NACIONALES
Tzompaxtle Tecpile contra México

Opinión, por Salvador Romero Espinosa //
Los hermanos de origen indígena Jorge y Gerardo, de apellidos Tzompaxtle Tecpile, y su amigo Gustavo Robles López, circulaban en su vehículo por la carretera México-Veracruz un jueves por la mañana del mes de febrero del 2006, cuando accedieron a darle “aventón” a dos personas que se los pidieron.
Varios kilómetros más adelante, el vehículo comenzó a fallar y tuvieron que detenerse a revisarlo, cuando pasó por ahí una patrulla de la -hoy extinta- Policía Federal Preventiva, con el ánimo de ayudarlos a mover el carro, sin embargo, las dos personas que iban de “aventón” en el carro, se fueron del lugar argumentando que iban a traer agua del poblado más cercano y nunca volvieron.
Posteriormente, violando su privacidad y derecho a no ser molestados, los oficiales determinaron realizar una inspección arbitraria y sin justificación a todo el vehículo, y en una pequeña mochila, que al parecer era de una de las dos personas que no volvieron, encontraron una libreta con direcciones, números telefónicos, direcciones de correo electrónico, nombres de organizaciones, posturas políticas y acciones realizadas por el grupo denominado Comando Popular Revolucionario “La Patria es Primero”.
A raíz de lo anterior comenzó el “vía crucis” de Jorge, Gerardo y Gustavo, pues fueron retenidos e incomunicados durante más de dos días sin darles mayor información, posteriormente fueron arraigados en una “casa de arraigo” de la Ciudad de México, donde señalaron que fueron torturados durante muchos días y, finalmente, fueron remitidos a un reclusorio bajo la figura de la prisión preventiva, acusados de terrorismo (por las referencias que había en la libreta) y cohecho (por supuestamente haber intentado sobornar a los agentes federales.)
Durante los siguientes años, se presentaron varias quejas, amparos y recursos denunciando la arbitrariedad de la detención y la falta de pruebas, habiendo intervenido incluso el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la Organización de las Naciones Unidas emitiendo una Opinión al Estado Mexicano señalando que la detención de Jorge, Gerardo y Gustavo contravenía lo establecido en los artículos 9 y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, sin ninguna consecuencia inmediata.
Dos años, nueve meses y cinco días después, por fin fueron puestos en libertad al no haberse podido demostrar nada de lo que sustentaba la acusación, habiéndose acreditado por los peritajes correspondientes, que la letra de la libreta ni siquiera correspondía a la letra de alguno de ellos, violándose durante todo ese tiempo varios de sus derechos humanos y procesales, razón por la cual, la Red Solidaria Década Contra la Impunidad acudió a denunciar el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
A pesar de su impresionante lentitud, la referida comisión determinó por fin, más de 10 años después, que sí existieron violaciones a los derechos humanos previstos en los tratados internacionales de los que México forma parte, emitiendo en el año 2018 varias recomendaciones que no fueron atendidas por nuestro país, razón por la cual, en el mes de mayo del 2021 la comisión decidió someter el referido caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Afortunadamente, el pasado mes de enero de 2023, la referida Corte Interamericana determinó que las figuras del arraigo y de la prisión preventiva oficiosa previstas en nuestra Constitución Política Federal y Códigos Penales correspondientes, son contrarias a la Convención Americana de Derechos Humanos y a la obligación de los estados parte de adecuar sus normas para evitar la violación de dichos derechos en su territorio.
Particularmente la figura de la prisión preventiva, debe estar sujeta siempre a una serie de requisitos que estableció la referida Corte en su resolución, entre ellos los siguientes: a) la finalidad debe ser compatible con la Convención; b) las medidas deben ser las idóneas para cumplir con el fin perseguido; c) debe ser necesaria y absolutamente indispensable y; d) debe resultar estrictamente proporcional; ninguna de las cuales se cumple cuando la prisión preventiva se dicta de oficio o sin una debida fundamentación y motivación del juzgador.
La enorme tragedia mexicana que exhibe esta resolución de la CIDH, radica en las miles y miles de personas que son o han sido víctimas de detenciones y privaciones arbitrarias de su libertad en nuestro país, a través del arraigo y la prisión preventiva, como el caso de la ex comisionada presidenta del Instituto Veracruzano de Transparencia, Yolli García Álvarez, que el día de hoy ya lleva más tiempo privada arbitrariamente de su libertad que Jorge, Gerardo y Gustavo (2 años, 10 meses y 8 días), sin que exista una resolución debidamente fundada y motivada que lo justifique y sin sentencia que la condene.
Twitter: @chavaromero
NACIONALES
¿Y después de las reformas qué?

– Opinión, por Iván Arrazola
El resultado de la elección de 2024 fue, sin duda, sorprendente. Ni siquiera el más optimista de los simpatizantes del oficialismo habría anticipado una victoria con tales dimensiones. Aunque existen distintas interpretaciones sobre si esa supermayoría debió o no alcanzarla Morena y sus aliados, lo cierto es que, con las reglas vigentes, era difícil que el desenlace tuviera otra interpretación.
Desde entonces, el oficialismo ha sabido trabajar de manera cohesionada en la promoción de un amplio paquete de reformas que han transformado la estructura institucional del país. Sin embargo, esa capacidad de articulación abre hoy una nueva interrogante: ¿qué viene después de las reformas? ¿Cómo se sostendrá un modelo basado en la concentración del poder?
Estos cuestionamientos no son menores, las nuevas reglas para la elección del Poder Judicial, lejos de fortalecer la impartición de justicia, introducen incertidumbre y riesgo institucional. La falta de criterios claros, la curva de aprendizaje de los nuevos integrantes y la politización del proceso presagian un deterioro en la eficiencia judicial, un área que ya era objeto de fuertes críticas por parte de la ciudadanía.
A ello se suma la cuestionable selección de perfiles. En muchos casos, la experiencia y el conocimiento jurídico fueron relegados; lo prioritario era garantizar afinidad con el poder. La evidencia más clara de esta manipulación son los llamados “acordeones” que circularon durante el proceso, instrumentos que orientaban el voto hacia determinados candidatos. Este episodio quedará registrado como un ejemplo más de cómo se indujo la voluntad popular en favor de ciertos intereses.
Por otro lado, la reciente aprobación de la nueva Ley de Amparo refuerza la percepción de un gobierno que busca restringir los contrapesos. Al redefinir el concepto de “interés legítimo” y limitar quién puede ampararse frente a decisiones del Estado, el régimen acota la posibilidad de que los ciudadanos se defiendan de los abusos del poder.
Aunque el discurso oficial asegura que se trata de evitar privilegios para los poderosos, en la práctica estas modificaciones restringen el acceso a la justicia de los ciudadanos comunes y pueden utilizarse como herramientas de persecución política.
Frente a este panorama, surge una pregunta inevitable: ¿qué hará el gobierno una vez que haya consumado todas las reformas que se propuso? La última —y quizá la más significativa por su alcance y consecuencias— es la reforma electoral, un proyecto en el que tampoco se vislumbra apertura al diálogo ni posibilidad de acuerdos con la oposición. Todo indica que el oficialismo volverá a recurrir a su mayoría legislativa para imponer los cambios, utilizando la conocida aplanadora parlamentaria que ha caracterizado a este sexenio.
Entre las medidas más polémicas se encuentra la reducción del número de legisladores de representación proporcional, lo que implicaría una merma directa en la pluralidad política y en la representación de las minorías. A ello se suma la intención de modificar la forma de integración del órgano electoral encargado de organizar los comicios, abriendo la puerta a que sus integrantes sean electos bajo un esquema que favorezca la afinidad política con el gobierno.
Más allá de sus justificaciones, las reformas aprobadas se han impuesto sin los consensos mínimos con la oposición. El uso de la mayoría legislativa para aprobar transformaciones estructurales tiene un costo político: la falta de legitimidad y la erosión de la confianza institucional. La llamada “mayoría artificial” que permitió al oficialismo avanzar en su agenda ha sido cuestionada incluso por actores que reconocen la validez formal de las elecciones, pero advierten sobre el debilitamiento de los equilibrios democráticos.
Particularmente grave es el caso del Poder Judicial. La selección de ministros mediante mecanismos tan poco transparentes resta legitimidad a quienes asumen el cargo. Además, el proceso de aprobación estuvo acompañado de prácticas reprobables: en el caso de la reforma judicial, legisladores opositores fueron presionados para ausentarse de las sesiones, otros cooptados a cambio de impunidad.
En este escenario, un futuro gobierno de signo distinto podría cuestionar la legitimidad de las instituciones y de las decisiones surgidas bajo estas condiciones. Incluso podría llegar a desconocer resoluciones judiciales, alegando que provienen de un poder constituido de manera irregular. De ocurrir, México enfrentaría una crisis institucional de gran magnitud.
El oficialismo parece no advertir que ningún poder es eterno. Las decisiones tomadas sin diálogo, sin contrapesos y sin respeto a la pluralidad tienden a revertirse con el tiempo. En una democracia, las reformas requieren negociación, gradualidad y legitimidad; cuando se imponen, generan resistencias y, tarde o temprano, serán revisadas o anuladas.
Por ello, al régimen actual le convendría construir puentes con la oposición con la que se han negado a negociar. De lo contrario, las mismas reformas que hoy consolidan su poder podrían convertirse mañana en el origen de su desgaste político y en el punto de partida de una nueva etapa de cambios.
JALISCO
Producción de maíz en caída libre

– Opinión, por Gerardo Rico
Con la promesa que el próximo 27 de octubre tendrán respuesta oficial a sus peticiones de aumento al precio de la tonelada de maíz, a 7 mil 200 pesos por tonelada, productores de este grano en Jalisco y diferentes Estados de la República advirtieron que de no obtener respuesta favorable bloquearán nuevamente las carreteras del país.
“Ahora que China dejó de comprar maíz a Estados Unidos, este país quiere acomodar su producción a cómo dé lugar en México y en todo el mundo. De ahí que es notorio el incremento de importación de maíz en los últimos años y eso no nos favorece a los productores mexicanos”, señala René Beas, veterano dirigente y luchador social del agro en Jalisco, con quien conversé sobre el tema. Advierte que si no hay respuestas favorables en la fecha acordada con la Secretaría de Gobernación, además de carreteras, podrían bloquear el Aeropuerto Internacional de Guadalajara.
Los productores de maíz en México enfrentan problemas graves como el cambio climático -sequías e inundaciones-, el aumento de los costos de producción -insumos como fertilizantes y combustible-, la competencia desleal del maíz importado y la falta de apoyos gubernamentales efectivos para la productividad, incluyendo la desaparición de programas de financiamiento y comercialización.
Estas dificultades originaron una caída en la producción nacional, obligando a los agricultores a enfrentar precios bajos, bajos rendimientos y, en muchos casos, a abandonar sus actividades. El impacto limitado de programas claves para el apoyo al campo es uno de los factores que merman cada vez más la producción de alimentos en México, al grado de que para este 2025, especialistas prevén que se obtengan las peores cosechas, con niveles de emergencia en granos, especialmente los que son históricamente más consumidos por los mexicanos.
En 2018, la producción de maíz en México fue de aproximadamente 27.1 millones de toneladas, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). Esta cifra representa un descenso con respecto a años anteriores, pero fue el punto de partida para un periodo de baja en la producción en los años recientes. Para el 2024, apenas llegó a poco más de 23.6 millones de toneladas. Y la tendencia sigue a la baja.
“En los últimos 10 años, México pasó de ser el cuarto productor a nivel mundial, a ser el séptimo; además, para el 2025 seremos el importador más grande en cuanto a maíz se refiere”, advierten especialistas del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA). Y sí, entre enero y agosto de este año se registró una compra acumulada récord de este grano básico para la población mexicana, tanto en volumen como en valor, revelan datos oficiales.
Cifras de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), recopilados por el GCMA, confirmaron que en los primeros ocho meses del año se han importado 16 millones 800 mil toneladas de maíz, cifra sin precedente para un periodo similar y 0.8 % superior a las 16 millones 200 mil toneladas de un año antes.
En lo que se refiere a valor, las compras internacionales de maíz, principalmente amarillo y transgénico desde Estados Unidos, representaron un desembolso de 3 mil 573 millones de dólares, 2.4 por ciento más en comparación con los 3 mil 488 millones de dólares de igual lapso de 2024.
AY JALISCO…
Jalisco produjo poco más de 3 millones 945 toneladas de maíz grano, según datos recientes, adicionalmente es el principal productor nacional de maíz forrajero -destinado al consumo animal-, con aproximadamente 4 millones de toneladas en 2024. René Beas considera que más del 90% de productores maiceros en nuestro Estado están en números rojos, “cada vez se paga menos por cada tonelada de maíz que se produce”.
“A nosotros los productores nos quieren pagar por debajo de los cinco mil pesos la tonelada, teniendo costos por arriba de 50 mil y rendimientos por debajo de ocho toneladas. Con el comienzo de importar maíz transgénico, estamos destinados al fracaso”, precisa.
Pero aquí se presenta otro fenómeno: tan solo el año pasado se tiene registro que el 30% de los agricultores de maíz en Jalisco dejaron de sembrarlo para plantar agave y otros cultivos. El problema que enfrentan miles de productores maiceros en Jalisco y a nivel nacional desafortunadamente tiende a empeorar con el riesgo de incremento a la importación de maíz transgénico en el marco de las negociaciones que vienen del T-MEC.
No existe un número exacto de productores de maíz en nuestro Estado, pero se estima que hay alrededor de 19 mil ,657 unidades de producción agropecuaria, de las cuales un porcentaje significativo se dedica al cultivo de maíz.
La producción de maíz es muy importante en México por su importancia alimentaria, es la base de la dieta nacional y de más de 600 platillos tradicionales como tortillas, tamales y atole. “Es muy fácil de resolver, si las grandes empresas acaparadoras de maíz en México otorgan un peso de subsidio por tonelada y los gobiernos estatal y federal 50 centavos cada uno, le aseguro que se acaba el problema de miles de maiceros”, precisa Renés Beas.
NACIONALES
Vecinos y socios: Entre visas y desigualdad, la otra frontera entre México y Estados Unidos

– Opinión, por Pedro Vargas Ávalos
Los Estados Unidos Mexicanos, —-nombre oficial de nuestra nación—, comúnmente conocida como México, tienen una relevante relación con su vecino del norte, los Estados Unidos de Norteamérica, sencillamente Estados Unidos (EEEUU) y vulgarmente identificado con el alias de “Tío Sam”.
Para darnos idea de esa intensa conexión, diremos que en ese país residen alrededor de cuarenta millones de mexicanos, —muchos de ellos maltratados, acosados y explotados— en tanto que en la tierra azteca habitan entre 1.5 y 1.6 millones de estadounidenses, de los cuales cerca de 800,000 tienen calidad migratoria matriculada y los demás viven entre nosotros de modo irregular, pero muy apapachados y generalmente sin restricciones.
Por cierto, en Jalisco, tenemos núcleos de vecinos gringos muy numerosos, destacando Chapala (en su ribera y el pueblo mágico de Ajijic) y el paradisíaco Puerto Vallarta, los cuales disfrutan a sus anchas nuestro clima y nuestra hospitalidad.
Por lo que ve a los trabajos que desempeñan la mayoría de los compatriotas en tierras del Tío Sam, son de señalar el ramo agrícola, el restaurantero, la construcción, el ámbito manufacturero, el de alojamiento y los servicios incluyendo las tareas en ventas minoristas, así como el cuidado y la asistencia social.
En cuanto a la economía, las transacciones entre los dos países son extraordinarias, a tal grado que México es ya el primer socio comercial de Estados Unidos, superando a Canadá y China. Y esto no es de ayer, sino que se ha mantenido por varios años, impulsada dicha economía, por el dinamismo comercial de ambas naciones del norte, su proximidad geográfica, recalcando cadenas de suministro como las que imperan en el sector automotriz y el renglón manufacturero.
Debido a lo anterior, es que haya la imperiosa necesidad de tramitar visas por los habitantes de entrambas naciones vecinas. Este documento regulatorio es la autorización que el gobierno de un país otorga a una persona extranjera para ingresar a su territorio con un propósito concreto: turismo, trabajo, estudio y hasta inversión o residencia. Ordinariamente, puede consistir en un sello en el pasaporte, pero en el caso de los colindantes norteños, es todo un documento que denominamos para distinguirlo de la visa de otros Estados, “visa norteamericana”.
Desde luego que, si de clases de visas hablamos, los EEUU tienen dos principales: para inmigrantes y para no inmigrantes: Cada una de estas categorías se subdivide en múltiples tipos, como visas de trabajo, visas de visitante, etc., etc., según se acredite a los ojos escrutadores de los oficiales consulares, los cuales laboran en alrededor de nueve oficinas que pueden expedir esos documentos en nuestra república mexicana.
Cada año, y especialmente cada vez que hay nuevo presidente de Estados Unidos, suelen modificar sus administraciones los requisitos para expedir visas norteamericanas. Y podemos afirmar que cada vez son mayores esos requerimientos, comenzando con su elevado costo: hasta septiembre de este año de 2025, costaba $185 dólares, y a partir de octubre, se elevó a la cantidad de $435 dólares, advirtiendo que pagar tal suma -por elevada que sea- no garantiza se otorgue la visa, sino solo tener una cita en el consulado de EU para gestionarla; si no se concede, no hay devolución alguna.
Los oficiales consulares son penetrantes indagadores y si sospechan que el solicitante no es apto para visitar EU, niegan la autorización respectiva: ellos suelen creer que muchísimos mexicanos utilizan la visa de turista para quedarse a trabajar en el país de las barras y las estrellas, lo cual en no pocas ocasiones así es, pero esa característica es típica de todos los pueblos.
Tanto nuestra nación como la de los gringos, son grandes potencias turísticas. De allí que tengan que expedir visas de ese ramo. Sin embargo, ni costos ni tratos son recíprocamente igualitarios. Para los mexicanos es todo un calvario obtener la tarjeta o visa americana, dificultosa, tarda y onerosa, mientras que, para los visitantes yankis, todo es facilidad y baratura.
Un grave problema para los viajeros de México hacia el extranjero (EU o cualquier otro destino internacional) es que muchas líneas aéreas, hacia los cuatro vientos, despegan de territorio estadounidense y, por lo tanto, se exige la visa correspondiente.
De no tenerse, debe hacerse costosísimo y largo rodeo. La cuestión se agrava si lo que se desea es realizar algún viaje crucero, o sea en barco, ya para conocer lugares caribeños, centroamericanos o del lejano viejo mundo: todos los puertos de salida están domiciliados en Estados Unidos.
Hasta hace tres o cinco años, de México salían esos cruceros, siendo los más típicos apostaderos Cozumel o Puerto Progreso, cercas de Mérida. Pero aduciendo precaria infraestructura portuaria, dizque insuficiente para los grandes barcos, la siempre nociva burocracia política, la inseguridad y la implementación de nuevos impuestos encarecedores del turismo, pero sobre todo el interés de las navieras en otros puertos, se acabaron las salidas desde nuestros mares. Eso sí, muchos puntos de gran turismo siguen siendo visitados por los cruceros: Cancún y Puerto Vallarta son ejemplo de ellos.
Existen programas en diversas naciones, para que, sin necesidad de visa, se pueda transitoriamente entrar en los países que los practican. México tiene un programa y no es difícil utilizarlo. Los Estados Unidos también lo poseen, le llaman el Programa de Exención de Visa (VWP por sus siglas en inglés: Visa Waiver Program), administrado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en consulta con el Departamento de Estado.
Por medio de este sistema, se permite a las personas de países designados viajar a los Estados Unidos para estadías de hasta 90 días sin visa. A cambio, esos países deben permitir que los ciudadanos y los nacionales estadounidenses viajen a sus países por un período de tiempo similar sin una visa con fines comerciales o turísticos. El programa fue creado en 1986.
La pregunta que se hace el mexicano es por qué ese sistema, convertido en una especie de mutualidad con muchos de los aliados más cercanos de Estados Unidos, no incluye a México, el principal socio comercial de ese país, su vecino y la nación con más connacionales residiendo en dicha potencia, además de otorgarles a los ciudadanos de EU un trato preferente.
La respuesta debemos buscarla, ya sea porque nuestros gobiernos no se han preocupado por ser parte de ese grupo de naciones (entre ellas España, Alemania, Francia, Italia, Portugal, Reino Unido, Grecia, Hungría, Irlanda, Países Bajos, Polonia, Suecia, Suiza y Chile).
O la segunda contestación, es porque fieles a su frase de que “Estados Unidos no tiene amigos, sino socios”, nosotros solo les convenimos de agremiados desiguales, en cuyo caso -contrariando la fraternidad y sentido solidario-la desconfianza es común denominador para regular nuestros vínculos.
NACIONALES
Pone el PAN punto final a las alianzas político electorales

– Por Mario Ávila
Con un acto en el Monumento a la Revolución y una caminata hacia la glorieta del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México (CDMX), los miembros del Partido Acción Nacional (PAN), encabezados por su dirigente nacional, Jorge Romero Herrera, festejaron lo que llaman un relanzamiento de su partido.
El PAN ha puesto punto final a las alianzas político-electorales, como las que han hecho en los últimos años con el PRI, el PRD y Movimiento Ciudadano. Ello luego de que también se hizo público el cambio al logotipo del partido de derechas.
En un acto donde incluso estuvieron como testigos el perredista Jesús Zambrano y el priista Enrique de la Madrid, lo mismo que Claudio X. González, el presidente nacional del PAN, Jorge Romero, planteó con mucha energía que: “El futuro de Acción Nacional, no depende, ni dependerá de ninguna alianza partidista, ni pasada, ni presente, ni futura; esta es la era en que los panistas le apostamos todo al PAN, donde toda nuestra energía, toda nuestra alma y espíritu, los usaremos para lograr que la gente vuelva a confiar en Acción Nacional”.
«Porque hace 86 años -dijo-, no nacimos para ver con quién nos aliábamos, nacimos para hacer nuestra propia opción democrática y cumpliremos con ese mandato fundacional y lo digo, esta decisión es por mucho la que pide no solamente una inmensa mayoría panistas, esta es una decisión que pide la inmensa mayoría de votantes en este país».
«Y lo decimos también claro, no nos pelearemos con nadie, no somos tan ingenuos, eso es precisamente lo que quiere y busca el régimen, pero el PAN pone punto final a una era y hoy se apuesta solopor el PAN», dijo.
«Ninguna sigla -abundó-, se antepondrá a las nuestras hoy comienza el resurgimiento de nuestras siglas nuestro color y nuestro partido. La alianza que sí tendremos, la que más definirá nuestro destino, es la que tendremos con los auténticos liderazgos ciudadanos en cada rincón de este país, en cada estado, en cada municipio, con liderazgos panistas o no, con los que juntos recuperaremos el sendero del triunfo y les quitaremos las mayorías artificiales a este oficialismo».
En su discurso pronunciado con vehemencia, Jorge Romero aseguró que el relanzamiento de su partido, gira en torno al concepto más importante, que es un nuevo relevo generacional.
También reveló algunas de las estrategias que utilizarán en lo subsecuente para enfrentar el gobierno de Claudia Sheinbaum “y será usar sus mismas frases, como ‘la mafia del poder’, como un espejo donde se vean reflejados y que no quieran ni siquiera voltear a ver”.
A la presidenta de México, Claudia Sheinbaum y a todos los que la rodean, Romero Herrera les mandó un mensaje: “Hoy se lo decimos, en todos los países del mundo se dialoga entre fuerzas políticas, se caigan bien o se caigan mal, da igual”.