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OPINIÓN

Binarios y aburridos

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Opinión, por Jorge Zul de la Cueva //

Son caros, muy caros. Su trabajo consiste en contar una novela, ir tejiendo los hilos narrativos de algún proyecto que quiere hacerse del poder por algún motivo en general poco legítimo. Venden su talento pero eso es lo de menos, todos de un modo o de otro lo hacemos. Lo verdaderamente imperdonable, lo que a mi me descompone el píloro, es que sean tan aburridos, binarios y repetitivos. Además de que no pretenden llevarnos a ningún lado al que se antoje ir.

Pagamos por una novela y nos salen con la fase cero, la avioneta que canta y no se le entiende, la mesa de responsabilidad personal con el doctor Narro, cállense o les pego; les pego… Yo no les pegué, ni enterado estaba. Pedí prestado y ya no me ajusta el dinero. Yo no fui, fue Dios. Síganle y aprieto el botón…

Y ese es el gobierno estatal, abajo la falta de ideas está peor y se hace evidente en cada postal del día internacional del retrete y el calcetín sin par, en cada give away como llaman a las rifas o el enarboladero insoportable de toda clase de causas olvidables que se resumen en el grito de “mírenme, importo y trasciendo”, en la garganta de una clase política que no importa, no trasciende y nadie mira.

Esto tiene que ver con la raíz, con los objetivos de esta casta de privilegiados que no leen las noticias pero votan en el Senado y sus narradores que no pueden contar una sola historia que le interese a la gente. Lo que pasa es que como no quieren Patria sino pastel y no enarbolan causas que entiendan siquiera, acuden al estridentismo de los que buscan entorpecer todo para hacerse notar, pero cuando los miran no saben que decir y saltan a la defensa de los Leones Marinos o pitan en su auto contra el Comunismo y acaba por quedarles grande el papel de oposición seria.

Se burlan de los compañeros de clase pero no hacen la tarea y creen que van a la escuela a conseguir contratos para vender los lápices más corrientes a cien veces su precio. Convierten la política en un pleito de gritones interesados sólo en contratos por los contratos, en dinero por dinero. ni los proyectos les interesan y a veces ni los leen.

El México de las mayorías ve todo esto desde gayola, en una carpa cada vez más demeritada y repetitiva, en la que los actores cobran como si se tratara de una cena, baile, show, con Sigfried, Roy y Pink Floyd acompañados por la Filarmónica de Berlín luchando contra Amlo y contra el mal, así en lo general. Y ellos no acaban de entender porqué la gente aplaude cuando Amlo saca la cabeza apenas de entre los colmillos del Tigre de Sigfried que por supuesto en mi mente está representado por Enrique Krauze.

Cerrado el telón de cada día imagino que se preguntan indignados por qué no nos involucramos en su batalla contra los popotes de la mano de Greta Tunberg y otra maremágnum de sandeces en turbantes y en camello que son como las mil y una noches de la falta de imaginación contada en twitter.

La política no es un asunto de influencers que comen costillitas, pienso, y reducirla a eso es falta de imaginación de los escritores de telenovelas que contratan estos frívolos. Para comer costillas y decir “baja la rodilla” no debería nadie tener que contratar a ningún asesor experto en lugares comunes y ridículos mayúsculos.

Los millonarios disfrazados de influencers que aspiran a posiciones de responsabilidad para usarlas como licencias para robar en despoblado quieren tocar puros temas sin importancia para no embarrarse de nada, para no comprometerse. Graffitean el proyecto de nación en turno con consignas olvidables y se inventan doctorados de universidades que contratan para ello, cuando me cae que es más fácil estudiar que hacer todas esas maromas.

Dan pena, porque se comportan como si el país hubiese arrancado con López Obrador, como si cada respiración de Amlo agravara una crisis en la que ellos no tienen nada que ver. Todo problema inicia y termina en Amlo mientras el Presidente ni siquiera les da el avión, se los rifa.

No puede haber una oposición seria sin autocrítica ni podemos tomar en serio a aquellos cuya única bandera es quitar a Amlo porque ya vimos cómo nos fue aquí con los que prometieron quitar al PRI para ponerse ellos.

La agenda no puede ser suplantar a quien está en el cargo, ni en lo estatal ni en lo federal, esa es la total falta de imaginación de los estrategas de quienes hablo. No podemos permitir que después de la basura que ha sido 2020, conviertan 2021 en una guerra de estiércol. No ya por favor basta, esto tiene que ser una discusión educada de proyectos viables en la que valga la pena involucrarse como sociedad.

Merecemos lo imposible pero si eso les parece exagerado, al menos merecemos una clase política capaz de comportarse con civilidad, una cuya agenda no sea tomarnos el pelo para robarnos la cartera.

Digo, con todo respeto y sin ánimo de ofender.

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