JALISCO
¿A dónde van los desaparecidos?

Opinión, por Iván Arrazola //
La pregunta de esta columna es parte de la estrofa de una canción de Rubén Blades, que narra el drama de las personas desaparecidas en el contexto de las dictaduras latinoamericanas, la pregunta desafortunadamente sigue más vigente que nunca ahora en un contexto en el que ya no solo es el Estado el que desaparece personas, ahora el crimen organizado es el principal factor que amenaza la seguridad de las personas.
La desaparición de cinco jóvenes en el municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, es un tema que ha conmocionado a todo el país, pero lo que más ha indignado es la respuesta de las autoridades.
La semana que concluye muestra probablemente el peor de los rostros de la crisis de seguridad que vive México, por un lado, un video y una foto, que ilustran la brutalidad de un grupo de personas que no tienen ningún tipo de límite sobre la crueldad y la violencia que son capaces de ejercer sobre un grupo de jóvenes, por otro lado, una autoridad que parece hablarle a la pared o a un público ausente, no hay respuestas ni tampoco soluciones, para nuestros gobernantes la vida sigue, solo se trata de administrar la tragedia.
Las señales parecen claras, otra desaparición masiva en el estado de Jalisco, son alrededor de 300 jóvenes los que han desaparecido en la región en los últimos años, la presión de las familias provoca que las autoridades estatales se movilicen sin que se tengan noticias de los jóvenes, horas después se localizará un carro calcinado con un cuerpo adentro y después otro vehículo en el que probablemente viajaban los jóvenes, después se difundirá un video en redes sociales en donde se muestra como uno de los jóvenes asesina a uno de sus amigos.
Pasaron alrededor de cuatro días entre la desaparición de los jóvenes y la difusión de los videos, la respuesta de las autoridades fue desconcertante, por una parte, el gobierno estatal informaba que probablemente se trataba de un crimen en el que la delincuencia organizada tenía participación, por lo tanto, solicitaría que la investigación la atrajera la Fiscalía General de la República, el gobernador Enrique Alfaro señaló que es un asunto de competencia federal y que fortalecerían la coordinación con la federación.
Por su parte, el presidente López Obrador, mandatario del que definitivamente su fuerte no es la sensibilidad, primero evadió el tema en sus conferencias mañaneras y prefirió contar un chiste lo que fue tomado como una burla y falta de tacto ante la tragedia, posteriormente mencionó que el tema se está investigando y que nunca se burló del caso de los jóvenes desaparecidos, todo se trató de un invento de sus adversarios. El presidente que presume que todos los días se levanta a las cinco de la mañana para recibir el informe de seguridad, al parecer “olvidó” tocar un tema doloroso para el país.
La crisis de seguridad en Jalisco no es un tema que comenzó con la administración actual pero lo que sí es claro es que las autoridades de los tres niveles de gobierno no han atendido de manera eficaz el tema de las desapariciones. Hasta este momento en el estado de Jalisco no se tiene certeza del número de personas desaparecidas porque el gobierno estatal y federal han sido incapaces de sentarse a revisar un tema que tendría que ser prioridad.
Por otra parte, se han negado sistemáticamente a dialogar con los familiares de las personas desaparecidas, los gobernantes de la izquierda creen que poseen un manto que hace imposible el reclamo o el reproche, cuando esto sucede es porque alguien quiere desestabilizar a sus gobiernos, dar un golpe blando, ya que sus intenciones siempre son buenas.
La lenta reacción de las autoridades hace que sea prácticamente imposible localizar a una persona una vez que desaparece, la crisis de seguridad obligaría a invertir en más tecnología, más en personal y en una logística que ayude a actuar de forma inmediata, actualmente las autoridades encargadas de la procuración de justicia su trabajo consiste en relatar la tragedia y el drama, no en actuar de manera inmediata y en regresar a las personas con vida a sus hogares.
Este triste panorama muestra que el Estado se encuentra ausente, que el Estado se desvió de su principal función, dar seguridad a la ciudadanía. Sus prioridades se encuentran en ganar elecciones, en captar votos, en obtener recursos de una corrupción descarada que está presente en todos los niveles de gobierno, en crear programas sociales que lejos de generar bienestar generan dependencia no independencia.
Es claro que la clase política de todas las corrientes políticas ha fallado, los colores políticos ya no hacen diferencia, ante la pregunta a dónde van los desaparecidos, la respuesta es que a donde vayan su desaparición no debe quedar ni en la impunidad ni en el olvido.