JALISCO
Superar la derrota electoral e ir por más
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Todo fracaso es doloroso; sin embargo, debe superarse, alejando de nosotros los sentimientos de ansiedad y temor persistentes ante un futuro inesperado. En política, y todo a ella vinculado, el fracaso electoral podría ser aún más angustiante al no tener respuestas a preguntas como: ¿Qué pasará con mi forma de vida, con la seguridad de mis bienes o cómo enfrentaré lo que ya preveo sucederá en México con la sobrerrepresentación de Morena y sus aliados?
Los seres humanos evolucionamos al dar respuestas a nuestras emociones ante lo inesperado. El miedo nos impulsó a construir inteligencias que nos motivaron a actuar de maneras distintas ante lo desconocido y lo inesperado. Aprendimos a elegir a quiénes nos brindan los apoyos que necesitamos en los momentos de mayor incertidumbre y dolor, compartiendo lo bueno y malo, por sobre los que nos hacían sentir más inseguros.
Claudia Sheinbaum será la nueva presidenta de México. Cualquier insistencia en sus posibles trampas y abusos electorales a nada bueno y resolutivo nos conducen. Debemos abandonar las catarsis de café y en redes sociales que alimentan nuestro ego político.
El Partido de la Revolución Democrática se extingue, mientras que los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional cuestionan la valía y oportunidad de su alianza. Ninguno de los tres previó, con sensatez y sabiduría, la jornada electoral y fracasaron. Sabían que podría suceder y lo dejaron pasar. No entendieron al elector desilusionado de ellos e ilusionado con López Obrador… en el amor hay una ley: “Cuando alguien se sabe amado y tratado con amabilidad, el amor se da de vuelta y se siente ganas de actuar de maneras que fortalezcan ese sentimiento”.
Las interpretaciones que de la realidad social se hizo en los consejeros del frente derrotado del PAN, el PRI y el PRD con Xóchitl Gálvez fueron inexactas y desarticuladas, y como toda emoción mal dirigida, sus resultados fueron malos e inútiles. Se tomaron decisiones que sumaron problemas al proceso interno. Lo complicado se hizo imposible cuando se decidió mentir sobre un supuesto empate técnico de Xóchitl con Claudia.
Xóchitl Gálvez cayó en sus propios engaños. Se subió a la campaña de Claudia Sheinbaum y quiso ganarle en su espacio… fracasó. Insistió en atacarle en vez de diferenciarse y mostrarse como la opción distinta, fresca y esperanzadora. Insistió en confrontarle y eso nunca le fue útil.
En mi entender se debió optar por una estrategia conductual dialéctica hacia la acción opuesta promovida por Morena, dirigida a reducir aquellos temores que no deseaban sentir los electores. No era centrarse en la inseguridad como se hizo sino en otros valores más profundos de apoyo y preocupación sincera. No se entendió que había dos inseguridades en juego, la habida en las calles y la sentida ante las promesas antes incumplidas.
En 2018, el pueblo rompió con el PAN y el PRI, optando por Morena; ante ya los había rechazado y no lo habían profundizado, cuando pierde el PRI ante Fox y cuando pierde el PAN ante Peña Nieto. No cambiaron, y siguieron siendo los mismos que el pueblo ya no quería. Debieron comprender que su forma de hacer gobierno ya no era útil, y que había llegado la hora de actuar de manera opuesta, y con otros actores. Alito Moreno y Marko Cortés representan lo mismo de antes.
Se creyó que bastaba con hablar de la inseguridad para que la balanza ciudadana les fuera favorable y no resultó así. Ignoraron el rechazo y evitaron adentrarse en las emociones dolorosas del pueblo a lo largo de sus sexenios. Ignoraron las emociones del pueblo y el pueblo los ignoró. Suprimieron la realidad -imposible- y ésta volvió por sus fueros. Ni el PRI, PAN o PRD se han tomado tiempo para sus duelos pasados y por ello aun sus heridas sangran y les divide internamente.
Cada partido perdedor deberá entender que el rechazo popular es específico para cada uno de ellos, de sus candidatos, propuestas y narrativas. Valdría considerar las razones por las que ninguno es la mejor opción ciudadana para ayudarse a comenzar de nuevo, evitando los auto sabotajes como las auto clemencias infundadas.
Valdría considerar qué gana o pierde, objetivamente, el pueblo con la permanencia o salida del escenario nacional de los partidos derrotados. Reconozcamos que ningún partido es indispensable a menos que sean la opción que ninguno otro puede cubrir… México necesita de nuevas narrativas de futuro y, ante los fracasos que podría vivirse en el nuevo gobierno, tener respuestas para echarlas al coliseo en cuanto se requieran. Las respuestas tardías son siempre muestra de inmadurez e impreparación política.
Los seres humanos evolucionamos en comunidad al fortalecer nuestras relaciones. Debemos priorizas nuevas narrativas post electorales sexenales… muy alejadas de ese primer impulso catártico de hablarnos de una elección de estado y de abusos ilegales pues estos siempre han estado presentes en todos los partidos y sus candidatos. Desafiemos a nuestra inteligencia crítica y libre de apegos que condenan.
Quién, fuera de los priistas y panistas, necesitan del PRI y el PAN. Esta es la gran pregunta para hacernos, y creo que la respuesta es nadie. Debemos, por tanto, de trabajar por una profunda cultura democrática que no ceda poder a cambio de dádivas ni de componendas económicas que hundan a millones de mexicanos en una pobreza insuperable.
