MUNDO
América Latina, en pie de lucha contra el neoliberalismo

(Cortesía Sputnik Mundo)
La verdad raramente es pura y nunca es simple
(Oscar Wilde, 1854-1900)
El neoliberalismo impuesto en escala global desde el gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos como único camino hacia el crecimiento económico, ha sufrido una tremenda caída en América Latina.
La explosión popular en Chile —país considerado como modelo durante más de 40 años—, la derrota del seguidor incondicional del Fondo Monetario Internacional —Mauricio Macri en Argentina—, el estallido social en Ecuador, el triunfo indiscutible de Evo Morales en Bolivia, la casi victoria del candidato del Frente Amplio —Daniel Martínez en Uruguay— y la existencia del gobierno populista de Andrés Manuel López Obrador en México indican que este sistema económico está agotado.
Lo interesante es que ningún analista y partidario del neoliberalismo global estaba preparado para la repentina rebelión latinoamericana que hizo desmitificar este modelo económico y presentarlo en toda su desnudez. Carlos Heller, un político argentino, comentó que «el neoliberalismo opera en la escala global como una especie de bomba de succión que traslada recursos de las mayorías hacia las minorías».
En otras palabras, este sistema económico concentra los recursos pero nunca los derrama. El think tank Credit Suisse Research Institute en su informe Global Wealth Report 2019 reveló que la riqueza global de los «millonarios creció hasta 360 millones de dólares entre mediados de 2018 y mediados de 2019». También siguió aumentando la desigualdad a escala global cuando el «45% de la riqueza está en manos del 1% más rico, mientras que la mitad de la población más pobre posee menos del 1% de este patrimonio mundial».
Para los promotores de este modelo, la desigualdad económica no es negativa mientras esté acompañada por la disminución de la pobreza sin querer darse cuenta que el crecimiento de la desigualdad social y económica está pauperizando a la clase media y cierra el camino de los pobres hacia su bienestar.
Chile después del golpe de Estado de Pinochet en 1973 se convirtió en el laboratorio del neoliberalismo inaugurado con la represión, secuestros, exilio, relegaciones, allanamientos, tortura, ejecución de opositores, desapariciones forzadas que facilitaron la aplicación de las reformas económicas elaboradas por el grupo Chicago Boys de Milton Friedman y Arnold Harberger.
La privatización de corporaciones estatales, las medidas de austeridad, la represión de toda la oposición y el control estatal de sindicatos fueron aplicados con facilidad debido al miedo que impuso la dictadura, y produciendo en Chile un trauma psicosocial que, de acuerdo a los estudios del Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos (ILAS), generalmente dura no menos de 30 años. Es decir, persiste durante unas tres generaciones. Y así sucedió en Chile, donde Pinochet supo atar todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos y aplastar a sangre y fuego la sociedad chilena en nombre de la estabilidad, el desarrollo, el orden, la sensatez y el éxito.
El modelo económico y social impuesto por la dictadura fue avalado por la Constitución de 1980 que los gobiernos de Concertación Política de Patricio Aylwin (1990-1994), Eduardo Frei (1994-2000), Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010) no se atrevieron ni siquiera a modificar. Tampoco cambiaron el orden impuesto por el régimen de Augusto Pinochet. Seguían pasando los años y el modelo impuesto por la dictadura se convertía por los medios de comunicación globalizada cada vez más en un ejemplo del éxito mientras la desigualdad crecía, los sueldos de la mayoría de los chilenos estaban por debajo de los sueños, la educación privada era cada vez más inaccesible y la pública, escasa, y las AFP estaban ganando cada vez más mientras los jubilados tenían pensiones de hambre.
Tuvieron que pasar 46 años para que se agote la paciencia del pueblo y se produzca un estallido de indignación saliendo solamente en la capital más de un millón de chilenos a protestar. Ni la abolición del incremento de la tarifa del metro ni la represión y la militarización de las calles y el toque de queda han llegado a acallar las marchas y protestas. Pero este estallido fue precedido por la llamada Revolución de los pingüinos en 2006, cuando 600.000 estudiantes secundarios salieron a exigir el derecho a la educación. Cinco años después, en 2011, los estudiantes universitarios organizaron la Primavera de Chile cuando se sublevaron contra la privatización de la enseñanza. El mismo año el pueblo mapuche empezó su lucha de resistencia.
Los psicólogos han tenido razón cuando afirmaron que se necesitaba no menos de 30 años para que los seres humanos sean capaces de superar el trauma psicosocial producido por la represión de la dictadura. Al declarar el presidente Sebastián Piñera que desde el 18 de octubre «estamos en guerra contra un enemigo poderoso, que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite», la indignación del pueblo chileno creció aún más porque este «enemigo poderoso» estaba representado por los hombres y mujeres chilenos que ya perdieron miedo a la represión y a la violencia del Estado. Según los documentos del Instituto Nacional de los Derechos Humanos (0INDH) de Chile, durante 11 días de protestas que siguen adelante hasta el envío de este artículo, 20 personas murieron, 3.162 fueron detenidas y 1.092 fueron heridas: de ellas 237 por perdigones y 272 por armas de fuego.
Entre los heridos hay 60 niños y adolescentes. También el INDH registró 50 querellas por tortura, actos crueles, inhumanos y degradantes durante la detención y 17 casos de violencia sexual. La Coordinadora Ni Una Menos y Feministas Autónomas denunció la desaparición de 13 mujeres desde el viernes 18 de octubre. A pesar de todo esto el pueblo chileno sigue la lucha contra la injusticia y la desigualdad impuesta por el neoliberalismo.
Mientras en Chile su pueblo salió a las calles para protestar contra el sistema económico y político impuesto por el Fondo Monetario Internacional, en Argentina hubo estallido popular en las urnas poniendo el fin durante las elecciones presidenciales al régimen derechista de Mauricio Macri, considerado por los globalizadores y entre ellos el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa como el ejemplo de aplicación exitosa del modelo neoliberal. Se olvidaron los que pretenden ser amos del mundo que Mauricio Macri —quien prometió en el 2015 luchar contra la corrupción— en 2017 apareció envuelto en los Papeles de Panamá. Durante su presidencia hizo todo lo posible para beneficiar las empresas de su familia con contratos en autopistas, pero a la vez bajó significativamente el poder adquisitivo de los argentinos.
En total, la gestión de Macri fue desastrosa en todo: desempleo, aumento de pobreza al 34%, crecimiento de inflación al 47%, devaluación del peso, endeudamiento con el FMI de hasta 278.000 millones de dólares —es decir, un 72% más— y la desarticulación del 40% de la planta productiva que provocó un colapso fabril.
Precisamente por estas cosas, el pueblo, como dijo el periodista argentino Luis Bruschtein, «esa multitud que fue calificada como vagos, fanáticos, choriplaneros, violentos, chorros que aguantó a pie firme la discriminación, la destrucción de sus trabajos y de sus bolsillos, del futuro de sus hijos, esa multitud hizo derrocar al macrismo».
Los argentinos dieron el 48,10% de su voto al Frente de Todos, encabezado por Alberto Fernández, quien será el próximo presidente del país, y a Cristina Fernández de Kirchner, quien asumirá la vicepresidencia. Fue precisamente la expresidenta del país, Cristina Fernández, quien logró formar la convocatoria de la unidad de peronistas y otras fuerzas para derrotar a Macri con la consigna Nunca más el neoliberalismo. Lo hizo a pesar de ser sometida al circo judicial durante los últimos cuatro años, allanamientos de su vivienda y ataques contra sus hijos.
Alberto Fernández prometió a sus votantes «una Argentina solidaria y más igualitaria con el nuevo orden y nueva lógica». Uno de sus primeros gestos fue encontrarse con la presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y saludar a Madres de Plaza de Mayo y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Ya se sabe que una de las primeras acciones del nuevo Gobierno, que asumirá sus funciones el próximo 10 de diciembre, va a ser la implementación de la Ley de Emergencia Alimentaria. En un reciente artículo la periodista argentina Victoria Ginzberg afirmó que por fin vamos a tener «un presidente con el que podremos enojarnos y amargarnos, pedirle más, exigirle más, como él mismo dijo, si no cumple con lo que prometió».
No cabe duda que al nuevo Gobierno del Frente de Todos le espera un trabajo titánico para recomponer la economía y que será muy difícil dar primeros pasos en la dirección contraria al neoliberalismo. No hay que olvidar que América Latina está bajo una mirada permanente de Washington, cuyos líderes siguen implementando la consigna elaborada por la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, que consiste en «crear nuevos mecanismos para reprender a aquellos países que se apartan del camino democrático». En otras palabras, a los que empiezan a renegar del neoliberalismo. Venezuela es la víctima del ojo que todo lo ve del Big Brother.
Ya uno de los más incondicionales de Estados Unidos, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se mostró descontento con los resultados de las elecciones en Argentina al declarar que «Argentina eligió mal. No pienso a felicitar a Fernández. Argentina puede ser apartada del Mercosur». Bolsonaro expresó su mayor molestia por el retorno al poder de Cristina Fernández debido a su cercanía con Nicolás Maduro, Lula da Silva, Dilma Rousseff y Evo Morales.
Lo extraño que está pasando en Bolivia, el país de Evo Morales, es que mientras en Argentina, Chile y Ecuador su pueblo repudia al neoliberalismo, un gran sector de la población boliviana, la nación con mayor crecimiento económico en la región, quiere variar el proceso y retornar al neoliberalismo.
Durante las recientes elecciones presidenciales Evo Morales obtuvo el 47,07% de los votos, quedándose Carlos Mesa en el segundo lugar con el 36,51%. Inmediatamente desde Washington el servidor incondicional de EEUU, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, declaró no reconocer la victoria de Evo Morales, como si la OEA estuviera por encima de la Constitución de Bolivia.
La Coordinadora Nacional de la Democracia que incluye opositores de la derecha, centroizquierda, comités procívicos, comités militares y comités de policías retirados declaró desde el anuncio del Tribunal Supremo Electoral (TSE) al ganador Evo Morales, el inicio del paro nacional, marchas de protesta para crear estado de crisis total acompañado por la violencia.
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, ya señaló a Carlos Sánchez Berzain y al millonario boliviano Branko Marinkovic como los promotores y financistas de la violencia en el país. Carlos Sánchez Berzain, exministro de Gobierno y de Defensa en el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, reside en EEUU y recientemente publicó el libro Castrochavismo: crimen organizado en las Américas. Branko Marinkovic, de origen montenegrino, es prófugo de la justicia boliviana por organizar y financiar entre 2006 y 2008 una banda armada terrorista para lucha por la secesión de la Media Luna de Bolivia, una zona ubicada en el oriente del país con abundantes yacimientos de hidrocarburos integrada por los Departamentos de Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando.
Los 30 auditores de la OEA que ya están en Bolivia difícilmente van a apoyar los resultados de la votación. Evo Morales, por su acercamiento a Rusia y su política independiente, está irritando a Washington desde hace mucho tiempo. Entonces, el futuro de Bolivia está en manos de su pueblo. Mientras, miles de indígenas campesinos, mineros y el grueso de la Confederación Obrera de Bolivia (COB) llegaron a la capital y salieron a las calles para defender los resultados de la elección y amenazan a los opositores al servicio de EEUU con el «uso de dinamita que es histórico y democrático».
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
MUNDO
Los peligros del oro digital: El bitcoin, codiciado y robado como en el Viejo Oeste

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Tuve la oportunidad de escuchar varias conferencias en la convención mundial de bitcoin realizada la semana pasada. Es fascinante. Los negocios, desde autos hasta cafés como Starbucks que ya la empiezan a utilizar como moneda de curso legal.
Las ciudades estadounidenses, como Nueva York, ofrecen aceptarla como pago legal de fianzas y claro, los estados y los países que ya la quieren incluir en sus reservas estratégicas como el oro, la plata y las monedas más estables.
En fin, una verdadera revolución intelectual escuchar a los grandes como al CEO de Gamestop o al magnate de bitcoin, Nakamoto. Pero lo que más me llamó la atención no fue lo bueno, sino lo malo o riesgoso que se ha vuelto el presumir la propiedad de riqueza digital.
Según agencias de seguridad internacional, en los últimos años a través de bitcoin se han registrado pagos ilegales o relacionados con organizaciones criminales que superan los 150 mil millones de dólares. Desde pagos de secuestros, tráfico de personas o de drogas hasta sobornos. Pero fue el rubro de robos físicos de bitcoins lo que más me llamó la atención.
Estamos hablando de personas que han sido secuestradas o extorsionadas para obligarlas a transferir sus bitcoins a delincuentes, quienes les ubican a ellos o a su familia para después retenerlos, torturarlos o drogarlos hasta que les obligan a transferir sus monedas digitales a cuentas de los delincuentes.
Ahora, si un secuestrador nos obliga a transferir por medio de un banco dinero, en un segundo podemos identificar el destino y denunciarlo. Pero las criptomonedas son mejor que dinero al portador, porque no hay forma de regresarlas o de rastrearlas. Es decir que son tan tangibles como el oro sin registro. Así como lo escucha. Si una persona consigue sus claves de bitcoin pude mandarlas a otra cuenta y no hay forma de rastrar el final de su dinero.
Para que tengamos una idea y sobre todo cuidado, hay personas en bares que al presumir sus cuentas son retenidas por desconocidos hasta que les entregan la riqueza. Los ladrones no solo son individuos como carteristas, sino que ya hay bandas de rateros en varias partes del mundo, quienes se han dedicado a seguir para robar a familiares o a personajes dentro de la comunidad de dueños famosos de esas monedas.
Desde Australia hasta Canadá, Francia y EUA. Los robos de bitcoins se han vuelto ya un tema de seguridad pública alcanzando en el 2024 más de 3900 robos a nivel mundial con un monto superior a los mil millones de dólares. Los que usan esas monedas tienen en sus claves digitales millones de dólares prácticamente al portador. El presumir tenerlas es una tontería.
Si sus hijos o usted tienen monedas digitales, recuerde que son fáciles de robar y mejor no lo presuma, ya que es como salir diario a la calle con las escrituras de su casa en un folder transparente y en un coche sin cerrar.
Hay personas a las que les han robado 4 o 5 millones de dólares en un momento. Hay zonas de casas en las que bandas de rateros se han dedicado a saquear solo ese tipo de riquezas y, claro, están los ladrones de ocasión en las que escuchan a alguien presumir sus monedas y de inmediato los drogan o detienen a la salida de bares para robarles sus claves.
Aunque aún son pocos los países que tienen bitcoin como parte de sus reservas estratégicas federales, la lista de países que como gobierno tienen esta moneda virtual está creciendo. Estados Unidos, China, El Salvador, Corea del Norte, Venezuela, Finlandia, Inglaterra, Ucrania y Emiratos Árabes Unidos ya la tienen en sus estados financieros, pero faltan cientos. Los países la utilizan como reserva, pero también para evadir sanciones de los países dueños del sistema bancario internacional.
Así las cosas, no he visto si México o Jalisco tienen cripto en sus reservas, pero estoy seguro de que las grandes organizaciones criminales sí.
Yo no tengo, pero me interesó mucho ver que las cripto dan una libertad de movimiento que no dan muchas otras formas de riqueza. Por lo pronto le recuerdo sea prudente y pida lo mismo a sus amigos o hijos, ya que la ocasión hace al ladrón. Parece ser que EUA pronto emitirá bonos del tesoro respaldados y referenciados por bitcoin lo que será la entrada en la economía abierta de las criptomonedas.
¿Será que el Banco de México hará lo mismo? Por lo pronto Starbucks, Gucci, McLaren, Burger King y muchos más ya aceptan estos pagos, pero OXXO no sé, aunque Elektra sí.
CARTÓN POLÍTICO
El muro de los dolores
MUNDO
El poder venció a la información: Los medios de comunicación y el engaño de la salud de Joe Biden

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
El saber lo qué pasó con la capacidad cognitiva de Biden es no sólo importante para EUA sino para los medios y las democracias del mundo. Digamos que algunos de los políticos de alto nivel del partido demócrata de EUA prefieren ver hacia adelante y dar carpetazo al pasado. Eso suena adecuado para no estar repitiendo temas políticos del 2021 al 2025 en especial si los beneficiarios temen el haber abusado del estado mental y físico del exmandatario.
Empecemos por recordar que hace ocho días se dio a conocer el audio de la entrevista del 2023 donde Joe Biden era cuestionado por el fiscal especial responsable de investigar el posible delito del entonces senador por Delaware de los 70 al 2008, y después del 2008 al 2016 vicepresidente Biden, quien se habría llevado a su casa, a su oficina privada y, a una universidad particular varias cajas de documentos marcados como secretos o confidenciales.
Cuando el fiscal especial dio a conocer su informe y recomendó no procesar a Joe Biden, dijo que la razón por la que hacía esa recomendación era porque de poner al presidente Biden ante un jurado, no se podría obtener una condena, ya que se le vería como “un anciano olvidadizo” quien por años de manera consciente se llevó y mantuvo sin permiso.
A partir de ahí los partidarios de los conservadores exigieron conocer los audios completos de dicha entrevista para ver si en realidad se justificaba no procesarlo por el mismo delito por el que se estaba procesando en ese 2023 a Trump, quien además a diferencia de Biden, había sido presidente durante el tiempo en el que se llevó a su casa papeles marcados como confidenciales.
Obviamente los medios de mayor prestigio desestimaron las críticas de los republicanos y del propio Trump. La Casa Blanca y decenas de legisladores y altos políticos demócratas acusaron a los republicanos y al propio fiscal especial de estar atentando contra la imagen de Biden al que defendieron asegurando que él era mentalmente muy ágil y tan agudo y trabajador que era difícil el mantenerle el paso ya que estaba bien preparado e informado de todos los temas que presentaban a su consideración.
La verdad es que desde el 2020 se vio a un Biden disminuido pero los encierros por el COVID-19; le dieron la excusa perfecta para hacer campaña desde el sótano de su casa. Incluso se decía que su agenda era ligera era para no arriesgar a los ciudadanos, contrastándolo con los eventos masivos de Trump al que acusaban de ser un hombre mentalmente agotado.
Los medios de comunicación y las encuestas pedían a un presidente con imagen tradicional que pudiera ser aceptado por los llamados afroamericanos. Así las cosas, Joe Biden llegó a la candidatura misma que había buscado sin éxito por tres ocasiones anteriores y seleccionó como su compañera a la senadora por California Kamala Harris, quien en el debate previo a la primera elección interna de su partido, había acusado a Biden de racista.
Hoy todo es historia, las anécdotas públicas y privadas llenan los medios nacionales del país más rico y poderoso del mundo. Los medios más afamados acusan a los líderes demócratas de ocultar el estado de Biden y ser causantes de la victoria de Trump.
Los líderes demócratas dicen que ya no es tiempo de ver para atrás sino de ver el futuro, los aspirantes que se quedaron en el camino en la elección interna del 2020 dicen que ellos no vieron nada pero que es culpa de Biden y de sus allegados por no haber sido honestos y claro los militantes y figuras liberales dicen que la dirigencia del partido es culpable por haber ocultado la realidad.
Como siempre la derrota y la vergüenza son huérfanas. Incluso CNN y su conductor estrella Jake Tapper sacaron un libro para denunciar los secretos tras el poder del periodo 2020-2025 en donde citan fuentes de integrantes del gabinete que aseguran no haber tenido acuerdos con el presidente por más de 2 años. Señalan que el presidente no reconocía a sus secretarios de Estado o altos asesores, incluso indicando que para acuerdos con el propio secretario de Defensa necesitaba un guion.
El gobierno de Biden se vio envuelto en múltiples decisiones cuestionables, pero poco difundidas por los medios quienes eran sus aliados. Ahora se sabe que muchas de esas decisiones fueron firmadas con una máquina que hacía la firma de Biden y no por su puño y letra. La noticia de que Biden está enfermo en realidad no es noticia, el nombre de cuando menos uno de sus padecimientos no era público, pero se ocultó por negocio de unos cuantos.
El 74% de los electores no querían que fuera candidato en 2024. Ahora los conductores de MSNBC como Joe Scarborough de Morning Joe, quien hace 1 año decía que “esta versión de Biden (del 2024) era la mejor de la historia por su agilidad mental y su conocimiento de la política”, ahora dice que Biden decía estupideces, pero que siempre las dijo, por lo que no era raro, y que él no es culpable de encubrir la verdad sobre Biden, que en realidad era pública, pero no aceptada.
George Clooney, quien días antes del debate de Biden con Trump realizó un evento con artistas de Hollywood para recaudar fondos a favor de Joe y Kamala, ahora dice que Biden estaba muy mal y que por eso como deber cívico, él pidió a Biden dejar la candidatura (claro, después del desastroso debate y de sacarle a sus amigos 30 millones de dólares en donaciones).
Asesores del presidente confiesan que en el avión presidencial se decía que el presidente no podía ni siquiera poner una oración completa. Algunos otros aseguran que se pensaba ponerlo en silla de ruedas después de la elección.
La lista de detalles es tan larga que ahora que todos saben que estaba muy enfermo, nadie quiere admitir que fue parte de la operación de encubrimiento más penosa de la historia moderna de los Estados Unidos. El presidente tiene un cáncer avanzado. Según expertos, este lo debe tener desde hace 5 o tal vez 10 años.
Algunos dicen que, como el presidente tiene más de 80 años, ya no era costumbre hacer pruebas de cáncer. Pero eso es para civiles normales, no para el hombre más poderoso del mundo, como demuestran los estudios que se le hicieron a Bush, Obama y Trump antes y ahora. Además, Biden ya había tenido cáncer de piel y problemas en el colon. Peor aún, se dice que su último examen (oficial) de próstata fue en el 2014, por lo que “oficialmente” nunca fue diagnosticado.
Esto es una mamarrachada, perdone usted mi lenguaje. En fin, ahora veremos si se sabe quien o quienes eran los que tomaban las decisiones de la pluma mecánica y si como dice Biden él no sabía de partes delicadas de la salida de Afganistán o de los temas de hombres en baños de mujeres o de los millones de indocumentados traficados por carteles en los años recientes o de la hiperinflación del 2023-2024, o de los miles de millones de dólares en endeudamiento para gasto de infraestructura que no se hizo. La verdad es que solo Dios sabe quién era, o si eran los verdaderos presidentes de facto de EEUU.
Lo cierto es que los medios prefirieron ser parte del poder que de la información. Las decisiones de Biden fueron tan cuestionables como muchas de las de Trump, pero en los principales medios que ahora se hacen sorprendidos, casi nadie les dio crítica o cuestionamiento. Los libros de periodistas parecen más un catálogo de excusas y disculpas tardías.
El grupo cercano a Biden aprovechó el poder y sea o no legal es algo humano. Pero los medios se supone que son los que deben hablar de frente al poder y estaban tan ocupados defendiendo posturas ideológicas que olvidaron ver que debían investigar y difundir todo lo que era noticia en favor de sus lectores y no solo lo que le convenía a sus amigos. Para la historia quedan los cientos de millones de dólares enviados de China, Rusia y Ucrania al hijo del presidente Biden y que nadie pudo explicar.
También los cientos de millones de dólares en gastos de asesores en los paquetes de presupuesto más altos de la historia que no construyeron casi nada de infraestructura, los decretos firmados con máquina en lugar de en físico por parte del presidente, los largos periodos del hijo del presidente en la oficina presidencial sin su padre presente.
Otros hechos acumulados fueron el escándalo de la salida de Afganistán y los múltiples episodios en los que el presidente decía no saber sobre órdenes o recomendaciones recibidas en materia de seguridad nacional, el presupuesto para hombres trans en competencias de mujeres, lucha contra el tráfico de personas, los meses sin fin en los que el presidente vacacionó y visitó su casa de playa sumando casi la mitad de todo su tiempo al frente del país del Tío Sam, etc.
La verdad es que, si uno busca los videos de Biden antes de ser VP y claro antes de ser presidente, veremos a un Joe Biden con ideología y arranques muy distintos a su gobierno. Pero la historia recordará al Joe B. perdido en los escenarios, con la inflación más grande en la historia reciente de su país, la pérdida de más de 300 mil niños inmigrantes y confundido en sus mensajes que fue bajado de la candidatura y cuyas firmas como presidente ahora se ponen en duda.
Al final, la puerta revolvente de intereses entre medios y el poder evitó la crítica y las investigaciones al poder desde los medios más importantes. Ahora debemos ser autocríticos y ver que, no solo en EUA, sino en todo el mundo, al poder y a todos nos molestan las críticas, pero son parte de los controles para saber si estamos haciendo bien las cosas. Incluso las que vienen malintencionadas nos ayudan. Pero en especial debemos ver que hasta los países y medios más respetados y poderosos caen en el error de solapar a los amigos.
Así, los dos lados de la moneda: Biden y Trump, uno protegido por medios, tanto que quedó ciego a la realidad, y otro que está todo el tiempo en pleitos de ida y vuelta con los medios, que ya no se sabe cuándo acierta o cuándo se equivoca.
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