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OPINIÓN

Aquella memorable jornada cívica

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Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

Se cumplieron dos años el pasado uno de julio, de haberse logrado un triunfo democrático genuino por el pueblo de México. La efeméride dio pie a que muchos ciudadanos la comentaran, emitiéndose puntos de vista muy disímbolos, como es natural en una población de pensamiento plural y de variadísimas características económico-sociales.

Entre los comentólogos que padecemos, algunos se dedicaron a dizque analizar o más bien pontificar, que esa fecha y la jornada electoral que hubo, se considere por el primer mandatario de la nación, como el día de la instauración de la democracia en México (Diego Petersen Farah, El Informador, 3-VII-2020). Y añade que celebrar tal suceso, “como si fuera el principio de todo, raya en el egocentrismo: antes que él, la nada.”

En su mensaje del uno de julio de este año, desde el recinto parlamentario del Palacio Nacional, el Presidente lo inicia denominando a la fecha y elección aludida como una “memorable jornada cívica” que le permitió llegar por mandato popular a la Presidencia de la República. Ahora, -expresó- rinde informe al pueblo que lo elevó al cargo, a dos años de la victoria en los comicios y a 19 meses de ejercer el cargo constitucionalmente. En lo anterior no encontramos la idea que maneja el comentarista, sino el reconocimiento de que el triunfo fue de los ciudadanos.

El sociólogo de la UNAM Alberto Vanegas Arenas, decía el último de junio: “Mañana se cumplen dos años de la hazaña histórica que significó la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador y el inicio de la Cuarta Transformación de la vida pública de México. Es necesario conmemorar este importante suceso por su trascendencia en la vida pública del país…” Y pasó a enumerar lo que considera ha sucedido en este espacio de tiempo: lo realizado “ha sido pacífico y ordenado”, destacando las reformas constitucionales, en primer lugar la educativa en la cual “se garantiza el derecho a la educación de toda la población, desde el nivel básico hasta el superior”, lo cual es extraordinario, pues como se recordará, antes solo era hasta el nivel secundario; el hecho tangible lo tenemos a la vista, no solo construyéndose cien universidades, sino con ausencia de las movilizaciones magisteriales, que antes a diario se registraban.

Un hecho que no se puede negar, ni por propios ni por extraños, es “el combate frontal a la corrupción y la eliminación de los privilegios de la alta burocracia”. En efecto, se eliminó el Estado Mayor Presidencial, los salarios de los altos funcionarios públicos se disminuyeron en un 50%, se restringieron los vuelos de funcionarios de gobierno en aviones privados, ya no se cubren por el erario las partidas para gastos médicos mayores, y algo que el pueblo pedía y se cumplió, fue finalizar las pensiones millonarias para los ex presidentes de México, acompañado de haber dedicado la ostentosa mansión de Los Pinos a la cultura popular; en pocas palabras, nadie puede negar que tenemos un gobierno austero. Se completa con la lucha contra la evasión fiscal que era un cáncer y se exige su eliminación, para lo cual mucho ayudará que se prohibieron las condonaciones de impuestos y esa evasión, junto al caso de las facturas falsas, se elevó a delito grave.

A pesar de esa manifiesta austeridad, los apoyos a las clases económicamente más débiles no han cesado, ni ante el embate terrible de la pandemia que flagela al mundo enero. Ni se han detenido las obras emblemáticas del régimen, que significan empleos y en su momento prosperidad.

Claro que faltan asignaturas, destacando la lucha contra el crimen organizado, donde se inscribe la eficaz funcionalidad de la Guardia Nacional y la aclaración de hechos como Ayotzinapa, la guardería ABC y otros casos que hasta hoy habían sido cobijados por la impunidad. Pero en unos y otros existen signos inequívocos de que se avanza: la Guardia ya tiene más de ochenta mil efectivos y va cubriendo la faz nacional; en el caso de los desaparecidos de Ayotzinapa, se echó por tierra la vergonzosa “verdad histórica” de Peña Nieto y se pidieron decenas de órdenes de aprehensión contra presuntos responsables, y en cuanto a lo de la guardería de Sonora, se avanza en fincar responsabilidades, habiéndose alcanzado una sentencia en la Suprema Corte, de diez millones de pesos para indemnizar a una familia perjudicada en esos tristes hechos.

Genaro Lozano, el inteligente analista y politólogo que escribe en Reforma, conduce programas en Televisa y habla en variadísimos auditorios, señala que al menos de los tiempos recientes, el uno de julio de 2018 es para la democracia, la tercera fecha, por cronología, más importante, pues para él la primera fue la elección de 1997 cuando por primera vez resultó un Congreso dividido y los ciudadanos contaron los votos, siendo la segunda la del dos de julio de 2000, fecha en que se logró la tan anhelada transición democrática con el triunfo de Fox, que a la postre resultó un cambio, pero de reversa.

A diferencia de los anteriores, -afirma Lozano- el triunfo de López Obrador el uno de julio de 2018, fue histórico porque se alcanzó con más de treinta millones de votos y una ventaja porcentual de 30 puntos sobre su más cercano competidor.

Nosotros podríamos agregar muchas fechas de corte histórico en la cual hubo ejercicio democrático, pero que con salvedad de los comicios que elevaron a Francisco I. Madero en 1911 a la Primera Magistratura, todos los demás a nivel de Presidencia de la República, fueron desconocidos, siendo los más evidentes el del Gral. Juan A. Almazán (1939), el de Cuauhtémoc Cárdenas (1988) y el de López Obrador en 2006. Por ello, la victoriosa jornada electoral de 2018 se agiganta.

En consecuencia, no es la fecha de nacimiento de la democracia en México pero si es de conmemorar el triunfo de la democracia, del pueblo mexicano, el uno de julio de 2018, y que lo sepan quienes quieran saber o lo entiendan quienes puedan razonar.

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MUNDO

Musk, el gran perdedor en su choque con Trump

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El enfrentamiento entre Elon Musk y Donald Trump, dos titanes que pasaron de aliados a fieros adversarios, revela una lucha de poder con profundas implicaciones. Musk emerge como el principal perdedor, con daños a su reputación, empresas y capital político, mientras Trump consolida su autoridad y avanza su agenda.

Este choque, más allá de una disputa personal, refleja tensiones entre nacionalismo y globalismo, errores estratégicos de Musk y desafíos para países como México en un contexto de políticas proteccionistas.

Musk cometió un error al integrarse al gobierno de Trump, asumiendo que su riqueza, influencia mediática y popularidad en redes le otorgarían un rol protagónico en Washington. Subestimó la dinámica política estadounidense, donde el poder reside en cargos electos, no en asesores externos. Su visión globalista y tecnocrática chocó con el nacionalismo de Trump, especialmente en temas como aranceles y gasto público, generando fricciones con figuras clave de la administración, como Peter Navarro y Howard Lutnick.

La incursión política de Musk tuvo un costo elevado para sus empresas, particularmente Tesla. Las acciones de la compañía se desplomaron, con pérdidas estimadas en 9,000 millones de dólares en valor de mercado, tras la controversia con Trump. Esta caída, junto con las críticas a su gestión, refleja una pérdida de confianza de los inversores, quienes percibieron que Musk priorizó ambiciones políticas sobre la innovación tecnológica. La estabilidad de Tesla y su futuro están ahora en entredicho, evidenciando el impacto desastroso de esta aventura.

El choque entre Musk y Trump también fue una batalla de egos. Musk, acostumbrado a liderar, no estaba preparado para un rol subordinado en una administración que exige lealtad absoluta a Trump. La ruptura era previsible: dos personalidades dominantes compitiendo por controlar la narrativa política en un momento de reacomodo del orden global. Musk buscó influir en políticas que beneficiarían a Tesla y SpaceX, como desregulación y contratos federales, pero subestimó el costo reputacional y financiero de alinearse con Trump.

En un contexto geopolítico, la agenda proteccionista de Trump, que prioriza la economía estadounidense frente a competidores como China, chocó con la visión globalista de Musk, defensor del libre comercio.

Este desacuerdo refleja tensiones más amplias entre nacionalismo económico y globalización, con implicaciones para México. Los aranceles propuestos por Trump podrían imponer nuevas barreras comerciales, afectando la economía mexicana, que depende de su relación con Estados Unidos. México debe prepararse para negociar con una administración fortalecida tras neutralizar a Musk.

Musk podría argumentar que su incursión política buscaba beneficiar a sus empresas a largo plazo, consolidando su imagen entre los círculos conservadores que apoyan su discurso de libre mercado. Sin embargo, los resultados inmediatos muestran un fracaso: no logró influir en las políticas clave y sacrificó la estabilidad de sus compañías. Su falta de experiencia en el ámbito público lo hizo vulnerable a los juegos de poder de Washington, una lección que otros empresarios han aprendido a un costo similar.

Para recuperar su posición, Musk debe enfocarse en restaurar la confianza en Tesla y sus otras empresas, evitando futuras incursiones políticas mal calculadas. Su reputación como innovador está en riesgo, y la percepción de oportunismo político podría alejar a inversores y consumidores. Mientras tanto, Trump sale fortalecido, manteniendo el control de su administración y demostrando que, en la política estadounidense, el poder electoral supera a la influencia mediática o económica.

El caso de Musk es un recordatorio de que el poder económico no siempre se traduce en poder político. Su intento de influir en Washington, sin comprender las dinámicas de poder, resultó en un revés significativo.

México y América Latina, por su parte, enfrentan el desafío de adaptarse a un entorno de políticas proteccionistas, donde la fortaleza de Trump podría complicar las relaciones comerciales. La lección es clara: en los juegos del poder, la estrategia y la preparación son tan cruciales como la ambición.

P.D. Tras su ruptura el 5 de junio de 2025, Musk acusó a Trump en X de aparecer en los archivos de Epstein, sin pruebas. Trump lo llamó “loco” en Truth Social, amenazando con cancelar contratos del gobierno estadounidense con Musk. Tesla perdió 150 mil millones de dólares. Musk reclamó la victoria electoral de Trump en 2024; Trump lo acusó de ingratitud, marcando un quiebre definitivo.

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Beisbol

Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?

La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.

A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.

La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.

Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.

La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.

Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.

Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.

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MUNDO

El rompimiento de Musk con Trump

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El quiebre se anticipaba, lo que muchos preveían ocurrió antes de lo esperado: la ruptura entre el magnate Elon Musk y el presidente Donald Trump. Musk, quien había apoyado fervientemente a Trump durante su reelección en 2024 y fue nombrado jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), anunció su separación del gobierno trumpista, frustrado por políticas que calificó de “absurdas” y decepcionantes.

Críticas contundentes a la política fiscal

El 3 de junio de 2025, Musk arremetió en la plataforma X contra la ley “One Big Beautiful Bill Act”, aprobada por la Cámara de Representantes, que incluye recortes de impuestos por billones de dólares y un aumento en el gasto de defensa. La describió como una “abominación repugnante”, advirtiendo que incrementará el déficit presupuestario en $600 mil millones para el próximo año fiscal, según señaló en CBS News.

Musk, quien logró ahorros estimados en $175 mil millones a través de DOGE, criticó que el proyecto contradice sus esfuerzos de austeridad, alertando que “este nivel de gasto excesivo llevará a Estados Unidos a la esclavitud de la deuda”, con un déficit proyectado de más de $2 billones anuales y un 25% de los ingresos gubernamentales destinados a intereses.

Tensiones económicas y políticas

Análisis independientes de la Oficina Presupuestaria del Congreso respaldan las preocupaciones de Musk, estimando que la ley podría elevar el déficit entre $2.3 y $3.8 billones en una década, aunque cuestionan la efectividad de las cifras de DOGE por inconsistencias. Además, la eliminación de incentivos para vehículos eléctricos en el proyecto afecta directamente a Tesla, lo que podría influir en la postura de Musk, cuya empresa ya enfrenta protestas y caídas en ventas por su asociación con Trump.

Mientras tanto, Trump defiende los recortes fiscales, aunque reconoce aspectos mejorables, y su administración, a través de Stephen Miller, niega que la ley agrave el déficit, contradiciendo los análisis.

Un rompimiento con repercusiones

La ruptura no solo refleja diferencias ideológicas sobre el gasto público, sino también tensiones comerciales, como los aranceles que Musk ya había criticado por su impacto en Tesla. Aunque Trump no ha confrontado directamente a Musk, la influencia del magnate podría complicar el avance de la ley en el Senado, donde enfrenta resistencia de republicanos fiscalmente conservadores.

Este quiebre evidencia las complejidades de una relación marcada por intereses económicos y políticos en conflicto, dejando un escenario incierto para ambos.

Un futuro incierto en el tablero del poder

El rompimiento entre Elon Musk y Donald Trump no solo sacude la política fiscal estadounidense, sino que también podría redefinir alianzas en el escenario global. La salida de Musk del gobierno trumpista, junto con su capacidad para influir en la opinión pública y en el Senado, amenaza con frenar la ambiciosa «One Big Beautiful Bill Act», mientras las tensiones comerciales y los intereses de Tesla agravan el distanciamiento.

Este quiebre podría debilitar la cohesión del bloque republicano, afectar la credibilidad de Trump en temas económicos y abrir un nuevo capítulo de incertidumbre, donde la voz de Musk, aún poderosa, podría moldear el rumbo de Estados Unidos en un momento crítico.

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