OPINIÓN
2020, el año de los ceros

Opinión, por Ramiro Escoto //
El 2019 comenzó lleno de eso que se llama esperanza, eso de lo que estaba lleno aquél mensaje del recién investido como Presidente Andrés Manuel López Obrador, el discurso de la generación de un país con crecimiento, con los grandes proyectos, con la recaudación a través del llamado a la tributación libre y transparente, un México de paz y prosperidad, con la construcción de un aeropuerto nuevo para la Ciudad de México y una refinería para que el combustible sea hecho en casa y su precio más barato.
A 10 meses de esto, la realidad, usted sabe, es otra, no hay recaudación, los niveles de inseguridad se han salido de control, no hay estrategia para combatir a las células delictivas y tampoco hay cárcel para quienes dicen, “huachicoleaban” combustible.
Las mañaneras se han convertido en una clase de historia en referencia a lo que otros presidentes dejaron de hacer o heredaron, convirtiendo en cada cuestionamiento duro en la respuesta de “tengo otros datos” o recientemente en cátedras de partidos de béisbol para desviar la atención de la pregunta original.
No hay recaudación y ahora van por las Factureras, importante sí, pero las multas o la cárcel no resolverá el tema financiero que enfrenta el país, y ya tienen el pretexto perfecto para lo que sigue: la recesión es un efecto que llegó de Alemania.
La venta del avión presidencial, cuyo dinero ha prometido aquí y allá no alcanza más, porque ni se ha vendido ni se ha consolidado la misma; dinero gastado pero que no ha tenido, la esperanza de un discurso que parece de campaña y no del ejercicio presidencial. No hay administración pública en lo que va de la administración federal.
Otro frente que se abrió es justamente el de la asignación de presupuestos a estados y municipios, no será el mismo que el que se entregó para este 2019 y ya comienzan los cabildeos para incrementar impuestos y tratar de sacar dinero suficiente para enfrentar un año complicado, el Presidente asume que no es con él el reclamo, sino con el Congreso de la Unión, donde ni hay oposición, ni tampoco creo que los representantes ahí, sepan de fondo lo que significa limitar el dinero que se requiere para el desarrollo y mantenimiento del país desde el estado y el municipio.
El presidente argumenta que los dineros que se asignan son los suficientes, advierte que en el pasado, mucho de ese recurso no se usaba para lo que realmente era, ni siquiera cuando estaba etiquetado, pero no soluciona rubros que tuvieron serios problemas este 2019: seguridad, pobreza y obra pública. Pero ni cuestionar el padrón de las becas, porque ahí se está construyendo el andamiaje electoral de las intermedias, no importa el hoy, se está trabajando para el voto del mañana, haga cuentas cuánto está saliendo este programa del cual seguramente no habrá explicación o informe respecto a la productividad o resultados.
No importa incluso, trastocar administraciones de Morena que también y al parejo están resintiendo esta decisión. Nadie se atreve a contradecir al Presidente, dicen los cercanos, él tiene sus datos y como el cuerno de la abundancia hace salir dinero de donde no hay, que no se pierda la esperanza, el tono del discurso, el dinero podrá salir de un momento a otro, dicen.
El tema sube de tono, y quienes pagaremos los platos rotos seremos los ciudadanos que veremos incrementado el pago de contribuciones para tener al mínimo los servicios, no estuvo bien el 2019, y el 2020 será de ceros, en negativo, en contra, y sin respuestas.
Lo peor es que nadie alza la mano para candidatearse desde ya, serán los mismos y con ello no habrá cambio en la dinámica, los partidos políticos pasan por la peor época y el experimento fallido en varias elecciones con los llamados independientes no parece que en esta ocasión sea de un triunfo que salve el trienio. Hay quien dice que es temprano aún para las conjeturas, pero yo creo lo contrario, no hay ruta y sin eso, tampoco destino.