ENTREVISTAS
Gregorio Alejandro Orozco: Busca visibilizar con el arte el dolor de las madres de personas desaparecidas
Por Francisco Junco //
Gregorio Alejandro Orozco Hernández, conocido como Gregos, anunció la creación de una obra artística colectiva que busca visibilizar la crisis de desapariciones en Jalisco y su vínculo con el narcotráfico, el tráfico de armas y el consumo de drogas como el fentanilo.
Tras integrarse con el Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, Gregos decidió documentar y transformar en arte el dolor, la lucha y la realidad que viven los que buscan a sus desaparecidos, mediante un documental y una exposición pictórica y escultórica en colaboración con artistas del tamaño de Fernando Arredondo
“Estoy en un concepto en donde estos grandes artistas me trazan las ideas en carboncillo, las termino poniéndole mi estilo. Las esculturas también las estamos trabajando entre varios” y es que el objetivo está claro, y es algo que “no lo puede comunicar un solo artista. Quisiera que se contagiara la sociedad, que no lo vieran como un problema nada más de narcos. El problema es mucho más complejo”, reiteró.
«Esto se tiene que documentar, se tiene que pintar, se tiene que comunicar a la sociedad, no solamente de Jalisco, a nivel mundial, para que sepan el problema tan grave que tenemos en nuestra identidad, pero el problema tan grave en donde estamos envueltos en un círculo de perder-perder”, señaló el artista en entrevista con Conciencia Pública.
Y es que Gregos, está convencido de que el arte puede despertar la conciencia que la sociedad ha perdido frente a esta tragedia. La exposición busca narrar, con trazos y emociones, la historia detrás de lugares como el Cerro del Cuatro, donde se han encontrado cientos de cuerpos en fosas clandestinas, y mostrar cómo la violencia en México también está ligada a la crisis del fentanilo en Estados Unidos.
Explicó que decidió emprender este proyecto después de escuchar los testimonios de madres buscadoras y activistas en Jalisco, el estado con el mayor número de desaparecidos en el país, donde la crisis de desapariciones continúa agravándose. De acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), hasta el 21 de marzo de 2025, se reportaron 125 mil 287 personas desaparecidas en México. En los primeros cuatro meses de 2025, se reportaron 5 mil 147 desapariciones, lo que equivale a un promedio de 42 casos diarios y representa un incremento del 26 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2024.
Jalisco, no está aislado de esta situación, de hecho, en esta entidad, la situación es especialmente preocupante, convirtiéndose en el epicentro de esta crisis. De acuerdo con el Registro Estatal de Personas Desaparecidas, hasta el 30 de abril de 2025, se contabilizan 18 mil 620 personas desaparecidas, de estos 5 mil 923 son mujeres y 12 mil 697 hombres. Tan solo entre enero y abril de 2025, se registraron mil 123 desapariciones en Jalisco.
Guadalajara y Zapopan lideran los casos, con 2 mil 750 y 2 mil 660 respectivamente. El hallazgo de un crematorio clandestino en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, ha evidenciado la magnitud del problema, revelando prácticas atroces utilizadas por el crimen organizado para desaparecer a sus víctimas. La región ha sido un centro clave para el narcotráfico desde los años ochenta, con múltiples incidentes de desapariciones masivas y hallazgos macabros.
Esta tragedia, alimentada por la violencia del crimen organizado y la impunidad institucional, ha dejado a miles de familias sumidas en la incertidumbre y el dolor. La situación ha llevado a que las propias familias, especialmente las madres, se conviertan en buscadoras, recorriendo desiertos, basureros y fosas clandestinas en busca de sus seres queridos.
“Visualizar claramente este proceso de las desapariciones y su relación con todo el tráfico de armas, con todo el tráfico de drogas, y todo el mal que está causando tanto Estados Unidos como a México… nosotros como artistas queremos comunicarlo, dejándolo bien claro, pero luego, se hiciera conciencia en la sociedad tapatía y que no lo vieran como que es un problema nada más de narcos, o sea, es que se matan entre ellos, no señores, el problema es mucho más complejo, y la juventud tanto de Estados Unidos como la de México se está matando por cuestiones que podemos prevenir”.
“Dándoles oportunidades, o sea, no es solamente combatir el narco con violencia. Los chavos que se meten al reclutamiento, no todos son forzados, van voluntarios, son chavos que ganan tres mil, cuatro mil pesos al mes, y al meterse a esas actividades les ofrecen ganar veinte, veinticinco mil pesos, entonces ellos voluntariamente se meten a esto, ¿qué podemos hacer para que esto no suceda?”, cuestionó.
Es por eso que, con esta obra, busca generar conciencia y empatía en la población, así como presionar a las autoridades para que no abandonen la búsqueda de miles de personas que aún no regresan a casa.
Orozco Hernández comenzó su camino en el mundo de la mercadotecnia, pero hace años dio un giro hacia el activismo social. Desde la protección del Bosque de la Primavera hasta la defensa de playas en Nayarit y del Cerro Viejo, hoy su lucha ha dado un giro inesperado, ahora acompaña y visibiliza la causa de las madres buscadoras de personas desaparecidas.
El vínculo de Gregos con el tema de desapariciones surgió gracias a su amigo Juan Manuel Estrada Juárez, responsable de capacitación nacional en derechos humanos. Fue él quien lo invitó a impartir un curso a un grupo muy especial, las madres buscadoras.
“Cuando me dijo a quién se les iba a dar, me quedé helado”, recuerda Gregos. “Dije: ¿las qué? Yo la verdad ni tenía idea, como la mayor parte de la sociedad tapatía, que no se sabe, no se involucra”, subrayó.
Días antes del taller, confesó, no pudo dormir. Aunque cuenta con más de treinta años como formador en programación neurolingüística, esta vez el reto era distinto. “Mi curso es motivacional, irreverente, bromista. ¿Cómo iba a hacer eso con estas personas?”, se preguntaba, enfrentando uno de los desafíos más complejos de su carrera.
Al llegar, se encontró, desde su visión, con el grupo más activo en la búsqueda de desaparecidos en la entidad, Guerreros Buscadores de Jalisco, el colectivo de madres buscadoras encabezado por Indira Navarro, quienes fueron los responsables del hallazgo del rancho Izaguirre. “Les dije, ‘lo que a ustedes les pasa no tiene nombre’. Cuando se te muere un padre eres huérfano, pero cuando se te muere un hijo… no hay nombre. Y, además, que esté ausente, que no sepan dónde está, es algo indescriptible”.
El curso fue un momento de encuentro inesperado. “Fue una cosa mágica”, aseguró, “les estuve platicando de todas las técnicas de PNL, manejo algo de hipnosis, manejo varias técnicas y salió muy bonito el curso, las señoras hasta al final se integraron mucho conmigo, lloramos, híjole, fue muy especial, era un sube y baja todo el curso. Y al final ellas me adoptaron y me invitaron a caminar con ellas”.
Aquella experiencia cambió a Gregos. Las madres lo invitaron a acompañarlas en una jornada de búsqueda, en esa ocasión fue al Cerro del Cuatro. Lo que vio allí no se puede ignorar. “Fue tremendo. En una antena han sacado más de cien cadáveres. Hay una anécdota que me contaron, que abajo de una de las antenas, donde el suelo es muy duro, cuando sacan ahí a los muertos, dejan los agujeros abiertos y cuando regresan después de algún tiempo, vuelven a meter cadáveres a los mismos agujeros. Es indescriptible”, apuntó
Impactado por lo que presenció, decidió actuar desde su trinchera artística. Así nació su nueva iniciativa para crear un documental y una serie de obras plásticas que reflejen la tragedia de las desapariciones forzadas en Jalisco, vinculadas al narcotráfico, al tráfico de armas y a la crisis del fentanilo que afecta tanto a México como a Estados Unidos.
Paralelamente, Gregos desarrolla un canal digital en el que pretende entrevistar a empresarios, artistas, deportistas y arquitectos, “para que los jóvenes de ahora se identifiquen con ellos, con sus historias de vida, sus retos y logros, y vean que hay otras opciones además del crimen organizado o el narco”.
La primera entrevista de este nuevo proyecto fue, naturalmente, a Indira Navarro. Y de ahí surgió también el documental que ya está en producción. “Mi intención es que esto sirva de ejemplo y de algo sirva en la sociedad”, insiste. “Quiero que los chavos entiendan que ser gatillero no es la única salida, que hay opciones, que hay futuro, que hay vida”.
