NACIONALES
Energías renovables: México a los tribunales por violar derecho internacional

Por Edgardo Padilla //
Las energías renovables van en retroceso en nuestro país manteniéndose el uso del combustóleo y el carbón mineral en plantas viejas y obsoletas promovidas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Al respecto, los avances tecnológicos para el uso de la energía solar y la energía eólica, se encuentran en un gran momento para incursionar en una explotación masiva, con el firme propósito de salvar al planeta, que se ve enfermo por la extracción de petróleo y gas natural, que arrogan los gases de efecto invernadero, y ahora mayor daño es el uso de una nueva técnica de explosión de hidrocarburos, como lo es el Fraking.
Esta técnica es usada desde hace dos o tres décadas y se trata de zonas donde se encuentra petróleo y gas, que debido a su baja permeabilidad, la extracción de los hidrocarburos requiere la utilización de la fracturación hidráulica del suelo; esta técnica parte de la perforación de un pozo vertical hasta alcanzar la formación que contiene gas y petróleo, seguidamente se realizará una serie de perforaciones horizontales en las Piedras llamadas Lupita, que pueden extenderse por varios kilómetros formas diversas y direcciones.
A través de estos pozos horizontales Se fractura la roca con la inyección de una mezcla de agua y arena, además de sustancias químicas que eleva la presión, por lo que la fuerza del flujo provoca la salida de los hidrocarburos por los poros de las piedras.
Este flujo disminuye rápidamente, por lo que se hace necesario perforar nuevos pozos para mantener la producción de los yacimientos.
Por este motivo, la fracción hidráulica conlleva la ocupación de vastas extensiones de territorio, que virtualmente quedarán muertas por el desvío de lote cimientos de agua naturales dentro del subsuelo.
En mayor impacto ambiental se da en la disminución del agua, porque para fracturar un pozo se requiere entre 9 y 29 millones de litros de agua.
En este punto, nada más en los Estados Unidos, se pretende llevar un rin manual de 9000 nuevo pozos, para exportarle el petróleo a México, lo que supone un volumen de agua equivalente para surtir de ella a 7 millones de personas en un año, por lo que el agua para uso doméstico disminuirá drásticamente y pondrá en peligro los ecosistemas y la realización del derecho humano al agua y a la alimentación.
EL ACUERDO DE PARÍS
Por otra parte, resulta ser de índole mundial, el cambio climático, que requiere la participación de todos los países.
EL ACUERDO DE PARÍS
El acuerdo de París presenta un plan de actuación para limitar el calentamiento del planeta y sus principales elementos son los siguientes:
-
Objetivo a largo plazo. – es que los gobiernos acordaron mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C con respecto a los niveles pre industriales y proseguir los esfuerzos para limitarla a 1.5 °C.
-
Contribuciones. – en el evento, los países presentaron planes de actuación para abatir el cambio climático y reducir sus emisiones de gases contaminantes, he aquí lo trascendente, en México, el gobierno de Andrés Manuel López obrador, va a apostar por el uso del combustóleo y el carbón mineral para seguir contribuyendo a la contaminación mundial.
-
Ambición. – los gobiernos acordaron comunicar sus planes de actuación cada cinco años fijando en cada plan objetivos más ambiciosos.
-
Transparencia. – los países acordaron informarse mutuamente y a la sociedad sobre el grado de cumplimiento de sus objetivos para garantizar la transparencia y la supervisión.
-
Solidaridad. – la Unión Europea y otros países desarrollados seguirán financiando la lucha contra el cambio climático para ayudar a los países en desarrollo tanto a reducir sus emisiones cómo aumentar la residencia ante los efectos del cambio climático.
Lo que nos interesa es el hecho de reducir las emisiones de gases contaminantes que producen el efecto invernadero, motivando el cambio climático y no se puede entender este combate sin el uso de energías limpias y renovables, desmantelando de manera inmediata todas aquellas plantas de energía geotérmica que utilizan combustóleo o carbón mineral, para el mantenimiento de sus calderas para producir el vapor que mueven las turbinas que generan la energía eléctrica.
Es de resaltar las acciones contrarias de este gobierno mexicano en relación a los Acuerdos de París, puesto que ya desde el mes de enero del año 2019, desde el Senado de la República, el presidente de la Comisión de energía, el senador Armando Guadiana, mencionó que México tiene carbón suficiente para producir más electricidad, por lo que no se están pensando en abatir estas fuentes de energía, sino en incrementarlas.
Por su parte en ese mismo mes y año, el director general de la Comisión Federal de electricidad anunció una inversión de 10,000 millones de pesos en plantas de carbón mientras que en la rehabilitación de las centrales geotérmica e hidroeléctrica del país gastará sólo 980 millones de pesos respectivamente, según la estrategia programática el proyecto del presupuesto 2019, 2020.
Durante el gobierno de Peña Nieto, varias empresas europeas y canadienses, de acuerdo a los planes presentados por el gobierno de México, en Paris, que decidió no modificar las plantas de producción de energía de la Comisión Federal de electricidad, ni siquiera se atrevieron a proponer la construcción y creación de plantas propias de energía solar y eólica, razón por la cual los inversionistas privados entraron a participar.
Resulta que es una verdadera tragedia la cancelación de los planes y programas de energía solar y eólica, porque afecta de muchas maneras al planeta, a la inversión privada y el empleo, y a la economía mexicana, esta última en principio porque la propiedad de la tierra tiene un dueño o es propiedad privada o es ejidal o es de la nación.
En ese sentido la tierra va a ser rentada a sus legítimos tenedores y propietarios, por lo que se pretende reactivar la economía de miles de mexicanos dueños de tierras que verdaderamente son insufribles por los vientos que por ahí corren, y que resultan magníficas para el producir la energía eólica; de igual manera los desiertos mexicanos en Sonora y Baja California así como algunos de San Luis Potosí y Tamaulipas, resultaban maravillosos para la producción de energía solar puesto que en esos lugares la producción de lluvia y de nubes se reduce a unos cuantos días al año permaneciendo soleado más del 90% del año.
Los verdaderos motivos de la presidencia de México, para mirar el desarrollo de estas industrias, son los costos de producción y los costos de venta de la propia energía, vayamos atendiendo el caso, mire usted, la venta de 1 MW producido mediante la técnica de energía solar tiene un costo en el mercado de aproximadamente $ 25 dólares, por su parte el costo aproximado de un MW producido por energía eólica, tiene un costo en el mercado de aproximadamente $35 dólares, en cambio el costo de 1 MW producido en las plantas geotérmicas del país tienen un costo de $120 dólares.
En cuanto su capacidad de producción las empresas nuevas tendrán un impacto en principio de un 5% del mercado nacional.
Además, dada la mejora en el costo de venta, desde luego que se van a vender primero la energía de este tipo de empresas, por lo que de manera inmediata para el año 2021 la Comisión Federal de Electricidad, de inmediato estará perdiendo entre el 5% y 10% de sus ingresos por venta de electricidad, y a la postre conforme vaya el crecimiento de estas nuevas industrias, la CFE se va quedar sin poder vender la energía que produce a un alto costo para el medio ambiente puesto que las plantas geotérmicas emiten gas de efecto invernadero 24 horas los 365 días del año.
Ante el embate del gobierno de la República por salvaguardar el interés nacional pagando el alto costo de matar el planeta, por conducto del Centro Nacional del Control de Energías (CENASE), así como la Comisión Nacional de Electricidad antes CFE, acatando la orden presidencial dictada en un mandamiento directo, sin intervención del Congreso de la Unión, desde febrero del año pasado, se han dedicado a desmantelar los proyectos nacionales sobre producción de energía solar y eólica, y a detener por todos los medios a su alcance y, los proyectos de inversión extranjera para la producción de energía limpia.
El escenario se ha ido ahora los tribunales, puesto que nuestra constitución marca que los acuerdos internacionales debidamente aprobados por el poder legislativa, se elevan a la categoría de suprema ley, justo de nivel constitucional y al violar los acuerdos de París, el gobierno de la República ha caído en violación a la propia constitución que dice defender.
Usted está informado, ahora usted tendrá su mejor opinión.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
Si prefiere descargar el PDF en lugar de leer online: CLICK AQUÍ
Lectores en teléfono celular: Para una mejor lectura online, girar a la posición horizontal.
LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
NACIONALES
Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

– De Primera Mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín
UNA DE LAS evidencias de que el sistema político del México de nuestros días es parecido al PRI hegemónico de hace 50 años es el combate a la corrupción de acuerdo a intereses políticos del grupo en el poder, con una gran diferencia ahora: Los funcionarios de primer nivel son intocables.
No hubo un solo presidente de la república de aquel viejo PRI, que no impusiera su voluntad y enviara un mensaje a la clase política de que había un nuevo líder en Los Pinos. Las demostraciones incluían cárcel para figuras de alto nivel. Así, estuvieron tras las rejas el senador Jorge Díaz Serrano, director de PEMEX, con el presidente José López Portillo, varios gobernadores y hasta un hermano del presidente Carlos Salinas, Raúl.
A partir del año 2018, el hombre que tuvo como lema de campaña presidencial el ataque a la corrupción, Andrés Manuel López Obrador, en los hechos cubrió a los corruptos de primerísimo nivel.
Solo dos botones de muestra: Ignacio Ovalle Fernández, director de SEGALMEX, y Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad. Aplicó la máxima de Benito Juárez: “A los amigos, perdón y gracia; a los enemigos, la ley a secas”.
Entre los enemigos actuó contra Emilio Lozoya, director de PEMEX con el presidente Peña Nieto, acusado de haber recibido sobornos de una empresa petrolera del Brasil, pero al final del día su gobierno acordó y el acusado está en casa.
El cinismo de AMLO incluyó su admisión de la existencia de corrupción en Segalmex, cuyo desfalco rebasó los 15 mil millones de pesos, pero justificó a Ovalle diciendo que este último “había sido engañado por sus subalternos”.
Increíble lo anterior, sobre todo para quien, durante una “mañanera” del año 2019, aseguraba que no hay persona mejor informada que el presidente de la república y que si había corrupción entre los funcionarios, “era porque el jefe, el presidente, estaba enterado”.
En los días que vivimos, el caso del “huachicol fiscal” operado por altos mandos de la Marina Armada de México nos pone sobre la mesa la enorme probabilidad de que no solo el general secretario del ramo con López Obrador, sino también este último, pudieran haber sido enterados y haber permitido el enorme peculado.
Imposible no reparar en las declaraciones del titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien el pasado domingo declaró que Rafael Ojeda Durán, titular de la Marina en el sexenio obradorista, había denunciado “problemas” y que por ese motivo la Fiscalía General de la República se había adentrado en la investigación que hoy tiene por resultado la persecución de cuando menos 200 personas, entre militares, servidores públicos y empresarios.
Los hechos sobre tal ilícito empezaron a trascender a los altos mandos militares cuando Rubén Guerrero Alcántar, vicealmirante y exdirectivo de una aduana en Tamaulipas, redactó una carta que llegó a manos del general secretario Ojeda Durán, en la que señalaba directamente a Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna, de encabezar una red de “huachicoleo fiscal”.
Los hermanos Farías, originarios de Guaymas, Sonora, son sobrinos de Ojeda Durán. Guerrero Alcántar fue asesinado el 8 de noviembre del 2024 en Manzanillo, Colima. El volcán de corrupción denunciado hizo erupción al descubrirse un buque con diez millones de litros de combustible introducido sin pagar impuestos en Tampico, Tamaulipas, el pasado mes de mayo, seguido de otros descubrimientos similares en Ensenada, Baja California, y el trascendido de que ese combustible había tocado la bahía de Guaymas en Sonora.
En sus declaraciones sobre el tema, Gertz Manero subrayó que cuando el general secretario Ojeda denunció “problemas en la Marina”, lo hizo en términos generales sin hacer referencia a sus sobrinos. A su lado, en esa conferencia de prensa del pasado domingo, el titular de seguridad pública, Omar García Harfuch, dijo que no se podía condenar a toda una institución por los errores cometidos por algunos de sus integrantes.
Horas después, en su “mañanera”, la presidenta Claudia Sheinbaum refrendó la defensa. Para el general exsecretario, recordando que lo importante era la investigación y, sobre todo, las pruebas para demostrar los dichos.
La lógica indica una posibilidad de involucrar a Rafael Ojeda Durán en el escándalo mayúsculo de los hermanos Farías Laguna y otros implicados; golpearía directamente la humanidad de López Obrador.
Es mucho más conveniente enviar el mensaje de ataque a la corrupción, aprehendiendo y enjuiciando a “peces menores”. Ahí se registra una diferencia con el pasado reciente.
Durante el sexenio 2018-2024 se cubrió la corrupción en vez de combatirla. En este sexenio de la presidenta Sheinbaum sí se está combatiendo la corrupción pero cuidando la imagen de quien ahora vive en Palenque.
Lo anterior significa la imposibilidad de señalar y encarcelar a un exsecretario en cualquiera de sus ramos.
Para el lado oficial, resultan muy lejanas y “casi en el olvido” aquellas palabras de AMLO en una de sus “mañaneras” del año 2019: “El presidente de México está enterado de todo lo que sucede y de las tranzas grandes que se llevan a cabo”.
JALISCO
Carlos Urrea rescata a un héroe olvidado, presenta el libro «General Urrea: La Independencia de México»

– Por Gabriel Ibarra Bourjac
Vale la pena leer la obra “El General Urrea y la Independencia de México” escrita por Carlos Urrea García Rulfo, descendiente directo del general José Cosme Urrea, motivado por una profunda necesidad de corregir las injusticias de la historia oficial, que a menudo relega a los márgenes a héroes como su antepasado.
Lo que comenzó como una exploración genealógica se transformó en una misión personal: desenterrar la verdad sobre un militar sonorense cuya valentía y estrategias marcaron la Independencia, la Guerra de Texas y la intervención estadounidense, pero cuya memoria fue opacada por figuras como Hidalgo o Santa Anna.
Carlos Urrea, sin formación como historiador, pero con la pasión de un narrador comprometido, vio en este olvido una oportunidad para reivindicar no solo a su familia, sino a todos los héroes que la narrativa centralista ha silenciado.
La motivación de Urrea se arraiga en la convicción de que la historia mexicana, fragmentada por divisiones entre liberales y conservadores, ha privilegiado a los protagonistas de la capital, dejando en la penumbra a los luchadores del noroeste, como José Cosme Urrea. Este general, nacido en 1797 en Tucson, desafió al poder central con su federalismo y su audacia, desde la toma del Palacio Nacional hasta sus victorias contra los estadounidenses.
Al descubrir documentos que revelaban detalles inéditos —como las tres esposas y los hijos del general, contradiciendo el mito de un hombre solitario—, Urrea sintió la urgencia de reescribir su relato, no para glorificarlo, sino para comprenderlo y devolverle su lugar en el panteón nacional.
En un México contemporáneo polarizado, donde las narrativas históricas se debaten entre el olvido y la manipulación, la obra de Urrea resuena como un acto de justicia. Su libro no solo rescata a un héroe olvidado, sino que entrelaza las luchas de ayer con las de hoy, recordándonos que la historia es un diálogo vivo.
Al dar voz a José Cosme Urrea, el autor invita a reflexionar sobre la unidad y la resistencia frente a las divisiones, ofreciendo lecciones de un pasado que sigue moldeando nuestra identidad.
UN DIÁLOGO CON EL PASADO
General Urrea invita a un diálogo con el pasado. En Guadalajara, cuna de independentistas como, este rescate fortalece la memoria colectiva, recordándonos que la historia se forja en los márgenes, esperando voces como la de Carlos Urrea para ser contada.
En el cálido abrazo del mes patrio, el salón de conferencias del Country Club de Guadalajara se convirtió en epicentro de una reflexión histórica profunda ante la presencia de amigos, familiares, académicos, empresarios y apasionados de la historia.
Nacido en 1797 en el Presidio Real de San Agustín del Tucsón, Urrea emerge en estas páginas como un estratega militar de primer orden, cuya valentía y rebeldía desafiaron a figuras como Antonio López de Santa Anna, contribuyendo de manera decisiva a la Independencia, la Guerra de Texas y la defensa contra la intervención estadounidense.
La maestra María Luisa Peña, editora y apasionada de las letras, recibió un aplauso unánime por su labor incansable. Con un ojo agudo para la gramática y la ortografía, Peña pulió el manuscrito desde el título hasta los detalles finales, transformando un borrador familiar en una obra de primer nivel. “María Luisa no solo corrige; revive”, afirmó el presentador, destacando cómo su rigor aseguró que cada capítulo respirara autenticidad.
Carlos Urrea, descendiente directo del general, tomó el podio con la humildad de quien desentierra un tesoro familiar. exregidor, diputado y exvicepresidente municipal de Guadalajara, Urrea no es historiador de profesión, pero su vocación lo ha llevado a publicar más de una docena de obras. Esta, su número 12, nació de un simple árbol genealógico: mientras exploraba sus antepasados, descubrió que José Cosme Urrea no era solo un pariente lejano, sino un pilar de la Independencia.
“Quería contar su historia apegada a la realidad”, explicó Urrea, recordando sus viajes al Archivo General de la Nación y al Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional. Allí, entre legajos polvorientos, reconstruyó la vida de un hombre que, desde joven, forjó su destino en los presidios sonorenses, ascendiendo de cadete a general mediante batallas que moldearon el noroeste mexicano.
La estructura del libro, alabada por el presentador, es un triunfo narrativo: dos líneas temporales entrelazadas que capturan la complejidad de Urrea. La principal, narrada por un cronista omnisciente, se adentra en su rol como gobernador de Durango, donde enfrentó la Guerra de Texas (1835-1836) y la intervención estadounidense (1846-1848). Aquí, Urrea brilla como defensor de la patria, capturando carretas enemigas y causando pérdidas millonarias a los invasores en al menos ocho batallas documentadas en periódicos de Monterrey.
La secundaria, en primera persona, rememora su juventud: desde su adhesión inicial al Ejército Realista hasta su giro hacia la Independencia, impulsado por Miguel Hidalgo en 1810. Hidalgo lo envió a saquear minas en Álamos y Rosario, Sonora, donde Urrea creció su tropa de 2,000 a 6,000 hombres, consolidándose en la batalla de Piazcla, cerca de Mazatlán, una de las primeras del norte en 1811.
Este doble hilo temporal no solo acelera el pulso de la lectura, sino que humaniza al general. Urrea describe con detalle las costumbres, vestimentas y paisajes del México decimonónico: los caminos secundarios por donde marchaba de noche para emboscar realistas, los campamentos ocultos en bosques sonorenses, los espías que le advertían de traiciones.
Las ilustraciones de Natalia Volver a Carvalho, con su sensibilidad artística, dan vida a estos escenarios, capturando la rudeza de los presidios y la tensión de las trincheras. Fuentes primarias, como las memorias del propio Urrea y actas eclesiásticas, anclan la ficción en la verdad, revelando un hombre casado tres veces —un hallazgo que obligó a Urrea a reescribir once capítulos tras creerlo soltero— y padre de varios hijos, lejos del mito solitario que la familia transmitía.
UN ACTO DE JUSTICIA HISTÓRICA
El presentador enfatizó las aportaciones del libro como un acto de justicia histórica. Primero, rescata a Urrea de las sombras: nacido en Tucson (hoy Arizona), hijo de un capitán que combatió indígenas en Sonora, Urrea ascendió en los presidios de San Rafael Buenavista, participando en el Plan de Casa Mata contra Iturbide y el sitio de San Juan de Ulúa.
Su rol en la Independencia, al lado de su padre —gobernador de Colotlán, Jalisco—, incluyó tácticas innovadoras en Zacatecas y Aguascalientes, donde evadió emboscadas realistas. Culminó en 1821 con la toma de Durango junto al Ejército Trigarante, forjando su filosofía inclusiva: “Vengo a gobernar para todos”, como gobernador de Durango y Sonora en múltiples periodos.
Segundo, el libro es un testimonio personal que evita la glorificación. Urrea, el autor, no busca canonizar a su ancestro, sino comprenderlo: un federalista que se rebeló contra el centralismo de Santa Anna, lanzando planes en 1837, 1839 y 1840 para restaurar la Constitución de 1824.
En la Guerra de Texas, su campaña invicta —cuatro batallas ganadas con sigilo nocturno— contrastó con el desastre de San Jacinto, donde Santa Anna dio “vacaciones” a su tropa, cayendo en emboscada de Sam Houston. Urrea, con 800 hombres, desafió órdenes del prisionero Santa Anna, proponiendo continuar la lucha, pero la inacción federal selló la pérdida de Texas, un territorio vasto como Francia.
Tercero, en un México que debate su memoria histórica —entre mitos prehispánicos y la herencia española—, esta obra es un ejercicio de diálogo. Como señaló el escritor, citando a historiadores como Rubén Salmerón, Urrea representa a los “olvidados”: no el cura Hidalgo ni el Siervo Morelos, sino el fronterizo que defendió el noroeste.
Su toma del Palacio Nacional en 1840, sin disparos, con Valentín Gómez Farías, y su guerrilla en 1846-1848 —capturando víveres en Monterrey y Saltillo— lo erigen como símbolo de resistencia. Patricia Roche Herring, en su biografía General José Cosme Urrea: His Life and Times (1993), ya lo pintaba como héroe entre Hidalgo y Mora, pero Urrea añade frescura con documentos inéditos, como periódicos regiomontanos que detallan sus victorias.
Durante su intervención, Carlos Urrea revivió la epopeya con anécdotas vívidas. “En 1810, oí voces de que Hidalgo se levantaba en Dolores, y los tambores de guerra sonaban”, evocó, describiendo cómo el joven Urrea, bajo órdenes de Hidalgo, asaltó minas en Álamos —donde su familia tenía raíces— y Rosario, apodado “El Meco” por sus tácticas. Acompañado por su padre, gobernador en Colotlán, aprendió a “caminar de noche, por veredas, para sorprender al enemigo”. En Piazcla, 1811, libró la primera gran batalla norteña, robando cañones y creciendo su hueste con personas que veían en la Independencia una causa justa.
La Guerra de Texas, para Urrea, es un capítulo de heroicidad truncada. Enviado por Santa Anna en 1835, marchó sigiloso, ganando cuatro encuentros con emboscadas al alba. Pero San Jacinto, 1836, fue la debacle: Santa Anna, “dando vacaciones” a su ejército, cayó ante Houston, perdiendo 600 hombres y Texas.
“Urrea quiso seguir luchando con 800 valientes, pero el gobierno lo abandonó”, lamentó el autor, citando el diario de Filisola, quien se negó a obedecer al prisionero Santa Anna. México, centralista y dividido por logias masónicas, dejó ir un territorio inmenso, prefiriendo politiquerías a la defensa.
Otro hito, la toma del Palacio Nacional en 1840, ilustra la audacia de Urrea: escapando de la Inquisición, capturó el edificio sin un tiro, reteniendo a Bustamante 15 días y firmando un armisticio con Gómez Farías. “La historia oficial lo mocha, pero documentos lo confirman”, aseguró Urrea.
En la intervención de 1846-1848, mientras Santa Anna perdía en Churubusco y Molino del Rey, Urrea guerrilleaba en el norte, emboscando convoyes y ganando ocho batallas, como atestiguan periódicos de Monterrey. “Es el único general que venció repetidamente a los invasores en terreno nacional”, proclamó, invitando a historiadores a profundizar.
EL MÉXICO DIVIDIDO ENTRE LIBERALES Y CONSERVADORES
El libro trasciende lo biográfico: cuestiona el centralismo que dividió a México entre liberales y conservadores, con gobernadores efímeros —dos por año en algunos estados— que impedían planes de obras públicas. Urrea, federalista, gobernó Durango y Sonora con inclusión, contrastando con la “vacilada” de políticos como Santa Anna. En un México actual polarizado, esta narrativa resuena: rescata no solo a un héroe, sino lecciones sobre unidad y estrategia ante divisiones externas, como las de Trump con el muro.
El autor cerró con un llamado: “Lean este libro para conocer a un fascinante personaje y reflexionar sobre poder, lealtad e identidad mexicana”. Carlos Urrea, emocionado, reiteró: “Mi lucha es meterlo en la historia; era un hombre limpio e integrador”.