MUNDO
El control de venta de armas
Opinión, por Rubén Ortega Montes //
El asesinato de Abraham Lincoln tuvo lugar el 14 de abril de 1865 alrededor de las 22:25 en Washington DC, cuando la guerra civil estadounidense llegaba a su fin. Si bien sobrevivió inicialmente al disparo, las heridas recibidas eran de tal gravedad que falleció al día siguiente, a las 7:22.
Lincoln fue primer presidente de Estados Unidos en ser asesinado, pero treinta años antes, había fracasado un intento de asesinato de Andrew Jackson en 1835. Me hacen analizar el fenómeno de las armas el cual veo como una moneda con doble cara
Al menos allá en el país vecino al norte las armas están registradas, en el caso a nombre del padre del joven que intentó asesinar a Donald Trump y que fue abatido en cuanto disparó, y que falló por un movimiento al compás del discurso del candidato republicano, como consta en las fotografías que circulan en la red y que acompañó al presente teniendo en cuenta que tirador hizo todo bien, tuvo el tiro perfecto y accionó el R-15.Pero justo en esa fracción de segundo, mientras apretaba el gatillo, el candidato giró ligeramente la cabeza en el momento en que la ojiva salió de la recámara ya la línea de visión no fue el área del cerebro si no parte superior de la oreja derecha.
Estamos hablando de probabilidades insuperables: un rifle tipo AR-15 de 5.56 mm, como la utilizada por el francotirador, la bala viaja menos a 800 m/s. A una distancia de 135 metros significa que en menos de 2 décimas de segundo la bala habría alcanzado a Trump.
Técnicamente hablando, Trump debería estar muerto, la mitad de su nación en profundo luto y la totalidad de los Estados Unidos tratando de sobreponerse al caos.
En México según consta en reportajes, documentales e investigaciones, existe un gran mercado negro de las armas (se fabricaban en Guadalajara, precisamente rifles de asalto R15) y se siguen fabricando en talleres artesanales con un torno y perfiladora, un taladro de piso, tubos industriales de vapor.
Desde mi punto de vista conforme a la Constitución Mexicana en su artículo 10. – Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la Ley Federal y de las reservadas para el uso exclusivo de la Fuerza Armada permanente y los cuerpos de reserva.
Sería mejor ampliar el derecho a ellas y llevar un registro de las mismas.
Teniendo en cuenta que quien está dispuesto a usarlas lo hará sea cual sean las consecuencias jurídicas punitivas como ocurre en Estados Unidos en donde se han usado para asesinar y herir en escuelas, hospitales, dependencias, cinemas y centros comerciales. Igual ocurre en México, en este momento están registrados más de 192,000 homicidios, sin contar los cadáveres y partes de cuerpo encontrados, pero aquí en México tan no dejan rastro que los homicidios están al 99.5 % de Impunidad, van la ineficacia e ineficiencia en la prevención, contención, reacción e investigación de la seguridad, la procuración y por ende la administración de justicia solo haciendo la comparativa de cuantas carpetas de investigación, detenidos imputados sujetos a prisión preventiva como medida cautelar justificada se encuentran y el número de sentencias por esos asesinatos han dictado los jueces locales de las 32 entidades federativas.
Nos damos cuenta que sería mejor tener un control de la venta de armas y cartuchos y se les podría seguir la huella, igual que las huellas de los compradores lo que daría mayor cientificidad a la Investigación Ministerial en la Fiscalía General de la República para darle seguimiento a las armas y ojivas con dictámenes de balística.
(*) Dr. Rubén Ortega Montes
Miembro del Observatorio de Seguridad y Justicia de la UdeG.
