NACIONALES
Es, pero no es

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
En la vida cotidiana generalmente lo que parece ser termina siendo, pero en política no es así, o al menos así se aprecia al ver las machincuepas verbales y argucias jurídicas en que han incurrido el presidente y su partido para negar que es precampaña lo que es una abierta precampaña.
El presidente y su partido dicen, que no es precampaña porque no están en el proceso electoral y porque no están eligiendo candidato sino un coordinador de la defensa de la cuarta transformación. Y en parte tienen razón, el artículo 227 de la Ley de Instituciones y Procesos Electorales, en su fracción b) indica que son actos anticipados de precampaña los que se realicen desde el inicio de proceso electoral y hasta antes del plazo legal para el inicio de precampañas, y en efecto, el proceso electoral inicia en la tercera semana de noviembre y por lo tanto, estrictamente no son actos anticipados al no encontrarse en ese periodo.
Pero parece que a sus asesores se les olvidó que la misma ley, en su artículo 226, párrafo 3 dice textual: “Los precandidatos a candidaturas a cargos de elección popular que participen en los procesos de selección interna convocados por cada partido no podrán realizar actividades de proselitismo o difusión de propaganda, por ningún medio, ANTES DE LA FECHA DE INICIO DE LAS PRECAMPAÑAS; la violación a esta disposición se sancionará con la negativa de registro como precandidato. Y eso no está sujeto al inicio del proceso electoral, la norma no señala límite temporal, el que aspire tiene que esperar los tiempos que la ley señala. Es un principio de equidad en la contienda, para evitar que quien tiene acceso a los medios de poder se adelante y avasalle a quien no los tiene.
Dicho artículo, aunque llama precandidatos a quienes por sus propias disposiciones no pueden ser precandidatos, por estar fuera del tiempo del proceso electoral, impone la prohibición para hacer actos de proselitismo o difundir propaganda, en cualquier momento, no solo dentro del plazo que señala el artículo 227, cosa que no han dejado de hacer quienes públicamente ya se reconocieron como aspirantes desde sus puestos públicos.
Todos ellos han declarado su intención de participar en los procesos internos de su partido para ser presidentes de la república, han hecho proselitismo, formado comités, pintado bardas y contratando espectaculares anuncios, antes de la fecha de inicio de precampañas, y es hasta hoy, que han sido fijadas las reglas de un proceso diverso, que se dicen aspirantes a coordinar la defensa de la cuarta transformación.
La necesidad de un posicionamiento apresurado de los aspirantes ante la opinión pública, los hizo salir a hacer franca y descarada labor de proselitismo y todos, incluidos las comparsas de los partidos adherentes, han sido explícitos en sus intervenciones citando que van por la presidencia de la república.
Al presidente y su partido les gusta manejarse en el filo de la navaja en cuanto al cumplimiento de la ley electoral, y en el ejercicio presidencial incluso al margen de otras leyes y hasta de la Constitución.
Al parecer piensan que contar con respaldo popular justifica el pasar por encima de la ley, igual que lo hacen otros líderes como Donald Trump, que acusado de 37 delitos, graves la mayoría, confía en que la presión popular y política le permitirá eludir su cumplimiento.
Ya en el pasado, estas artimañas le permitieron al presidente López Obrador competir por la regencia del Distrito Federal sin tener la residencia, e igual le sirvieron para que, por el desacato de una sentencia judicial, evitar la sanción y ser candidato presidencial.
Ahora van de nuevo y para ello les sirvió el hacer de los consejeros electorales y del INE unos villanos, a partir de que no les permitieron poner a un violador como candidato en Guerrero, precisamente por no haber presentado la comprobación de los gastos de su precampaña, excusándose éste del cumplimiento con el mismo argumento que hoy exhiben, es decir, que no estaba en los tiempos de precampaña y por lo tanto no obligado. Pero ese era otro INE, que sancionó e impidió el registro de Salgado Macedonio.
Hoy tenemos casi un año viendo las campañas de los aspirantes, hacen proselitismo, contratan propaganda, se promueven, pero dicen que no es campaña porque no estamos en periodo electoral y los aspirantes dicen que quieren ser presidentes pero no son precandidatos precisamente porque no los han declarado como tales, y el INE, colonizado con una presidente a modo, calla.
En los términos estrictos del artículo 226 párrafo 3, debería impedírseles el registro como precandidatos, que dicen que no son, cuando lo son, y dicen que no es campaña cuando lo es. Pero el presidente ya invitó a Palacio Nacional a los consejeros electorales para que complacientes, se hagan de la vista gorda y se chupen el dedo.
El presidente no tuvo empacho en descubrir que presionó a ministros de la Corte para darle la vuelta a un precepto constitucional sobre la guardia civil, y seguramente no dudará para llamar a sus emisarios en el Consejo del INE para que declaren que no es, lo que en realidad es; una campaña adelantada, prolegómeno de su maximato.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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22 de junio de 2023 at 12:15
Muy acertado, Luís Manuel. Abrazo!