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Los arrepentidos de apoyar a AMLO

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De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //

Ahora que se ha puesto en la mesa del debate el tema de los “arrepentidos”, es decir, aquellos que apoyaron fervientemente a López Obrador en el 2018 y hoy lamentan haberlo hecho, bien valdría la pena recordar dos testimonios de figuras mundiales que admiraron a Fidel Castro, pero han terminado criticando acremente al régimen socialista de Cuba.

Uno de esos testimonios es el de Pablo Milanés, fallecido recientemente. Uno de los creadores de la famosa “Trova cubana”, músico, canta-autor que se convirtió, en sus primeros años en el medio del espectáculo, en un símbolo del Comunismo exportado al mundo.

Poco tiempo antes de morir, Pablo dijo a los medios de comunicación, lo siguiente:

“Hay mecanismos represivos que no permiten la protesta en la calle, no permiten la libre expresión de los sindicatos, no puede haber huelga o reuniones de personas; el periodismo está totalmente ligado al gobierno, o si alguien piensa distinto no lo puede decir; son herencias del stalinismo de la Unión Soviética que aún permanece en Cuba”.

Añade:

“Cuando cayó la Unión Soviética y el socialismo que invadió a otros países, supuestamente Cuba iba a cambiar, no fue así. Nos mintieron. Yo me considero un revolucionario y me convencí de que todos mis principios estaban siendo traicionados. Insistieron en imponer un sistema que no funcionaba y que no ha funcionado hasta ahora y persiste el mismo a pesar de la caída de la Unión Soviética hace 30 años”.

Milanés fue particularmente crítico con el régimen de Fidel Castro y su hermano Raúl, lamentando la represión de esa dictadura contra el pueblo cubano. “El socialismo no es un paraíso. Eso es totalmente falso”, decía un arrepentido Pablo.

El otro testimonio de un artista reconocido es el de Joaquín Sabina, español dueño de una extraordinaria popularidad. Dijo una vez: “Fui amigo de la revolución cubana y de Fidel. Pero ya no lo soy. Ahora estoy del lado de los que se manifiestan y de los que se exilian de la isla. Los que hemos sido de izquierda tenemos la responsabilidad de decir la verdad ante los desastres de la izquierda”.

En México, hablando de «Los arrepentidos se vale Dios», hay varias figuras auténticamente con una ideología de izquierda o progresista que no hna ocultado su crítica a López Obrador.

Desde la escritora Elena Poniatowska, pasando por los líderes del PRD Jesús Zambrano, Jesús Ortega y Guadalupe Acosta Naranjo, hasta –quizá- el más célebre de todos -por su mordaz crítica al Presidente de México-, Porfirio Muñoz Ledo.

Este último, como simpatizante de AMLO y presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, aquel 1 de diciembre del año 2018, recogió la banda presidencial que le entregó Enrique Peña Nieto para entregarla a López Obrador.

Hoy, a sus 90 años de edad, Muñoz Ledo acusa al Presidente de llevar al país a una dictadura y haber traicionado los propósitos de una verdadera transformación del país, que vive una regresión en perjuicio de la inmensa mayoría del pueblo de México.

En Sonora tenemos un ejemplo muy contundente del arrepentimiento y la desilusión contra López Obrador: la senadora Lilly Téllez.

Cuando ella aceptó la oferta que le hizo directamente López Obrador, le aseguraron que no se tocaría la agenda referente a la defensa de la vida en el vientre materno y que la transformación iba “en serio” y sin trastocar la libertad y la democracia.

Cuando la senadora se dio cuenta del engaño, sacó al frente sus convicciones personales, las que defiende con mayor entereza el día de hoy. Su actitud ha sido tan crítica a la “cuatroté”, que se ha posicionado para encabezar la lista de aspirantes a la candidatura presidencial por el Partido Acción Nacional.

Héctor de Mauleón, periodista y columnista investigador de “El Universal”, observó al asistir a la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara, que aquellos rostros de entusiasmo por la llegada de Andrés Manuel en el 2018, hoy ofrecen un rostro de arrepentimiento.

Sin duda, AMLO ha perdido a las clases medias, a los intelectuales, a quienes están bien informados o presumen estarlo.

La gran pregunta es, si los 40 millones de mexicanos que no quieren al Presidente se han arrepentido de apoyar un proyecto que en realidad los ha frustrado y estarían dispuestos a salir a la calle en el 2024 para emitir su voto.

Porque López Obrador tiene 20 millones de votos en la bolsa, pero son más, aquellos que no lo quieren, han abierto los ojos, o han detectado una amenaza a la libertad, el Derecho y la vida, en un camino que pudiera conducir a la dictadura.

Otra gran pregunta sobre la mesa, es si habrá una nueva narrativa que compita con la demagogia lópezobradorista, aquella de “primero los pobres, terminar con los privilegios de unos cuantos y tener un sistema de Salud como el de Dinamarca”.

La respuesta a estas preguntas estarían en la fabricación de una opción que permitiera la posibilidad de vencer a MORENA y a sus secuaces y para ello es necesario generar emociones, tantos sentimientos como los deseos por el amor a México o el temor sentido de una enorme amenaza sobre el pueblo.

Ya lo veremos.

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