, perder algo y volver a empezar, sigo con ese ímpetu por hacer cosas, no considero que mi carrera esté en la cumbre donde pensé alguna vez llevarlo. Tengo 51 años, creo que tengo todavía unas dos décadas para consolidar lo que he querido hacer”.
Han pasado tres décadas de tu comienzo en el arte, ¿cómo ha sido el camino?
“Ha sido muy contrastante, los primeros ocho años fueron muy difíciles, porque primero tenía que aprender a pintar, me cuesta ocho años llegar a una calidad óptima para salir a un mercado, lo que no esperé es que cuando salgo al mercado fue como un cohete, no he parado de vender, desde hace 20 años a la fecha he vendido más de mil 800 cuadros, no he parado, el mercado me recibió bien. Me ha ido increíblemente bien los últimos años, creo que los ocho que me costaron, ya no figuran en la cantidad de bien que me ha ido. Fueron difíciles porque tenía cero apoyos, con mis propias uñas tenía que rascarme, al cerrar el apoyo económico de mi familia, literalmente estar jodido en la ciudad que todo mundo te conoce, que todo mundo me diera la espalda en ese momento”.
¿Es la decisión más difícil que tomaste en tu vida?
“He tomado varias, pero es una de las más importantes. Cambió el rumbo de mi vida, un giro muy brusco el que di en ese momento. Pero siempre fui apasionado, estaba muy hambriento por aprender, siempre he sido de muy fácil trato con la gente, cuando llegué a la Ciudad de México fui a la Librería Gandhi en Coyoacán, conozco al cuate del área de arte, le pido chance para ponerme a leer, iba diario casi cuatro horas a leer libros de arte, porque no sabía nada, me encuentro con la pintura, vengo de un estrato social medio alto donde el rollo cultural no era tan fomentado”.
¿Mejoró la relación familiar?
“Mi padre falleció en 2014 pero ya teníamos una buena relación, convivíamos, al principio pensó que era un capricho de joven, pero cuando empezó a escuchar de parte de gente que él admiraba que su hijo pintaba increíble, ahí fue cuando empezó a tener otra percepción de lo que decidí en su momento. Cuando mi padre falleció estábamos bastante bien, nos fuimos sin deudas, se superaron las diferencias, con mi madre llevo una relación increíble, pero en su momento fue muy difícil para mí, que estaba acostumbrado en una vida cómoda para irme a una vida extrema, tenía que ver cómo iba a vivir, dónde iba a vivir, de qué iba a vivir, fue difícil ese tiempo”.
Los precios de tus obras, ¿altos?
“Son de los precios más altos del mercado en Guadalajara, pero no son los precios más altos a nivel nacional para el tipo de pintura, Guadalajara tiene otro estándar de mercado, una pieza original mía ahorita oscila entre 200 y 280, pero en el mercado nacional la subasta estaba entre 280 y 400, porque es el valor de esta obra a nivel nacional, soy de los precios más bajos en el estándar de la gama del hiperrealismo a nivel nacional”.
Estás inmerso en una “internacionalización” …
“Sí, es lo que estoy buscando, aunque tengo clientes en Estados Unidos, en Europa, Sudamérica, pero no tengo ese mercado. No es tanto que el mercado pague mejor, son los foros que tienes, realmente siempre el dinero dejó de ser un problema, nadie está peleado con el dinero, el problema fundamental de una persona es tengo cómo comer, dónde vivir, eso está resuelto, podría sentarme en mi zona de confort y seguir vendiendo, no he parado.
Interesante la visión que tiene Héctor Díaz como galerista…
“Sí, cuando platiqué con él me di cuenta que tiene una visión diferente a otros galeristas, no es un comerciante de arte sino un promotor de arte, que es lo que debería ser un galerista, un promotor más que un vendedor, la mayoría de las galerías venden arte, más que promoverlo. Sí me ha ayudado mucho en la promoción para lo que busco, por eso hicimos buena mancuerna”.
¿Benjamín Fernández tiene obra tuya?
“Sí, tiene tres piezas mías. Benjamín es de los pocos coleccionistas que hay todavía a nivel nacional, debe estar dentro de los cinco más importantes a nivel nacional, engloba mucho lo que pasa en general, tiene obra de la gran mayoría de los artistas, tiene una visión global de lo que está pasando en este momento histórico a nivel cultural en México, aparte que ha extendido su colección a piezas internacionales, eso ha sido importante, el papel de Benjamín es fundamental en la promoción cultural, más que el gobierno. El trabajo que ha hecho ha sido extraordinario para promover a muchos artistas tanto locales como internacionales. Faltan más personas como Benjamín a nivel nacional.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 811: Jalisco ante el desafío judicial: ¿Diálogo o revanchismo político?
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:

Hay que aprender de las fallas del proceso federal: La construcción de un Poder Judicial más justo para Jalisco: https://concienciapublica.com.mx/entrevistas/hay-que-aprender-de-las-fallas-del-proceso-federal-la-construccion-de-un-poder-judicial-mas-justo-para-jalisco/
CIENCIA
Historias que inspiran, los Premios Nobel: La ciencia, literatura y paz iluminan al mundo

– Por Diego Morales Heredia
Los Premios Nobel reconocen a destacados científicos, escritores y líderes por sus contribuciones excepcionales en diversas áreas. Desde avances en la física cuántica y la química de materiales hasta obras literarias y liderazgo en la defensa de los derechos humanos, los ganadores 2025 reflejan la diversidad y el impacto global del conocimiento y la creatividad.
Creados por Alfred Nobel, inventor de la dinamita originario de Suecia, quien en su testamento destinó parte de su fortuna para establecer estos premios, asegurando que las innovaciones contribuyan al progreso científico, cultural y social de la humanidad año tras año.
Los galardonados reciben una medalla de oro, un diploma, un premio en efectivo, que en este 2025 asciende a aproximadamente 1.2 millones de dólares, además del reconocimiento global por sus acciones.
GANADORES DE QUÍMICA
El Premio Nobel de Química 2025 fue entregado al japonés Susumu Kitagawa, el inglés Richard Robson y el jordano Omar M. Yaghi, por la creación de estructuras metalorgánicas que pueden utilizarse para extraer agua del aire del desierto, capturar dióxido de carbono, almacenar gases tóxicos o catalizar reacciones químicas.
Susumu Kitagawa nació en la ciudad de Kioto, en Japón, el 4 de julio de 1951, es un químico que trabaja en el campo de la química de la coordinación, con especial atención a la química de compuestos híbridos orgánicos. Es profesor distinguido en el Instituto de Ciencias Integradas de la Célula y la Materia (iCeMS) en la Universidad de Kioto, en donde es cofundador y actual director. Ha publicado más de 600 artículos de investigación en revistas internacionales.
Richard Robson, nacido en Reino Unido en 1937, es un químico y profesor de Química en la Universidad de Melbourne. Ha publicado más de 200 artículos especializados en polímeros de coordinación, en particular en estructuras metalorgánicas. Se le conoce como el “pionero de la ingeniería cristalina con metales de transición”. Recibió el prestigioso Premio Burrows y fue nombrado miembro de la Academia Australiana de Ciencias, además de ser elegido miembro de la Royal Sociecity.
“La ciencia es la mayor fuerza igualadora del mundo”, indicó Omar Yaghi, el refugiado palestino condecorado con el Nobel. Nacido en Jordania en el año 1965, es conocido por sus estudios pioneros en química reticular y por el desarrollo de armazones metal-orgánicos. Se convirtió en el primer jordano, el primer saudí y el segundo palestino, después de Yasser Arafat, en conseguir un Premio Nobel.
GANADORES DE FÍSICA
El Comité del Nobel en Estocolmo decidió otorgar el galardón en Física a John Clarke, Michel Devoret y John Martinis por el descubrimiento del túnel cuántico macroscópico y la cuantización de energía en un circuito eléctrico. Estos brillantes físicos, pudieron demostrar que el sistema se comporta tal como lo predice la mecánica cuántica: está cuantizado, lo que significa que solo absorbe o emite cantidades específicas de energía.
Nacido en Cambridge el 10 de febrero de 1942, John Clarke es un físico británico y profesor de Física Experimental en la Universidad de California, Berkeley. Sus investigaciones se centran en la superconductividad y la electrónica superconductora, en particular en el desarrollo y aplicación de dispositivos superconductores de interferencia cuántica.
“Un genio de la electrodinámica cuántica de circuitos”, así describen a Michel Devoret, físico francés y profesor de Física Aplicada en la Universidad de Yale. Ostenta el cargo de director del Laboratorio de Nanofabricación de Física Aplicada, además es el científico jefe de Google Quantum AI. Nacido en París el 5 de marzo de 1953, es conocido por su trabajo pionero en el efecto túnel cuántico macroscópico.
John Martinis es un físico estadounidense y profesor emérito de Física en la Universidad de California, Santa Bárbara. Nacido en 1958, ha recibido durante su trayectoria el Premio Fritz London Memorial, el Premio John Stewart Bell por su investigación sobre Cuestiones Fundamentales en Mecánica Cuántica y sus Aplicaciones.
GANADORES DE MEDICINA
La Real Academia Cueca de las Ciencias concedió el premio Nobel de Medicina 2025 a los investigadores estadounidenses Mary Brunkow, y Fred Ramsdell, junto con el japonés Shimon Sakaguchi, por descubrir cómo el sistema inmunitario evita atacar los propios tejidos, un hallazgo que ha transformado la comprensión de las enfermedades autoinmunes y se abren nuevas vías terapéuticas.
Mary Brunkow, la única mujer en ganar el Nobel en categorías científicas es una bióloga molecular e inmunóloga, es conocida por identificar el gen, posteriormente denominado FOXP3, como causante del fenotipo de una cepa de ratones especialmente susceptibles a sufrir enfermedades autoinmunes.
“Cuando se aprovecha el ecosistema de investigación, es increíblemente poderoso”, indicó Fred Ramsdell, quien estaba de vacaciones en Wyoming cuando recibió el anuncio de su premio. Nacido en 1960, es un inmunólogo y director de investigación del Instituto Parker de Inmunoterapia del Cáncer en San Francisco. Durante su trayectoria, ha sido reconocido por su descubrimiento de las células T reguladoras que contrarrestan las respuestas inmunitarias dañinas en la artritis.
Por su parte, Shimon Sakaguchi, es un inmunólogo japonés, trabaja en la Universidad de Kioto y la Universidad de Osaka. Es reconocido por el descubrimiento del linfocito T regulador y la descripción de su participación en el sistema inmunitario, así como por la aplicación de este conocimiento en el tratamiento de la autoinmunidad y el cáncer.
GANADOR DE LITERATURA
El comité del premio nombró a László Krasznahorkai, novelista húngaro, conocido por sus temas apocalípticos, con el premio Nobel de Literatura 2025. Los organizadores, afirmaron que la obra del escritor europeo “reafirma el poder del arte”.
Originario de Gyula, Békés y nacido el 5 de enero de 1954, es conocido por sus escritos difíciles y exigentes. Varias de sus obras, en particular sus novelas “Tango Satánico” y “Melancolía de la Resistencia”, se han convertido en largometrajes en el cine húngaro.
Se le denomina el “Maestro del Apocalipsis”. Su obra se caracteriza por un barroco exagerado y distópico, se mueve entre la esperanza y la decepción en sociedades que han caído en decadencia esperando que llegue un salvador. El desastre es el motor de la narración, de la acción, todo el aparente orden se desmorona con el leve toque del cambio
PREMIO NOBEL DE LA PAZ
En un hecho histórico para Venezuela y América Latina, la líder opositora María Corina Machado fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025. El reconocimiento destaca “su incansable compromiso con la democracia, los derechos humanos y la resistencia pacífica frente a la represión autoritaria” en Venezuela.
El jurado subrayó que Machado, “a lo largo de dos décadas de activismo político, ha defendido los valores de libertad y justicia en uno de los contextos más adversos del hemisferio occidental”. Su liderazgo, agrega el comunicado, “ha inspirado a millones de venezolanos a mantener la esperanza en una transición pacífica hacia un sistema plural y democrático”.
La noticia generó reacciones inmediatas en todo el mundo. En sus redes sociales, la galardonada refirió: “acepto el honor de recibir el Premio Nobel de la Paz, que me confiere el Comité Noruego del Nobel, y que recibo en nombre del pueblo de Venezuela, que ha luchado por su libertad con admirable coraje, dignidad, inteligencia y amor”.
Con el paso de los años, Machado se ha transformado en la principal voz de resistencia del régimen chavista liderado por Nicolás Maduro que gobierna Venezuela desde hace décadas. María Corina nació en la ciudad de Caracas, es una política, ingeniera industrial y profesora venezolana, fundadora y coordinadora nacional del movimiento político “Vente Venezuela”, cofundadora de la asociación civil venezolana “Súmate” e integrante de la plataforma ciudadana “Soy Venezuela”.
A la denominada “Dama de Hierro” de la oposición venezolana se le recuerdan tres hitos en su trayectoria política. El primero, el encuentro que tuvo en 2005 con George W. Bush en la Casa Blanca, que puso a Machado en la mira del gobierno venezolano entonces encabezado por Hugo Chávez, que desde entonces se le acusó de estar al servicio de la CIA y de colaborar con el “golpe imperialista”.
También, durante una sesión parlamentaria y tras un discurso de ocho horas de Hugo Chávez, Machado interrumpió al entonces mandatario. “Presidente, tenemos ocho horas escuchándolo a usted describir un país muy distante del que estamos sintiendo todas las mujeres y madres venezolanas”, dijo. Durante años se le conoció su fuerte oposición al chavismo. Actualmente, ha manifestado su respaldo a las operaciones militares ordenadas por el presidente Donald Trump frente a las costas de Venezuela.
Respecto a su galardón, entrevistada para El País, argumentó: “No tengo duda que esto será un impulso fundamental que recibimos los venezolanos. Nunca hemos estado tan cerca de la libertad como en este momento (…) es un compromiso no solo con Venezuela, sino con el mundo entero”.
Los galardonados con el Premio Nobel recibirán su premio en la ceremonia de entrega el 10 de diciembre en Oslo, Noruega.
CULTURA
El maestro del apocalipsis: László Krasznahorkai, Premio Nobel de Literatura 2025

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
László Krasznahorkai ganó el premio nobel de literatura 2025. El anuncio se realizó el jueves 9 de octubre y la ceremonia de entrega se llevará a cabo el próximo 10 de diciembre en Oslo, Suecia. El premio le fue otorgado “por su fascinante y visionaria obra que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”. Así lo dio a conocer la academia en sus redes sociales.
Krasznahorkai de 71 años es el escritor número 123 en recibir el reconcomiendo de la Academia Sueca, el cual consiste en una medalla de oro, un diploma y una suma económica de 11 millones de coronas suecas, equivalente a 1,156,652.86 millones de dólares o 21,517,155.00 pesos.
László Krasznahorkai nació en 1954, en Gyula, una ciudad discreta al sur de Hungría, y desde entonces su vida pareció moverse entre el olvido y el derrumbe. Creció en un entorno de aislamiento y vigilancia, quizás por eso, aprendió temprano a mirar el mundo desde sus grietas. Estudió derecho y letras, pero, como muchos otros, se decidió por la literatura. Durante los años ochenta trabajó como editor y traductor, mientras escribía en silencio, hasta la publicación de Sátántangó en 1985 convirtiéndose desde entonces en una referencia de la literatura húngara.
Su obra se caracteriza por un barroco exagerado y distópico, se mueve entre la esperanza y la decepción en sociedades que han caído en decadencia esperando que llegue un salvador. En su obra, el desastre es el motor de la narración, de la acción; todo el aparente orden se desmorona con el leve toque del cambio. Un elemento nuevo, diferente o incapaz de integrarse trastoca toda la frágil estructura de la realidad que tanto se trata de proteger. No hay dioses o destino a los cuales culpar, es la naturaleza del hombre.
Entre sus libros destacan Sátántangó donde un pueblo devastado por el fin del comunismo es visitado por dos hombres que prometen redimirlos, pero cuya aparición sólo profundiza la miseria y la desconfianza. La historia, de tono bíblico, despliega una crítica feroz a la ilusión de salvación y a la repetición infinita del fracaso colectivo. La melancolía de la resistencia (1989) repite la escena del desastre bajo otra forma: un circo que exhibe una ballena muerta desata el caos en un pueblo que se hunde en el miedo y la violencia, donde el orden social no es más que una ilusión a punto de caer.
En Guerra y guerra (1999), la decadencia se traslada al interior del individuo: un archivero, convencido de haber hallado un manuscrito que contiene la verdad del mundo, viaja a Nueva York para publicarlo en internet, persiguiendo una trascendencia imposible. En Bárbaros, un relato de civilización (2016), un viejo noble regresa a su pueblo buscando reconciliación, y sólo encuentra la indiferencia y la ruina.
Así, de un libro a otro, Krasznahorkai reitera una visión del mundo que se deshace, una humanidad que espera un milagro que nunca llega, y un lenguaje que, en su exceso y su lucidez, se convierte en la última forma posible de resistencia.
Característica de su escritura son sus inusuales frases largas, las cuales pueden abarcar varias páginas. Este estilo crea una sensación de movimiento continuo, como si el lector estuviera dentro del pensamiento del personaje o siguiendo el flujo ininterrumpido de la realidad. Las oraciones parecen avanzar sin pausa, reflejando el caos y la confusión de los mundos que describe. Algo similar ocurre en los libros de José Saramago, quien también usa frases extensas y pocos signos de puntuación.
Sin embargo, mientras Saramago lo hace para dar un tono más cercano, conversacional y humano a sus historias, Krasznahorkai lleva esa técnica a un extremo más intenso, sus frases buscan envolver al lector en una especie de trance, haciéndolo sentir el peso del tiempo, la desesperanza y la vulnerabilidad que hay en sus personajes. Krasznahorkai, utiliza esta escritura extensa, profunda e incluso caótica para mostrar cómo el mundo se desmorona en el interior de sus personajes.
Krasznahorkai se nutre del trabajo de Kafka, así como de Bernhard Shaw, entre otros. Los sistemas opresivos, burocratizados y deshumanizados de Kafka, también se encuentran la obra de Krasznahorkai. Un esfuerzo desesperado por mantener un orden impuesto que se sostiene a base de violencia, aunque salte a la vista el sinsentido de todo.
La influencia de Thomas Bernhard Shaw se percibe sobre todo en la repetición obsesiva y la intensidad de la crítica a la estupidez humana. Al igual que Shaw, construye frases que vuelven sobre sí mismas, amplificando la frustración y la ironía ante un mundo que parece condenado a la mediocridad y al fracaso. Esta técnica genera un ritmo casi hipnótico que refleja la obsesión de sus personajes y la imposibilidad de escapar de su entorno, convirtiendo la repetición en un instrumento tanto de tensión narrativa como de reflexión filosófica.
Con la premiación de Krasznahorkai la academia parece haber dado con la tecla este año. La crítica comparte el merecimiento artístico y social del autor, y además se da difusión a la obra de un escritor no tan conocido entre el grueso de los lectores. Esto contrasta con otros años, en los que las premiaciones han generado desacuerdos y polémica, tanto en el interior de la propia academia como con la crítica, como ocurrió en 2004, con la escritora Elfriede Jelinek, en 2016 con el cantante y compositor Bob Dylan o 2022 con la también escritora Annie Ernaux.
CULTURA
El húngaro László Krasznahorkai es el ganador del Premio Nobel de Literatura 2025

– Por Redacción Conciencia Pública
El nuevo Premio Nobel de Literatura 2025 es László Krasznahorkai, un escritor húngaro reconocido por su obra visionaria y apocalíptica.
La Academia Sueca del Premio Nobel decidió premiarlo «por su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte». Krasznahorkai, de 71 años, es conocido por sus novelas de oraciones largas y complejas, con temas de decadencia, melancolía y existencialismo.
Sus obras incluyen Sátántangó (1985), adaptada al cine por Béla Tarr, y La melancolía de la resistencia (1989).
Es el primer húngaro en ganar este premio desde Imre Kertész en 2002. El anuncio se hizo hoy, 9 de octubre de 2025, en Estocolmo, y la ceremonia de entrega será el 10 de diciembre.
Vida y contexto
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Proviene de una familia de clase media. Su padre, György Krasznahorkai, era abogado, y su madre, Júlia Pálinkás, trabajaba como administradora de seguridad social.
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En su juventud estudió derecho y luego lengua y literatura húngara.
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Trabajó como editor hasta 1984, cuando comenzó a dedicarse completamente a la escritura independiente.
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Vivió durante un tiempo en Berlín, lo que marcó una fase de apertura cultural en su obra, y luego regresó a Hungría, instalándose de forma relativamente solitaria en las colinas de Szentlászló.
Estilo y temas
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Sus novelas son conocidas por su densidad, largas frases encabalgadas y una estructura casi musical, lo que las hace exigentes para el lector.
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Los temas recurrentes en su obra incluyen la decadencia social, el colapso, la melancolía, el apocalipsis simbólico y la tensión entre destrucción y creación artística.
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Se le enmarca muchas veces en corrientes posmodernas o literaturas difíciles, con una fuerte conexión con la tradición filosófica y literaria centroeuropea
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Además, sus viajes a Asia, especialmente China y Japón, influyeron en su visión estética y filosófica.
Obras destacadas
Algunas de sus novelas, libros cortos y colaboraciones más conocidas:
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Sátántangó (1985) — su primera novela, adaptada al cine por Béla Tarr.
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The Melancholy of Resistance (1989)
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War & War
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Destruction and Sorrow Beneath the Heavens
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Seiobo There Below
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Baron Wenckheim’s Homecoming
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Herscht 07769 (más reciente)
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Entre sus obras más cortas o híbridas: Animalinside, Spadework for a Palace, Chasing Homer (con ilustraciones).
También ha colaborado con el cine, adaptando algunas de sus obras con el director Béla Tarr (por ejemplo Sátántangó, Werckmeister Harmonies).