CULTURA
Falta de valores: La cultura deportiva de México es inexistente

Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza//
En un país tercermundista como el nuestro muy difícilmente se puede tener éxito en diversos rubros y actividades de la vida en el que no solo debemos establecer por qué si no él cómo. El machismo, el patriarcado, el individualismo sigue siendo factor en las actividades cotidianas en el que casi siempre el varón decide todo y su palabra es ley.
Campañas van y vienen en contra de las drogas y enervantes, ahora el fentanilo y otras que son mortales. Los gobiernos “controlan” empresas cigarreras en una campaña brutal despiadada y excesiva, que obligan en las cajetillas de cigarros las leyendas de “este producto es nocivo para la salud”, que esconden literalmente en los expendios de abarrotes, tiendas y supermercados su promoción y exhibición siendo perjudicada esta industria.
El gran problema en contra de las adicciones y productos nocivos lo es el número uno de manera globalizada LAS BEBIDAS EMBRIAGANTES en el que la cerveza se consume excesivamente sin mayor restricción y problema alguno.
El consumismo de la cerveza es el mayor y mejor negocio, teniendo en los estadios de fútbol las cantinas más enormes masivamente en el que los jovencitos menores de edad la consumen sin medida, creando un individuo cautivo que mantiene ese gusto prácticamente toda su existencia.
Lamentablemente las damas en la llamada “liberación femenina” y equidad de género se pierden también irremediablemente los vicios de formación de conducta estando a la par de los varones, quedando atrás la animadversión y los abstemios, que ahora están a la par de los hombres “muy hombres” que es embriagan como cosacos.
Es increíble en el jersey de los uniformes de los jugadores profesionales la marca cervecera de su predilección que resulta al frente o espalda de los uniformes deportivos se ha exhibido y promocionado al máximo hasta llegar a la exageración, teniendo en los hogares mexicanos en la inmensa mayoría de los refrigeradores la cerveza “caguama” y la “Coca Cola”, que leche y verduras y alimentos no existen.
La regularización del gobierno en este rubro es inexistente que permea la corrupción con sus inspectores principalmente que protegen negocios de «micheladas y barecillos” que están cínicamente cerca de las escuelas y universidades que los jóvenes abarrotan sin mayor problema (existen leyes al respecto).
La socialización entre los jóvenes ya no se da en cafeterías o restaurantes sino en las “micheladas” con el pretexto de “alitas” de pollo, que es la “botana” de mayor predilección con la trampa de “alimentos” que con esa leyenda publicitan en esos sitios, disfrazados las cantinas en detrimento de nuestra juventud creando alcohólicos potenciales consumidores.
En Europa las potencias tienen costumbres en la comida, de beber un vino de mesa como aperitivo en familia de manera moderada sin llegar a embrutecerse.
Todo este tipo de situaciones marcan el derrotero de vidas de una forma inadecuada, lo que es ya prácticamente “normal” entre la juventud mexicana. Los vicios de formación de conducta se generalizan, los acompaña siendo jóvenes, adultos y así sucesivamente de manera generacional.
El machismo de los padres de familia con criterios limitados y equivocados los hacían perderse en valores a grado tal de permitir e incluso acompañar al hijo a “debutar” sexualmente con prostitutas a nivel de barriada y colonias populares entre otras sintiéndose orgullosos de ellos, culminando en una “borrachera” entre padre e hijo y la compra de sexo servidora y Table Dance desinhibiéndose las chicas bailarinas.
No determinamos generalidades sino realidades de un determinado sector de nuestra sociedad civil que aún quedan genes e influencia heredada. Actualmente el lenguaje desinhibido, vulgar y prosaico es lo nuevo que mientras más maldices más te aceptan con el popular güey, no mám… vete a la ver… etc.
Este comportamiento se lleva a la universidad y aquellos deportistas amateurs en fútbol principalmente que después de los encuentros vienen las “chelas” y el convivio porque ganaron, porque lo perdieron, porque el empate fue bueno, que el tomar cerveza es prácticamente obligado (vienen la patrullas los sobornan y se van).
Las despedidas de soltero (a), en los varones días antes de la boda “revientan” en prostíbulos con la relación sexual que la virginidad en la mujer no es ya un valor agregado de recato, pudor y valores. Las mujeres no se quedan atrás contratando “strippers” terminando con total discreción en una relación sexual embriagándose para “darse valor”.
Estas historias no son aisladas ni tienen que ver con estatus social, es prácticamente el común denominador de un comportamiento que existe en nuestro país principalmente en zonas metropolitanas de ciudades importantes. Si a esto agregamos la venta y consumo de marihuana en escuelas principalmente secundarias y bachillerato que en licenciatura se cambia por “éxtasis, tachas”, pastillas para estimular la libido que comúnmente se usan en los antros.
Este tipo de situaciones se van recrudeciendo a lo largo del tiempo y la distancia, consumiendo alcohol el 80% de la población en México y décimo lugar en el mundo (datos de la OMS). Todos estos hábitos existen desde la niñez que forman parte de la idiosincrasia del mexicano de manera clara y contundente.
Los tatuajes son moda que muchos son una obra de arte en un colorido multicolor que representa simbolismos de sentimientos diversos que reflejan la personalidad de manera individual y son preferencias que son respetables, atrás quedaron los tatuajes simples en “blanco y negro”, que si estigmatizaban la violencia y la maldad que los “mara salvatruchas” en El Salvador, con miles de ellos dedicados hacia actividades delincuenciales que su ahora presidente Nayib Bukele encarceló con mano dura de manera eficaz, un lastre perjudicial para todos, como ejemplo para el mundo.
Esta situación si bien son minorías no olvidamos que pocos hacen mucho y al final se contaminan todos irremediablemente tarde o temprano. Los usos y costumbres en la conducta de las mujeres están a la par de los hombres, en cuanto a libertades se refiere, “Mamá voy a casa de mi vecino, me invitó a dormir …”, “está bien hija solo ten cuidado al cruzar la calle”.
“Las pijamadas”, los viajes entre mujeres, el dormir fuera de la casa son situaciones complejas que los antros son moda y las “madres modernas y de amplio criterio”, les dicen, “no se te olviden los preservativos por si los necesitas”, “sí mamá llevo muchos”.
La cultura deportiva ante este tipo de situaciones es inexistente con los futbolistas que siguen en conductas negativas, que no terminan las concentraciones en hoteles, que la trampa la realizan que “discretamente” tienen relaciones sexuales con damas de compañía que se contratan exprofeso para los” líderes futbolistas de atole” que presumen a todos. Los vídeos de borracheras los graban los propios jugadores que demuestran su limitación mental.
La prevención del delito a través del deporte es inexistente, con estudiantes de escuelas públicas sin apoyos y a los que el gobierno debrería proveer no sólo de infraestructura para practicar diversas disciplinas, sino la gratuidad de aditamentos y uniformes para motivarlos, puesto que todo es dinero y son los padres de familia quienes colaboran obligadamente con cuotas preestablecidas anuales, que se roban entre la junta de padres de familia y los propios maestros.
En contrapartida las escuelas privadas sí tienen todos los recursos y las manejan adecuadamente adentrando a los escolares en actividades deportivas en una planificación de primer nivel, en varias disciplinas (Intercolegial).
En síntesis, toda esta complejidad actual en el que los valores se pierden irremediablemente en una libertad mal entendida que ya no tiene temor de nada y no existe el respeto hacia los demás. La realidad es que todos somos culpables por acción u omisión en el que conjuntamente con el gobierno se puede coadyuvar para una mejor convivencia entre todos.
E-mail: etrememodelos@hotmail.com
CULTURA
Obra de Ernesto Ríos: «Códigos», lo que hay detrás de lo que vemos

-Por Gabriela Andrade
Desde el 3 de julio de 2025, el Centro de las Artes de San Luis Potosí alberga una muestra que no solo reúne obra visual, sino también pensamiento crítico, investigación y sensibilidad poética. Se trata de “CÓDIGOS”, exposición individual del artista, investigador y académico Ernesto Ríos, que se presenta en la Galería Central del CEART con entrada libre y una duración extendida durante el verano.
La exhibición ha sido curada por Gabriela Gorab, quien propone una lectura del trabajo de Ríos como un acto de desciframiento de los lenguajes invisibles que componen el mundo: desde algoritmos hasta estructuras celulares, pasando por patrones ancestrales y símbolos tecnológicos. En palabras de Gorab, esta obra se entreteje con el latido profundo de lo que no vemos, un lenguaje encriptado en la biología, el arte y la conciencia.
UN ARTE QUE PIENSA, RESPIRA Y CALCULA
La exposición toma como punto de partida el cruce entre arte, ciencia y espiritualidad. Cada obra puede entenderse como una suerte de “interface” visual entre lo humano y lo inmaterial. Ernesto Ríos investiga desde hace años la naturaleza del patrón, tanto en lo visual como en lo conceptual. En “CÓDIGOS”, esto se manifiesta en una serie de pinturas monocromáticas que integran formas geométricas, estructuras fractales, matrices numéricas y efectos ópticos.
Estas imágenes no están hechas solo para ser contempladas, sino para ser interpretadas. Sus secuencias recuerdan lo que podríamos encontrar en un microscopio o en un telescopio: células en mutación, tejidos en movimiento, constelaciones, redes neuronales. Sin embargo, nada es literal. Ríos sugiere más que describe. Como él mismo ha expresado en otras ocasiones, su obra busca que el espectador complete el sentido, como si el arte fuera una suerte de código que necesita ser traducido desde la intuición.
CERÁMICA COMO ALQUIMIA
Además de su producción pictórica, “CÓDIGOS” incorpora una serie de esculturas cerámicas realizadas con la técnica del raku, una práctica japonesa que implica la cocción a alta temperatura, la quema con fuego abierto y el enfriamiento abrupto. Este proceso, controlado solo parcialmente por el artista, permite resultados inesperados: craquelados, texturas quemadas, tonalidades metálicas, superficies carbonizadas.
El resultado es un conjunto de piezas que, aunque nacen del fuego, parecen emerger de tiempos arcaicos, como si fueran vestigios de una civilización futura o mensajes enviados desde una dimensión paralela. Según Ríos, esta técnica le permite introducir el azar en su proceso creativo, estableciendo una conversación directa con los elementos: tierra, agua, aire y fuego. “Trabajar con raku es aceptar que no todo está en mis manos”, comentó el artista en una entrevista previa. “Es un diálogo con la materia”.
RESONANCIAS DE PANDEMIA Y TRANSFORMACIÓN
Una de las obras más significativas de la exposición es “Skull SARS‑CoV‑2”, una pieza que retoma la forma de un cráneo humano para integrarle el código genético del virus del COVID-19. No se trata de una representación mórbida, sino de una reflexión sobre cómo la biología, la ciencia y la historia se entrelazan. Para Ríos, la pandemia fue un momento que nos obligó a mirar los sistemas que sostienen la vida y también a repensar el lenguaje del miedo, de la resistencia y de la adaptación.
“La obra no busca retratar una amenaza, sino señalar un proceso de reconfiguración”, explicó. “El virus fue también un catalizador para reentender la vulnerabilidad humana y la interconexión del planeta. Lo que parece desorden puede ser parte de un nuevo equilibrio”.
UNA CURADURÍA DE ESCUCHA PROFUNDA
Gabriela Gorab, curadora de la exposición, ha enfatizado que “CÓDIGOS” no se limita a una exhibición estética. “Es una experiencia sensorial, filosófica y espiritual. Las obras de Ernesto están hechas con los ojos abiertos, pero también con los poros, con la memoria, con el cuerpo”, ha declarado. La muestra, en ese sentido, propone que cada visitante realice su propia lectura, encontrando en las formas abstractas una resonancia íntima, un eco de algo que quizás aún no sabe nombrar.
Para Gorab, el trabajo de Ríos crea una coreografía visual en la que todo está relacionado: la geometría con la biología, el sonido con la vibración, el pasado con el porvenir. “Este arte no nos dice qué pensar, pero sí nos invita a pensar distinto”, expresó.
TRAYECTORIA SÓLIDA, MIRADA INQUIETA
Ernesto Ríos nació en Cuernavaca, Morelos, y es doctor en Artes Visuales por el Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT), en Australia. Su obra ha sido expuesta en México, Argentina, Australia, Alemania, Chile y otros países, en más de 70 exposiciones colectivas y 29 individuales. Fue el primer artista latinoamericano en ganar el Premio Siemens-RMIT de Artes Visuales en 2010.
Actualmente, combina su práctica artística con la docencia y la investigación como profesor en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), donde impulsa proyectos de arte contemporáneo con un enfoque transdisciplinario.
EL ARTE COMO CÓDIGO VIVO
“CÓDIGOS” es, al mismo tiempo, una exposición sobre el presente, una mirada hacia el futuro y una evocación de los saberes antiguos. Nos recuerda que todo lo que vemos —y lo que no— responde a estructuras, algoritmos, vibraciones. Nos propone que el arte puede ser también una herramienta de investigación, una vía para abrir portales y formular nuevas preguntas.
Disponible durante varias semanas en el CEART de San Luis Potosí, esta muestra no solo merece ser visitada: merece ser leída, descifrada y sentida.
CULTURA
Entre libros y lectores: ¿Negocio o fomento a la lectura?

-Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Finalizó el magno remate de libros en Guadalajara en su cuarta edición. En ella participaron editoriales independientes, nacionales, librerías de viejo e iniciativas como cita a ciegas con un libro.
El espíritu el evento es fomentar la lectura y la cultura en los tapatíos, para otros sectores, la verdadera finalidad es ayudar a las editoriales a deshacerse de su inventario viejo, también conocido como inventario envejecido, inventario muerto o inventario obsoleto, es decir, libros que han permanecido sin venderse durante un periodo prolongado, ocupando espacio en los almacenes y sin retribuir los costos de producción utilizados.
El evento es organizado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y las editoriales participantes, con el fin de ofrecer a los asistentes libros con descuentos desde el 40% hasta el 70%, se podían encontrar libros desde 20 pesos. Estos descuentos pueden ser percibidos como una forma de animar al público a acercarse a la lectura y la cultura.
Pero para un sector más crítico de escritores, editoriales locales y público asiduo a comprar libros en físico, el evento tiene un fin comercial con un pretexto cultural, ya que las librerías grandes o establecidas, en esta cuarta edición Penguin y Gonvill, no ponen en descuento lo más nuevo o vendido de su catálogo, simplemente asisten con su stock regular buscando generar ventas o poniendo en descuento aquellos títulos que no han logrado vender y necesitan desalojar de sus almacenes para hacer espacio a nuevos embarque.
En sus redes sociales, algunos asistentes criticaron la falta de títulos actuales, señalaron que, en su mayoría, se trataba de libros de autoayuda, manuales de cocina, segundas o terceras partes de sagas no reconocidas o títulos de literatura clásica. Por lo que su experiencia no fue muy satisfactoria, aun así, los que se dedicaron a buscar y rebuscar en los montones de libros encontraron algún libro de su agrado.
Vendedores y consumidores tienen razón, sus posturas son válidas y no son incompatibles. La industria editorial es un negocio, cuya finalidad es producir ganancias, como cualquier otra industria. Por ello busca estrategias que acerquen al público a sus productos. El debate se da por el tipo de producto que manejan, libros. La asociación entre libros y cultura es natural, y al ser un bien intangible, de dominio público y un derecho de cualquier ser humano, el relacionarlo con el ámbito comercial genera escozor en los sectores más puristas, tradicionales o idealistas.
No es una crítica a estos grupos, la cultura es fundamental en el desarrollo del individuo y aspirar al desarrollo de ella debe ser un objetivo de cualquier sociedad y son estos mismos grupos los que suelen mantener viva escena cultural del estado. Pero cultura e industria no deberían percibirse como antagónicos, sino complementarios. Ambos tienen un fin en común, acercar a las personas a los libros.
Se puede objetar que a las editoriales no les interesa el tipo de libro, el uso que se le dé o si son leídos o no; simplemente quieren vender la mayor cantidad de ejemplares posible. Las editoriales o librerías no tienen la función de fomentar el gusto por la lectura, su función es ofrecer los productos que el público demanda; leerlos o no es decisión del comprador.
Entonces, ¿para qué sirve un libro que no es leído? Es ahí donde los sectores culturales, ajenos a los intereses comerciales, pueden colaborar, despertando el interés en la lectura, en el saber. Si alguien compra un auto, una máquina para ejercicio o cualquier otro producto y no lo utiliza, no se culpa al vendedor, sino al consumidor, incluso se podría argumentar que es su inversión y está en todo su derecho de hacer o no hacer con ella lo que quiera.
Según el módulo de análisis sobre la lectura en 2024, realizado por el INEGI, en México la población alfabetizada que practica la lectura es del 69.6%. Los libros siguen siendo lo más leído, con un 41.8% del material leído, que incluye también a periódicos, páginas de internet, revistas e historietas. No se aclara si se trata solo de libros físicos o si se incluyen las versiones digitales, pero sí se menciona que el acceso gratuito a materiales de lectura aumentó de 55.6 % en 2015 a 66.7 % en 2024.
Es decir, los lectores están recurriendo al material gratuito, una de las razones es el costo de adquirir un libro nuevo, en 2024 el salario mínimo en México fue de $248.93 por día, por lo que comprar un libro nuevo, en promedio, implica mínimo un día de trabajo para los trabajadores con salario mínimo.
Eventos como este, buscan promover la compra de libros en grupos que no tienen los recursos suficientes para adquirir un ejemplar de forma regular. El público al que busca llegar no es el que asiste de forma regular a las librerías o al FIL, donde los costos de los libros se incrementan tanto por la renta de espacios y la logista que implica armar un evento así, sino a aquellos que no cuentan con los recursos para adquirir de forma regular o en la cantidad que ellos quisieran.
Y es verdad que, al tratarse de un remate, los libros que se ofrecen no son los más demandados sino aquellos que no han logrado entrar en el gusto de los consumidores, pero eso no significa que carezcan de valor cultural o que no puedan ofrecer algo de interés.
Porque los libros son algo especial, en palabras de Rubén Darío: “El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Es necesario promover y fomentar no solo su compra, labor de las editoriales y librerías, sino su lectura, ya sea de forma virtual o digital, es labor del gobierno, instituciones públicas y privadas, así como de las familias, no el formar un hábito sino un gusto, por lo que la escena cultural del estado y las editoriales y librerías deberían realizar esfuerzos conjuntos y no de forma asilada o incluso antagónica.
CULTURA
Tlaquepaque celebra la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica

-Por Raúl Cantú
En una vibrante ceremonia que reunió a artesanos de todo México, el Centro Cultural “El Refugio” fue el escenario de la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica, un evento que celebró la tradición, el talento y el arte popular.
Con un récord de 912 participantes, esta premiación destacó la importancia de la cerámica como patrimonio cultural y económico de México, consolidando a Tlaquepaque como la Villa Alfarera y un referente nacional.
La presidenta municipal, Laura Imelda Pérez Segura, resaltó el valor ancestral de la cerámica, un arte de más de 4,000 años que fusiona tradición prehispánica y técnicas modernas. “En Tlaquepaque, como Pueblo Mágico y centro de la mexicanidad, asumimos la misión de preservar este oficio milenario”, afirmó.
Este año, la bolsa de premios creció un 50% hasta los 2.79 millones de pesos, entregando 36 galardones en categorías como cerámica tradicional, contemporánea, infantil y juvenil, además de reconocimientos por trayectoria.
En esta edición participaron artesanas, artesanos y ceramistas de diferentes estados de la República, como: Estado de México, Jalisco, Tlaxcala, Michoacán, Coahuila, Guerrero, Chihuahua, Aguascalientes, Veracruz, Ciudad de México, entre otros.
Los premiados fueron los siguientes de acuerdo con cada una de las categorías que a continuación se mencionan:
GALARDÓN NACIONAL DE LA CERÁMICA TRADICIONAL
Martín Hernández Sánchez, originario del Estado de México, con la obra «Una Pequeña Gran Obra».
TALENTO INFANTIL
Primer lugar, Fabiana Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Muertito y Coleando”; segundo lugar, Abdiel Abdiel Valenzuela Ramos, originario de Coahuila, con la obra “Norteña” y tercer lugar a Erika Guadalupe Zacarías Pascual, originaria de Michoacán, con la obra “Mis Emociones.”
Mención Honorífica Fabrizio Torres Meneses, originario de Tlaxcala, con la obra “Mi Pulquero Tlaxiquero”.
TALENTO JUVENIL
Primer lugar, Florencia Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Recipiente de los Sueños Imperecederos”; segundo lugar, Mane Aranza Delgado Fraire, originaria de Coahuila, con la obra “Juguemos” y tercer lugar, Darío Soteno Esquivel, originario del Estado de México, con la obra “Niños con las Máscaras”.
PREMIOS POR TRAYECTORIA
Premio Ángel Carranza: Gerónimo Ramos Flores, de Tonalá, Jalisco.
Premio Pantaleón Panduro: Saúl Camacho Rodríguez, del Estado de México.
CATEGORÍA: ALFARERÍA VIDRIADA SIN PLOMO
Premio San Pedro Tlaquepaque: Cristian Rodrigo Sebastián Contreras, originario de Michoacán, con la obra «Juego de Té Purépecha».
Premio Jalisco: Antonio Martínez Reyes, originario de Michoacán, con la obra «Olla Punteada Primaveral». Premio Nacional: Marcelo Montoya Vázquez, originario del Estado de México, con la obra «Cazo Decorado».
CATEGORÍA: BRUÑIDO TRADICIONAL
Premio San Pedro Tlaquepaque: Carolina Medina Santana, originaria de Michoacán, con la obra «Cántaro Matizado Bruñido».
CATEGORÍA: VIDRIADO TRADICIONAL
Premio San Pedro Tlaquepaque: Antonia Cerano Gutiérrez, originaria de Michoacán, con la obra “Piña Flor Naciente”.
CATEGORÍA: POLICROMADO TRADICIONAL AL FRÍO
Premio San Pedro Tlaquepaque: Tomasa González Sánchez, originaria de Michoacán, con la obra “California en Llamas (Hollywood)”.
CATEGORÍA: TRADICIONAL ALISADO Y DECORADO EN ENGOBES*
Premio San Pedro Tlaquepaque: Yesenia Lorenzo Camilo, originaria de Guerrero, con la obra “Danza de Chinelos”.
CATEGORÍA: FIGURA EN ARCILLA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Luis Timoteo Vicente Jacobo, originario de Michoacán, con la obra «Cantina el Diablito Feliz». Premio Jalisco: Guadalupe de la Cruz Torres, originaria de Michoacán, con la obra «Velatorio de Monjas Coronadas». Premio Nacional: Gerardo Tena Sandoval, originario de Chihuahua, con la obra «Cuidemos la Fauna».
CATEGORÍA: CERÁMICA EN MINIATURA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Rolando David Rodríguez Herrera, originario de Aguascalientes, con la obra «Días de Fiesta». Premio Jalisco. Carlos Ignacio Ávalos Ruiz, originario de Michoacán, con la obra «Los Trastecitos de mi Abuela». Premio Nacional. José Adolfo Soto Díaz, originario el Estado de México, con la obra «La Tlanchanita de Metepec».
CERÁMICA NAVIDEÑA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Elizabeth Castañeda Escobar, originaria de Veracruz, con la obra «Burrito Sabanero». Premio Jalisco: Miguel Ángel González Mesillas, originario del Estado de México, con la obra «Nacimiento». Premio Nacional. Blanca Jiménez Flores, originaria del Estado de México, con la obra «Buenos Días Jesús».
CATEGORÍA: ESCULTURA EN CERÁMICA
Mención Honorífica: Carlos Vázquez Macías, originario de Jalisco, con la obra «Hijos de Maíz» y Manuel Alejandro Romo Razón, originario de Jalisco, con la obra «Gallito de Verano». Premio San Pedro Tlaquepaque: Marina Santana González, originaria de Jalisco, con la obra «Santanaceramica@gmail.com«. Premio Jalisco: Ángel Martín Álvarez Rivera, originario de la Ciudad de México, con la obra «Ello, Yo y Super Yo». Premio Nacional: José Miguel Quisberth León, originario de la Ciudad, con la obra «Imaginari».
CATEGORÍA: CERÁMICA CONTEMPORÁNEA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Emmanuel Abelardo Zavala Flores, originario de Veracruz, con la obra “Modernidad Efímera”. Premio Jalisco, Brian Gregorio Corres Hernández, originario de Oaxaca, con la obra “Polilla”. Premio Nacional. Constanza López Caparros Íñiguez, originaria de Veracruz, con la obra “Manglar”.
CATEGORÍA: CERÁMICA TRADICIONAL
Premio Jalisco: Esperanza Felipe Mulato, originaria de Michoacán, con la obra «Fiesta de San Pedro y San Pablo». Premio Nacional. Alfredo Felipe Rivera, originario de Michoacán, con la obra “Alfarería”.
En el evento estuvieron presentes el secretario de Cultura del Estado de Jalisco, Luis Gerardo Ascencio en representación del gobernador Pablo Lemus Navarro y David Gallegos Soto, director general del Patronato Nacional de la Cerámica.
Para todos los interesados en adquirir alguna de las piezas concursantes, el Centro Cultural “El Refugio” cuenta con un espacio para la exposición y venta de las artesanías participantes, mismo que estará abierto al público hasta el 03 de agosto de 9:00 a 18:00 horas.