MUNDO
Con derecho al retorno: Cómo Israel repatrió a los judíos de todo el mundo

(Sputnik Mundo). Hace justo 70 años, el 5 de julio del 1950, el Parlamento de Israel (Knéset) aprobó la Ley del Retorno, que garantiza el derecho de todos los judíos a regresar a Israel y solicitar la ciudadanía. Esta iniciativa legislativa, que se convirtió en una de las más importantes del país, no ha estado exenta de polémicas.
Inicialmente, el artículo 2 de esta ley prescribía que el visado de repatriado podía concederse a cualquier persona de origen judío que manifestara su deseo de asentarse en Israel. Las autoridades israelíes solo podían rechazar una solicitud si el individuo había sido acusado de cometer un crimen contra el pueblo de Israel o si presentaba una amenaza a la salud pública y la seguridad del Estado hebreo.
Tampoco podían regresar a Israel aquellas personas que tuvieran un historial criminal en el pasado. Esta disposición buscaba evitar a los delincuentes que veían el regreso a Israel como una manera de escapar de la justicia en otros países.
La aprobación de la Ley del Retorno condujo inmediatamente a la aparición de ciertos problemas legales. En particular, se hizo necesario determinar algunos criterios que debía cumplir cada solicitante para ser repatriado a Israel.
En 1958, el ministro del Interior de la época, Yisrael Bar-Yehuda, dio instrucciones para que «una persona que declare sinceramente que es un judío sea registrada como judío, sin exigir pruebas mayores». Sin embargo, esto causó una fuerte polémica dentro del país, especialmente dentro de los sectores más religiosos, por lo que el primer ministro, Ben Gurión, decidió derogar esta modificación.
Esta situación solo empeoró en 1962, con el caso del monje católico de origen judío Oswald Rufeisen y en 1968, con el comandante de la Armada israelí, Benjamin Shalit, casado con una mujer atea y escocesa, y quien exigió reconocer a sus hijos como judíos. La historia de Rufeisen fue tan determinante que se convirtió en un símbolo de la lucha de los que no estaban de acuerdo con la definición oficial de persona judía.
Algunos expertos defendían que era necesario que los repatriados respetaran el Halajá: el cuerpo colectivo de reglas religiosas judías que reglamenta la vida religiosa y social de los adeptos al judaísmo. Otros sugerían que para reconocer a un individuo como judío bastaba con que este pasase a confesar la respectiva fe, sin importar si era un afroamericano o un aborigen.
En 1970, la Ley del Retorno fue completada con la siguiente definición: un judío era aquel individuo que nacía de una madre judía o realizaba un giyur —conversión de un no judío al judaísmo —, y no pertenecía a otra religión. Al mismo tiempo, su cónyuge, hijos y nietos de otra confesión que arribaron al país hebreo junto con él podían contar con los mismos derechos y beneficios que otros repatriados, según la base de la Ley del Retorno.
«Guiado por esta ley, el Gobierno israelí abrió las puertas a una repatriación ilimitada e inmediatamente enfrentó el problema de la repatriación y absorción masiva de inmigrantes», recordó en una de sus obras literarias el escritor ruso Rafael Grugman.
La primera ola estaba compuesta por refugiados procedentes de Europa que habían sobrevivido al Holocausto y se habían asentado en Chipre. La segunda procedió de los países árabes y del norte de África.
«Los judíos fueron forzados a abandonar sus hogares, les confiscaron sus propiedades, casas y tierras. Un gran número de nativos multilingüe de 70 países que no hablaba la lengua hebrea se movilizaron a Israel, entre ellos había muchas personas discapacitadas, ancianos y niños que necesitaban un cuidado especial», escribió Grugman.
Como consecuencia, este flujo de migrante condujo a una profunda crisis económica en Israel. El 12 de marzo de 1951, el país hebreo envió una nota a Estados Unidos, la URSS, Reino Unido y Francia exigiendo que le pagasen una indemnización de 1.500 millones de dólares de los fondos recibidos como parte de las reparaciones alemanas. La URSS decidió no responder a esta nota, mientras los países occidentales recomendaron que Israel recurriese directamente a la Alemania Occidental.
De acuerdo con lo señalado por Joseph Telushkin en su libro El Mundo Judío, «la Ley del Retorno es probablemente el acta más popular de todas las que fueron introducidas por el Knéset. Incluso al día de hoy sigue siendo una fuente de confort psicológico para los judíos de todo el mundo, incluso para los que no tienen la intención de volver a Israel.”
No obstante, una de las principales críticas a las que se somete esta ley es el hecho de que muchos de los que volvieron a Israel no se asocian con el pueblo judío. En cambio, lo hicieron solo con el fin de mejorar su situación socioeconómica al recibir los beneficios que otorga esta ley a los repatriados. Parte de estas personas considera a Israel como un punto intermedio para emigrar a EEUU o Canadá.
De hecho, la profesora de derecho israelí Ruth Gavison opina que la repatriación debe permitirse solo a los que estén interesados en el modo de vida judío. Por esta razón, ya se propuso una enmienda a la ley, que incluiría un criterio de interés por la vida judía.
CULTURA
Descubren ciudad sumergida de más de 2,000 años frente a Alejandría

– Por Redacción Conciencia Pública
Un hallazgo arqueológico de gran relevancia ha salido a la luz en Egipto: los restos de una ciudad sumergida en la bahía de Abukir, frente a Alejandría.
Se trata de una urbe que habría formado parte de la antigua urbe de Canopo, célebre en la época ptolemaica y romana por su riqueza cultural, sus templos y su intensa vida social.
El descubrimiento ha sido anunciado por el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, en coordinación con arqueólogos submarinos que trabajan bajo el apoyo de la UNESCO.
Entre los vestigios encontrados destacan templos, viviendas, depósitos de agua y un muelle de unos 125 metros de largo que da cuenta del desarrollo urbano alcanzado por esta ciudad.
También fueron localizadas estatuas, incluidas esfinges y figuras dañadas por el paso del tiempo, que confirman la importancia simbólica y religiosa que tuvo la zona.
Según los expertos, estas piezas datan de más de 2,000 años de antigüedad y permanecieron ocultas bajo el mar durante siglos.
Los investigadores sostienen que el hundimiento de la ciudad ocurrió entre los siglos III y VIII D.C., a consecuencia de una combinación de fenómenos naturales: terremotos, el hundimiento progresivo del delta del Nilo y el ascenso del nivel del mar.
Estas catástrofes provocaron que extensos territorios costeros quedaran sumergidos, sepultando bajo el agua ciudades que fueron en su tiempo centros de comercio y devoción.
El equipo arqueológico responsable del rescate de estos vestigios enfatizó que la investigación se ha realizado con sumo cuidado para preservar el patrimonio.
Algunas piezas ya han sido recuperadas y serán exhibidas en museos egipcios, mientras que otras permanecerán bajo el mar para asegurar su conservación. Este proyecto se enmarca en la Convención de la UNESCO sobre patrimonio cultural subacuático.
El descubrimiento de Canopo se suma a otros hallazgos realizados en las últimas décadas en la costa de Alejandría, como las ciudades sumergidas de Thonis-Heracleion y Menutis, así como los restos de la isla de Antirhodos, donde se encontraba un palacio atribuido a Cleopatra.
También se han recuperado fragmentos del legendario Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
Con cada nuevo hallazgo, Egipto no solo enriquece la comprensión de su pasado, sino que refuerza su atractivo como destino cultural y turístico.
Las ciudades sumergidas de Alejandría ofrecen una ventana fascinante a un capítulo perdido de la historia, revelando cómo la grandeza de la civilización egipcia también quedó grabada bajo las aguas del Mediterráneo.
MUNDO
Estados Unidos intensifica despliegue militar en el Caribe y eleva tensiones con Venezuela

– Por Redacción Conciencia Pública
Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en la región del Caribe con el envío de buques de guerra, submarinos nucleares y más de cuatro mil marines, en lo que la administración Trump ha calificado como una operación contra el narcotráfico y los grupos criminales transnacionales.
El despliegue, dirigido por el Comando Sur de EEUU, incluye destructores equipados con el sistema Aegis, un crucero lanzamisiles, aviones de patrullaje marítimo y unidades expedicionarias de infantería.
El Pentágono confirmó que tres destructores —el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson— se encuentran ya en aguas cercanas a Venezuela, acompañados por el Grupo Anfibio Iwo Jima y la 22ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina. En conjunto, estas fuerzas suman más de 4,000 efectivos, con capacidades ofensivas y de vigilancia que superan lo habitual en las operaciones rutinarias de seguridad marítima.
De acuerdo con fuentes oficiales, el objetivo de este despliegue es combatir lo que Washington ha denominado “narcoterrorismo”. La administración estadounidense acusa a organizaciones como el Cártel de los Soles, el Tren de Aragua, el Cártel de Sinaloa y el CJNG, así como a la pandilla MS-13, de operar en alianza desde la región y poner en riesgo la seguridad hemisférica. La operación es vista como una extensión de la política de mano dura de Trump contra el crimen organizado en América Latina.
La presencia de estas fuerzas no es un hecho aislado, sino parte de una larga tradición de influencia militar estadounidense en el Caribe. Desde la base de Guantánamo en Cuba hasta instalaciones en Puerto Rico, Panamá y Colombia, Washington mantiene más de 70 bases en América Latina.
Además, unidades como la Joint Task Force Bravo, con sede en Honduras, han servido históricamente como plataformas para operaciones contra el narcotráfico y acciones de asistencia humanitaria en la región.
La reacción de Venezuela no se ha hecho esperar. El presidente Nicolás Maduro ordenó la movilización de 4,5 millones de milicianos como respuesta al movimiento de los buques de guerra estadounidenses frente a sus costas. Maduro acusó a Washington de preparar una provocación e incluso prohibió el uso de drones civiles en territorio venezolano como medida de seguridad, argumentando que se busca proteger la soberanía del país frente a una posible agresión.
Analistas internacionales consideran que esta escalada puede derivar en un aumento de la tensión regional. Si bien Estados Unidos justifica la operación como un esfuerzo para frenar el tráfico de drogas, su despliegue militar tan cercano a Venezuela es interpretado como una señal de presión política de que van contra el régimen de Maduro. Al mismo tiempo, países vecinos observan con cautela, temiendo que la militarización afecte las rutas comerciales y provoque inestabilidad.
El Caribe, históricamente escenario de intervenciones estadounidenses —desde las llamadas “Banana Wars” hasta la invasión de Granada en 1983—, vuelve a colocarse en el centro del tablero geopolítico.
Esta nueva estrategia refuerza la idea de que la región sigue siendo un espacio estratégico para Washington, donde confluyen intereses de seguridad, narcotráfico y poder político, en una coyuntura que amenaza con tensar aún más la relación entre Estados Unidos y Venezuela.
JALISCO
Guadalajara se consolida como ciudad que cuida a las personas en movilidad

– Por Francisco Junco
En Guadalajara, la migración no es vista sólo como un fenómeno estadístico, sino como una realidad humana que toca vidas y familias. Con la renovación de la Carta de Entendimiento entre el municipio y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la presidenta municipal, Verónica Delgadillo, refrendó el compromiso de construir una ciudad que cuide también a quienes transitan, llegan o regresan en busca de un lugar seguro.
El reto no es menor, sólo en el primer trimestre de 2024, el 54% de las personas migrantes en tránsito por la ZMG tenía como destino Estados Unidos, y de ellas, el 91% carecía de documentación migratoria.
A esta realidad se suma que, en lo que va del año, más de 2,467 jaliscienses han sido repatriados desde ese país, lo que confirma a Guadalajara no sólo como ciudad de paso, sino también como territorio de retorno y reconstrucción de proyectos de vida.
El acuerdo con ACNUR se acompaña del Diagnóstico de Movilidad Humana y del Protocolo de Atención Integral, dos herramientas que ofrecen una radiografía puntual de las necesidades de la población migrante y marcan rutas claras de atención en salud, identidad, educación, empleo y cultura.
“Nuestra visión de gobierno es hacer de Guadalajara la Ciudad que te cuida… no sólo es buena voluntad, es tomar acciones para construir comunidad”, expresó Delgadillo al firmar el documento junto con Giovanni Lepri, representante de ACNUR en México.
Los organismos internacionales reconocieron a Guadalajara como una de las primeras ciudades en América Latina en diseñar protocolos locales de atención a migrantes, lo que fortalece su papel como punto de destino, tránsito y retorno.
Para el Jefe de Misión Adjunto de la OIM, Jeremy MacGillivray, este paso significa abordar la migración de forma ordenada y segura y apuntó que le “alegra mucho que una ciudad como Guadalajara tome el liderazgo”.
Más allá de los compromisos, la política migratoria local busca impactar directamente en las personas.
Nadine Cortés, directora de Relaciones Internacionales y Atención a Personas Migrantes, destacó que se trata de un protocolo práctico que convierte principios en procedimientos y asegura que “ninguna persona migrante esté sola en Guadalajara”.
Para ello, se han capacitado funcionarias y funcionarios, además de ampliar la Ventanilla Informativa a colonias y comunidades en los Martes Comunitarios.
Con este esfuerzo, Guadalajara envía un mensaje claro y que sepan que las fronteras no borran la dignidad. La ciudad se reconoce como epicentro de movilidad humana y se prepara para responder con solidaridad, coordinación y políticas públicas basadas en la evidencia.
Cada paso, cada protocolo y cada alianza internacional buscan lo mismo, que la migración en Guadalajara se viva con respeto, inclusión y humanidad.