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MUNDO

La democracia y el autoritarismo: Ideologías extremas víctimas de su propio éxito

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Por Jorge López Portillo //

Para nadie pasa inadvertido el hecho de que día a día, los seres humanos estamos más interconectados unos con otros entre comunidades de diversas partes del mundo. Dicha “conexión” es directa o indirecta, ya sea a través de los medios digitales de comunicación como las redes sociales y el internet, o indirecta por los constantes traslados de mercancías, ideas y enfermedades que pueden llegar de un lado al otro del mundo en un segundo o cuando mucho en horas.

A escasas tres semanas transcurridas del 2020, creo necesario hacer algunas reflexiones sobre asuntos y conductas globales que parecen aisladas pero que en realidad nos ayudarían a evaluar nuestra propia realidad.

DESDE “EL GABACHO”

Como sabemos en EUA se continúa el proceso de juicio político vs el Presidente Trump. El Partido Demócrata está dispuesto a decir de todo y hacer de todo para desprestigiar al mandatario que de suyo propio puede hacer ese trabajo solo, sin ayuda de nadie con los burdos comentarios mediáticos que le han caracterizado. No obstante, los demócratas insisten en amplificar cualquier detalle verdadero o falso con relación a los actos del inquilino de la “Casa Blanca”.

El constante ataque mediático en contra de Donlad Trump, de su familia y equipo, ha llegado a cansar a los ciudadanos, quienes están igualmente cansados de los descalificativos de ambos lados del espectro político. Con lo anterior podrían estar ayudando al propio Donald en su carrera por la reelección, quien en estos días se anotó dos victorias político-económicas de alto vuelo. Por un lado logró la aprobación final del nuevo Tratado Comercial para América del Norte (T-MEC), mientras que también logró cerrar la primera parte -llamada fase 1-, del Acuerdo Comercial que podría ser histórico con el Gobierno Chino.

No es casualidad que el día que se había anunciado para presentar el acuerdo comercial entre China y EUA, haya sido el mismo día que escogió la lideresa del congreso de EUA, la Representante Nancy Pelosi, para enviar los artículos del juicio en contra del Presidente de dicho país al Senado de la República. Con esto la legisladora californiana buscó arruinar el evento del mandatario, pero tal vez logró exactamente lo contrario, ya que mientras los legisladores estadounidenses estaban enfrascados en un debate político muy aburrido sobre un tema enredado, el presidente aparecía en medios declarando que a pesar de los problemas y las acusaciones, él seguía trabajando para cumplir sus promesas de campaña a favor del pueblo estadounidense, lo que ha estado impulsando al mercado bursátil positivamente y ayudado en temas como desempleo y poder adquisitivo en la nación de las barras y las estrellas.

En unos días veremos las encuestas de opinión sobre los sucesos antes descritos, pero creo que podrían sorprender a muchos, al dar a conocer que la población quiere más resultados y menos grilla. Ojo, esto no quiere decir que la oposición deba ser “ciega, sorda y muda”, pero claramente recordará, que en una democracia los ciudadanos quieren algo más que pan y circo.

El peor enemigo de Trump puede ser Trump, pero el peor enemigo de los demócratas, puede ser el propio Partido Demócrata que se ha perdido en un discurso de extrema izquierda y de doble moral, como la que acusó el comediante Ricky Gervais durante su monólogo en la gala de los “Golden Globes”, en donde exhibió la hipocresía de quienes dicen estar luchando por frenar el cambio climático y al mismo tiempo usan aviones privados para trasladarse en distancias muy cortas, algo así como México-Cuernavaca o Guadalajara-San Juan de los Lagos.

EN LA CHINA MILENARIA

Hace unos días se realizaron las elecciones nacionales de Taiwán, isla que se ha mantenido independiente de China continental desde la revolución socialista de Mao Tse Tung en 1949, también llamada guerra de liberación que llevó al partido comunista al poder en Beijín, obligando a los conservadores capitalistas a huir y refugiarse en la isla antes citada, desde donde han sido una piedra en el zapato, una afrenta y en algunos momentos hasta una amenaza para el gobierno de la China continental del presidente Xi Jinping, heredero político del líder Mao.

Las elecciones de la isla se realizaron en un entorno de tensión, en el que la poderosa economía china –envidia del mundo entero-, representaba una opción para el electorado de la isla asiática, quien además estuvo sometida a una gran guerra mediática desde Beijín, desde Londres y desde Washington. A unos meses de la elección del antepasado fin de semana, el partido afín a China comunista parecía ir a la cabeza, indicando también que el partido democrático local perdería el poder y con ello la isla pasaría a ser – como ya lo habíamos dicho- parte del sistema llamado “Una China Dos Sistemas”, bajo el cual están Macao y Hong Kong.

Al final, lo que más influyó en el ánimo de los electores, no fue la falta de buenos resultados de su propia democracia, sino los excesos de publicidad de Beijín y su conducta cuestionable sobre los ciudadanos de Hong Kong en las protestas del 2019 que culminaron con muertos la noche del 31 de diciembre pasado; es decir que, a pesar de lo bien que había hecho su trabajo de años el partido comunista de China en Taiwán y el gran esfuerzo diplomático del Presidente Xi para aislar económicamente al gobierno de Taipéi del resto del mundo, todo se fue a la basura o por lo menos se demorará 4 años, por excesos de confianza en los manejos de temas que eran sencillos, en especial cuando tienes en tus manos a la economía con mayor crecimiento mundial durante los últimos 30 años.

Lo mismo parece estar pasando en los asuntos económicos del gigante asiático, en donde la mayoría de los millonarios –varias decenas de miles del 2017 a la fecha- están planeando emigrar hacia occidente, básicamente intimidados por los nuevos controles que su propio gobierno les está imponiendo. Lo anterior podría causar una crisis económico-política durante los próximos años en dicha nación. Habrá que estar atentos, Taiwán fue el segundo revés al Partido Comunista de Beijín en menos de 3 meses, después del revés de Hong Kong.

EN REINO UNIDO

Después de 3 años de pleitos, los ingleses ratificaron y ampliaron el margen de maniobra para que el nuevo primer ministro, Boris Johnson, termine el “teatro” melodramático llamado Brexit. Ahora sí, el nuevo congreso votó la salida definitiva de la Unión Europea a 10 años de que esta incluyese en sus documentos constitutivos la cláusula para este tipo de “divorcio“ entre países. Recordemos que el partido laboral –izquierda- estuvo obstruyendo en alianza con algunos conservadores –contrarios al Brexit-, la dichosa votación hasta que hartaron al electorado y en una medida extraordinaria renovó al pleno parlamentario en elecciones extraordinarias, dejando claro que los ingleses ya no querían más rollo.

EN IRÁN

La gente está protestando en contra de su régimen político, porque están hartos de abusos y “errores” como el del “accidente” de hace 15 días, en el cual asesinaron a más de 170 personas con un misil que impactó al avión comercial en el que viajaban personas inocentes de diversas nacionalidades desde dicho país del Oriente Medio con rumbo a Ucrania. Es muy importante recordar que en Irán las libertades de manifestación están muy limitadas, por lo que dichos manifestantes se juegan la vida por sus derechos, algo que es admirable, pero que nos recuerda que las libertades se pierden poco a poco, así como la libertad de salir a la calle a cenar caminando con reloj, teléfono sin el temor de ser asaltado o secuestrado o de permitir a nuestros niños el salir al parque a jugar.

EN MÉXICO

Los partidos políticos de oposición y algunos líderes de opinión, olvidan que el Prian perdió por dar pésimos resultados en materia de Seguridad y de Estado de Derecho, dato que debe mantener siempre presente el actual partido en el poder. Hasta hoy vemos a una oposición que se deshace por criticar al nuevo gobierno, pero que no logra poner orden en su propia casa y a un nuevo gobierno que no termina de entender que lo que pasa hoy en día ya es su responsabilidad, a pesar de haber heredado muchos de los problemas; la nueva clase gobernante debe recordar que la gente le confió el poder para cambiar las cosas y no para lamentarse. Si hay gente de la actual administración que no da el ancho, bien haría el Presidente en cambiarlos de inmediato y más aun si hay gente que está comprometida con las pasadas clases gobernantes, pues que les de las gracias y les diga adiós, porque en México puede pasar lo que en China, EUA, UK e Irán, que la gente se canse de ver que el peor enemigo de un partido político, es el mismo partido político y decida dar la oportunidad a otro como le pasó en su momento al PRI, al PAN, al PRD y al PRIAN.

DEMAGOGIA DE “IZQUIERDA-DERECHA”

El mensaje es claro, los partidos no deben abusar de su plataforma mediática, porque actualmente el electorado tiene muchos medios para allegarse de información y al final del día, se cansa de la demagogia de derecha o de izquierda que son idénticas. Uno pensaría que un partido de derecha cuidaría a los empresarios y los derechos individuales pero no es así, cuando un partido se corrompe ya no busca una ideología sino un monopolio del poder. Lo mismo sucede con la izquierda que termina atropellando a los más pobres con medidas que arruinan a todos por igual pero que olvidan que no todos tienen forma de sacar capitales para mudarse al extranjero, como casi siempre lo hacen los ricos de izquierda o de derecha de los países a los que arruinaron siguiendo los pasos y las prácticas de los que tanto criticaron.

Ayer conocí a un joven empresario yucateco que pasaba por México rumbo a su tierra natal y me dijo, “soy panista de toda la vida, pero entiendo que Morena ganó las elecciones porque la gente estaba cansada del PRI y del PAN, de ver siempre a los mismos en el poder; AMLO comete errores pero al dar apoyos a jóvenes con becas y a ancianos mayores, está asegurando ganar las próximas elecciones, porque incluso muchos hijos, padres o parientes de priistas y panistas dirán que los gobiernos anteriores no les dieron nada y que ahora Morena los atiende, que por eso votarán por Morena en el 2021”. He de añadir que el viajero proveniente de USA, era también migrante con doble ciudadanía y se quejó amargamente de la falta de apoyos durante el gobierno de EPN a los verdaderos líderes migrantes, señalando que en los gobiernos de México sólo quieren a los migrantes para aportar dinero.

Comparto mi opinión, usted juzgue y genere sus propias conclusiones. Agradezco a usted que hace favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona. 

Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com

Feliz año nuevo lunar. Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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