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MUNDO

Economía latinoamericana cae 8.4% entre 2014 y 2020: El desempleo es el peor en 40 años

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Por Alfredo Zaiat (*)

Una de las principales causas de la insatisfacción social en las sociedades latinoamericanas, expresada en masivas movilizaciones populares, es el incremento del desempleo y del deterioro del mercado laboral.

Las economías de la región siguen sin mostrar signos de recuperación sostenida. Las proyecciones de la CEPAL para este año no son alentadoras. La estimación es de un alza de apenas 1,3%.

Si se confirmara esa proyección, América Latina registrará los siete años (2014-2020) de menor crecimiento económico en los últimos 40 años.

Como se detalló en un anterior artículo ese ciclo económico ofrece un resultado decepcionante:

  • Caída del Producto Interno Bruto

  • Descenso del PIB per cápita

  • Retroceso de la inversión, del consumo per cápita y de las exportaciones

  • Sostenido retroceso del empleo

MERCADO DE TRABAJO

Este escenario mediocre tuvo el saldo previsible en el mercado laboral: aumento de la incertidumbre con alza de la tasa de desocupación y de la precarización.

Tendencia que en este año que comienza no se revertiría e incluso podría empeorar, de acuerdo al informe anual Panorama Laboral de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentado en Lima, Perú.

«La situación del mercado de trabajo es compleja», dijo el Director Regional de la OIT, Juan Hunt.

La tasa de desocupación regional promedio para el 2019 fue de 8,1%, que significa que cerca de 26 millones de personas están buscando empleo activamente y no lo consiguen.

La proyección de especialistas de este organismo internacional para 2020 es peor, acentuándose la tendencia negativa al calcular un alza del desempleo a 8,4%, que sumaría más de 27 millones de personas.

Existe también una tendencia al aumento en los indicadores de subocupación. El porcentaje de los que que trabajan menos de 35 horas y desean hacerlo más aumentó en 10 de los 11 países.

BRASIL Y MÉXICO

Ese 8,4% es dos puntos porcentuales por encima de lo registrado hace cinco años. En 2014, una región que había experimentado un crecimiento económico sostenido y una buena respuesta social y económica ante la crisis de 2008, lograba el nivel más bajo de desocupación en lo que va de este siglo, al ubicarse en 6,1%.

Pero desde entonces los mercados laborales han registrado el impacto de la falta de dinamismo económico.

El 2019 ha sido un año de debilitamiento de la tasa de crecimiento económico regional, causado principalmente por dificultades para el comercio internacional.

Al mismo tiempo, se han multiplicado las demandas de quienes comenzaron a salir a las calles para manifestarse contra la desigualdad y a pedir oportunidades para mejorar sus condiciones de vida.

El alza de la desocupación fue la característica sobresalienta en América Latina, donde se registró una suba en nueve de 14 países. Se mantuvo sin cambios en tres y bajó solamente en dos.

Se destaca el buen comportamiento de Brasil y México en esa media latinoamericana, puesto que, sin incluir a esos dos países, la tasa de desocupación habría anotado un alza todavía más pronunciada.

SECTORES

La dinámica de desaceleración económica ha tenido impacto en los empleos en América Latina y el Caribe, tanto en su estructura como en su calidad.

El tenue crecimiento del empleo asalariado tuvo en paralelo un importante aumento del empleo por cuenta propia, particularmente no profesional.

La composición por ramas de actividad tuvo dinámicas heterogéneas en diversos sectores, aunque desde 2015 se observó una caída progresiva del empleo en construcción, agricultura, pesca y minas.

La participación de la industria manufacturera se estabilizó en 2017 y 2018. En cambio, entre 2015 y 2018 continuó el aumento en los sectores de servicios, sobre todo en servicios comunales, sociales y personales.

Esas actividades concentran más de un tercio del empleo urbano total, mientras que aproximadamente un cuarto del empleo en la región trabaja en comercio.

MUJERES Y JÓVENES

Pese al persistente aumento de la participación laboral de las mujeres, que llegó a 50,9%, ésta sigue estando más de 20 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres, que es de 74,3%.

Los últimos datos disponibles para 2019 indican que la desocupación femenina subió a 10,2%, mientras que la de los hombres se mantuvo sin cambios en 7,3%, lo que indicaría que el peso en el aumento del desempleo regional afectó en forma desproporcionada a las mujeres.

Las mujeres participan en el mercado laboral en desventaja frente a los hombres: por cada hora trabajada, las mujeres reciben ingresos laborales que son, en promedio, 17% inferiores a los de los hombres con la misma edad, educación, presencia de niños en sus hogares, presencia de otros generadores de ingresos en el hogar, condición de ruralidad y tipo de trabajo.

Cuando la comparación de salarios de hombres y mujeres incluye además la dedicación laboral semanal de los trabajadores (es decir, el número de horas trabajadas por semana), la brecha alcanza el 27%.

La OIT consideró que la situación de los jóvenes es alarmante, dado que al tercer trimestre la tasa de desocupación regional fue de 19,8%, lo que implica que uno de cada cinco jóvenes en la fuerza laboral no puede conseguir empleo.

Este es el nivel más alto registrado en la última década.

REBELIÓN POPULAR

La desocupación afecta a uno de cada cinco jóvenes en América Latina y el Caribe, y esta tasa es superior al triple de la correspondiente a la población trabajadora.

La protesta social que se intensificó en el último trimestre de 2019 puso en evidencia la persistencia de los déficits de trabajo decente.

Las oportunidades de acceder a un empleo digno y productivo, con salarios justos, protección social y derechos laborales, son clave para responder a las demandas sociales.

Hunt comentó que las recientes manifestaciones de ciudadanos pidiendo mejores oportunidades y mayor igualdad «evidencia la persistencia de los déficits de trabajo decente» en la región.

Afirmó que «las oportunidades de acceder a un empleo digno y productivo, con salarios justos, con inclusión social, con protección social y derechos laborales, son clave para responder a las demandas sociales, para garantizar que los beneficios del crecimiento lleguen a todos y para garantizar la gobernabilidad».

Respecto a la calidad del empleo, el economista regional de la OIT, Hugo Ñopo, quien coordinó la elaboración el Panorama Laboral, explicó que «la dinámica de desaceleración económica ha impactado tanto en la estructura como en la calidad de los empleos».

Ñopo destacó que desde 2018 se nota un menor crecimiento del empleo asalariado en comparación con el empleo por cuenta propia, en especial el no profesional, y destacó que estas son señales de que en este momento existe «una precarización de los empleos que están siendo creados en América Latina y el Caribe».

CICLOS

No cabe duda de que la historia económica de la región está muy condicionada a los ciclos económicos.

Con el superciclo de los precios de los commodities, que se extendió entre mediados de 2000 y 2013, varios países de la región generaron políticas que facilitaron la formalización del empleo por el lado de la extensión de la cobertura de la seguridad social, así como la ampliación del acceso a beneficios del empleo formal.

En este período también se generaron políticas sociales activas enfocadas en la reducción de la pobreza, las cuales contribuyeron a crear nuevos espacios para la complementariedad con políticas laborales y de formalización del empleo.

No obstante, cuando se precipitó la desaceleración del crecimiento irrumpieron tensiones sociolaborales. Con mayoría de gobiernos de derecha en la región, no se aplicaron medidas contracíclicas para atenuar los efectos de ese menor dinamismo.

A la fase contractiva del ciclo económico se sumaron mayores restricciones fiscales. Como resultado, el efecto de la desaceleración en estos años tuvo un impacto significativo en el aumento de la desocupación regional, en la contracción del empleo asalariado y en el progresivo deterioro de la calidad del empleo.

Esa incapacidad política para amortiguar un ciclo económico negativo tuvo como consecuencia el incremento de la insatisfacción social, con las consiguientes rebeliones populares en varios países de la región.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

(*) Cortesía Sputnik Mundo)

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JALISCO

Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

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– Por Mario Ávila

El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.

Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.

Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.

Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.

Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.

La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.

Para fechas y ciudades entrar en este sitio web: http://www.mexicoenelcorazon.org

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

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Lectores en teléfono celular: Para una mejor lectura online, girar a la posición horizontal.

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

LAS CINCO PRINCIPALES:

Los retos de Mirza Flores como líder de MC: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco

95 aniversario del natalicio de Porfirio Cortés Silva: Deja legado de política, amistad y generosidad

La disputa del agua entre Jalisco y Guanajuato: Debe ser un reparto justo, no uno político, Arturo Gleason

La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

 

 

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MUNDO

La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

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– Actualidad, por Alberto Gómez R.

(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.

Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.

El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.

En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.

Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.

Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.

LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL

Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).

Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.

El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.

Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).

El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.

El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.

ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA

Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.

Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.

La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.

Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).

Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.

EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO

La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.

El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.

El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».

La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.

Continuará…

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