Connect with us

MUNDO

El mesianismo de Trump de cambiar la historia

Publicado

el

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

Ya volvió Donald Trump a establecerse en la Casa Blanca, por segunda ocasión y a través de sus órdenes ejecutivas, memorandos y declaraciones pretende marcarle al mundo hacia dónde se debe caminar, con una actitud de revancha.

La expectación se generó desde que ganó la elección presidencial al derrotar a Kamala Harris, postulada por el Partido Demócrata, sobre lo que es capaz de hacer en su segunda versión como presidente de EEUU.

Hay que señalar que Trump llega hoy más empoderado que hace ocho años, al lograr triunfar en la Cámaras de Representantes y del Senado, con pleno apoyo del Partido Republicano.

Sin embargo, el escenario que encuentra Trump para Estados Unidos no es precisamente el más favorable en la historia moderna. Hace cuatro décadas, antes de la caída de la URSS, el mundo era bipolar. Después con el desmoronamiento del imperio comunista, se creía que había ganado el capitalismo y la libertad, así fue el festejo con la desaparición del Muro de Berlín, el llamado “muro de la ignominia”. Lo que sucedió fue el gran fracaso del comunismo que negaba la libertad al ser humano, un derecho inalienable. El mundo se volvió unipolar.

Sin embargo, el escenario mundial fue cambiando, China transformó su economía al abrirla a la inversión privada en sociedad con el Estado, una especia de economía mixta, que ha generado un crecimiento anual de 10% del PIB. Fue un gran acierto de sus dirigentes.

Y así fue como China con el gran crecimiento de su economía, logró convertirse en una potencia mundial a tal grado que hoy le disputa la supremacía a Estados Unidos que ha dominado el mundo durante los últimos 100 años.

El mundo se convirtió en multipolar, donde está presente también la Unión Europea que ha sido la gran aliada de Estados Unidos.

Al mismo tiempo el mundo ha vivido un proceso acelerado de globalización al reducirse las barreras comerciales con la crearon bloques geopolíticos, como la Unión Europea con el avance de la tecnología y el transporte.

Estados Unidos fue un firme promotor de esa globalización con la liberación del comercio y la desregulación financiera.

Sin embargo, llega a la Casa Blanca Donald Trump quien dice que la globalización más que beneficiar a Estados Unidos lo ha perjudicado, otros países han sido los ganadores, aprovechándose de la libertad económica.

REORDENAR EL ORDEN MUNDIAL

Y ahora Trump pretende desglobalizar el mundo y establecer el proteccionismo a la economía de EEUU. La pregunta es qué tanto poder tiene el presidente de este país para dar marcha atrás en el reordenamiento que se hizo del llamado “Nuevo Orden Mundial”.

Aliado del sector económico más poderoso de Estados Unidos, como son los petroleros, Trump pretende dar marcha atrás a las políticas verdes que son impulsadas en el mundo con el Acuerdo de París que busca contrarrestar el calentamiento global a diferencia de su antecesor en la Casa Blanca, Joe Biden que promulgó la Ley de Reducción de la Inflación que contiene la mayor inversión climática del gobierno federal de Estados Unidos en la historia, con la canalización de 391 mil millones de dólares para reducir las emisiones de carbono.

Biden impulsó la iniciativa de lucha contra el calentamiento global, pero a Trump esta agenda no le interesa, ya que su lucha es favorecer a los poderosos y ricos intereses petroleros, que la energía siga sustentada en los yacimientos fósiles (petróleo, gas y carbón), con la reducción de las regulaciones que se consideraban restricciones al crecimiento económico y al empleo.

Trump busca expandir la producción nacional de combustibles fósiles como lo hizo en su primer periodo como presidente y que no fue del agrado de Biden, y ahora que regresa con más ímpetu, impulsará la explotación de la energía fósil.

EL ENEMIGO ES CHINA

El enemigo de Trump es China, es la potencia que le está robando mercado en el mundo a la economía norteamericana y las órdenes ejecutivas lanzadas contra México con la amenaza de imponer aranceles del 25% a las exportaciones y declarar terroristas a los cárteles de la droga, son vistas por algunos expertos como una estrategia del nuevo inquilino de la Casa Blanca para obligar a los países como México de alejarse de China y aplicar a la vez una política de firmeza en el combate al crimen organizado que fabrica drogas con fentanilo que entran a EEUU y que al año generan cuando menos 100 mil fallecimientos.

En la primera semana, el presidente Trump marcó agenda y países como México, han venido adecuando sus políticas conforme a lo que quiere el controvertido jefe de gobierno norteamericano, como ejemplo de esto es que aquí se acabó la política de “Abrazos no balazos”, en el campo de la seguridad y ahora impera la de balazos no abrazos, como lo estamos viendo en Culiacán.

Trump anunció que a partir del 1 de febrero dará a conocer lo aranceles que aplicará a México, sin embargo, su participación del Foro Económico Mundial realizado la pasada semana en Davos, Suiza el presidente norteamericano, expresó que su país “está lidiando bien con México” y pidió a otros países respeto y un trato justo a su nación.

Ya pasó la primera semana de Trump presidente, habrá que ver hasta dónde llegan las órdenes ejecutivas emitidas, algunas de las cuales se le han puesto un freno por chocar con la Constitución de Estados Unidos.

De la misma forma habrá que ver si Trump puede frenar a China en esta carrera por la supremacía económica mundial.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MUNDO

¿Y ahora quién podrá salvarnos? Se fue como llegó, volando alto… Musk ha salido del edificio

Publicado

el

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

Elon Musk ha dejado Washington. Lo anunció como suelen hacerlo los grandes hombres del siglo XXI: con un tuit. O, mejor dicho, con un post en X, esa red social que alguna vez fue Twitter y que hoy es su patio trasero digital.

El comunicado —sintético, ceremonioso y con tono de patriota involuntario— decía, en esencia, que su paso como empleado especial del gobierno había concluido. Su misión: adelgazar el Estado. Su legado: un DOGE a medio camino entre experimento fiscal y eslogan libertario.

Se retira en silencio (o lo que Musk considera silencio), después de haber prometido ahorrar un billón de dólares a los contribuyentes. En los hechos, el Departamento de Eficiencia Gubernamental que lideró detectó 175 mil millones de “desperdicio, fraude y abuso”. Una suma nada despreciable, pero bastante menos revolucionaria de lo que prometía el hombre que alguna vez creyó que podía colonizar Marte… y Washington.

Para los entusiastas de la política como videojuego, para quienes ven en cada multimillonario una especie de mesías que solo necesita Wi-Fi, ingenieros y testosterona para refundar la democracia, este es un golpe duro. Porque no solo se va Musk. Se va la ilusión de que la política puede resolverse como un problema de algoritmos, eficiencia o planes de negocios.

También se esfuma la fantasía de que, con Trump, Musk y Milei, el mundo iba a liberarse, por fin, de las “garras del socialismo” y del “estatismo empobrecedor”, para dar paso a un nuevo orden regido por CEOs, influencers y hombres providenciales.

Quienes compraron ese paquete completo —con sabor a capitalismo mesiánico y promesas de apocalipsis fiscal— deberán hoy revisar sus cuentas. No las bancarias, claro. Esas les siguen saliendo bien. Las cuentas políticas. Porque hay algo que ha quedado demostrado con la breve y accidentada incursión de Elon Musk en la política formal: tener dinero no te hace político. Te hace rico y ya.

La historia de Musk en la Casa Blanca comenzó con entusiasmo mutuo. Tras sobrevivir a un intento de asesinato, Donald Trump regresó al poder con la misma retórica de siempre, pero con una novedad: tenía ahora de su lado al hombre más rico del mundo. Musk, que en el pasado había coqueteado con los demócratas, decidió apostar en grande por Trump y puso sobre la mesa 260 millones de dólares.

A cambio, recibió una oficina, un título, un objetivo ambicioso y la posibilidad de moldear el Estado a su imagen y semejanza: delgado, disruptivo y con aspiraciones de unicornio.

El DOGE fue el emblema de esa alianza. Se suponía que sus ingenieros, jóvenes genios recién salidos de Silicon Valley, entrarían como cuchillo en mantequilla a todas las dependencias públicas. Lo hicieron. Y lo primero que encontraron fue resistencia.

Los despidos masivos, las auditorías exprés y la lógica empresarial aplicada sin anestesia encendieron las alarmas. Las demandas en tribunales federales no tardaron en llegar. Varias terminaron con fallos en contra. Las cosas en Washington, descubrió Musk, no se mueven al ritmo de una start-up.

Los resultados tampoco fueron los esperados. Los recortes proyectados no se cumplieron. Las promesas de ahorro fueron ajustadas (es decir, rebajadas), y las consecuencias políticas y económicas no tardaron en sentirse. Tesla, una de las joyas de su imperio, sufrió represalias públicas.

Desde boicots y sabotajes hasta una caída del 71% en las ganancias del primer trimestre del año. Las estaciones de carga, los concesionarios y los propios vehículos se convirtieron en blancos simbólicos del hartazgo ciudadano. Lo que iba a ser una cruzada contra el gasto innecesario terminó siendo una guerra contra sí mismo.

Para colmo, la ley fiscal impulsada por los republicanos —con el entusiasta respaldo de Trump— multiplicó el gasto público en proporciones que ni el DOGE pudo digerir. En una entrevista reciente con CBS, Musk calificó la propuesta como “grande y hermosa”, pero no necesariamente ambas al mismo tiempo. Su decepción era visible. La ironía: el hombre que vino a recortar se encontró promoviendo, sin querer, el gasto más irresponsable en años.

A eso se sumó la frustración: “dedicar tanto tiempo a la política fue un error”, dijo. “Lograr cosas en Washington es muy cuesta arriba”, agregó. Uno sospecha que no se refería a los debates ideológicos, sino a la burocracia, las reglas, los procedimientos, las instituciones… esas cosas que hacen a una democracia funcional. Es decir, lo que no se puede resolver ni con dinero, ni con carisma, ni con genio.

Es difícil no ver en este episodio una lección más amplia. Elon Musk no es un tonto. Tampoco un villano. Es, probablemente, el más brillante de su generación en su campo. Pero su fracaso como reformador político refleja un error recurrente: confundir talento empresarial con capacidad de gobierno. Confundir liderazgo económico con visión pública. Confundir éxito privado con legitimidad democrática.

Esa confusión no es nueva. La hemos visto en otros contextos, con otros nombres. Javier Milei, por ejemplo, llegó a la presidencia de Argentina prometiendo quemar el Banco Central y dinamitar el Estado. Hoy navega, entre crisis y contradicciones, los límites de sus propias metáforas. Trump, por su parte, ha demostrado que el discurso antisistema puede ser un excelente trampolín electoral, pero no siempre se traduce en una gestión eficiente, mucho menos ética.

El problema no es que la política esté llena de políticos. El problema es que demasiada gente quiere vaciarla de ellos para llenarla de millonarios iluminados. Como si la política fuera el problema, y no una herramienta. Como si el dinero, por sí solo, bastara para gobernar.

La política no es un juego de eficiencia. Es un arte complicado que combina sensibilidad, visión, empatía, responsabilidad y, sí, una buena dosis de vocación de servicio. Gobernar no es solo administrar recursos; es entender conflictos, construir consensos, saber cuándo decir no, y, sobre todo, aceptar que no todo se puede resolver rompiendo cosas.

Musk lo intentó. Con su usual mezcla de arrogancia y optimismo. Se fue, como llegó: volando alto. Pero esta vez sin cohete, sin escándalo, sin épica. Solo un post. Un gesto discreto para cerrar una aventura que empezó como redención ideológica y terminó como uno más de sus fracasos espaciales.

Y quizá ese sea el punto más importante: el dinero permite muchas cosas, pero no reemplaza ni la historia, ni las instituciones, ni la voluntad colectiva. Tener millones no te convierte en político. Te convierte en rico. Y no, los ricos no son mejores gobernantes. A veces, ni siquiera lo intentan.

Continuar Leyendo

MUNDO

Los peligros del oro digital: El bitcoin, codiciado y robado como en el Viejo Oeste

Publicado

el

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Tuve la oportunidad de escuchar varias conferencias en la convención mundial de bitcoin realizada la semana pasada. Es fascinante. Los negocios, desde autos hasta cafés como Starbucks que ya la empiezan a utilizar como moneda de curso legal.

Las ciudades estadounidenses, como Nueva York, ofrecen aceptarla como pago legal de fianzas y claro, los estados y los países que ya la quieren incluir en sus reservas estratégicas como el oro, la plata y las monedas más estables.

En fin, una verdadera revolución intelectual escuchar a los grandes como al CEO de Gamestop o al magnate de bitcoin, Nakamoto. Pero lo que más me llamó la atención no fue lo bueno, sino lo malo o riesgoso que se ha vuelto el presumir la propiedad de riqueza digital.

Según agencias de seguridad internacional, en los últimos años a través de bitcoin se han registrado pagos ilegales o relacionados con organizaciones criminales que superan los 150 mil millones de dólares. Desde pagos de secuestros, tráfico de personas o de drogas hasta sobornos. Pero fue el rubro de robos físicos de bitcoins lo que más me llamó la atención.

Estamos hablando de personas que han sido secuestradas o extorsionadas para obligarlas a transferir sus bitcoins a delincuentes, quienes les ubican a ellos o a su familia para después retenerlos, torturarlos o drogarlos hasta que les obligan a transferir sus monedas digitales a cuentas de los delincuentes.

Ahora, si un secuestrador nos obliga a transferir por medio de un banco dinero, en un segundo podemos identificar el destino y denunciarlo. Pero las criptomonedas son mejor que dinero al portador, porque no hay forma de regresarlas o de rastrearlas. Es decir que son tan tangibles como el oro sin registro. Así como lo escucha. Si una persona consigue sus claves de bitcoin pude mandarlas a otra cuenta y no hay forma de rastrar el final de su dinero.

Para que tengamos una idea y sobre todo cuidado, hay personas en bares que al presumir sus cuentas son retenidas por desconocidos hasta que les entregan la riqueza. Los ladrones no solo son individuos como carteristas, sino que ya hay bandas de rateros en varias partes del mundo, quienes se han dedicado a seguir para robar a familiares o a personajes dentro de la comunidad de dueños famosos de esas monedas.

Desde Australia hasta Canadá, Francia y EUA. Los robos de bitcoins se han vuelto ya un tema de seguridad pública alcanzando en el 2024 más de 3900 robos a nivel mundial con un monto superior a los mil millones de dólares. Los que usan esas monedas tienen en sus claves digitales millones de dólares prácticamente al portador. El presumir tenerlas es una tontería.

Si sus hijos o usted tienen monedas digitales, recuerde que son fáciles de robar y mejor no lo presuma, ya que es como salir diario a la calle con las escrituras de su casa en un folder transparente y en un coche sin cerrar.

Hay personas a las que les han robado 4 o 5 millones de dólares en un momento. Hay zonas de casas en las que bandas de rateros se han dedicado a saquear solo ese tipo de riquezas y, claro, están los ladrones de ocasión en las que escuchan a alguien presumir sus monedas y de inmediato los drogan o detienen a la salida de bares para robarles sus claves.

Aunque aún son pocos los países que tienen bitcoin como parte de sus reservas estratégicas federales, la lista de países que como gobierno tienen esta moneda virtual está creciendo. Estados Unidos, China, El Salvador, Corea del Norte, Venezuela, Finlandia, Inglaterra, Ucrania y Emiratos Árabes Unidos ya la tienen en sus estados financieros, pero faltan cientos. Los países la utilizan como reserva, pero también para evadir sanciones de los países dueños del sistema bancario internacional.

Así las cosas, no he visto si México o Jalisco tienen cripto en sus reservas, pero estoy seguro de que las grandes organizaciones criminales sí.

Yo no tengo, pero me interesó mucho ver que las cripto dan una libertad de movimiento que no dan muchas otras formas de riqueza. Por lo pronto le recuerdo sea prudente y pida lo mismo a sus amigos o hijos, ya que la ocasión hace al ladrón. Parece ser que EUA pronto emitirá bonos del tesoro respaldados y referenciados por bitcoin lo que será la entrada en la economía abierta de las criptomonedas.

¿Será que el Banco de México hará lo mismo? Por lo pronto Starbucks, Gucci, McLaren, Burger King y muchos más ya aceptan estos pagos, pero OXXO no sé, aunque Elektra sí.

Continuar Leyendo

CARTÓN POLÍTICO

El muro de los dolores

Publicado

el

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.