NACIONALES
Geografía del narcotráfico

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
¿Cuál es la geografía del narcotráfico en México? ¿Por qué ciertas regiones de nuestro país tienen más factores para su desarrollo? Hay varias versiones sobre el “nacimiento” de esta actividad ilícita en nuestro país. Una de ellas refiere que, al llegar centenares de chinos a nuestra nación, alrededor de 1890, traían con ellos la “flor del diablo”, también conocida como “adormidera” o amapola.
De esta planta se produce el opio y sus derivados. La amapola encontró una latitud perfecta, en México, para desarrollarse: Sinaloa, cuyas condiciones climáticas favorecieron su cultivo. Para 1910 algunos chinos de Sinaloa, no todos hay que decirlo, se dedicaron exclusivamente a ese cultivo y procesamiento.
Como en Estados Unidos estaba prohibido el opio y derivados, comenzó el tráfico ilícito por las descuidadas fronteras de entonces, creando las primeras redes de distribución para el incipiente mercado.
La Segunda Guerra Mundial trajo consigo mayor demanda y el tráfico de opiáceos creció considerablemente, puesto que la morfina (utilizada para quitar el dolor a los soldados heridos) se deriva de esta droga. En México, tras la Revolución de 1910, se prohibió el cultivo y uso de drogas opiáceas y la marihuana. Se combatió así el tráfico interno.
En 1948, cuando cientos de campesinos de Sinaloa, Durango, Chihuahua y Sonora dejaron el maíz para cultivar amapola y cannabis, el gobierno mexicano lanzó una campaña para acabar con las plantaciones y las riñas entre narcotraficantes que se disputaban las ya jugosas ganancias de estas sustancias prohibidas.
Comenzaron entonces los sobornos a policías municipales, estatales y federales y a también a autoridades civiles, así fue como los narcotraficantes compraron inmunidad para seguir con sus “negocios”.
El consumo de drogas se incrementó vertiginosamente en el país del dólar y los narcos mexicanos pasaron a ser magnates, por los ríos de billetes verdes que llegaron por esta causa.
La década de los 70 fue clave para la marihuana mexicana, al desarticular el gobierno de EEUU la llegada del opio turco. También se inició el consumo de la cocaína, que manejaban narcos de Colombia, de Cali y Medellín, principalmente.
El Gobierno Federal mexicano comenzó la operación “Cóndor”, para desmantelar los cultivos y redes de distribución de drogas. Los sinaloenses Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y su líder Miguel Ángel Félix Gallardo, excomandante de la Policía Federal y “puente” entre los narcos y funcionarios públicos, se reagruparon en Guadalajara, creando el llamado “Cártel de Guadalajara”. Desde la capital tapatía se comandaron las operaciones que hicieron a este grupo, el más poderoso e importante de México.
Las regiones donde se desarrollaban las actividades de siembra de estupefacientes y narcotráfico fueron principalmente: Sinaloa, Durango y Chihuahua (triángulo dorado); la distribución floreció en Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Reynosa y varias ciudades de Nuevo León.
La encarnizada lucha por dominar las llamadas “plazas” ha ensangrentado al país. Merced a la intervención directa del gobierno norteamericano, los colombianos dejaron de ser los “jefes” de la cocaína, cargo que asumieron los diferentes capos mexicanos.
Al ser encarcelados o muertos los cabecillas, el escalafón se depuró. En algunos casos surgieron ramales de los cárteles tradicionales; en otros se agruparon delincuentes nuevos, guiados por algunos excapitanes de las diferentes bandas. Sus actividades ilícitas se diversificaron: extorsiones, secuestros, cobros de piso, lavado de dinero en negocios aparentemente legales, tráfico de armas y asesinatos por contrato. Los narcos contrataron exmilitares y organizaron ejércitos con armas modernas y sofisticadas.
La expansión de los cárteles se dejó sentir por todo el territorio mexicano. Ya no sería nada más la frontera norte la codiciada. Entidades otrora tranquilas, marginadas de la violencia y el trasiego de las drogas, perdieron su calma.
Tlaxcala, Colima, Michoacán, Guanajuato, Estado de México, Morelos, Hidalgo, Guerrero, Ciudad de México, Aguascalientes, Zacatecas, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Baja California Sur, San Luis Potosí, Tabasco, Quintana Roo… es decir el 95 por ciento del territorio nacional pasó a ser escenario de las disputas sangrientas, desalmadas, inhumanas de los narcos para lograr convertirse en los amos y señores de territorios, ciudades, policías, gobiernos y gobernantes, sin importarles a los facinerosos ninguna otra cosa que el poderío económico y político.
En 1984, Estados Unidos montó en cólera por la tortura y asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, quien —a su vez— había desatado la furia del Cártel Guadalajara, al arrasar el rancho Búfalo, donde destruyó toda la plantación de marihuana que pertenecía al mencionado cártel.
Al segar la vida del “Kiki” los cabecillas Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo fueron encarcelados, lo que propició el relevo de liderazgos y el surgimiento de nuevos cárteles que incrementaron la violencia a límites nunca vistos y corrompieron, también a alturas insospechadas.
Trump no tiene empacho en considerar que el gobierno de México ha permitido el crecimiento y el encubrimiento de las actividades ilícitas de los cárteles del crimen organizado.
Ha lanzado varias amenazas de intervenir nuestro país con su poderoso ejército para desmantelar laboratorios, capturar cabecillas de los mafiosos y no pocos políticos coludidos -dice él-, con los capos que -también lo dice él- tienen a México sojuzgado a sus nefastos intereses, por arriba, por abajo, por el centro y todos los litorales.
JALISCO
García Harfuch: Fundamental la participación de la UIF y CNI en la detención de Hernán Bermúdez en Paraguay:
CIERTO O FALSO
“En esta operación (detención de Hernán Bermúdez en Paraguay), fue fundamental la participación de la Unidad de Inteligencia Financiera y del Centro Nacional de Inteligencia, así como el intercambio de información que hace posible la nueva Ley Nacional de Investigación e inteligencia”
OMAR GARCÍA HARFUCH/TITULAR DE LA SECRETARÍA DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN CIUDADANA
“Irá a caer alguien del cártel de MORENArco, irán tras el vampiro enamorado o Andy Nepobaby o Tony y su extorsionador del SAT… porque detrás del capo de capos no creo que vayan a ir (todavía…)
RICARDO SALINAS PLIEGO / MAGNATE DE TELEVISIÓN MEXICANA
FUEGO CRUZADO
“La maldita deuda corrupta de (Felipe) Calderón y (Enrique) Peña Nieto en Pemex” con el endeudamiento que pasó de 46 mil millones de dólares a 105 mil millones de dólares (involucrando también a Cartens, Videgaray y Meade)
CLAUDIA SHEINBAUM / PRESIDENTA DE MÉXICO
“La P @Claudiashein se quejó de “la maldita deuda corrupta de Calderón” (…) Olvidó incluir la de AMLO, en cuyo sexenio la empresa perdió 1.6 billones de pesos. +- 80 mil millones de dólares, 80% de la deuda actual, y falta la de proveedores, 23 billones de dólares”
FELIPE CALDERÓN / EXPRDESIDENTE DE MÉXICO
VOZ ALTA
Los números de Vero
Verónica Delgadillo, alcaldesa de Guadalajara, presentó su Primer Informe de Gobierno el 8 de septiembre de 2025, bajo el lema “Gobernar es cuidar”. Destacó una reducción del 28% en delitos de alto impacto, desarticulación de 23 bandas delictivas y creación de 353 chats vecinales para seguridad. Invirtió 3 mil millones de pesos en servicios públicos, logrando 95% de cobertura en recolección de basura tras cancelar la concesión a Caabsa. También destinó mil 128 millones a alumbrado LED y 73 millones a bacheo, priorizando sostenibilidad y corresponsabilidad ciudadana.
VERÓNICA DELGADILLO. Su concepto de gobierno: “gobernar es cuidar”.
Los números de Quirino
En su Primer Informe de Gobierno, presentado el 9 de septiembre de 2025 en el Centro Administrativo Tlajomulco, Gerardo Quirino Velázquez Chávez destacó avances con inversión histórica de 2,100 millones de pesos en más de 200 obras de infraestructura. En seguridad, impulsó el Plan «De cerca hacemos la paz», recuperando 560 espacios públicos.
Presentó el Plan de Recuperación de Vivienda para rehabilitar 10 mil hogares, con 500 intervenciones gratuitas. En educación, rehabilitó 50 escuelas. El gobernador Pablo Lemus elogió su gestión cercana y coordinada, afirmando que Tlajomulco transforma con resultados tangibles.
GERARDO QUIRINO. Un alcalde hiperactivo.
Un gobierno con visión
En su IV Informe, presentado el 11 de septiembre de 2025 en el Parque de las Niñas y los Niños, Juan José Frangie Saade celebró 10 años de gobiernos MC, con inversión de 14 mil millones en 600 km de calles, renovación de 73 unidades deportivas y 135 escuelas. Redujo la deuda del 40% al 8% de ingresos, incrementando el presupuesto de 4,600 a 13,200 millones. Destacó políticas para niños (kits de primera infancia, seguros médicos), innovación como Reparatón y Guardianes Viales, y el Mundial 2026 como motor económico. «Zapopan es la ciudad más naranja de México», afirmó.
JUAN JOSÉ FRANGIE. Números impresionantes en diez años de gobiernos naranjas en Zapopan.
NACIONALES
Manual para no creerles nada

– Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez
Manual para entender la “clase” política: Todo lo que pregonan como verdad, indefectiblemente, es mentira. Todas sus mentiras, por decreto oficial, son la pura verdad. Sus mentiras deben ser admitidas como verdades… Para eso son los que mandan.
Cuando un político dice una verdad, es porque “se le salió”. En psicología se llama “lapsus linguae”, en el barrio “lapsus mensus”. La realidad “real” no existe. Solo la realidad de los gobernantes es la que debe admitirse como tal o hay peligro de cárcel, en el mejor de los casos.
Las mentiras repetidas todas las mañanas, en todas las giras, en TikTok, en todos los medios, deben ser adoptadas como verdades. Es necesario reafirmar miles de veces, con “personal” automatizado, que la óptica gubernamental es la única verdad verdadera.
La verdad del pueblo es la que “la mayoría” quiere; es la que no admite otras verdades de segmentos o partes de la sociedad. Esa verdad puede ser inducida, manipulada o dictada.
La verdad del pueblo es la que quienes manipulan a las mayorías decretan, para que las mayorías la asuman como si proviniera de ellas. Las mentiras de quienes ejercen el poder son, a lo sumo, “piadosas”; las verdades de los opositores “no son ciertas; son venenosas, vengativas, nomás para ver lo negativo”.
Las evidencias que revelan verdades non gratas a los intereses de quienes ostentan el poder son “falsas”. Los poderosos no admiten que se les exhiba. Para remediar esas “mentiras”, llevan al cabo juicios legales que les eximan incluso de delitos. Para eso tienen al aparato judicial a su merced u otras maneras no tan “delicadas” para que los “mentirosos” rectifiquen sus infundios.
Los gobernantes ofendidos con verdades inocultables se escudan en la máxima aquella de “el tiempo cura todo y la memoria colectiva es flaca”. Por ello, la protección de su camarilla cuando son descubiertos sus delitos es fundamental.
Además, claro, como decía el eminentísimo secretario de Estado, José Fouché, “hay que saber dos o tres secretillos de los poderosos, porque une más la complicidad que la sangre”. O lo que es lo mismo: me cubres, me proteges o te llevo al baile conmigo.
Los delincuentes de “elección popular” y los de “cuello blanco” tienen ya su cártel establecido. Se agrupan en varias familias para repartirse los territorios, cámaras y secretarías desde donde ejercen su poder para delinquir con la máscara de ser “representantes populares”.
Intercambian poderes con los mafiosos multimillonarios —gracias a los negocios turbios que efectúan—; ambos tienen injerencia en la política y en los negocios ilícitos. Es decir, no se sabe dónde comienzan unos y dónde terminan los otros.
Las verdades a medias no son verdades, suelen ser mentiras. El lenguaje cantinflesco de los políticos apunta siempre a confundir con sus verdades a medias que encubren mentiras completas. Sus galimatías no son entendidos ni por ellos mismos y, en caso de ser así, es siempre en favor de sus “verdades”.
Las mentiras de los gobernantes solo son creídas por quienes sienten que tienen la obligación de creerlas; los hay convenencieros, cómplices, ingenuos y fanáticos; estos creen que su deber es hacer creer a los incrédulos las mentiras, que muchos de ellos saben que lo son, pero que ansían que deben ser la verdad, por así convenir a sus intereses o por simple orgullo de “ser parte de un proyecto” …Mentira, que deben defender a capa y espada. Su mentalidad semeja la de rebaño de una iglesia cuyos pastores pueden pedirles, incluso, que se quiten la vida “porque así lo quiere el todopoderoso”.
La verdad de los políticos es relativa: para el pópulo es una, para los “patrones” es otra y para los superpatrones, una muy diferente. El “trabajo” de los gobernantes, de casi todos los políticos, es hacer que confluyan todas las verdades para “unificar criterios”. Que las verdades oficiales sean difundidas por todos los correligionarios.
Las mentiras “de los opositores” son siempre “falsas verdades” y, si tienen pruebas veraces, habrá que demeritarlas inmediatamente, descalificando, recurriendo a la amenaza, con demandas cínicas y jueves venales que les dan la razón o violentando verbal o físicamente a quienes se atreven a considerar “mentirosos” a los “semidioses” que habitan temporalmente en el Olimpo del poder circunstancial.
Para entender a los políticos mentirosos, solo basta traer al presente sus diatribas pasadas; sus alegatos añejos, cuando no tenían más poder que el de su lengua viperina; el de sus verdades que buscaban desenmascarar a los mentirosos que ocupaban los lugares donde hoy están instalados quienes eran los adalides de las verdades incómodas y que hoy se irritan cuando les demuestran que están igual o peor que los mentirosos del pasado.
Las verdades oficiales, se puede corroborar desde siempre, son mentiras públicas que suelen ser toleradas por pueblos complacientes, cómplices, incluso, porque quienes las dictan pueden incluso terminar con la vida de quienes no se tragan los mitos oficialistas.
Esta es la impronta del sistema mexicano político que se heredó después de que la Revolución se bajó del caballo, de los trenes, y se puso saco y corbata.
Cada uno que crea lo que quiera, pero la verdad es única e inobjetable. Lo demás es una vil mentira. Y la mentira solo conduce a falsedades, hipocresías, disimulos y simulaciones que degradan más a la sociedad que a los políticos mismos, puesto que la política por estos lares es sinónimo de mentira, falsedad, hipocresía y fingimiento. Si la sociedad no combate esas mentiras “verdaderas”, entonces tiene lo que merece.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.