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MUNDO

¿En qué mundo vivimos?

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac // 

¿EN QUÉ MUNDO VIVIMOS? ¿QUÉ PODEMOS ESPERAR DEL FUTURO? ¿ESTE ES UN MUNDO MAL HECHO? ¿QUÉ PASA EN EUROPA? ¿QUÉ SUCEDE EN EL MEDIO ORIENTE? ¿QUÉ SORPRESAS HABRÁ EN MÉXICO? ¿HACIA DÓNDE NOS CONDUCE LA GLOBALIZACIÓN? ¿ESTAMOS CONSTRUYENDO UN MUNDO MÁS JUSTO, MÁS LIBRE, MÁS HUMANO Y MENOS VIOLENTO? ¿CÓMO NOS CAMBIÓ LA TECNOLOGÍA LA VIDA?

Este es un artículo para la reflexión que escribí hace cerca de una década y que nos puede llevar a una introspección, a propósito de que termina un año e inicia uno nuevo. Y es la visión de dos inteligencias, una de ellas ya no está, pero vale considerar cómo veían el cambio que envolvía al mundo de cambio con la revolución tecnológica y digital.

Hace cerca de diez años leí el libro “El siglo que despierta”, que es una serie de entrevistas-diálogo con el ex presidente de Chile, Ricardo Lagos y el escritor e intelectual mexicano Carlos Fuentes, (fallecido en mayo del 2012), mismas que se realizaron a principios del 2012 en Londres, donde los dos personajes coincidieron y fueron conducidos en este encuentro por el periodista Juan Cruz

Es un libro que nos lleva a la reflexión, cuando el elemento presente ayer y hoy sigue siendo la incertidumbre. Carlos Fuentes es muy elocuente e ilustrativo cuando expresa: “Ahora no entiendo nada (…) Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas (…) ¿Entiendo yo el futuro? A lo mejor lo que pasa es que el futuro es hoy”.

En eso que llamamos el mundo del revés, volteado, patas pa’arriba, es el escenario sobre el que reflexionan estos dos personajes. Europa, con su Unión Europea, es el escenario de un sueño que luego pasa a convertirse en pesadilla, toda vez que entre el 2011 y el 2012 todo parecía estallar en el mundo, ya que lo que antes era estable de la noche a la mañana se convierte en el escenario del desastre. ¿Sobrevivirá el experimento de la Comunidad Económica Europea? ¿Hasta cuándo aguantará Alemania las crisis de Grecia, España, Italia y lo que se sume hoy y mañana? Eran las preguntas en aquellos años.

¿EN QUÉ MUNDO VIVIMOS?

Hay quienes se la dan de sabios y suelen pontificar sobre el cambio, la modernidad, pero al ver reflexionar a estos dos personajes sobre lo mal hecho que está el mundo y que no entienden lo que pasa, advertimos del tamaño de la confusión que hoy existe, donde el elemento es la incertidumbre y ya el planear sobre la próxima década es una utopía, cuando lo vertiginoso de los acontecimientos nos lleva a sorpresas en semanas o meses.

La introducción de Juan Cruz lo dice todo y que es reflejo del diálogo con estos dos grandes hombres de ideas con expresiones tan parecidas pero tan distintas: “¿En qué mundo vivimos?”, o mejor: “¡En qué mundo vivimos!”. O aún mejor: “¡¿En qué mundo vivimos?!”.  

¿QUIÉN MANDA EN EL MUNDO?

El escenario que hoy nos envuelve es la disputa entre dos potencias, una en ascenso y otra que va de caída. La guerra fría ha quedado en el pasado y hoy es la guerra comercial.

El escenario de hoy nos presenta un mundo convulso, en un proceso de reacomodo mundial. Rusia en guerra con Ucrania, provocado por el imperio norteamericano que vio en Putin una amenaza a sus intereses por la alianza que el jerarca ruso ha tejido con China. El conflicto ha vuelto al Medio Oriente con la guerra entre Israel-EU contra los grupos radicales de Gaza.

En México ya no gobierna hoy ni el PRI, ni el PAN. Son seis años del gobierno de la llamada 4T que enarbola “primero los pobres” con políticas sociales que alcanzan apoyos directos de más de 600 mil millones de pesos (pensiones a adultos mayores, becas a jóvenes con porvenir) y que representan una pesada loza para el futuro gobierno.

Otro escenario actual es la violencia y la inseguridad que golpea a México. Cerca de 200 mil homicidios en cinco años (hasta el pasado 9 de diciembre de acuerdo al informe de TReseach sumaban 173 mil homicidios y 28 mil 371 homicidios violentos en 2023).

En el nuevo escenario global, no hay duda que el mandante es el mercado, incluso, sobre el voto ciudadano.

Pregunta Ricardo Lagos, ¿en qué mundo vivimos? ¿Quién manda a quién? ¿Quién ordena? ¿Mandan los mercados y no el ser humano? Y en el mercado sabemos que mandan un puñado muy pequeñito de personas, lo que hace que se empiecen a trastocar valores muy profundos.

TECNOLOGÍA Y CAMBIOS

La gran palanca de la globalización es la tecnología y las nuevas formas de comunicación, que nos lleva a la inmediatez informativa. Como bien lo describió Carlos Fuentes, hay brotes de inconformidad en todo el mundo, pero en unos lugares tienen mayor impacto que en otros. «Resulta que hay gente que se vuelve contra los sistemas en todo el Norte de África, en Siria, y lo hacen porque tienen Facebook, Twitter, iPhone y los gobiernos no lo saben».

LO QUE VIENE

Lo cierto es que estamos en un nuevo milenio y un nuevo siglo que viene a cambiar todo el orden que hemos conocido. Pasamos de la Segunda Guerra Mundial a la Guerra Fría; después sobrevino el derrumbe del comunismo; llegó la supremacía del capitalismo y el mundo unipolar que hoy es global en el que tiende a desaparecer al Estado-Nación.

¿Y qué es lo que viene? Se le preguntó a Carlos Fuentes. “Es muy difícil, porque es como decirle a Dante: ¿Qué le parece a usted esto de la Edad Media? Es un nuevo orden, pero no sabemos qué viene, sabemos los elementos que rebasan a la fuerza del Estado: los negocios, las corporaciones, el mercado…es un mundo anónimo que ya está ahí que ni sabemos cómo llamar”.

Jorge G. Castañeda escribió un libro tras el asesinato de Colosio titulado «Sorpesas te da la vida». Y es lo interesante de la vida, no hay nada preconcebido, en lo macro hay mandones que determinan hacia dónde quieren llevar al mundo, con China en el tablero mundial juegan a las vencidas y en nuestro mundo local hoy vemos un escenario complejo con una 4T que todo parece indicar seguirá gobernando el país seis años más con la doctora Claudia Sheinbaum que se encamina a ganar la elección del 2 de junio del 2024.

Lo interesante es qué va a pasar después con el país. ¿AMLO implantará su maximato? ¿Sheinbaum, en el escenario de presidenta de México lo aceptará o se dará la ruptura al interior de la llamada Cuarta Transformación?

¿Qué sorpresas viviremos en el futuro? Sobran las interrogantes, faltan las respuestas.

Correo electrónico: gabriel.ibarrabourjac@gmail.com

JALISCO

Andrés Manuel López Beltrán: No quiere que lo llamen ‘Andy’

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CIERTO O FALSO

“No salgo a medios y no respondo porque creo que los medios están muy quemados (…) Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán y mi mayor orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país (…) El llamarme ‘Andy’ es demeritar eso, quitarme ese legado, quitarme ese nombre”.

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ BELTRÁN / SECRETARIO DE ORGANIZACIÓN DE MORENA

“Andy, Andy, Andy. No te creas importante. Eres un junior sin calle, sin historia, sin respeto. Nadie te sigue por lo que eres, solo por el apellido que usas como escudo y herencia”

ALEJANDRO “ALITO” MORENO / PRESIDENTE NACIONAL DEL PRI

FUEGO CRUZADO

“Estoy muy decepcionado con Elon. Lo he ayudado mucho. Conocía los entresijos del proyecto de ley mejor que nadie. No le importó. De repente, se encontró con un problema, y solo lo agravó cuando se enteró de que íbamos a recortar el mandato de vehículos eléctricos”.

DONALD TRUMP / PRESIDENTE DE EEUU

“¡Falso! Este proyecto de ley nunca me fue mostrado ni una sola vez y fue aprobado en plena noche tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo”.

ELON MUSK / EX JEFE DEL DEPARTAMENTO DE EFICIENCIA GUBERNAMENTAL DE EEUU

VOZ ALTA

Le tienen envida

Salvador Caro Cabrera destaca como un excepcional operador político, guiando con éxito a numerosos candidatos—jueces y magistrados—hacia el Poder Judicial Federal, logrando resultados altamente favorables. A través de estrategias bien elaboradas, promovió estos perfiles entre grupos, organizaciones y diversas regiones, enfrentando críticas pero demostrando su eficacia, como quedó claro en los Distritos 9 y 11 donde la participación llegó a más del 9%. Su actuación, respaldada plenamente por la ley sin impedimento alguno, ha generado envidia, reflejando su habilidad y legitimidad en el proceso.

SALVADOR CARO CABRERA. Demostró su eficacia como operador político.

 HUELLA HISTÓRICA

¿Raúl Padilla o Enrique Alfaro dejarán mayor huella histórica? Tras su fallecimiento, el líder moral de los Leones Negros, Padilla, sigue cosechando victorias póstumas, con su legado trascendiendo en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que celebró su edición 40 con una gala en el Auditorio Telmex. Homenajes al cine mexicano destacaron, con Karla Planter, rectora de la UdeG, en rol protagónico, y Portugal como invitado. Mientras el impacto de Padilla perdura, el de Alfaro aún se desarrolla, planteando un contraste entre legado consolidado y potencial emergente.

RAÚL PADILLA LÓPEZ. Su figura trasciende su tiempo.

DIÁLOGOS ABIERTOS

Verónica Delgadillo, alcaldesa de Guadalajara, aborda con crudeza y sinceridad los retos de la ciudad en diálogos con líderes de opinión. “No hay varita mágica, el presupuesto es limitado y las demandas son enormes”, confesó, comparando su lucha con la metáfora de la Bartola de Chava Flores. Con franqueza, promete un gobierno cercano: “Guadalajara te cuidará, pero todos debemos jalar parejo”. Su enfoque en seguridad, basura y servicios públicos refleja compromiso, enfrentando presiones con transparencia y apelando a la corresponsabilidad ciudadana.

VERÓNICA DELGADILLO. Diálogos abiertos con líderes de opinión pública.

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MUNDO

Discurso de individualismo extremo: La derecha que no salva, un riesgo disfrazado de esperanza

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

A la derecha le gusta imaginarse como el lugar del orden, de la razón y del mérito. Su narrativa gira en torno a ideas como “eficiencia”, “disciplina”, “libertad individual” y “trabajo duro”. Durante décadas, fue una forma efectiva de contrastarse con los excesos o fracasos de ciertas izquierdas: burocracias gigantes, discursos revanchistas, populismos disfuncionales.

Pero esa imagen está dejando de sostenerse. La nueva derecha —la que hoy marca tendencia en redes, encabeza algunos gobiernos y monopoliza micrófonos— ya no representa ninguna de esas virtudes. Lo que ofrece no es ni orden ni racionalidad: es puro espectáculo.

Ahí están Donald Trump, Javier Milei y Santiago Abascal como muestra. Tres líderes que han hecho del grito una política, del insulto un argumento y del caos una bandera. Ninguno de ellos ha demostrado ser particularmente eficiente, pero todos han sabido capitalizar una narrativa emocional basada en el resentimiento. Dicen luchar contra “el sistema”, pero lo hacen desde la cima.

Se presentan como outsiders, aunque lleven años en la política. Proclaman amor por el mercado, pero están más cómodos en la cultura del meme que en los fríos informes financieros.

Ya no les interesa defender un modelo económico coherente, ni sostener el legado intelectual de la derecha liberal o conservadora clásica. Su apuesta es otra: dominar el flujo de la conversación pública. Ser tendencia. Explotar la ansiedad de las masas que se sienten traicionadas por las élites ilustradas, por los expertos, por las instituciones. No importa si lo que dicen es contradictorio, vacío o incendiario: lo importante es provocar, atraer, dividir.

Este fenómeno tiene su correlato empresarial. En América Latina, por ejemplo, el caso de Ricardo Salinas Pliego es ilustrativo. El magnate no solo es dueño de empresas y medios: se ha posicionado como una figura política, aunque sin partido ni candidatura. Lo hace desde sus redes sociales, donde predica una mezcla de darwinismo social, desdén por los pobres, burla al Estado y culto a su propio éxito. Su mensaje no es técnico ni ideológico: es emocional. Una especie de “si yo pude, tú también, y si no puedes, es tu culpa”.

Se presenta como víctima del gobierno, del sistema judicial, del fisco, de la prensa. Lo paradójico es que lo hace desde una posición de privilegio absoluto. Pero funciona. Porque hoy ser rico no te quita autoridad moral: te la da.

Lo que representa Salinas Pliego es la figura del empresario redentor. Ya no se trata sólo de emprender o generar empleos. Se trata de suplantar al político. De sugerir, directa o indirectamente, que sólo quienes han tenido éxito en los negocios deberían tener poder de decisión. Como si administrar una cadena de tiendas fuera lo mismo que diseñar políticas públicas complejas, garantizar derechos o defender libertades.

La nueva derecha abraza con entusiasmo esta figura. En lugar de cuadros técnicos, promueve personajes estridentes. En lugar de programas serios, vende frases virales. En lugar de instituciones sólidas, propone personalismos autoritarios. El resultado es un nuevo tipo de populismo: no uno basado en el pueblo contra las élites, sino en el individuo omnipotente contra todo lo que le incomoda: el Estado, los impuestos, los medios, la ciencia, el disenso.

Esto es peligroso por muchas razones. Primero, porque convierte la política en un campo de guerra cultural permanente, donde todo se juega en el terreno de la identidad y el agravio, no de las soluciones. Segundo, porque desmantela los equilibrios democráticos bajo la excusa de “quitar trabas” al genio del líder. Y tercero, porque socava la idea misma de lo público: el Estado ya no es visto como una herramienta de justicia o bienestar, sino como un obstáculo para los exitosos.

La derecha que alguna vez promovió instituciones, reglas, competencia ordenada y responsabilidad fiscal, ha cedido el paso a una versión desfigurada de sí misma: histriónica, rabiosa, individualista hasta el delirio. Y con ello ha perdido una oportunidad valiosa de ofrecer respuestas a las crisis reales del presente: desigualdad, cambio climático, desinformación, polarización social.

Lo más inquietante es que esa derecha ni siquiera cree en la derecha. No cree en la tradición, ni en los contrapesos, ni en la democracia representativa. No cree en el pensamiento liberal clásico ni en los valores conservadores. Lo que quiere es mandar, imponer, sobresalir. Su único principio es el triunfo inmediato. Su única ideología es el narcisismo.

No se trata de negar que muchas izquierdas también han fallado, ni de defender modelos ineficientes o autoritarios. Reconocer esos errores es fundamental para avanzar y evitar repetirlos. Sin embargo, es necesario advertir que esta derecha contemporánea no es en absoluto el remedio frente a esos fallos.

Más bien, puede ser vista como una versión invertida, que comparte con ellos la misma concentración de poder en figuras carismáticas, la misma tendencia a polarizar y simplificar debates complejos, y la misma dificultad para aceptar matices o posiciones críticas.

La derecha actual, con su discurso enfocado en el individualismo extremo, el rechazo a la diversidad de ideas y la tendencia a imponer su visión como la única válida, representa un riesgo igual de serio para la democracia y la convivencia social. Así, lejos de ser una alternativa equilibrada o una corrección necesaria, esta derecha puede resultar igual de problemática y dañina en el largo plazo.

Lo sensato —y quizás lo verdaderamente subversivo hoy— es pedir madurez política. Pedir ideas complejas. Pedir responsabilidad institucional. Pedir liderazgos que no se alimenten del conflicto constante. En tiempos de histeria, el pensamiento es revolucionario.

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MUNDO

El dominio del dólar

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Gracias a Donald Trump y su política económica, la incertidumbre permea en las economías occidentales y genera desconfianza en la potencia de la economía estadounidense para hacer que el dólar siga siendo la moneda internacional de referencia. La inquietud existe, es real, principalmente por la fragilidad actual de las finanzas estadounidenses.

Las finanzas públicas de los Estados Unidos lucen mal, con un déficit de 7.26% en 2024 y una deuda pública de 34.5 billones de dólares, equivalente al 120.7% del PIB. Lo anterior y la falta de acciones fiscales que reduzcan el déficit han llevado a las calificadoras internacionales, Moodys la última, a rebajar la calificación de la deuda estadounidense que por primera vez cae de la calificación AAA y la mayoría la mantiene en ese nivel con perspectiva negativa, recomendando cautela.

No será la primera vez que los EUA caigan en situación económica comprometida, pero sí es la primera vez que el encargado de resolverlo no tiene las mejores calificaciones y sus políticas parecen tener las prioridades invertidas.

Algunos teóricos argumentan, con razón, que la estabilidad de una economía abierta depende de la existencia de una potencia capaz de garantizar mercados abiertos para el comercio, una economía sólida de respaldo para economías en crisis y una moneda estable, y esas condiciones parece estarlas perdiendo el país emisor del dólar. Por el momento no inspira confianza ni a sus aliados y su economía no es tan sólida.

Sin embargo, a pesar de esas condiciones adversas, no existe por el momento otra moneda capaz de sustituir al dólar como moneda de referencia. La fortaleza creciente de China no le da al Yuan esa posibilidad, porque en ese país sus mercados de capitales carecen de liquidez propia y el control estatal es rígido, sin que dejemos de notar el hecho de que en la competencia por mercados y en inversión ha incrementado su presencia en países emergentes, como duro rival comercial.

Por otra parte, el euro, producto del consenso de la Unión Europea, tampoco ofrece garantías sólidas como moneda de respaldo, pues el conjunto de Estados que conforman la Eurozona no siempre camina en la misma dirección.

Las alternativas no son atractivas por ahora y es mucho más aventurado pensar que las criptomonedas pudieran ser alternativa. Es un hecho que, en el momento, la debilidad del dólar ha propiciado que las operaciones financieras busquen monedas más fuertes como protección temporal en tanto cesa la incertidumbre arancelaria y se estabiliza el dólar. Pero esto es coyuntural en espera de mayor estabilidad de mercados.

Quedan tres años de zozobra e incertidumbre en los que la esperanza es que las fuerzas reales de la economía obliguen al impredecible presidente estadounidense a reconsiderar sus decisiones. La responsabilidad global que contrajo al liderar al país más poderoso del mundo lo deben obligar a considerar otras premisas, distintas a lo que parece ser su guía, que es su manual de negociación comercial.

Se advierte su preocupación por mejorar el ingreso y compensar el déficit, sin embargo, la política arancelaria que busca ser recaudatoria ha tenido graves efectos en la estabilidad de su moneda. La otra prioridad es el nivel de la deuda, y ese no podrá ser reducido sin afectar al gasto gubernamental. Adicionalmente, en ese contexto, surge la iniciativa de ley fiscal actualmente discutiéndose en el Congreso, la cual reduce el gasto social, pero también reduce impuestos, lo cual no suena muy congruente si lo que se busca es reducir el déficit. Sus efectos han sido ampliamente criticados por economistas de renombre.

No es halagüeño el panorama económico de los EUA y eso ha venido a sacudir la economía mundial, pero eso no será por el momento la causa de que el dólar deje de ser la moneda de referencia.

En México, algunos celebran que la paridad peso-dólar mejore, pero es un espejismo que no debiera engañarnos. El dólar está débil; no es que el peso esté fuerte y nuestro déficit, al igual que lo elevado de la deuda, tienen en riesgo la calificación crediticia del país.

Añadiendo la reforma judicial y la falta de normatividad para las nuevas instituciones que sustituirán a los desaparecidos reguladores, no hay buenas señales. Nuestra economía es un espejo de la estadounidense y dada la incertidumbre que nos acompañará en los próximos tres años, es más recomendable generar alternativas más potentes, realistas y creativas que el Plan México, que nos permitan no caer víctimas de la turbulencia vecina.

Por lo demás, el mundo seguirá negociando, teniendo, por ahora, al dólar como moneda de referencia, pues aun en la situación de vulnerabilidad de la economía estadounidense no hay moneda que lo remplace y la comunidad internacional puede, como lo ha hecho hasta hoy, navegar en la incertidumbre, pagando el costo con un magro crecimiento.

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