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NACIONALES

El que se enoja pierde

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Opinión, por Ramiro Escoto Ratkovich //

La última semana, el Presidente Andrés Manuel López Obrador trabajó enojado, sin juicio y hasta tocando extremos en el caso de la investidura que representa. Es cierto que varios medios de comunicación han presentado reportajes cuyo contenido advierte, con verdad documentada, que la campaña de 2018 de su candidatura estuvo presuntamente financiada por el narcotráfico.

Al principio en discurso no cambió desde que comenzaron a circular esta clase de piezas noticiosas cargadas de documentos firmados, declaraciones e incluso filtraciones: “son montajes”, “son financiados por opositores”, “que lo demuestren”… y otras frases más, cuya característica se han venido repitiendo desde el púlpito mañanero.

Sin embargo, el viernes, con el rostro descompuesto, el presidente dijo con una simpleza: “Que lo cambie…” al referirse a la filtración que él hizo del número celular de la reportera de “The New York Times” y al referirse directamente de un ataque abierto y público a su persona y a la de su familia, detalle que encendió las alarmas de una vez más tocar extremos al exhibir datos personales sin ningún remordimiento o siquiera idea de lo que puede suceder, como el caso de la presentación del patrimonio del periodista Carlos Loret respecto a sus saldos en cuentas bancarias y propiedades, sin tomar en cuenta que extralimitó el campo de lo público a lo privado.

En esta ocasión, el presidente detonó una acción que ha desatado una serie de filtraciones donde el número celular de la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo ya está en el dominio público y que ha recibido mensajes de texto, llamadas y amenazas de personas que se han dado a la tarea de usarlo para ataques derivados al “No Pasa Nada” o al mismo “Que Cambie de Número”; sin embargo, este Domingo se presentó ante la Fiscalia General de la República una denuncia ante la policía cibernética para que se localice y sancione a quien filtró ese número celular que ha afectado seriamente a la candidata y ex jefa de gobierno de la CDMX, sin tomar en cuenta que el antecedente existe con el propio presidente y ahí no pasó nada.

Seguramente veremos toda la fuerza del estado frente a este hecho, mostrando quizá en cuestión de horas a uno o varios detenidos por esta filtración que mantiene entre el enojo y preocupación al inquilino de palacio nacional, toda vez que este hecho, en la trascendencia internacional no lo hace ni popular ni empático en el respeto de la ley de datos personales.

El asunto central, es que el presidente está muy lejos de acercarse nuevamente a ese pueblo bueno que mencionaba en sus discursos, emanando cariño en las palabras pero olvidó en los hechos, su reciente gira de este fin de semana a Sinaloa le ha hecho ver la realidad que le han compartido los medios de comunicación serios y no provenientes de los halagos de los “acreditados” en palacio nacional todos los días, leyendo desde su celular las preguntas “editoriales” mandadas por el titular de comunicación social y voceo presidencial.

Andrés Manuel López Obrador pide que el periodista le baje una rayita, que no se crea hecho a mano o inspirado por los Dioses, pero detrás de sus dichos y amenazas, no ha podido demostrar con hechos que lo que se ha publicado en contra de sus hijos por ejemplo, es un montaje, y la narrativa ya suena hueca, repetitiva y peligrosamente para sus seguidores en una certificación de que algo de lo que se lee y se escucha tiene pruebas de razón y verdad.

Desde el principio, la enemistad entre el presidente y los medios le han hecho desacreditarlos, y ahora amenazarlos, lo que sigue él lo sabe será una serie de investigaciones que, desde medios extranjeros, con quien ya también tiene conflicto, lo hará luchar en una arena global y con quien no podrá usar sus discursos al menos con la misma efectividad que como sucede aquí. El presidente sabe que no es una garantida de nada que la Casa Blanca le haya manifestado su respaldo al decirle que esa investigación está archivada, cuando los medios tienen los “mismos datos” que el propio presidente, y que en esta temática el que se enoja, pierde.

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