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Rubén Moreira y Mario di Constanzo advierten: «Ley mordaza», un «monstruo» llamado Agencia de Transformación Digital
Por Francisco Junco //
El diputado federal Rubén Moreira Valdez, coordinador del PRI, calificó la Agencia de Transformación Digital—creada bajo la controvertida Ley Mordaza o Ley Big Brother—como un «monstruo» que amenaza las bases democráticas de México.
Durante un foro organizado por la Fundación Colosio en un hotel de Guadalajara, presidido por Laura Haro, presidenta del PRI Jalisco, y con más de 100 asistentes, Moreira alertó que esta reforma, presentada como modernización digital, otorga al Ejecutivo un control desmesurado sobre datos, contenidos y comunicaciones.
El evento, que también contó con la participación de Mario Di Costanzo, excolaborador de AMLO, quien expuso los riesgos de una ley que, según los ponentes, encubre un proyecto autoritario.
Moreira advirtió que la agencia supera en facultades a secretarías clave como Gobernación, Relaciones Exteriores, Comercio y Economía, centralizando un poder que podría silenciar críticas y manipular la narrativa pública. «Tiene más facultades que cualquier otra dependencia», afirmó, señalando a José Antonio Peña Merino, actual titular de la Agencia Digital, como el potencial «censor mayor».
Este funcionario, según el legislador, tendría autoridad para revisar contenidos, eliminar páginas web, solicitar datos biométricos y hasta intervenir registros telefónicos sin orden judicial, evocando a José María Córdoba Montoya, figura asociada a la 4T.
Moreira detalló que, bajo el artículo 109, la agencia podría cerrar sitios web, un poder que, aunque no se activará de inmediato, se usaría en momentos de crisis económica. «No va a pasar al día siguiente, pero sí cuando tengan dificultades», dijo, alineándose con Di Costanzo, quien ve al país al borde de un colapso financiero.
Di Costanzo, exsecretario de Hacienda del autodenominado «Gobierno Legítimo» de López Obrador, fue tajante al calificar la autonomía de la agencia como una «falacia». «No hay manera de garantizarla, y sin certeza jurídica, las inversiones se detendrán», afirmó, advirtiendo que nadie arriesgará capital en México bajo este régimen.
Denunció una economía en quiebra, con la deuda pública creciendo 90% durante el sexenio, alcanzando los 19 billones de pesos, sin claridad sobre su destino. «No tocó a grandes empresas ni bancos, todo fue deuda, y ya se les está acabando», criticó, acusando a López Obrador de abandonar promesas de reforma fiscal y recorte de gasto superfluo.

Para Di Costanzo, Claudia Sheinbaum es un «títere» de un líder resentido y dictatorial, mientras la desaparición del INAI elimina la protección de datos personales, exponiendo a los ciudadanos a una vigilancia sin límites.
Moreira ilustró una distopía mexicana donde la Secretaría de Seguridad, vía la agencia, podría acceder a datos biométricos, geolocalización y registros telefónicos, sabiendo «quién está contigo, qué consumes, qué piensas».
Denunció una manipulación del lenguaje como herramienta política, donde palabras como «pueblo» son usurpadas para justificar un control totalitario. «Es el disfraz de la dictadura», afirmó, citando el retiro de más de 35 analistas—como Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín—de programas de opinión y la transformación de debates para simular pluralidad.
La ley, según él, busca anular la crítica y destruir los pilares democráticos, actuando como una «maquinación para quedarse con la comunicación del país».
El foro también abordó la simulación electoral y la destrucción del Poder Judicial. Moreira acusó al gobierno de construir un Estado totalitario bajo una fachada legal, mientras Di Costanzo recordó cómo López Obrador, a quien conoció en 2006, se disfrazó de defensor de libertades para imponer un modelo autoritario. «Es un lobo que hablaba de democracia y ahora nos lleva a una dictadura», sentenció.
Ambos coincidieron en que la Ley Mordaza amenaza la libertad de expresión, el libre mercado y la privacidad, urgiendo a la sociedad a informarse y resistir.
Laura Haro, presidenta del PRI Jalisco, calificó la reforma como un «atentado gravísimo» contra las libertades, advirtiendo que Morena busca controlar no solo la justicia, sino también lo que se dice, con la capacidad de «bajar el switch» a medios o ciudadanos disidentes.
«Es una vergüenza internacional», afirmó, llamando a unir fuerzas más allá de colores políticos, gremios o sociedad civil para «desterrar a Morena». Propuso una alianza opositora para 2027, citando victorias parciales en Durango y Veracruz como prueba de que la unidad puede derrotar al partido en el poder.
Moreira lanzó un mensaje de resistencia, proponiendo votar en contra de la reforma y prepararse para ganar el Congreso en 2027 mediante alianzas incómodas. «México requiere una gran oposición que salve la democracia», dijo.
Di Costanzo sugirió retomar la estrategia de López Obrador con Regeneración—repartiendo información en las calles—para convencer a la población. Haro enfatizó: «O construimos juntos o a todos nos va a llevar la fregada», subrayando la urgencia de actuar ante un gobierno que, con finanzas quebradas y un modelo autoritario, pone en jaque el futuro del país.
El foro, celebrado en un clima de alerta, dejó claro que la Ley Mordaza no es un tema aislado, sino parte de una ofensiva sistemática. Con la economía tambaleante y la democracia en retroceso, los ponentes instaron a la ciudadanía a movilizarse, recuperar las calles y defender sus derechos. La imagen de un «monstruo» gestándose en la Agencia de Transformación Digital resuena como una advertencia: sin acción colectiva, México podría deslizarse hacia un control totalitario irreversible.
