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MUNDO

El dólar ha bajado casi un 30% en cuatro años: ¿El súper peso o el mini dólar?

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Nunca en la historia mexicana, el dólar americano había perdido terreno de manera constante y prolongada frente a nuestra moneda. El peso mexicano, que tiene su origen en el dólar español pre independencia ha tenido una vida complicada. Primero era un peso de ocho reales como el dólar español.

En esa época, allá por la primera mitad de los 1800´s en los EUA todavía no se inventaba el dólar americano, sino que se seguían utilizando monedas de todo el mundo, pero poco a poco ganó terreno el dólar de cien centavos. En 1857 EUA decidió prohibir la libre circulación de monedas extranjeras, incluida el dólar español para el pago de productos interno y proclamó la ley de moneda previo a su guerra civil, dando origen a la moneda nacional que hoy conocemos de ese país con la leyenda “En Dios Confiamos”.

Por su lado en México en 1863 se acuñó el peso mexicano de cien centavos ya tomando la idea del sistema métrico decimal. Básicamente el peso se mantuvo al alza en contra de otras monedas del mundo por ser de plata y de oro.  Entre 1905 y 1929 hubo mucha estabilidad con un peso de dos pesos por dólar norteamericano, devaluándose poco a poco hasta el final de la segunda guerra mundial y la era del dólar como moneda de reserva mundial 1945-1950 cuando llegó a $12.5 pesos por dólar en donde se mantuvo hasta los 70 ́s cuando empezó nuestra acelerada y permanente devaluación de 50 años.

Durante la mayor parte del siglo veinte la moneda mexicana se mantuvo más o menos estable, aunque es claro que pasamos de $2 pesos en los años previos a la segunda guerra mundial a $12.5 en menos de 15 años. Seguidos por otra era de estabilidad de esos años 50´s a los 70´s.

En los 70´s el tema fue el excesivo abuso de la impresión de dinero por parte del gobierno, el precio del petróleo en caída y la crisis económica que siguió por el endeudamiento mexicano en dólares, lo que dio inicio a la devaluación acelerada que llevó de los $12.5 a los $150 pesos por dólar a 1982. De ahí pasamos a los miles de pesos por dólar en unos cuantos años, al grado de que el Presidente Salinas de Gortari en 1993 decidió crear una nueva moneda eliminando tres ceros. Así pasamos de más de $3 mil pesos por dólar a $3 pesos nuevamente. Parecía que retrocedíamos un siglo de devaluaciones pero en realidad solo le cambiamos el nombre o borramos ceros.

Si tomamos una calculadora de inflación en EUA, un dólar de 1905 es equivalente a $16 dólares en 1993 y a $34 dólares para este 2023. Lo anterior muestra que de 1993 a la fecha ellos han tenido también una fuerte inflación tres veces mayor a la del siglo 20, pero si vemos nuestros números esto es mucho peor.

Para el 2018 el peso mexicano original estaría a una paridad de $22 mil pesos por dólar, esto si no contamos los tres ceros que eliminó CSG en 1993.  Pero el punto de esta pequeña nota de historia monetaria es resaltar lo obvio. Del 2020 al 2023 el dólar vs el peso ha ido en picada. La verdad es que hay una serie de causas, pero las más altas son las siguientes:

1.- Los mexicanos le apostaron al petróleo y la gasolina en un momento en el que EUA no.

2.- EUA decidió imprimir dinero a lo loco por más de 4 años para sufragar proyectos políticos endeudándose como México en los 70´s y 80´s.

3.-Las remesas que nos llegan desde los EUA enviadas por nuestros paisanos han subido constantemente y la verdad son el ingreso más alto del país después de las drogas, ya que a diferencia del petróleo, las drogas u otras formas de comercio, las remesas son enviadas a cambio de nada y entran directo al gasto en las comunidades más pobres.

4.- Claro, el asunto del tráfico de personas y de drogas es una gran parte de los dólares baratos que entran a México si consideramos que cada persona indocumentada que pasa por México camino a EUA paga cuando menos $20 mil dólares a nuestros cárteles y que en 3 años hemos visto pasar a más de 5 millones de personas. Podemos ver que esto suma $100 mil millones de dólares, lo que adicionado a otro tanto igual de las drogas y sin contar el asunto del tráfico de mercancías ilegales como artículos robados en EUA y vendidos en internet (fuera de la droga), que ya llegan a los $14 mil millones de dólares anuales, podemos entender que estos ingresos nos dan más dólares de los que salen cada año por concepto de mercancías importadas legalmente y el pago de nuestras deudas con el extranjero. Las exportaciones legales son obviamente el gran ingreso acumulado pero los ingresos de dólares por actividades ilegales o no formalmente comerciales, la apuesta por el petróleo y la auto devaluación del dólar a manos del gobierno de EUA, nos han dado el extra que tumbó al dólar estos años.

En resumen, si uno tiene más dólares de los que gasta y si el dólar se devalúa por dejar de ser utilizado por nuestro país y otros, entonces tenemos la extraña, pero muy interesante realidad de que el dólar ha bajado casi un 30% en 4 años.

Interesante, EUA ahora es un poco barato para los mexicanos que van de viaje y la verdad también el viajar a todo Europa, cuya moneda está pasando por las mismas que la de USA como monedas a la baja. En contraste nuestro país se vuelve caro y nuestras mercancías también, eso sin contar que los dólares que envían los migrantes se abaratan en las manos de sus familiares de este lado de la frontera, por lo que veremos cuánto puede aguantar este ciclo. 

Como lo hemos indicado, la devaluación del dólar se debe principalmente a que Estados Unidos y la Unión Europea la regaron en sus políticas monetaria, energética y fiscal, pero también a que México no imprimió tantos pesos como en el pasado y a que México nos guste o no, le apostó de nuevo al petróleo en el momento correcto ¿Cuánto durará esta revaluación?

En EUA y en muchos países se decía que la idea de una moneda central para el comercio mundial ya no era importante para los americanos. Pero si el dólar sigue perdiendo terreno frente al yuan de China y frente a las monedas como el Peso esto puede tronar el sistema actual acelerando la caída de la superpotencia. Nuestro escenario de súper peso no debe engañarnos, porque si el dólar truena habrá que ver con qué sustituimos nuestros ingresos comerciales, como lo hemos dicho antes, no solo los mexicanos en México sino los paisanos en EUA dependemos de un EUA fuerte.

Cuidado, el Gobierno de México podría estar tentado a prender la máquina de dinero como en los 70´s y 80´s para pagar gastos sociales o de gobierno en las elecciones federales tal como lo hicieron Biden en EUA o Macron en Francia. Lo anterior con la tranquilidad de que puede abaratar el peso un 20 % y aún estar muy por debajo de lo que recibió de EPN, pero esto tendría efectos catastróficos cuando el dólar recupere su valor real.

La firma de evaluaciones crediticias Fitch, algo así como el buró de crédito para los países, nos da una idea de lo que está pasando con EUA y con México. Hace un mes la empresa Fitch confirmó que México tiene un nivel crediticio de BBB- esto no es muy bueno, pero mantiene la calificación de varios años sobre la probabilidad de que un país, en este caso el nuestro incumpla con sus pagos. Fitch tiene las categorías AAA que es la más alta en confiabilidad como un 10 sobre 10, luego la AA, luego la BBB luego la BB. De ahí para abajo ya no se llama inversión sino especulación.

De México dicen que tiene finanzas públicas prudentes y que su riesgo es la falta de desarrollo y la dependencia del petróleo. Pero en esta ocasión el escándalo es EUA quien tenía una calificación de AAA y fue degradada a AA algo así como un 8.5 sobre 10, bajo los argumentos de que su endeudamiento es alto y su gobierno muestra signos de riesgos para lograr acuerdos. Y es que México en los últimos 4 años ha mantenido un déficit de gasto estable en el 3.7 % aprox. de su PIB y a la baja para el 2024, mientras que EUA lo ha aumentado a un 6% de su PIB.

Esto es la muestra más clara de que Washington está gastando fuera de control como fue en el 2011 cuando también les bajaron la calificación durante el gobierno de Obama-Biden. Fitch inició las mediciones a los países hace casi 100 años y esta es la segunda vez que los EUA son degradados de la AAA a la AA, como lo comentamos la vez pasada también fue con Biden, en esa ocasión como vicepresidente. En el 2011 Obama salió a la tele y dio una explicación. Biden se ha mantenido como en la campaña, aislado de las noticias dejando que otros justifiquen lo que pasó.

Si usted puede adquirir bienes en dólares o euros baratos antes de que esto cambie, hágalo. Si cae el peso, usted se habrá protegido ante una posible recesión y si el dólar y en consecuencia el Euro siguen como van, la inflación seguirá siendo tema por lo que usted habría evitado el perder su poder adquisitivo que ahora por primera vez afecta no solo a los que tienen pesos sino a los que tienen dólares también.

La revaluación del peso no es tanto gracia del actual gobierno, como culpa de los países de la OTAN, pero hay que reconocer que al menos México no hizo lo mismo que en el pasado al imprimir dinero a lo loco sin respaldo como ahora lo hizo Washington. Que en menos de 4 años aumento su déficit en $11 mil millones de millones pasando su deuda publica del 39% del PIB en el 2008 a más del 100% del PIB en este 2023.

La oportunidad de México para asegurar bienes en dólares o euros baratos es histórica, ojalá y muchos mexicanos, incluido el gobierno la vean y garanticen precios con coberturas cambiarias a largo plazo porque esto no es algo común.

No quiero dejar sin mencionar que el pleito comercial EUA-China y el alza de los costos de producción en EUA han generado una nueva explosión de la industria maquiladora no solo en la frontera sino en todo el país, lo que también ha contribuido al crecimiento de la inversión extranjera y al flujo de divisas. México es el campo de producción de EUA y el caballo de Troya de China en caso de una guerra comercial más abierta entre las dos superpotencias.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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