NACIONALES
AMLO, un presidente esquizofrénico

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
“El poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos”. Andrés Manuel López Obrador (Mañanera del 4 de marzo 2019)
La semana que recién concluyó arrojó nueva evidencia del creciente deterioro mental y emocional de López Obrador.
Noticias como las de los millonarios viajes del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y la revelación de que la DEA infiltró al Cártel de Sinaloa, lo encendieron de tal modo que volvió a perder la compostura en su cada vez más patético show mañanero.
Sus berrinches y rabietas -que hace sin ningún pudor frente a las cámaras y micrófonos- lo han convertido en una caricatura de mal gusto.
En este espacio se ha dado cuenta de sus peligrosos rasgos de personalidad, que van de la mitomanía al narcisismo extremo.
Andrés Manuel es un individuo de tanta complejidad, que no resiste los primeros cinco reactivos de una evaluación psiquiátrica.
Basta con prestar atención el detrimento de su salud psicológica para asegurar que un esquizofrénico habita en Palacio Nacional.
¿Qué es la esquizofrenia?
Se trata de un trastorno que afecta la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse de manera lúcida. Se caracteriza por pensamientos o experiencias que parecen estar desconectados de la realidad y suele manifestarse con el habla o conductas desorganizadas.
Los síntomas psicóticos incluyen cambios en la forma en que se piensa, actúa y percibe el mundo. Las personas con esos síntomas pierden el sentido compartido de la realidad con los demás y ven su entorno de una manera distorsionada.
Alguien así, puede manifestar agresión, compulsión, excitabilidad, falta de autocontrol, hostilidad y ciertos movimientos repetitivos.
Lo anterior, como se aprecia, retrata de cuerpo entero a ya sabes quién.
Por eso podemos explicar su furiosa reacción contra la Suprema Corte de Justicia, al echar abajo una de sus grandes apuestas legislativas al resolver que la Guardia Nacional debe depender de un mando civil proveniente de la Secretaría de Seguridad, no del ejército.
De ahí que entendamos también su propuesta de desaparecer al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), con la mañosa argumentación de que es muy caro y que “lo crearon para simular que se iba a combatir la corrupción”, cuando el verdadero propósito de atorar la operatividad de este organismo tiene que ver con que se convirtió en un auténtico dolor de cabeza para el obradorato, pues gracias a este Instituto quedaron expuestos escándalos como el desfalco monumental en SEGALMEX, la Casa Gris de Houston y las incontables empresas fantasmas “contratadas” en adjudicaciones directas para la construcción del AIFA, Dos Bocas y el Tren Maya.
Debido a la personalidad esquizoide de López Obrador, es que arremete contra el Pentágono y la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos por las labores de inteligencia que hacen aquí, pero justifica el espionaje contra luchadores sociales y periodistas mexicanos.
Recordemos que una investigación firmada por The New York Times, dejó al descubierto que el gobierno obradorista se mantiene como el mayor usuario a nivel mundial del software espía Pegasus, sistema que por su ilegalidad y riesgo ha sido prohibido en decenas de naciones.
Es en este contexto que Andrés Manuel radicalizó su vocación destructiva. No conforme con los resultados de la devastación del sistema de salud y de otros entes públicos, ahora impulsa un nuevo ajuste y recortes a las estructuras de la gestión federal, que incluye la eliminación o fusión de 18 organismos administrativos.
Es que lo suyo lo suyo, es destruir.
Aún parece lejana la fecha del 1 de octubre del 2024 para que AMLO entregue el mando; sin embargo, a la luz de los hechos, tenemos motivos suficientes para suponer que, llegando el momento, querrá aferrarse al poder que lo transformó en un hombre desquiciado… En un presidente esquizofrénico.
Twitter: @DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista político.
JALISCO
Más de 3 mil 200 marcas de tequila dan sabor a las fiestas patrias

– Por Francisco Junco
En el marco de las celebraciones de septiembre, el tequila se convierte en protagonista indiscutible de la mesa mexicana. No solo es la bebida nacional por excelencia, sino un emblema de identidad, cultura y tradición que representa a México ante el mundo con la fuerza de su historia y el sabor de su tierra.
De acuerdo con cifras del Consejo Regulador del Tequila (CRT), actualmente existen 3 mil 211 marcas registradas, vinculadas a 213 productores autorizados, lo que demuestra la amplitud y versatilidad de esta bebida que acompaña con orgullo a la gastronomía nacional.
“De esta agroindustria tequilera dependen más de 100 mil familias; hoy es un producto que se comercializa en más de 120 países y, por supuesto, está sujeto a un cumplimiento normativo muy minucioso. Cada gota es inspeccionada, certificada y analizada por el Consejo Regulador del Tequila”, destacó María Bertha Becerra, responsable de aseguramiento de producto terminado en el CRT.
El recorrido del tequila es también una historia de manos mexicanas. Desde los campos de agave azul, pasando por las destilerías, envasadoras y centros de distribución, miles de trabajadores imprimen tradición, conocimiento y pasión en cada etapa de su producción.
“Tenemos cinco clases: blanco, joven, reposado, añejo y extra añejo, además de dos categorías: tequila y tequila 100% de agave”, explicó Becerra, al recordar la diversidad que ofrece esta bebida reconocida como la primera Denominación de Origen de México.
Además de ser un símbolo, es una de las bebidas más reguladas del planeta. Desde 1994, el CRT supervisa cada fase de su producción conforme a la Norma Oficial Mexicana NOM-006-SCFI-2012, garantizando calidad y autenticidad en cada botella que se consume dentro y fuera del país.
Con más de 200 municipios protegidos por la Denominación de Origen, repartidos entre Jalisco, Michoacán, Tamaulipas, Nayarit y Guanajuato, el tequila es mucho más que un acompañante de las fiestas patrias: es el espíritu de México que une a generaciones y brinda al mundo un motivo más para decir: ¡Qué viva México y qué viva el tequila!
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
NACIONALES
Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

– De Primera Mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín
UNA DE LAS evidencias de que el sistema político del México de nuestros días es parecido al PRI hegemónico de hace 50 años es el combate a la corrupción de acuerdo a intereses políticos del grupo en el poder, con una gran diferencia ahora: Los funcionarios de primer nivel son intocables.
No hubo un solo presidente de la república de aquel viejo PRI, que no impusiera su voluntad y enviara un mensaje a la clase política de que había un nuevo líder en Los Pinos. Las demostraciones incluían cárcel para figuras de alto nivel. Así, estuvieron tras las rejas el senador Jorge Díaz Serrano, director de PEMEX, con el presidente José López Portillo, varios gobernadores y hasta un hermano del presidente Carlos Salinas, Raúl.
A partir del año 2018, el hombre que tuvo como lema de campaña presidencial el ataque a la corrupción, Andrés Manuel López Obrador, en los hechos cubrió a los corruptos de primerísimo nivel.
Solo dos botones de muestra: Ignacio Ovalle Fernández, director de SEGALMEX, y Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad. Aplicó la máxima de Benito Juárez: “A los amigos, perdón y gracia; a los enemigos, la ley a secas”.
Entre los enemigos actuó contra Emilio Lozoya, director de PEMEX con el presidente Peña Nieto, acusado de haber recibido sobornos de una empresa petrolera del Brasil, pero al final del día su gobierno acordó y el acusado está en casa.
El cinismo de AMLO incluyó su admisión de la existencia de corrupción en Segalmex, cuyo desfalco rebasó los 15 mil millones de pesos, pero justificó a Ovalle diciendo que este último “había sido engañado por sus subalternos”.
Increíble lo anterior, sobre todo para quien, durante una “mañanera” del año 2019, aseguraba que no hay persona mejor informada que el presidente de la república y que si había corrupción entre los funcionarios, “era porque el jefe, el presidente, estaba enterado”.
En los días que vivimos, el caso del “huachicol fiscal” operado por altos mandos de la Marina Armada de México nos pone sobre la mesa la enorme probabilidad de que no solo el general secretario del ramo con López Obrador, sino también este último, pudieran haber sido enterados y haber permitido el enorme peculado.
Imposible no reparar en las declaraciones del titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien el pasado domingo declaró que Rafael Ojeda Durán, titular de la Marina en el sexenio obradorista, había denunciado “problemas” y que por ese motivo la Fiscalía General de la República se había adentrado en la investigación que hoy tiene por resultado la persecución de cuando menos 200 personas, entre militares, servidores públicos y empresarios.
Los hechos sobre tal ilícito empezaron a trascender a los altos mandos militares cuando Rubén Guerrero Alcántar, vicealmirante y exdirectivo de una aduana en Tamaulipas, redactó una carta que llegó a manos del general secretario Ojeda Durán, en la que señalaba directamente a Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna, de encabezar una red de “huachicoleo fiscal”.
Los hermanos Farías, originarios de Guaymas, Sonora, son sobrinos de Ojeda Durán. Guerrero Alcántar fue asesinado el 8 de noviembre del 2024 en Manzanillo, Colima. El volcán de corrupción denunciado hizo erupción al descubrirse un buque con diez millones de litros de combustible introducido sin pagar impuestos en Tampico, Tamaulipas, el pasado mes de mayo, seguido de otros descubrimientos similares en Ensenada, Baja California, y el trascendido de que ese combustible había tocado la bahía de Guaymas en Sonora.
En sus declaraciones sobre el tema, Gertz Manero subrayó que cuando el general secretario Ojeda denunció “problemas en la Marina”, lo hizo en términos generales sin hacer referencia a sus sobrinos. A su lado, en esa conferencia de prensa del pasado domingo, el titular de seguridad pública, Omar García Harfuch, dijo que no se podía condenar a toda una institución por los errores cometidos por algunos de sus integrantes.
Horas después, en su “mañanera”, la presidenta Claudia Sheinbaum refrendó la defensa. Para el general exsecretario, recordando que lo importante era la investigación y, sobre todo, las pruebas para demostrar los dichos.
La lógica indica una posibilidad de involucrar a Rafael Ojeda Durán en el escándalo mayúsculo de los hermanos Farías Laguna y otros implicados; golpearía directamente la humanidad de López Obrador.
Es mucho más conveniente enviar el mensaje de ataque a la corrupción, aprehendiendo y enjuiciando a “peces menores”. Ahí se registra una diferencia con el pasado reciente.
Durante el sexenio 2018-2024 se cubrió la corrupción en vez de combatirla. En este sexenio de la presidenta Sheinbaum sí se está combatiendo la corrupción pero cuidando la imagen de quien ahora vive en Palenque.
Lo anterior significa la imposibilidad de señalar y encarcelar a un exsecretario en cualquiera de sus ramos.
Para el lado oficial, resultan muy lejanas y “casi en el olvido” aquellas palabras de AMLO en una de sus “mañaneras” del año 2019: “El presidente de México está enterado de todo lo que sucede y de las tranzas grandes que se llevan a cabo”.