NACIONALES
Efecto mariposa para Claudia

Campos de Poder, por Benjamín Mora Gómez //
“Los gobernantes viven mundos virtuales”.
Leonardo Girondella Mora
Desde niño me sentí intrigado por aquello de la buena y la mala suerte; con el tiempo entendí que ella es solo resultado de coincidencias. En el libro del Eclesiastés de la Biblia se lee: “tiempo y ocasión acontecen a todos”; sin embargo, el resultado será de acuerdo a qué tan bien estemos preparados para aquello que enfrentamos y del temple y carácter que nos den identidad. Mi padre me decía, la buena suerte llega para aquel que encuentra despierto, trabajando y con los ojos bien abiertos, y aprovecha las oportunidades.
El sábado 7 de enero pasado, hubo un accidente en el Metro de la Ciudad de México; el segundo gran accidente en los tiempos de Morena y de Claudia Sheimbaun. Para quienes tomaron el tren accidentado, de inicio se sintieron que el día iba bien aunque resultó de muy mala suerte, de terrible mala suerte; para quienes no alcanzaron a tomarlo y debieron esperar al siguiente viaje, que no llegó, lo que parecia de mala suerte, resultó de extraordiaria buena suerte. Esto se explica desde lo que se conoce como Efecto Mariposa.
Alfredo Ramírez Nárdiz, en su Análisis del rol de la estupidez en la política desde el pensamiento de Cipolla. Los casos británico y catalán, analiza la estupidez como elemento digno de ser tenido en cuenta a la hora de valorar las decisiones tomadas por gobernantes y ciudadanos… la historia política mexicana, y en especial en este gobierno, la estupidez y la torpeza son parte fundamental de su identidad y práctica. Por ello, Amlo apoyó a la Sheimbaum con seis mil elementos armados para ¿salvar al Metro de atentados? y no imaginó que lo que en realidad necesita el Metro de la ciudad es mantenimiento técnico.
Este accidente tiene… tendrá… podría tener impactos políticos graves para Claudia Sheimbaun, hoy inimaginados, pero explicables desde la Teoría del Caos, desde el Efecto Mariposa. A querer o no, su #EsClaudia, regado por todo México, podría dejar de referirse a la precandidata preferida -y única real- de López Obrador a la presidencia de la República hacia 2024 para volverla la culpable de las dos desgracias más impactantes sufridas en el Metro.
Hasta aquel sábado, la Sheimbaum se ufanaba de tener todos los ases del juego presidencial en sus manos; hoy, ello parece cambiar. Marcelo Ebrard se ha de sentir con buena suerte y se prepara; Ricardo Monreal no aparece; Adán Augusto López no ha de entender que sucede; no tiene para más; es de poco intelecto; es como aquel otro Adán del Paraiso que se creyó la historia de que una serpieste la había hablado a Eva. Marcelo, Ricardo o Adán Augusto saben que calladitos se miran más bonitos ante los ojos de su jefe Lopitos.
Vaya inicio de año. Primero, se detiene a Ovidio Guzmán; al parecer, sin el consentimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien reconoció no estar informado. Esto podría significar que el Ejército Mexicano y la Marina Armada han decidido actuar y cumplir con su deber, haciendo caso omiso al presidente. Segundo, el accidente del Metro podría apagar a Claudia Sheimbaun. Tercero, Yasmín Esquivel dejó de ser una opción de presión en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para López Obrador… ya no le sirve.
De cara al 2024, esta realidad es más compleja de cómo se mira en el entorno político. Exige entender las percepciones y sentimientos que estarán surgiendo durante los meses siguientes en el grupo en el poder y desde la opsición. Para ello, deberemos adentrarnos en la toma de conciencia social desde la Teoría del Cerebro Cuántico, desarrollada tras estudios del Instituto de Neurociencias del Trinity College de Dublin, Irlanda, y encontrar esa conexión evidente entre grupos contrapunteados y distanciados, como los existentes entre chairos y fifís, siempre unidos por una misma realidad. Es innegable el entrelazamiento cuántico que ocurre entre esas dos percepciones de una misma realidad, tan conectadas que lo que a una le sucede, para bien o mal, a la otra también afecta de forma inmediata, para bien o para mal.
Idealmente, la política debería voltear a ver a la física cuántica para usar con responsablidad la probabilística. Recuerdo cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos declaró que México tenía la oportunidad de ser una de las 10 economías más importantes del mundo en las siguientes, entonces, tres décadas; hoy, eso parece imposible. Con Amlo perdimos el camino. Ya no tenemos rumbo. Dejamos de aspirar. Y se prevé que iremos de mal en peor si Morena repite en 2024.
Cuando conocí la obra de Carlo Maria Cipolla, economista italiano, sobre las leyes de la estupidez humana, recuerdo haber leído algo con lo que hoy concluyo: Una de las grandes creaciones de la naturaleza es haber distribuido la estupidez de manera equitativa por todas las clases sociales, razas y condiciones; sin embargo, entre muchos de los políticos mexicanos que brincan de uno a otro partido, la estupidez es abusiva, la mezquindad es contagiosa y la avaricia no tiene límites.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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