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MUNDO

El dólar ha bajado casi un 30% en cuatro años: ¿El súper peso o el mini dólar?

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Nunca en la historia mexicana, el dólar americano había perdido terreno de manera constante y prolongada frente a nuestra moneda. El peso mexicano, que tiene su origen en el dólar español pre independencia ha tenido una vida complicada. Primero era un peso de ocho reales como el dólar español.

En esa época, allá por la primera mitad de los 1800´s en los EUA todavía no se inventaba el dólar americano, sino que se seguían utilizando monedas de todo el mundo, pero poco a poco ganó terreno el dólar de cien centavos. En 1857 EUA decidió prohibir la libre circulación de monedas extranjeras, incluida el dólar español para el pago de productos interno y proclamó la ley de moneda previo a su guerra civil, dando origen a la moneda nacional que hoy conocemos de ese país con la leyenda “En Dios Confiamos”.

Por su lado en México en 1863 se acuñó el peso mexicano de cien centavos ya tomando la idea del sistema métrico decimal. Básicamente el peso se mantuvo al alza en contra de otras monedas del mundo por ser de plata y de oro.  Entre 1905 y 1929 hubo mucha estabilidad con un peso de dos pesos por dólar norteamericano, devaluándose poco a poco hasta el final de la segunda guerra mundial y la era del dólar como moneda de reserva mundial 1945-1950 cuando llegó a $12.5 pesos por dólar en donde se mantuvo hasta los 70 ́s cuando empezó nuestra acelerada y permanente devaluación de 50 años.

Durante la mayor parte del siglo veinte la moneda mexicana se mantuvo más o menos estable, aunque es claro que pasamos de $2 pesos en los años previos a la segunda guerra mundial a $12.5 en menos de 15 años. Seguidos por otra era de estabilidad de esos años 50´s a los 70´s.

En los 70´s el tema fue el excesivo abuso de la impresión de dinero por parte del gobierno, el precio del petróleo en caída y la crisis económica que siguió por el endeudamiento mexicano en dólares, lo que dio inicio a la devaluación acelerada que llevó de los $12.5 a los $150 pesos por dólar a 1982. De ahí pasamos a los miles de pesos por dólar en unos cuantos años, al grado de que el Presidente Salinas de Gortari en 1993 decidió crear una nueva moneda eliminando tres ceros. Así pasamos de más de $3 mil pesos por dólar a $3 pesos nuevamente. Parecía que retrocedíamos un siglo de devaluaciones pero en realidad solo le cambiamos el nombre o borramos ceros.

Si tomamos una calculadora de inflación en EUA, un dólar de 1905 es equivalente a $16 dólares en 1993 y a $34 dólares para este 2023. Lo anterior muestra que de 1993 a la fecha ellos han tenido también una fuerte inflación tres veces mayor a la del siglo 20, pero si vemos nuestros números esto es mucho peor.

Para el 2018 el peso mexicano original estaría a una paridad de $22 mil pesos por dólar, esto si no contamos los tres ceros que eliminó CSG en 1993.  Pero el punto de esta pequeña nota de historia monetaria es resaltar lo obvio. Del 2020 al 2023 el dólar vs el peso ha ido en picada. La verdad es que hay una serie de causas, pero las más altas son las siguientes:

1.- Los mexicanos le apostaron al petróleo y la gasolina en un momento en el que EUA no.

2.- EUA decidió imprimir dinero a lo loco por más de 4 años para sufragar proyectos políticos endeudándose como México en los 70´s y 80´s.

3.-Las remesas que nos llegan desde los EUA enviadas por nuestros paisanos han subido constantemente y la verdad son el ingreso más alto del país después de las drogas, ya que a diferencia del petróleo, las drogas u otras formas de comercio, las remesas son enviadas a cambio de nada y entran directo al gasto en las comunidades más pobres.

4.- Claro, el asunto del tráfico de personas y de drogas es una gran parte de los dólares baratos que entran a México si consideramos que cada persona indocumentada que pasa por México camino a EUA paga cuando menos $20 mil dólares a nuestros cárteles y que en 3 años hemos visto pasar a más de 5 millones de personas. Podemos ver que esto suma $100 mil millones de dólares, lo que adicionado a otro tanto igual de las drogas y sin contar el asunto del tráfico de mercancías ilegales como artículos robados en EUA y vendidos en internet (fuera de la droga), que ya llegan a los $14 mil millones de dólares anuales, podemos entender que estos ingresos nos dan más dólares de los que salen cada año por concepto de mercancías importadas legalmente y el pago de nuestras deudas con el extranjero. Las exportaciones legales son obviamente el gran ingreso acumulado pero los ingresos de dólares por actividades ilegales o no formalmente comerciales, la apuesta por el petróleo y la auto devaluación del dólar a manos del gobierno de EUA, nos han dado el extra que tumbó al dólar estos años.

En resumen, si uno tiene más dólares de los que gasta y si el dólar se devalúa por dejar de ser utilizado por nuestro país y otros, entonces tenemos la extraña, pero muy interesante realidad de que el dólar ha bajado casi un 30% en 4 años.

Interesante, EUA ahora es un poco barato para los mexicanos que van de viaje y la verdad también el viajar a todo Europa, cuya moneda está pasando por las mismas que la de USA como monedas a la baja. En contraste nuestro país se vuelve caro y nuestras mercancías también, eso sin contar que los dólares que envían los migrantes se abaratan en las manos de sus familiares de este lado de la frontera, por lo que veremos cuánto puede aguantar este ciclo. 

Como lo hemos indicado, la devaluación del dólar se debe principalmente a que Estados Unidos y la Unión Europea la regaron en sus políticas monetaria, energética y fiscal, pero también a que México no imprimió tantos pesos como en el pasado y a que México nos guste o no, le apostó de nuevo al petróleo en el momento correcto ¿Cuánto durará esta revaluación?

En EUA y en muchos países se decía que la idea de una moneda central para el comercio mundial ya no era importante para los americanos. Pero si el dólar sigue perdiendo terreno frente al yuan de China y frente a las monedas como el Peso esto puede tronar el sistema actual acelerando la caída de la superpotencia. Nuestro escenario de súper peso no debe engañarnos, porque si el dólar truena habrá que ver con qué sustituimos nuestros ingresos comerciales, como lo hemos dicho antes, no solo los mexicanos en México sino los paisanos en EUA dependemos de un EUA fuerte.

Cuidado, el Gobierno de México podría estar tentado a prender la máquina de dinero como en los 70´s y 80´s para pagar gastos sociales o de gobierno en las elecciones federales tal como lo hicieron Biden en EUA o Macron en Francia. Lo anterior con la tranquilidad de que puede abaratar el peso un 20 % y aún estar muy por debajo de lo que recibió de EPN, pero esto tendría efectos catastróficos cuando el dólar recupere su valor real.

La firma de evaluaciones crediticias Fitch, algo así como el buró de crédito para los países, nos da una idea de lo que está pasando con EUA y con México. Hace un mes la empresa Fitch confirmó que México tiene un nivel crediticio de BBB- esto no es muy bueno, pero mantiene la calificación de varios años sobre la probabilidad de que un país, en este caso el nuestro incumpla con sus pagos. Fitch tiene las categorías AAA que es la más alta en confiabilidad como un 10 sobre 10, luego la AA, luego la BBB luego la BB. De ahí para abajo ya no se llama inversión sino especulación.

De México dicen que tiene finanzas públicas prudentes y que su riesgo es la falta de desarrollo y la dependencia del petróleo. Pero en esta ocasión el escándalo es EUA quien tenía una calificación de AAA y fue degradada a AA algo así como un 8.5 sobre 10, bajo los argumentos de que su endeudamiento es alto y su gobierno muestra signos de riesgos para lograr acuerdos. Y es que México en los últimos 4 años ha mantenido un déficit de gasto estable en el 3.7 % aprox. de su PIB y a la baja para el 2024, mientras que EUA lo ha aumentado a un 6% de su PIB.

Esto es la muestra más clara de que Washington está gastando fuera de control como fue en el 2011 cuando también les bajaron la calificación durante el gobierno de Obama-Biden. Fitch inició las mediciones a los países hace casi 100 años y esta es la segunda vez que los EUA son degradados de la AAA a la AA, como lo comentamos la vez pasada también fue con Biden, en esa ocasión como vicepresidente. En el 2011 Obama salió a la tele y dio una explicación. Biden se ha mantenido como en la campaña, aislado de las noticias dejando que otros justifiquen lo que pasó.

Si usted puede adquirir bienes en dólares o euros baratos antes de que esto cambie, hágalo. Si cae el peso, usted se habrá protegido ante una posible recesión y si el dólar y en consecuencia el Euro siguen como van, la inflación seguirá siendo tema por lo que usted habría evitado el perder su poder adquisitivo que ahora por primera vez afecta no solo a los que tienen pesos sino a los que tienen dólares también.

La revaluación del peso no es tanto gracia del actual gobierno, como culpa de los países de la OTAN, pero hay que reconocer que al menos México no hizo lo mismo que en el pasado al imprimir dinero a lo loco sin respaldo como ahora lo hizo Washington. Que en menos de 4 años aumento su déficit en $11 mil millones de millones pasando su deuda publica del 39% del PIB en el 2008 a más del 100% del PIB en este 2023.

La oportunidad de México para asegurar bienes en dólares o euros baratos es histórica, ojalá y muchos mexicanos, incluido el gobierno la vean y garanticen precios con coberturas cambiarias a largo plazo porque esto no es algo común.

No quiero dejar sin mencionar que el pleito comercial EUA-China y el alza de los costos de producción en EUA han generado una nueva explosión de la industria maquiladora no solo en la frontera sino en todo el país, lo que también ha contribuido al crecimiento de la inversión extranjera y al flujo de divisas. México es el campo de producción de EUA y el caballo de Troya de China en caso de una guerra comercial más abierta entre las dos superpotencias.

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MUNDO

Declaran desde Estados Unidos “decapitado” al Cártel de Sinaloa

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Por Mario Ávila

Como un triunfo no solo para la justicia de Estados Unidos, sino para las víctimas de la organización terrorista del Cártel de Sinaloa, fue considerada esta mañana la declaración de culpabilidad de Ismael “el Mayo” Zambada García, quien admitió ser líder de grupo delincuencial desde 1989, haber contado con el apoyo de políticos, militares y policías y haber obtenido ganancias de más de 15 mil millones de dólares.

En rueda de prensa efectuada al término de la audiencia de procedimiento frente al juez Brian Cogan, donde “El Mayo” Zambada admitió su culpabilidad, la Fiscal General de los Estados Unidos, Pamela Bondi, expuso con satisfacción lo que considera una victoria histórica para el Departamento de Justicia y todas las fuerzas del orden en Estados Unidos, porque “ha sido decapitado el cártel de Sinaloa, ahora que “El Chapo” y “El Mayo” están condenados por haber construido un imperio criminal que creció como el cáncer en todo el hemisferio e inundó Estados Unidos con droga, cocaína, heroína, metanfetamina y ahora con fentanilo”.

Expusieron en la rueda de prensa que “El Mayo” Zambada enfrentará una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, una vez que se ha declarado culpable, en principio de dos, de los 17 delitos de los que se le acusa.

Aseguraron que “El Mayo” pasará el resto de su vida tras las rejas y que incluso morirá en una prisión federal estadounidense, “lo que nos acerca un paso más a lograr nuestro objetivo, de la eliminación de los carteles de la droga y el crimen organizado transnacional a lo largo nuestro país”, expusieron los funcionarios estadounidenses.

Garantizaron que bajo el liderazgo del presidente Trump, el Departamento de Justicia estará en primera línea de esta lucha, “con todas nuestras fuerzas del orden, en contra de los narcoterroristas que asesinaron brutalmente a varias personas e inundaron nuestro país con drogas”.

Después de la admisión de culpabilidad, Ismael Zambada se ha convertido ya en testigo protegido o cooperante y ya no habrá proceso judicial, por ello la siguiente cita en la Corte será hasta el próximo 13 de enero.

Finalmente los funcionarios de las organizaciones de seguridad de los Estados Unidos, presumieron haber utilizado con el ‘Mayo’ Zambada, “el mismo modelo que usamos cuando derribamos al ‘Chapo’ y a García Luna, no fimos tras las drogas, sino tras los tomadores de decisiones”.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 804: Lo piden los expertos: Una nueva Corte de Justicia sin extremos ideológicos

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Edición 804: Lo piden los expertos: Una nueva Corte de Justicia sin extremos ideológicos
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MUNDO

Los retos del Siglo XXI: El estado de bienestar en la era de la globalización

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– A título personal, por Armando Morquecho Camacho

Imagina un mundo donde nadie tema quedarse sin un hogar, sin atención médica o sin la oportunidad de educarse. Un mundo donde el progreso económico sea un puente hacia la equidad, no un abismo que separe a unos de otros. Ese es el ideal que dio vida al estado de bienestar, un contrato social nacido en el siglo XX para sanar las heridas de guerras, crisis económicas y desigualdades profundas.

Hoy, en un contexto de globalización acelerada, hiperconexión digital y avances tecnológicos que transforman la vida a un ritmo vertiginoso, este modelo enfrenta preguntas urgentes, principalmente ¿qué significa el estado de bienestar en un mundo donde la inteligencia artificial redefine el trabajo, las plataformas digitales reconfiguran las relaciones sociales y las economías están más interconectadas que nunca?

En su esencia, el estado de bienestar es un compromiso colectivo para proteger a los más vulnerables y fomentar la cohesión social. Surgió en un momento histórico de reconstrucción, cuando países como los nórdicos, Reino Unido o México, con sus sistemas de salud y educación pública, apostaron por garantizar derechos básicos y redistribuir la riqueza.

No se trataba solo de aliviar la pobreza, sino de construir sociedades donde el progreso beneficiara a todos. Pero el mundo ha cambiado. La globalización ha tejido una red de interdependencia económica, pero también ha profundizado desigualdades dentro de los países.

Las nuevas tecnologías, como la automatización y la inteligencia artificial, están remodelando el mercado laboral, mientras que la hiperconexión digital crea nuevas formas de inclusión, pero también de exclusión. En este escenario, el estado de bienestar debe evolucionar para seguir siendo relevante, no solo como proveedor de servicios, sino como un mediador de oportunidades en un entorno donde las reglas cambian constantemente.

El impacto de la tecnología en el empleo es uno de los mayores desafíos. La automatización amenaza con reemplazar una parte significativa de los trabajos actuales en la próxima década, según estimaciones internacionales.

Esto reduce los ingresos fiscales que sostienen los sistemas de bienestar y, al mismo tiempo, aumenta la demanda de apoyo social, como subsidios por desempleo o programas de capacitación, lo que nos obliga a preguntarnos ¿cómo financiar un estado de bienestar cuando el mercado laboral se encoge?

Algunas propuestas, como la renta básica universal, sugieren garantizar un ingreso mínimo para todos, independientemente de su situación laboral. Países como Finlandia han experimentado con esta idea, pero su implementación requiere decisiones audaces, como gravar a las grandes tecnológicas, principales beneficiarias de la automatización. Este debate pone en evidencia la necesidad de un estado de bienestar que no solo redistribuya recursos, sino que también regule el impacto de las innovaciones tecnológicas para que sirvan al bien común.

La globalización, con su promesa de interconexión, también plantea retos. Las economías están más entrelazadas que nunca, pero esta interdependencia ha generado tensiones. Las cadenas de suministro globales, por ejemplo, pueden colapsar ante crisis como pandemias o conflictos geopolíticos, afectando la capacidad de los estados para proveer servicios esenciales.

Además, la competencia económica global presiona a los gobiernos a reducir impuestos corporativos, lo que limita los recursos disponibles para financiar el bienestar. La solución no está en cerrar fronteras económicas, sino en diseñar políticas que equilibren la apertura al comercio global con la protección de los derechos sociales. Esto implica fortalecer sistemas fiscales que prioricen la redistribución y la inversión en sectores clave como la salud y la educación, asegurando que los beneficios de la globalización lleguen a todos.

La digitalización, otro pilar de la modernidad, transforma la forma en que trabajamos, nos comunicamos y accedemos a servicios. Sin embargo, también ha creado nuevas brechas. En un mundo donde el acceso a internet es casi tan esencial como el acceso al agua, millones de personas, especialmente en regiones como África Subsahariana o América Latina, siguen desconectadas o sin las habilidades necesarias para navegar el entorno digital.

Esta brecha tecnológica es una nueva forma de desigualdad que el estado de bienestar debe abordar. No basta con proveer infraestructura; es crucial invertir en educación digital y regular a las grandes plataformas para evitar que concentren poder económico y social. Un estado de bienestar moderno debe garantizar que la tecnología sea un vehículo de inclusión, no un obstáculo que margine aún más a los vulnerables.

¿Por qué sigue siendo crucial el estado de bienestar en este contexto? Porque actúa como un amortiguador frente a las crisis. La pandemia de COVID-19 mostró que los países con sistemas de bienestar sólidos pudieron responder mejor, ofreciendo apoyo económico, atención médica y protección a los más afectados. También porque fomenta la cohesión social en un mundo cada vez más polarizado.

Cuando las personas sienten que el sistema las respalda, es menos probable que caigan en narrativas divisivas. Además, el estado de bienestar es clave para aprovechar las oportunidades de la globalización y la tecnología.

Países como Dinamarca han demostrado que un sistema flexible, combinado con educación continua y apoyo a la innovación, puede generar economías competitivas y sociedades equitativas. En un mundo donde el cambio es constante, el estado de bienestar debe ser un motor de adaptación, no solo un proveedor de seguridad.

Reimaginar el estado de bienestar en el siglo XXI exige audacia. Los gobiernos deben explorar nuevos modelos de financiación, como impuestos a la riqueza digital o a las emisiones de carbono, para sostener sistemas que respondan a las realidades actuales. También deben priorizar la educación y la capacitación continua, preparando a las personas para un mercado laboral en transformación. Y, sobre todo, deben fomentar un diálogo global sobre el bienestar, reconociendo que los desafíos de la globalización no respetan fronteras.

El estado de bienestar no es solo un conjunto de políticas; es un reflejo de nuestros valores colectivos. En un mundo hiperconectado, donde la tecnología y la globalización pueden tanto unir como dividir, debe ser un faro de equidad, un recordatorio de que el progreso verdadero solo es posible cuando nadie queda atrás. Reimaginarlo no es solo una necesidad práctica, sino un imperativo moral para construir un futuro más humano.

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