MUNDO
Volver a valorar lo local: Globalizacion en crisis y el retorno de las naciones

Por Luis Rivas //
El COVID-19 ha destrozado el sueño de un gobierno mundial. A la hora de responder a la batalla contra la enfermedad, las organizaciones como la ONU, OMC, G-7, G-20, la Unión Europea o cualquier otro acrónimo que designe a organismos internacionales han sido dejadas de lado para dar paso a las banderas nacionales y a la búsqueda de remedios desempolvando pasaportes y llamadas a la soberanía.
La guerra de las máscaras es la evidencia gráfica de la mascarada que ha puesto de manifiesto la fragilidad de la «sociedad abierta» que con el ánimo de convertir al planeta en un único e inmenso mercado, las diferencias nacionales se iban a diluir como una herencia apestosa del pasado.
«Dejar nuestra alimentación, nuestra protección, nuestra capacidad sanitaria, nuestro modo de vida, en suma, en manos de otros, es una locura». Quien así se expresa es el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los principales adalides del mundo abierto y globalizado, del movimiento permanente y sin fronteras, de las sociedades sin cultura propia. Nadie puede ahora estar en contra de sus palabras, pero han sido necesarios miles de muertos para repensar la vía que parecía inexorable hasta hace solo dos meses.
PRODUCIR EN LA NACIÓN
«Reducir la dependencia y producir en suelo nacional». «Sin soberanía tecnológica no existe la soberanía política». Son algunos de los lemas que se pueden escuchar ahora de labios de líderes de algunos países europeos, que un día decidieron que la industrialización formaba ya parte de la historia del siglo XX.
Deslocalizar fue la política a la moda durante más de una década. Cerrar industrias y trasladar la producción a países con mano de obra más barata y —en la mayoría de los casos, sin las exigencias sindicales y sociales requeridas en los países de origen dan como resultado que en la Europa, que se considera potencia mundial, los medicamentos, los respiradores, los tapabocas o el gel desinfectante están fabricados a miles de kilómetros y hay que recurrir al atraco, a la requisición, o a las mafias para frenar el número de muertos nacionales.
DESGLOBALIZAR Y RELOCALIZAR
La fiesta del librecambismo, haciendo abstracción de las diferentes normas de producción, sanitarias o higiénicas, ha recibido un severo choque que implica el retorno a la nación, a valorar lo local y a la importancia de la soberanía.
Desglobalizar y relocalizar se convierten en objetivos de políticos que hasta ahora han aplicado reformas en sentido contrario. La hecatombe de muertos dispara las declaraciones compungidas, pero está por ver si una vez pasada la crisis, con el verano europeo entre medias, el mea culpa coyuntural se transformará en hechos.
El consumidor europeo deberá también darse cuenta de que, si quiere volver a consumir productos «made in su país», deberá pagar más por ello. Mantener el Estado Providencia es caro y la responsabilidad no es solo de políticos y empresarios.
«El nacionalismo es la guerra», manifestó en su día el expresidente francés François Mitterrand.
Algunos siguen interpretando esas palabras, pronunciadas en pleno acercamiento francoalemán y, por lo tanto, aplicadas a un contexto concreto, como una vacuna contra los sentimientos de orgullo y defensa de la historia, de la cultura y las raíces que consolidan una nación.
«Nacionalismo no es tribalismo», responde por su parte, el intelectual francés, Regis Debray, autor entre muchos libros de «Elogio de las fronteras». El «sinfronterismo» es la ideología que se incluye en el paquete de la globalización feliz, un elemento indispensable para permitir el paso de personas y, especialmente, de mercancías en un mundo uniforme y sin pasado.
El nacionalismo farmacéutico y sanitario es solo una de las consecuencias de la renuncia a la soberanía. La victoria de Donald Trump, el Brexit, los llamados populismos de izquierda o derecha que se instalan en el poder en Europa eran ya advertencias para una doctrina de apertura de mercados que no quería imaginar las consecuencias.
La multiplicación de desempleados se justificaba como paso inevitable de la transformación hacia un mundo nuevo, donde los trabajos que se perdían en la industria serían compensados por los creados por las nuevas tecnologías. Pero la cifra de desaparecidos por a causa del COVID-19 es más difícil de aceptar. Y los muertos no son reemplazables por robots.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
MUNDO
Estados Unidos intensifica despliegue militar en el Caribe y eleva tensiones con Venezuela

– Por Redacción Conciencia Pública
Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en la región del Caribe con el envío de buques de guerra, submarinos nucleares y más de cuatro mil marines, en lo que la administración Trump ha calificado como una operación contra el narcotráfico y los grupos criminales transnacionales.
El despliegue, dirigido por el Comando Sur de EEUU, incluye destructores equipados con el sistema Aegis, un crucero lanzamisiles, aviones de patrullaje marítimo y unidades expedicionarias de infantería.
El Pentágono confirmó que tres destructores —el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson— se encuentran ya en aguas cercanas a Venezuela, acompañados por el Grupo Anfibio Iwo Jima y la 22ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina. En conjunto, estas fuerzas suman más de 4,000 efectivos, con capacidades ofensivas y de vigilancia que superan lo habitual en las operaciones rutinarias de seguridad marítima.
De acuerdo con fuentes oficiales, el objetivo de este despliegue es combatir lo que Washington ha denominado “narcoterrorismo”. La administración estadounidense acusa a organizaciones como el Cártel de los Soles, el Tren de Aragua, el Cártel de Sinaloa y el CJNG, así como a la pandilla MS-13, de operar en alianza desde la región y poner en riesgo la seguridad hemisférica. La operación es vista como una extensión de la política de mano dura de Trump contra el crimen organizado en América Latina.
La presencia de estas fuerzas no es un hecho aislado, sino parte de una larga tradición de influencia militar estadounidense en el Caribe. Desde la base de Guantánamo en Cuba hasta instalaciones en Puerto Rico, Panamá y Colombia, Washington mantiene más de 70 bases en América Latina.
Además, unidades como la Joint Task Force Bravo, con sede en Honduras, han servido históricamente como plataformas para operaciones contra el narcotráfico y acciones de asistencia humanitaria en la región.
La reacción de Venezuela no se ha hecho esperar. El presidente Nicolás Maduro ordenó la movilización de 4,5 millones de milicianos como respuesta al movimiento de los buques de guerra estadounidenses frente a sus costas. Maduro acusó a Washington de preparar una provocación e incluso prohibió el uso de drones civiles en territorio venezolano como medida de seguridad, argumentando que se busca proteger la soberanía del país frente a una posible agresión.
Analistas internacionales consideran que esta escalada puede derivar en un aumento de la tensión regional. Si bien Estados Unidos justifica la operación como un esfuerzo para frenar el tráfico de drogas, su despliegue militar tan cercano a Venezuela es interpretado como una señal de presión política de que van contra el régimen de Maduro. Al mismo tiempo, países vecinos observan con cautela, temiendo que la militarización afecte las rutas comerciales y provoque inestabilidad.
El Caribe, históricamente escenario de intervenciones estadounidenses —desde las llamadas “Banana Wars” hasta la invasión de Granada en 1983—, vuelve a colocarse en el centro del tablero geopolítico.
Esta nueva estrategia refuerza la idea de que la región sigue siendo un espacio estratégico para Washington, donde confluyen intereses de seguridad, narcotráfico y poder político, en una coyuntura que amenaza con tensar aún más la relación entre Estados Unidos y Venezuela.
JALISCO
Guadalajara se consolida como ciudad que cuida a las personas en movilidad

– Por Francisco Junco
En Guadalajara, la migración no es vista sólo como un fenómeno estadístico, sino como una realidad humana que toca vidas y familias. Con la renovación de la Carta de Entendimiento entre el municipio y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la presidenta municipal, Verónica Delgadillo, refrendó el compromiso de construir una ciudad que cuide también a quienes transitan, llegan o regresan en busca de un lugar seguro.
El reto no es menor, sólo en el primer trimestre de 2024, el 54% de las personas migrantes en tránsito por la ZMG tenía como destino Estados Unidos, y de ellas, el 91% carecía de documentación migratoria.
A esta realidad se suma que, en lo que va del año, más de 2,467 jaliscienses han sido repatriados desde ese país, lo que confirma a Guadalajara no sólo como ciudad de paso, sino también como territorio de retorno y reconstrucción de proyectos de vida.
El acuerdo con ACNUR se acompaña del Diagnóstico de Movilidad Humana y del Protocolo de Atención Integral, dos herramientas que ofrecen una radiografía puntual de las necesidades de la población migrante y marcan rutas claras de atención en salud, identidad, educación, empleo y cultura.
“Nuestra visión de gobierno es hacer de Guadalajara la Ciudad que te cuida… no sólo es buena voluntad, es tomar acciones para construir comunidad”, expresó Delgadillo al firmar el documento junto con Giovanni Lepri, representante de ACNUR en México.
Los organismos internacionales reconocieron a Guadalajara como una de las primeras ciudades en América Latina en diseñar protocolos locales de atención a migrantes, lo que fortalece su papel como punto de destino, tránsito y retorno.
Para el Jefe de Misión Adjunto de la OIM, Jeremy MacGillivray, este paso significa abordar la migración de forma ordenada y segura y apuntó que le “alegra mucho que una ciudad como Guadalajara tome el liderazgo”.
Más allá de los compromisos, la política migratoria local busca impactar directamente en las personas.
Nadine Cortés, directora de Relaciones Internacionales y Atención a Personas Migrantes, destacó que se trata de un protocolo práctico que convierte principios en procedimientos y asegura que “ninguna persona migrante esté sola en Guadalajara”.
Para ello, se han capacitado funcionarias y funcionarios, además de ampliar la Ventanilla Informativa a colonias y comunidades en los Martes Comunitarios.
Con este esfuerzo, Guadalajara envía un mensaje claro y que sepan que las fronteras no borran la dignidad. La ciudad se reconoce como epicentro de movilidad humana y se prepara para responder con solidaridad, coordinación y políticas públicas basadas en la evidencia.
Cada paso, cada protocolo y cada alianza internacional buscan lo mismo, que la migración en Guadalajara se viva con respeto, inclusión y humanidad.
MUNDO
Trump se reúne con Zelenski y líderes europeos: Hay avances diplomáticos, pero con tensiones de fondo

– Por Redacción Conciencia Pública
La esperada reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, y los líderes de Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, se llevó a cabo este lunes 18 de agosto de 2025 en Washington.
El encuentro, que también contó con la participación de representantes de la Unión Europea y la OTAN, buscó allanar el camino hacia un posible acuerdo de paz en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Aunque no hubo un pacto formal, se delinearon propuestas que podrían marcar la agenda diplomática en las próximas semanas.
Trump propuso ofrecer a Ucrania un esquema de “garantías de seguridad estilo OTAN”, aunque sin comprometer tropas estadounidenses en territorio ucraniano. La idea fue recibida con interés, pero también con escepticismo, pues los detalles sobre su alcance y ejecución aún no han sido precisados. Pese a ello, los líderes europeos respaldaron que estas conversaciones abran un nuevo marco para fortalecer la defensa de Kiev.
Uno de los momentos más tensos de la jornada fue cuando Trump sugirió que Ucrania podría considerar concesiones territoriales —como Crimea o regiones del Donbás— para destrabar un eventual acuerdo de paz.
Zelenski, respaldado de inmediato por Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, rechazó tajantemente esa posibilidad, reiterando que ninguna parte del territorio ucraniano está en negociación. Esta diferencia marcó un punto sensible en la reunión.
En un giro inesperado, Trump interrumpió el encuentro para realizar una llamada telefónica al presidente ruso, Vladimir Putin. El gesto causó inquietud entre los presentes, aunque la conversación no trascendió en detalle. Aun así, el mandatario estadounidense planteó como siguiente paso la realización de una cumbre trilateral entre él, Zelenski y Putin, con el fin de acercar posturas en torno a un cese al fuego.
Los líderes europeos, por su parte, mostraron unidad y dejaron claro que cualquier avance hacia un acuerdo deberá ir precedido por un alto el fuego verificable. Desde Bruselas y la OTAN se reiteró que el apoyo a Ucrania seguirá siendo firme y coordinado, especialmente en materia de asistencia militar y humanitaria, mientras no haya señales concretas de desescalada por parte de Moscú.
Aunque la reunión no produjo acuerdos inmediatos, sí marcó un cambio de tono respecto al último encuentro de Trump y Zelenski en febrero, cuando la tensión fue evidente. En esta ocasión, el diálogo fue más cordial y diplomático, lo que abre la puerta a futuros acercamientos. La posibilidad de una cumbre trilateral con Putin será ahora el centro de atención, mientras la comunidad internacional sigue atenta a los movimientos de las próximas semanas.