DEPORTE/CULTURA
El actor Ignacio López Tarso y sus recuerdos de Guadalajara: «Aquí tuve mi primera novia»

Por Mario Ávila //
“Yo soy de aquí, aquí hice mi primaria, llegué muy niño, a los 6 años, entré a estudiar la primaria en el Colegio Jalisco de los maristas, mi padre era administrador de correos en el barrio de Analco… la oficina de la Administración de Correos estaba ahí frente al jardín, del otro lado estaba la Iglesia y al otro, mi casa”.
Así se expresa con orgullo el veterano actor Ignacio López Tarso, en su reciente visita a Guadalajara, la ciudad que lo vio crecer durante su niñez y de la que guarda solo gratos recuerdos que lo enorgullecen, al grado de que al hablar de estas tierras tapatías se le ilumina el rostro, se le ensancha el pecho, se le dibuja una sonrisa franca y la voz le sale con tanta claridad y con tanta intensidad, como si estuviera en el escenario, el sitio que lo hace más feliz.
“Ahí viví años, aquí hice toda la primaria y caminaba desde Analco hasta la avenida Hidalgo, todos los días de ida y vuelta, hacía un ejercicio bárbaro”.
“Aquí tuve mi primera novia, la hija del panadero del barrio, Margarita. Una muchacha muy guapa a la que le dí un anillo, y solo porque me vio con una de mis compañeras en la escuela, lo aplastó con una piedra y me lo aventó en la cara”.
“Me fui yo a quejar con su papá y me dijo que no le hiciera caso a su hija, que así era de berrinchuda y me dio un abrazo al tiempo que me decía que siempre sería bienvenido aquí, y me dio una ‘chilindrina’ y desde entonces llegaba yo todos los días a buscar ese delicioso pan que hacían en esa panadería”, expresa el experimentado actor que ama Guadalajara con la misma intensidad cuando era niño, que ahora que tiene a cuestas 94 años de edad, 71 de los cuales se los ha dedicado a la actuación.
Y casi sin tomar respiro y sin cerrar los ojos para remontarse en el tiempo hasta los años 30’s del siglo pasado, continúa con el relato para los lectores del semanario Conciencia Pública: “De modo que conozco muy bien a Guadalajara. Cuando iba yo a la escuela, en el camino siempre me detenía en el Palacio de Gobierno en mi camino hasta la avenida Hidalgo y me detenía siempre porque me encantaba un mural, que yo no sabía entonces de quién era, y sigo sin saber de quién es, pero me late que es de José Clemente Orozco… un mural maravilloso que hay en la escalera de subida en el Palacio de Gobierno, un ‘Hidalgo’ con una tea ardiendo en la mano y eso me encantaba, yo me ponía allá abajo y me emocionaba ver a Hidalgo y me lo imaginaba gritando ‘Viva la libertad y mueran los gachupines’.
«Pasé años muy felices y siempre que he venido a Guadalajara me llevo muy buenos recuerdos del público de Guadalajara, me gustan los arrayanes, me gustan las magdalenas, me gustan las muchachas de Guadalajara, son muy guapas, muy bonitas. He pasado muy buenos momentos en Guadalajara, siempre».
REABREN DEL DEGOLLADO, AL TEATRO
La obra “Una vida en el Teatro”, del dramaturgo David Mamet, bajo la dirección de Salvador Garcini y con un electo en donde padre e hijo, Ignacio López Tarso y Juan Ignacio Aranda, actúan en los papeles principales, sirvió de marco para lo que bien se puede considerar la reapertura del Degollado al teatro, luego de que por más de 30 años no estuvo a disposición de esta importante arte escénica.
La obra se desarrolla en el escenario que es parte de un camerino, el lugar en donde el actor se reconstruye con su personaje, donde todos los días reconstruye la obra que se repite y se repite en la Ciudad de México, particularmente en el teatro San Jerónimo, pero que en cada una de las funciones, el público es diferente y por lo tanto cada puesta en escena es única.
Otro detalle que hizo especial esta función, es que los organizadores son los integrantes de la Fundación Honoris Causa, que encabeza el empresario tapatío, Enrique Michel Velasco, dueño de la empresa Dulces de la Rosa.
Justo en el seno de esta fundación, se tomó la determinación de conceder el rango de Doctor Honoris Causa en Artes Escénicas al actor Ignacio López Tarso, una distinción que el histrión ya había recibido de la Universidad de Guadalajara, un lustro atrás y de la Universidad de Monterrey, hace ya casi una década.
Otra particularidad de la presentación única de la obra que tuvo lugar en Guadalajara, fue el público, los asistentes fueron exclusivamente adultos mayores invitados por el sistema DIF Jalisco y DIF Guadalajara, para festejar por adelantado el Día del Adulto Mayor que en México se celebra el próximo 28 de agosto, y la entrada fue gratuita.
«MI PADRE PRIMERO SE HIZO SABIO Y LUEGO VIEJO»: JUAN IGNACIO LÓPEZ ARANDA
Juan Ignacio López Aranda, conocido en el mundo de las artes escénicas como Juan Ignacio Aranda, es un actor mexicano de teatro, cine y televisión y es hijo del reconocido actor Ignacio López Tarso. De ahí que como hijo y compañero de trabajo de López Tarso, habló con mucha sinceridad sobre su padre, su edad, su vejez, su sabiduría ya la deuda que en México se tiene con los adultos mayores.
Por desgracia en nuestro país -dijo-, se desaprovecha la sabiduría del adulto mayor, pienso que en comparación con otros países, nos falta un poquito más. Hay mucho que agradecerles, mucho que atenderles, mucho que apoyarles y mucho que admirarles.
“Yo tengo un adulto mayor en casa -abundó-, que mañana dará una función de teatro que está un poco basada en la vida teatral de mi papá a sus 94 años de edad y 71 de actor, de modo que López Tarso es un fiel ejemplo de la capacidad, la fuerza, la entereza y el entusiasmo de un adulto mayor, ya muy mayor y todavía está lúcido, fuerte, inteligente, más sabio que nunca y con muchos deseos de seguir. De modo que es un ejemplo no solo para los adultos mayores, sino para cualquier ser humano”.
Y precisó: “A mi padre lo cuidamos, lo queremos, lo apoyamos; estamos todo el día tras de él para que esté bien, para que esté a gusto y así debería ser con todos los adultos mayores, desgraciadamente no todos los adultos mayores tienen la suerte de que sus familiares los atiendan y los cuiden”.
“Hay mucho adulto mayor que desgraciadamente está solo en la vida, pero hay muchas instituciones, asociaciones, fundaciones que se interesan por ellos para darles apoyo y cariño y ojalá cada vez haya más de estas organizaciones que les brinden amor y atención”.
“Ojalá lleguemos a casos como el de Inglaterra, por ejemplo. Yo viví un año en Inglaterra y recuerdo como el anciano, el adulto mayor es muy querido, muy bien tratado, tienen descuentos enormes por todos lados, en trenes, barcos, camiones, en el cine, en los museos no pagan, en fin, ese tipo de cosas”.
“Pero además tienen una serie de apoyos importantes porque el adulto mayor finalmente como es el caso de mi padre, puede estar muy bien, puede ser muy productivo y ser muy proactivo y creativo, todavía a la edad de 94 años y como yo veo a mi padre, todavía le quedan varios años más de vida, así de fuerte y de lúcido como está”.
“Por ello creo que los adultos mayores deben recibir oportunidades, distractivos, trabajos, opciones, el adulto mayor trabaja muy bien todavía, muchos quieren trabajar, pueden trabajar, deben trabajar, de modo que hay que apoyarlos, pese a que se trata de un país de jóvenes, es decir vienen miles, millones de jóvenes año tras año a querer ocupar un lugar y también hay que pensar en ellos, pero debe haber siempre un justo equilibrio”.
Ya en la parte final de la entrevista se le pregunto a Juan Ignacio Aranda: ¿Con el caso de tu padre se confirma que es cierto el refrán de que ‘Tiempos pasados fueron mejores’, a lo que sin dudarlo, contestó: “Pero no es que mi padre haya sido mejor en el pasado, mi padre en mucho mejor en el presente, porque además de cargar toda la sabiduría que ha ido ganado a través de miles de personajes, todos ellos muy complejos, muy cultos, muy enriquecedores, personajes maravillosos como todos los que ha hecho mi papá, tiene un bagaje, un carácter que se ha formado gracias a sus personajes teatrales. De modo que yo creo que es mejor López Tarso, que antes. Tal vez ya no sea el fuertísimo Ignacio López Tarso que teníamos en aquellos años 50, 60 o 70’s, es obvio que no, pero tenemos un Ignacio López Tarso sabio. Y justo en la obra de teatro que hacemos, yo interpreto al bufón y él hace al Rey y el digo: ‘Te volviste viejo, antes de volverte sabio’. Y en el caso de mi papá no es así, él se volvió sabio y luego se volvió viejo.
Y será el teatro, será la obra, será su hijo, será el clima o será su amor por Guadalajara, pero cuando el actor Ignacio López Tarso llegó al salón del hotel para encabezar la rueda de prensa, lo hizo sentado en una silla de ruedas y después de la charla y la entrevista, el actor de 94 años que ama y añora estas tierras tapatías, salió caminando, empujando la silla de ruedas e invitando caballerosamente a las damas a sentarse para que él las llevara
ARTE
De la cosmetología al arte: Cómo Silvia Murillo encontró su pasión y vocación en el bronce

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
En la casa de la escultora Silvia Murillo Reding, se respira arte. Entre piezas de plastilina, cera y bronce, Silvia, con una sonrisa que destila pasión, comparte la historia de cómo, contra todo pronóstico, encontró su vocación en la escultura.
Lo que comenzó como una visita casual a un taller se convirtió en una aventura que transformó su vida, demostrando que el arte no conoce edades ni límites.
Un despertar tardío en el taller de Juan Méndez
Hace apenas trece años, Silvia cruzó el umbral del taller del maestro Juan Méndez, un escultor autodidacta conocido por obras como la Madre Patria y el Colón. Lo que ella describe como un “cementerio de esculturas” —moldes, figuras a medio tallar, el olor a plastilina y polvo— la envolvió como un hechizo. Había llegado para promover un proyecto, pero las herramientas y las formas la capturaron. “Ahí se plantó la semillita”, recuerda, sus ojos brillando. Ese día, el arte la llamó, y ella, sin saberlo, respondió.
Antes de ese encuentro, Silvia había coqueteado con el arte, pero no con la escultura. A los 15 años, pintaba y creaba cuadros de marquetería, una técnica decorativa que aplicaba a muebles y que, aunque efímera en su registro, le valió elogios. Llevó a su madre a clases de pintura para distraerla, pero terminó ella misma tomando el pincel. “La gente veía mis cuadros y preguntaba de quién eran. Yo decía ‘míos’, y no lo creían”, cuenta con una risa. Sin embargo, un terapeuta, al que llama su “gurú”, le dio un vuelco a su destino: “Lo tuyo no es la pintura, es la escultura”. Tres años después, esas palabras la llevaron al taller de Méndez.
El maestro, con su estilo rústico, no le dio clases formales. “Haz un huevo”, le dijo, entregándole una barra de plastilina. Luego, con una hoja, le mostró las proporciones de un rostro y la dejó sola. “Como puedas”, fue su única instrucción. Aquel desafío, burdo, pero liberador, despertó en Silvia una confianza inesperada. “Me di cuenta de que podía hacerlo”, dice, evocando cómo experimentó con herramientas, texturas y sus propias manos, guiada por un instinto que no sabía que tenía.
De la cosmetología al arte
La escultura llegó tarde, pero Silvia no era ajena al trabajo manual. Durante 25 años fue cosmetóloga, una profesión que perfeccionó con dedicación y que le dio un conocimiento intuitivo de la anatomía humana. “Eso me ayudó a modelar”, explica.
Sus primeros torsos, creados en un fin de semana febril, sorprendieron al mismo maestro Méndez. “No pude parar”, confiesa, recordando cómo la plastilina cedía bajo sus dedos, como si siempre hubiera estado destinada a darles forma.
Antes de la escultura, Silvia exploró el multinivel, construyendo una red de más de 3,000 personas en cuatro años y generando ingresos significativos. “Era agotador, pero aprendí a liderar”, dice. Aunque planeaba lanzar su propio multinivel, el arte la sedujo con una fuerza mayor. “Me permitía expresarme, sacar lo que llevaba dentro”, reflexiona. La pintura, que alguna vez fue un pasatiempo, palideció ante la escultura, que se convirtió en su lenguaje. “Me eché un clavado y no pude parar”, admite, describiendo cómo el arte la atrapó, relegando sus otras facetas.
Un proceso creativo:
Sueños, anatomía y movimiento
El proceso de Silvia es tan vibrante como sus obras. Trabaja simultáneamente en hasta siete piezas, saltando de una a otra como un músico que toca múltiples instrumentos en una orquesta. “Me aburro si me quedo en una”, confiesa. Sus materiales —plastilina, cera con parafina— se transforman en figuras que destilan movimiento, un sello de su estilo. “Quiero que el material no se sienta rígido”, explica, señalando torsos, máscaras y figuras que parecen danzar.
La anatomía es su obsesión. Sus años como cosmetóloga le dieron una base, pero su estudio profundo de proporciones y musculatura ha elevado su trabajo. “Cuando me metí a estudiar anatomía, mi obra cambió”, dice. Sus piezas, como Los Amorosos, destinadas a un hotel en Puerto Vallarta, o Cazando Historias, nacida en la pandemia, reflejan esta precisión. La primera, dos figuras entrelazadas en un abrazo, captura la intimidad humana; la segunda, una bailarina sostenida por una mano que representa la madre naturaleza, habla del tiempo y la fragilidad tras el COVID.
Muchas de sus ideas nacen en sueños. “Me duermo pensando en una pieza y despierto con la solución”, revela. Así surgió El Viajero, una serie de gorditos con mochilas que simbolizan el equipaje de la vida, con alas que evocan ángeles guardianes y elementos como barcos de papel o patines que representan el viaje existencial. Otra serie, más surrealista, incluye máscaras y figuras como el Ave Fénix, que corta y transforma para añadir vacíos, un concepto inspirado en la vacuidad budista: “Ver lo que no se ve”.
Obras que cuentan historias:
De El Filósofo a Resurgir
La primera obra de Silvia, El Filósofo, fundida en bronce, marcó un hito. Vendida el mismo día que la presentó, le provocó una mezcla de orgullo y dolor. “No quería soltarla, era parte de mí”, admite. Sin embargo, el consejo de su fundidor —“Haz otra”— la liberó. Desde entonces, ha creado más de cien piezas, casi todas únicas, aunque planea series como Los Viajeros y máscaras de gran formato. Su obra Resurgir, exhibida en la Ruta Escultórica de Guadalajara, es una de sus favoritas. Un torso que invita a la introspección, habla de descubrir el potencial oculto, un reflejo de su propia reinvención.
Otras piezas, como Acariciando el Amor o Charlando con el Futuro, revelan su inspiración en la filosofía budista y su amor por la música y los caballos. “Me gusta la yegua árabe por su cara fina”, dice, mostrando un caballo con líneas fluidas. Cazando Historias, con su bailarina y mariposas, captura la efervescencia del amor, mientras Suspiro Creativo y El Titiritero exploran la fantasía y el control. Cada obra es un relato, un pedazo de su alma tallado en materia.
Exposiciones y el desafío de la visibilidad
Silvia ha presentado unas diez exposiciones, desde la Casa de la Cultura de Ajijic, donde despuntó durante la pandemia, hasta el Palacio Municipal de Zapopan, Chapala, Jocotepec y la galería Ojos del Tiempo. Una de sus últimas muestras en Ajijic, vendió 12 de 16 piezas únicas, un éxito que la sorprendió. Una galerista neoyorquina, fascinada por sus máscaras, la invitó a exponer en Nueva York y Ajijic, pero Silvia, aún novata, no dio seguimiento. “Estaba enfocada en producir”, explica.
Aunque su obra se vende rápido —promedia cuatro piezas al mes—, Silvia admite que no vive exclusivamente de la escultura. Reinvierte todo en materiales y producción, tratando su arte como una pequeña empresa. Sin embargo, su presencia en redes sociales, como Instagram, es limitada. “No soy de redes, pero estoy aprendiendo a promoverme”, dice, consciente de que la visibilidad es clave para crecer. Su meta es completar las series de Los Viajeros y máscaras, y sueña con una exposición que reúna sus gorditos, símbolos de la humanidad en movimiento.
La escultora y su legado
Para Silvia, ser escultora es más que un oficio; es una forma de existir. “Me he reinventado muchas veces”, reflexiona, desde la cosmetología hasta el multinivel y ahora el arte. Su versatilidad, su capacidad para disfrutar cada proceso y su valentía para aprender por prueba y error la han llevado lejos. Inspirada por audiolibros, la música, el budismo y las vivencias de su entorno, ve el mundo con ojos de artista, capturando lo invisible en cada vaciado de bronce.
Fascinado por su obra, le pregunto a Silvia qué requiere una escultora además de talento. “Anatomía, paciencia y la capacidad de expresarte”, responde.
Su obra, con su movimiento y simbolismo, no solo adorna espacios como el hotel Villa Lala o el Jardín del Medio, un hotel escultórico; también invita a reflexionar sobre la vida, el amor y el tiempo. “El arte es mi manera de hablar”, dice, mientras muestra un armadillo o una máscara, cada pieza, un testimonio de su profundidad.
Cuando me despido, llevo conmigo un pequeño torso, un regalo de Silvia. Pero el verdadero regalo es haber conocido a una mujer que, a los 49 años, demuestra que el arte puede surgir en cualquier momento, transformando no solo la materia, sino la vida misma. Silvia Murillo Reding, con sus manos llenas de cera y sueños, sigue esculpiendo su legado, una obra a la vez.
Beisbol
Brilla Alejandro Osuna en su debut con Rangers y semana de oro para Muñoz y Paredes

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
En el diamante de las Grandes Ligas, donde los sueños se forjan a golpe de recta y batazo, dos mexicanos han izado la bandera tricolor con una semana para la historia. Del 19 al 25 de mayo de 2025, Andrés Muñoz e Isaac Paredes no solo brillaron; incendiaron el escenario con actuaciones que resuenan desde Seattle hasta Los Mochis y Hermosillo.
Pero, ¿es este fulgor un destello aislado o el amanecer de una nueva era para el béisbol azteca?
Andrés Muñoz, el sinaloense de 26 años, se ha convertido en el guardián implacable de los Marineros de Seattle. Esta semana, sumó su 17º salvamento de la temporada, consolidándose como líder de la MLB en rescates. Con una efectividad de 0.00 en 22.2 entradas y 28 ponches, su recta de 100 millas y slider quirúrgico son un martirio para los bateadores. Contra los Angels el 22 de mayo, cerró la novena con tres outs fulminantes, asegurando una victoria 3-2.
Por su parte, Isaac Paredes, el orgullo del barrio de La Mosca en Hermosillo, de 26 años, desató una tempestad ofensiva con los Astros de Houston. En una semana de ensueño, conectó cuatro jonrones, elevando su total a 11 en la temporada. Con un promedio de .285, 7 dobles, 1 triple y 31 impulsadas, Paredes es el corazón de la alineación texana. Su versatilidad en la tercera base y su ojo clínico para el pitcheo lo confirman como un All-Star en potencia.
El clímax llegó el 24 de mayo, cuando Muñoz y Paredes se enfrentaron en un duelo épico en el T-Mobile Park. Con los Marineros liderando 4-3 en la novena, Paredes enfrentó a Muñoz. Tras una recta de 98 millas, Isaac conectó una línea que Randy Arozarena atrapó, sellando el salvamento de Muñoz. Este choque, con 25,000 gargantas conteniendo el aliento, fue más que un turno al bat; fue un himno al talento mexicano, con Arozarena como testigo de un tridente azteca en el escenario mayor.
Pero no todo es euforia. Mientras Muñoz y Paredes brillan, el béisbol mexicano enfrenta sombras. La Liga Mexicana carece de reflectores, y talentos como Alejandro Kirk, con un jonrón esta semana para los Blue Jays, apenas se mencionan. ¿Por qué celebramos a unos y olvidamos a otros? La falta de apoyo estructural y la dependencia de la MLB para visibilizar a nuestros peloteros son grietas que no podemos ignorar. Muñoz y Paredes, que jugaron juntos en un mundial infantil en 2009, son excepciones forjadas en el sacrificio, no productos de un sistema.
Esta semana, México vibró con sus hazañas. Muñoz, el cerrojo indomable; Paredes, el cañonero incansable. Son más que atletas: son espejos de un país que sueña grande. Pero su brillo nos interpela: ¿cuándo construiremos un béisbol propio que no dependa de las luces de la MLB? Por ahora, celebremos. El diamante es suyo, y el orgullo, nuestro.
EL DEBUT DE ALEJANDRO OSUNA
El pasado domingo 25 de mayo de 2025, Alejandro Osuna, jardinero mexicano de 22 años, debutó en la MLB con los Texas Rangers, venciendo 5-4 a los Chicago White Sox en el Guaranteed Rate Field.
Osuna, prospecto número 7 de los Rangers, fue convocado desde Triple-A Round Rock tras la fractura de Joc Pederson el 24 de mayo. Nacido en Ahome, Sinaloa, y hermano de Roberto Osuna, firmó en 2020 por $125,000. En 2024, fue Jugador del Año de Ligas Menores de los Rangers, bateando .292 con 18 jonrones. En 2025, bateó .283 en Double-A Frisco y .259 en Triple-A, con 9 bases por bolas en 8 juegos.
En su primer turno al bat, Osuna negoció una base por bolas tras un conteo completo de 8 o 9 lanzamientos, demostrando gran disciplina en el plato, luego fue sorprendido intentando robar segunda base. En turnos posteriores, no conectó hit, pero su enfoque en el plato fue destacado como prometedor.
A la defensiva: Osuna brilló con una atrapada espectacular en el jardín izquierdo, calificada como “joya defensiva” por @Liga_Arco y “tremenda” por @MLB_Mexico. Videos compartidos en X mostraron su habilidad para cubrir terreno y hacer jugadas clave, consolidándolo como un defensor versátil.
El debut entusiasmó a México, con Excélsior celebrándolo. Comparado con Alex Verdugo por su contacto y velocidad (34 robos en 2024), Osuna es un “table-setter” para los Rangers (25-28 en la División Oeste). Su rol es incierto, posiblemente alternando en los jardines, pero podría descansar contra zurdos (.594 OPS en 2024). Scouts lo ven como futuro jardinero central si mejora su consistencia.
Junto a Andrés Muñoz (17 salvamentos) e Isaac Paredes (11 jonrones), Osuna resalta el auge mexicano en la MLB.
DEPORTE/CULTURA
Fama, lujos y reconocimientos del futbol: La cultura del futbolista

Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //
Describir al futbolista mexicano es mencionar primeramente su idiosincrasia personal, educación y valores, así como su formación académica, que hasta la fecha muy pocos pueden presumir una licenciatura universitaria y mucho menos vivir de ella en el retiro de su vida activa como profesional del “soccer”.
Comúnmente, la educación académica se centra en la formación básica, esto es, la educación primaria, secundaria y bachillerato, algunos con licenciatura trunca (muy pocos) y un porcentaje mínimo de profesionistas.
Obviamente, los tiempos son completamente diferentes. En la actualidad, la actividad futbolística es muy demandante; en los años 70 algunos técnicos o entrenadores trabajaban mañana y tarde, con cargas de trabajo dosificadas, manejando matutinamente el aspecto físico y por la tarde el aspecto técnico, en jugadas prefabricadas o estratégicas, así como las charlas con el psicólogo, directivos y demás, todo en función del fútbol fundamentalmente.
Algunos jugadores en el retiro abrazan la carrera de director técnico que, por supuesto, es recaudatoria, puesto que sin el recurso económico no hay capacitación y proyección en la que la FMF obliga, entre comillas, a tener el dichoso carnet que los acredita como profesionales (a los extranjeros no se les exige). Ejemplo actual: Guido Pizarro, de los Tigres de la UANL, que con “golpe de Estado” se adjudicó el título de entrenador siendo jugador activo.
A otros más les gusta la preparación física y se preparan para ello, porque la nostalgia de la Primera División es no solo atractiva, sino bien remunerada. La mayoría reciben oportunidades en fuerzas básicas de los clubes en los que militaron mucho tiempo, con muchos extranjeros que se quedan a radicar en nuestro país y tienen las puertas abiertas dándoles preferencia por encima de los propios mexicanos.
Los argentinos son carnívoros; esto es, la carne de res es su preferida para alimentarse, con cortes finos de un paladar exigente con la chistorra y demás. Los restaurantes que ponen los exjugadores argentinos son de buen gusto, con chefs nacionales o internacionales que aparte están en zonas de mayor plusvalía, a diferencia de los mexicanos, “reyes de los tacos, tortas y demás platillos regionales”. Muchos famosos ponen sus taquerías.
En nuestra Perla Tapatía y, de hecho, prácticamente en todo Jalisco, el fútbol es el máximo atractivo. En la capital jalisciense se “refugian” exfutbolistas como entrenadores en colegios privados de todas las categorías, varonil y femenil, así como en ligas de competición privadas (animales, nórdicas, acuáticas, entre otras).
En la Liga de los animales, todos los equipos llevan el nombre del género, tienen sus propios clubes privados de categoría con instalaciones de primera y canchas empastadas con restaurantes, fuente de sodas, juegos infantiles, alberca, etcétera. Y por supuesto, estacionamiento propio en extensiones importantes de solares bien cuidados, comúnmente fuera de zonas habitacionales.
Antiguamente, el partido hegemónico en el poder tenía y tiene sus sindicatos donde el fútbol era y es primordial e incluso el trabajo se los facilitaban dándoles la base. Un ejemplo es el SUTAG (Sindicato Único de Transportistas de Jalisco), con la famosa Alianza de Camioneros de su eterno dueño y amo, don Clodomiro Martínez (RIP), de sobrada solvencia económica. Se dice que tenía flotas de camiones urbanos y que pasó la estafeta a la familia Higareda actualmente.
Jugadores surgidos de estos sindicatos en los 50, fueron entre otros, Salvador “Chava” Reyes, Guillermo “Tigre” Sepúlveda, Crescencio “Mellóne” Gutiérrez, Jesús del Muro y Esteban Trelles.
Hay muchos más ejemplos, como los equipos del Sindicato de Cinematografistas, de la Embotelladora La Favorita (Coca Cola), los tablajeros del rastro o la CTM, CROC y también PALMAC, que patrocina al Club Deportivo Nacional, actualmente en 3.ª División; mucho tiempo lo hizo en Primera División. Ahora, con Alberto Cortés (no el cantante argentino), hijo del ilustre político jalisciense don Porfirio Cortés Silva (RIP), vegetan en la categoría referida sin pena ni gloria.
Kodak, Swecomex, Canadá y CFE tienen o tenían instalaciones propias de máximo nivel que, repetimos, a los buenos futbolistas les daban la base, sin olvidarnos de PEMEX y su sindicato en Ciudad Madero Tamaulipas. Llegaron a tener fútbol en Primera y Segunda División, con sus líderes eternos Joaquín Hernández Galicia la famosa “Quina”, que tenía su juguetito profesional de beisbol, los “Alijadores” de Tampico, y Salvador “Chava” Barragán que tenía al “Bravos de Ciudad Madero” en Segunda División.
El que esto escribe participó en ese equipo. Cuando subieron por primera vez a Primera División, la mayoría de los jugadores prefirió la base de trabajo en el sindicato de los petroleros, con empleos bien remunerados y que quedan generacionalmente para siempre.
Cabe destacar la desaparición del Club Canadá, el calzado por excelencia, con más de 700 distribuidoras en el país y una producción en El Álamo de Guadalajara con su propietaria Sandra López Benavides, millonaria refugiada actualmente en el Patronato del Zoológico Guadalajara, y sus medios hermanos los López Rocha, prominentes empresarios de esta ciudad.
Este referido club ahora es propiedad del Gobierno del Estado y al parecer lo destinó a los familiares de sus cuerpos de seguridad, con instalaciones de primera, alberca, baños de vapor, canchas de básquet y frontenis, así como de futbol, por supuesto.
Existen infinidad de sindicatos más en el país involucrados en el deporte, como lo fue el IMSS en el futbol profesional y el Sindicato de los Ferrocarrileros con el boxeo, y particularmente Guadalajara, que siempre fomenta los valores y el deporte de máximo nivel, no solo en el futbol, sino en otras disciplinas con expertos de nivel máximo.
Como dirían algunos, otro tema obligado es la farándula con los artistas, entre cantantes, actores, cómicos y demás, que tienen cierta similitud con los futbolistas con ganancias millonarias, que tampoco es que sean muy letrados.
La inmensa mayoría tiene su preparación como actores de películas, teatro, novelas en el CEA de Televisa o La Academia de TV Azteca, forjadores y hacedores de artistas diversos. Tampoco es que tengan un respaldo académico con licenciaturas.
En el aspecto artístico, llegan al colmo de sus creencias y fanatismos personales. Los chamanes, espiritistas, videntes y demás son los acompañantes permanentes de los artistas que creen en la “magia negra” y brujería, diciendo públicamente cada barbaridad en ese sentido, con un “chismorreo” de vecindad burdo, vulgar y barato que demuestra el nivel intelectual que, por supuesto, es muy pobre y limitado. Prevalece la ignorancia en muchos de ellos, principalmente en las féminas.
Los escándalos están a la orden del día, con infidelidades al por mayor, con aventuras, romances, deslices, traiciones, etc., que son el alimento cotidiano de periodistas amarillistas que viven de ello y la persecución de los “paparazis” en la indiscreción de fotografías comprometedoras.
Las revistas de la farándula publican intimidades captadas por la cámara; las demandas y denuncias forman parte de sus vidas; el alcohol, drogas, enervantes y estupefacientes son su compañía, con aduladores y vividores que los explotan y dejan en la ruina, olvidados por todos; la fidelidad y lealtad de pareja la mayoría ni la conocen.
Curiosamente, en esta bella capital del Estado de Jalisco la rivalidad entre Guadalajara y Atlas representan incluso una lucha de estatus económico: las «margaritas” del Atlas se sienten de alcurnia, linaje y burguesía en contrapartida con el “Rebaño Sagrado”, de barriadas humildes con seguidores albañiles, bicicleteros y clase baja de los suburbios, colonias y barrios tradicionales.
Es una ironía, por ejemplo, El Paradero, su club social y deportivo, tenía un bajo nivel de plusvalía ubicado en la colonia Atlas Paradero al oriente de la ciudad y, en cambio, las “Chivas” tenían su Club Deportivo Guadalajara en Colomos, con una plusvalía de enorme poder adquisitivo.
Futbolísticamente, los jugadores de fuerzas básicas tenían mayor exigencia entre sus miembros, que se ocupaban y preocupaban de aquellos con legado familiar y de directivos, se puede decir, más “cremosos”, que Atlas recibía a todos por igual.
Al paso del tiempo, la compra del club Guadalajara fue la tumba de los rojiblancos con el finado Jorge Vergara, que les cambió su fisonomía, aburguesando al equipo y destruyendo parte de su historia, que lo más grave fue demoler el club y vender el terreno en una millonada como vil mercenario empresarial.
Los palcos del Estadio Omnilife inicialmente costaron 6 millones de pesos por 15 años de usufructo, los palcos y plateas con otros costos que, por cierto, Vergara construyó vendiendo un proyecto que pagaron por adelantado sus fans simpatizantes.
Finalizando el tema, el futbolista goza de fama y posicionamiento social que le permite tener una vida holgada. Los jugadores referentes y destacados en selección nacional tienen la admiración y respeto de todos y los niños y jóvenes los imitan.
E-mail: etrememodelos@hotmail.com
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