NACIONALES
Tómbola judicial: El sorteo que definirá el rumbo de la justicia en México
Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Es viernes, estoy pegado a la pared del fondo, tratando de pasar inadvertido, la imagen que me toca contemplar es casi surrealista: el salón de plenos del Senado se transformó en el escenario de un ensayo de la llamada “tómbola judicial”, un mecanismo que, más allá de su inocente nombre, cargaba con el peso de reformar profundamente el sistema judicial del país. Dos tómbolas fueron introducidas, una transparente, hecha de acrílico, y otra negra, misteriosa, casi ominosa.
Era un detalle aparentemente trivial, pero la decisión de cuál usaría el Senado en su sesión del sábado contenía la esencia del simbolismo político: la transparencia de lo que debería ser un proceso democrático o la opacidad de un sistema que, según muchos, sigue sin cambios profundos.
La tarde del pasado viernes, Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado, se encontraba acompañado de dos figuras clave: Adán Augusto López y el vicecoordinador de Morena, Ignacio Mier. Los tres, como actores de una obra cuidadosamente ensayada, yo solo los veía caminar por el salón de plenos, observando cada rincón, cada detalle, en una especie de preámbulo solemne para el evento histórico que se avecinaba.
Fernández Noroña, fiel a su estilo, documentaba en redes sociales los últimos preparativos. Cuatro fotografías mostraban la sala, las tómbolas y a él mismo, supervisando el escenario donde se decidiría la distribución de los casi 900 juzgados que entrarían a un inédito proceso de elección popular el 1 de junio de 2025. Con el estilo que le caracteriza, escribió: “Viendo los detalles de la insaculación de mañana”. Lo que muchos vieron como una simple publicación de rutina era en realidad el anticipo de un día que, en sus palabras, marcaría un “hecho inédito, histórico”.
Pero en el trasfondo de esta transformación jurídica, la tensión política no dejaba de sentirse. La bancada del PAN, según se informó, no asistiría a la sesión. Noroña, sin embargo, minimizó la ausencia, atribuyéndola a una estrategia para descarrilar el proceso que él calificaba como inevitable. “Es el Supremo Poder Conservador, el Poder Judicial y ahí está articulado el PRI y el PAN”, sentenciaba.
Este ensayo del viernes no era más que una pequeña muestra de lo que vendría: un cambio profundo, un paso hacia una nueva era judicial. Mientras tanto, en el salón de plenos del Senado, las dos tómbolas esperaban. Una transparente y otra negra, listas para decidir, no solo el proceso del sábado, sino quizás el futuro del sistema judicial en México…
Este sábado, bajo la majestuosa cúpula del Senado de la República, un proceso inusual pero trascendental se desarrolló la mañana del 12 de octubre de 2024. Las sombras tempranas aún cubrían con sus nubes los alrededores de la Ciudad de México, cuando a las 9:40 horas, los senadores y diversos representantes se reunieron para llevar a cabo una histórica insaculación pública. Este mecanismo, casi arcaico pero lleno de simbolismo democrático, fue la vía para determinar qué magistradas, magistrados, juezas y jueces de circuito serán elegidos en los comicios de 2025 y 2027.
Presidiendo la sesión se encontraba el siempre polémico Gerardo Fernández Noroña, que vestía un traje gris cortado a la medida y una emblemática corbata tinta, con tono firme recordaba a los presentes la importancia de este acto, inscrito en el segundo transitorio de la reforma constitucional al Poder Judicial. Entre las notas políticas que usualmente invaden las discusiones legislativas, hoy se respiraba un aire distinto, cargado de expectativa y solemnidad por parte de los asistentes, pues la oposición estuvo ausente. Y no era para menos: el Senado estaba a punto de dar el primer paso en lo que podría ser una de las más grandes reformas al sistema judicial en las últimas décadas.
Frente a la mirada atenta de Juan José Barragán Abascal, notario público 171 de la Ciudad de México, las urnas recibían los nombres que serían parte de las elecciones. Un total de 927 magistraturas de circuito y 772 cargos de juezas y jueces de distrito. Pero, en este juego de números y cargos, algo era claro: la mitad de estos puestos serían renovados en 2025 y la otra mitad, en 2027. De entre estos números, emergía un dato más llamativo: 144 magistraturas y 25 juezas y jueces de distrito, cuyas vacantes ya marcaban el rumbo de la elección extraordinaria de 2025.
El eco de los nombres seleccionados en la insaculación resonaba no solo en el recinto, sino en los pasillos del Poder Judicial, donde seguramente algunos jueces comenzaban a vislumbrar el impacto que este proceso tendría en sus propias carreras. Como bien lo recordó el senador Óscar Cantón Zetina, a partir de este momento, no se permitirían cambios de adscripción en los cargos de magistraturas y juzgados a elegir.
Para mí, el mensaje estaba claro: comenzaba un proceso electoral inédito, uno que llevaría a los jueces y magistrados, por primera vez, a las urnas, creando un nuevo vínculo entre el Poder Judicial y la voluntad popular. Un reto que podría transformar, para bien o para mal, el modo en que se imparte justicia en este país… Deseo como abogado postulante, que esto que se me permite ver como cronista, ¡Sea para bien!
En X @DEPACHECOS
