MUNDO
Agenda de los trabajadores: La vieja nueva explotación moderna

Por María Luisa Ramos Urzagaste //
(Sputnik Mundo). Cargas brutales de horarios de trabajo, desempleo, enfermedades, nuevas formas de trabajo maquilladas de modernidad y la amenaza de recesión mundial. Así encuentra al mundo trabajador el Primero de Mayo. ¿Qué hacen los gobiernos, parlamentos y sindicatos para enfrentar esa nueva realidad?
La fecha convoca no solo a conmemorar a quienes hace 134 años ofrendaron sus vidas por mejores condiciones de trabajo, pero también a cuestionarnos, interpelar e innovar soluciones a la nueva realidad que ha llegado para quedarse.
Según la OIT, en todo el mundo más de 436 millones de empresas afrontan el grave riesgo de interrupción de sus actividades. Estas empresas pertenecen a los sectores de la economía más afectados, unos 232 millones pertenecientes al comercio mayorista y minorista, 111 millones a las manufacturas, 51 millones a los servicios de alojamiento y servicio de comida, y 42 millones al sector inmobiliario y otras actividades comerciales.
La pandemia ha ocasionado la caída constante de las horas de trabajo a nivel. Esto significa que mil 600 millones de trabajadores de la economía informal, esto es, casi el 50% de la población activa mundial, corre peligro inminente de ver desaparecer sus fuentes de sustento, advierte la Organización Internacional del Trabajo OIT.
Pero por otro lado, hay sectores que están sometidos a una carga brutal de horarios de trabajo, como la que sufre hoy el sector de trabajadores de la salud. A esto hay que sumar que no existe prácticamente regulación laboral para los trabajadores que realizan entregas a domicilio (delivery) y en cuanto al llamado teletrabajo maquillado de modernidad, tampoco está regulado.
Esas nuevas condiciones deben ser analizadas, estudiadas y reguladas de manera colectiva y multidimensional, por lo que se requiere del concurso comprometido de los Parlamentos, los sindicatos, los Gobiernos y los empleadores.
La cuarentena no debe ser óbice para la discusión, especialmente porque son nuevas formas de explotación disfrazadas de ‘innovación o modernidad’.
La pregunta aquí es, cuán vigentes y creíbles son las organizaciones sindicales nacionales de los países para estas nuevas realidades, y no solo defender el salario mínimo vital, que es muy importante, pero también afrontar estas nuevas problemáticas que ahora pasan a ser permanentes.
Si bien es cierto que antes de la fecha conmemorativa se hicieron públicas las convocatorias a protestas fundamentalmente virtuales y las reivindicaciones de los distintos sindicatos en los países ya se han hecho conocer, no debería descuidarse otro aspecto: el referido a la salud mental de los trabajadores.
En el caso del sector sanitario por ejemplo, la salud podría verse afectada adversamente como consecuencia de su elevada carga de trabajo durante la crisis. La salud mental de los profesionales que trabajan en oficinas podría padecer los efectos del aislamiento y de la cuarentena. Y, por último, la inseguridad laboral y la pérdida de ingresos podrían provocar problemas de salud mental a trabajadores y obreros. ¿Cómo se resolverá o enfrentará ese problema, nunca antes visto?
SUELDOS EXIGUOS FRENTE AL SALARIO MÍNIMO
La tendencia predominante hacia trabajos temporales, de muy corto plazo e incluso de media jornada, conlleva remuneraciones que no encajan en el concepto de salario mínimo.
Si bien es cierto que, sobre la base de la definición de la OIT, se considera que existen salarios mínimos en más del 90% de los Estados miembros de la Organización Internacional del Trabajo, eso no implica necesariamente que se cumpla en todos los sectores de cada país.
El trabajo bajo contrato temporal es alimentado por la gran inestabilidad de la demanda de los mercados laborales, permite esquivar normativas laborales mínimas, donde los trabajadores no cuentan con posibilidad de seguros médicos y la figura del despido no existe por ser contratos de muy corto plazo que puede renovarse, o no, de acuerdo a la demanda o antojo del contratista.
EN LAS ESPALDAS DE LAS MUJERES
En tiempos del coronavirus las reivindicaciones por las que luchaban los trabajadores hace 134 años en Chicago siguen siendo actuales, pero ahora suman más. En todo el mundo, hay casi 100 millones de trabajadoras mujeres que llevan a cabo su labor en instituciones sanitarias y de prestación de cuidados.
Los médicos, enfermeras, paramédicos, son un sector importante a quienes debemos mucho hoy, y las mujeres están en primera línea de la lucha contra el COVID-19 y constituyen más del 70% de los trabajadores sanitarios de todo el mundo, incluidos los que llevan a cabo su labor en instituciones de prestación de cuidados.
Así, las mujeres están en el escalón más bajo de la precariedad por la ausencia de sistemas de protección de su salud y porque ejercen labores en áreas hoy muy expuestas.
ES CUESTIÓN DE HAMBRE
Cuando el mundo adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se comprometió a erradicar el trabajo infantil a más tardar en 2025, y el trabajo forzoso y la trata de personas en 2030.
Hoy en todo el mundo, 218 millones de niños de entre 5 y 17 años están ocupados en la producción económica. Entre ellos, 152 millones son víctimas del trabajo infantil; casi la mitad, 73 millones, están en situación de trabajo infantil peligroso.
Con la actual crisis de salud y económica mundial, con seguridad esas cifras se incrementarán y la situación que ya sufren esos millones actualmente, se tornará aún más triste, pues esos trabajos no cuentan con ninguna regulación, y muchos Gobiernos hacen la vista gorda.
Los objetivos de desarrollo sostenible que se planteó la ONU se alejan más de ser alcanzados, pues lo cierto es que, mientras haya una familia sometida a vulnerabilidad socioeconómica habrá explotación y trabajo mal remunerado.
Este Primero de Mayo una importante reivindicación seguramente será exigir a los empleadores que previo al retorno al trabajo se realice una evaluación del riesgo y tomar medidas para que el lugar de trabajo cumpla los mínimos criterios en materia de seguridad y salud, para minimizar el riesgo de exposición de los trabajadores al COVID-19.
Las soluciones y defensa de los derechos laborales, como siempre, no vendrán primordial y exclusivamente de los Gobiernos ni desde el empleador, sino desde quienes sufren a diario de explotación y malas condiciones de trabajo.
Se trata de interpelar a los Gobiernos, a los Parlamentos a los sindicatos y a los empleadores.
Necesitamos otro mayo, no sangriento como lo fue en 1886, sino inspirador y alentador, para reivindicar los viejos nuevos derechos laborales, porque la explotación no ha desaparecido, solo ha tomado otras formas.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
JALISCO
Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

– Por Mario Ávila
El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.
Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.
Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.
Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.
Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.
La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.
Para fechas y ciudades entrar en este sitio web: http://www.mexicoenelcorazon.org
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…