NACIONALES
Se inicia con el pie izquierdo: Ley padrón ¿hostigamiento y vigilancia?

Opinión no pedida, por Armando Morquecho Camacho //
Para el INAI, los datos biométricos son todas las propiedades físicas, fisiológicas, de comportamiento o rasgos de la personas que son atribuibles a una sola persona y que además son medibles, por ejemplo: las huellas digitales, el rostro, la retina, el iris, la estructura de las venas de nuestras manos, la piel, y el ADN.
Con el paso de los años el uso de la biometría como mecanismo de identificación ha ido aumentando, esto debido a que han demostrado ser un método más eficiente y seguro, ya que a diferencia de las contraseñas tradicionales, estos no pueden ser cambiados o alterados porque son integrados por características únicas de las personas.
El aumento en el uso de estos elementos de nuestro ser, generó muchos cambios e impulsó una revolución tecnológica capaz de hacerle frente al reto que implica almacenar esta información, debido a esto, la creación de sistemas y bases de datos para su almacenamiento también aumentó y mejoró en muchos aspectos, sobre todo en la iniciativa privada, tal es el caso de Apple, Facebook, Google y Microsoft, quienes han invertido en DeepFace, un sistema de reconocimiento facial con un 97% de precisión.
Pero no solo eso fue lo que aumentó, con este gran cambio tecnológico no solo se aceleró el proceso de desarrollo y perfeccionamiento de la Inteligencia Artificial, sino que también comenzaron a aumentar las posibilidades de que las grandes empresas e instituciones, en especial bancarias, comenzaran a sufrir de ataques cibernéticos que atentaban no solo con la privacidad de las personas, sino también con su patrimonio.
Sin lugar a duda, al no poderse cambiar como una contraseña, estos datos han logrado garantizar mayor seguridad, pero también, han implicado una mayor responsabilidad en su utilización y han obligado a muchas empresas y gobiernos a emprender acciones para garantizar sistemas cibernéticos menos vulnerables.
Aunque actualmente no hay disposiciones en el mundo que sean específicas acerca de la protección de los datos biométricos, pero lo que sí hay son grandes avances en el tema, y uno de los casos que a mi opinión representan uno de los mayores avances es el de la Unión Europea donde en el 2018, entró en vigor el Reglamento General de Protección de Datos.
Este ordenamiento, cuyo pilar es el derecho al olvido que posee un ciudadano para solicitar que sus datos personales sean suprimidos cuando estos ya no sean necesarios, califica a los datos biométricos como una categoría especial, también, este ordenamiento establece una serie de derechos para los ciudadanos, así como una serie de obligaciones y sanciones para toda las empresas que recaben datos de ciudadanos de la Unión Europea.
Por ejemplo, el RGDP prohíbe el procesamiento de estos datos con el fin de identificar de forma única a una persona y contempla algunas excepciones para el uso de los mismos tales como: el consentimiento explícito de la persona para autorizar el uso de tus datos, para hacer cumplir obligaciones en el ámbito de empleo y seguridad social, y cuando su uso sea necesario por razones de interés público del área de salud publica.
Asimismo, la RGDP establece que el uso de los datos debe limitarse a lo que sea necesario y que el uso de la información no solo debe de ser previo consentimiento del ciudadano, sino que su uso debe de ser guardando criterios de proporcionalidad, esto en el entendido de que solo se debe utilizar lo necesario para un fin específico.
Mientras tanto, en México, aunque un poco más controversial, el legislativo aprobó una reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones a través de la cual se avala la creación de un padrón nacional de usuarios de telefonía móvil, esto para tener una base de datos biométricos de los titulares de líneas telefónicas.
Esta base de datos, deberá ser recabada por las empresas telefónicas, quienes una vez que tengan integrado este padrón, deberán ponerlo a disposición del Instituto Federal de Telecomunicaciones, quien a su vez tendrá la obligación de poner a disposición de las autoridades correspondientes toda esta información cuando sea necesaria para perseguir algún delito, esto debido a que una de las razones por las que se impulsa esta reforma es para disminuir los delitos de extorsión.
Sin embargo, esta reforma tiene muchos riesgos, primero que nada, a diferencia del RGDP, la Ley Padrón demuestra carecer de perspectiva de Derechos Humanos, ya que no nos garantiza control alguno sobre nuestra información, al contrario, nos quita todo control y nos condiciona la entrega de estos datos para la venta de una línea.
Por otro lado, la reforma no garantiza un sistema de seguridad eficiente en cuanto a la gestión de información, y compromete nuestra identidad, al generar la posibilidad de que esta información tan valiosa esté a disposición de manos susceptibles a los sobornos, y que por ende termine exactamente en las manos de aquellas personas de las que se supone que están intentando protegernos.
Esta ley ciertamente está lejos de solucionar los problemas que pretender solucionar, al contrario, los agrava, ya que podemos pasar de los secuestros exprés y las extorsiones, al secuestro y robo de información biométrica, tema que no es nuevo para México, ya que en el 2019, PEMEX sufrió el peor ciberataque en su historia, en este ataque 180 mil archivos, en los que se incluían usuarios de trabajadores, contraseñas, manuales de operación vía remota de la Refinería de Tula, y gráficas para interpretar la producción, fueron hackeados por el grupo DoppelPaymer que solicitó un rescate de 4.9 millones de dólares.
Yo me pregunto: ¿Si lo que quieren es disminuir los delitos de extorsión y secuestro, en lugar de la Ley Padrón no habría sido mejor prohibirle a tiendas de autoservicio vender celulares y chips sin identificación?
Debatir acerca de la regulación de los datos biométricos, su alcance, y el ejercicio de nuestro derecho al olvido frente a las grandes empresas y frente al gobierno, así como trabajar en la construcción de un ordenamiento legal capaz de definir de manera concreta los derechos, obligaciones y sanciones que regirán relación tripartita entre ciudadano, empresa y autoridad, es un tema fundamental y no debemos de huirle.
Por eso, no podemos pasar por alto que se apruebe una reforma que usa nuestra identidad para darle a la autoridad un control total sobre nuestros derechos naturales, obligándonos a entregar información que la autoridad aún no es capaz de administrar como es debido, y no dudando del uso electoral y gubernista que le pueden dar a estos datos para el control absoluto de lo que somos y hacemos.
Insisto, establecer las reglas de juego sobre el manejo y la regulación de los datos biométricos es fundamental, pero para poder llevar a cabo este trabajo de la mejor manera, es necesario entender que para que cualquier ley funcione correctamente, los derechos de los ciudadanos deben protegerse adecuadamente.
El primer paso para la regulación biométrica lo dimos con el pie izquierdo con una reforma inconstitucional en la que la persecución de delitos se usa como pretexto para restringir libertades.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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