MUNDO
Cambia de tono la narrativa norteamericana: Biden y EEUU se acercan a Rusia; Putin el gran ganón en Ginebra

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
En una semana con varios altercados y críticas mediáticas, el Presidente de los Estados Unidos regresa a casa después de lo que fue su primera gira internacional al frente de lo que aún es la potencia económico militar más grande del mundo.
Del cierre de la cumbre del G7 a su reunión con Vladimir Putin las cosas fueron complicándose para el Presidente Biden quien fue criticado por varios canales de televisión y programas de opinión, normalmente afines a sus ideales y objetivos.
Tal vez el altercado más evidente fue el que sucedió con la periodista en jefe de la cadena CNN acreditada a la “Casa Blanca”, quien al término de la conferencia de prensa le cuestionó al mandatario “ ¿qué le hacia sentirse optimista sobre la conducta futura de Vladimir Putin?”, a lo que el Presidente de EUA respondió molesto con un casi insulto verbal aduciendo que si ella no alcanzaba a comprender lo que él había dicho y el sentido de sus comentarios, estaba –ella- en “el negocio –profesión- equivocada”.
CNN y la gran mayoría de sus conductores han sido simpatizantes del Partido Demócrata al extremo, así como lo es Fox News de los Republicanos. Por lo que el encabezado de la nota del pasado día 16 debe ser tomado muy en serio. Según CNN las condiciones de la reunión fueron programadas casi a la medida para las necesidades de imagen de Putin. La reunión fue solicitada por EUA, lo que para el Kremlin es muestra de la calidad de igualdad que le reconoce Washington al país del Vodka. Esa postura de iguales no le permite al solicitante el demandar condiciones y conductas previas a la reunión, según aseveró Oleg Inatov, fuente de la cadena de noticias norteamericana y especialista en Rusia. Según Oleg, Putin seguirá midiendo y poniendo a prueba a Biden, siendo esta reunión, sólo una pausa en lo que será el continuo deterioro de las relaciones entre ambos países. Para el experto Putin ha sabido usar exitosamente al interior y al exterior su imagen de fuerza, por lo que no se descarta que en un futuro cercano “Vladimir le dé un piquete de ojos” a Biden.
Como vemos, los comentarios de la columna de CNN parecerían más apropiados para FOX News. Antes de subir al Avión de vuelta a casa, Biden trató de arreglar las cosas pidiendo una disculpa a la periodista, pero dentro de su mensaje creo que la regó de nuevo diciendo… -Ustedes- “para ser un buen reportero deben ser negativos. Ustedes deben tener un punto de vista negativo de la vida”… “Ustedes nunca hacen una pregunta de manera positiva”, aseveró Joe Biden en tono de queja y de regaño.
La cadena CNN contrastó la conferencia de prensa de Joe con la de Vladimir haciendo evidente que el presidente de EUA había aceptado únicamente siete preguntas y que se había equivocado al confundir de nombre al presidente de Rusia con el ex presidente de EUA y al haberse quedado sin palabras por algunos segundos a medias de una respuesta, mientras que Putin había estado aceptando preguntas por casi un hora seguida. También destacó que el Presidente ruso no había aceptado responsabilidad alguna en los ataques cibernéticos del pasado reciente en contra de la infraestructura de alimentos y de combustible de EUA, hecho que al parecer quedaría impune ante el “borrón y cuenta nueva” acordado en esta cumbre.
El reclamo principal vino de CNN, ya que el Presidente de EUA parecía pecar de iluso y poco realista al esperar demasiado de Putin. Para Biden estas reuniones frente a frente tienen un gran valor según declaró en ese intercambio de palabras con reporteros antes de subir la escalera del Air Force One. CNN consideró que habría también que valorar el ser realista. Para concluir el intercambio, Biden se vio obligado a recurrir a la comparación de su persona y la situación de EUA con la forma de ser de Trump y el llamado asalto al Capitolio en febrero pasado. Es decir cada quien tiene sus demonios favoritos y con ello se subió al avión.
Pero eso no fue todo, durante la misma semana otros medios como CNBC y CBS dedicaron sátiras a las constantes equivocaciones públicas del Presidente, algo parece haber pasado durante esa gira que generó un mensaje casi coordinado de los medios pro Biden a criticarle muy severamente, tampoco dejaron de señalar que la creciente inflación estaba generando preocupación entre especialistas y el 70% de los electores de ese país.
SE BURLAN DE LA INICIATIVA DEL G7
A unas horas de la reunión Putin Biden la cadena de noticias rusa Rusia Today o “RT” arremetió contra el grupo de países conocidos como el G7, quienes se comprometieron a realizar un programa multinacional de inversión al estilo del chino llamado “Iniciativa de la Ruta de la Seda o BRI”. Las potencias económicas –sin China ni Rusia- reunidas en Inglaterra apostaron a la creación de un fondo para infraestructura que pueda competir y de ser posible contrarrestar la influencia que Beijing está alcanzando por la aplicación del también llamado BRI.
Tom Fowdy, columnista de RT, dijo que este proyecto del G7 era una estrategia de relaciones públicas glorificadas –exageradas- para aparentar interés de los países occidentales, pero sin alcanzar a valorar los méritos que han dado al BRI un éxito internacional. “La popularidad del BRI emana del hecho de que China no condiciona hilos políticos a las inversiones en los países necesitados, permitiendo a las naciones acceder a dichos fondos sin concesiones a gobiernos o instituciones, como lo ha hecho occidente, quien ha usado en el pasado el desarrollo financiero como un mecanismo para influir en profundos cambios políticos y económicos”
“El programa del G7 Build Back Better o “BBB” –nombrado del mismo modo que el programa de campaña de Joe Biden-, promete mucho pero no ha presentado ninguna manera fehaciente de cumplir con sus metas, el plan del G7 esta destinado a fracasar” concluyó el especialista inglés y columnista del medio de comunicación ruso.
Es claro que Biden intercambió parte del apoyo económico de EUA a Europa a cambio de que Europa crease este programa con las mismas palabras del entonces candidato, que además está por someter a votación en el Congreso de Los Estados Unidos su programa de Infraestructura, que emana de esa promesa de campaña “BBB”.
PUTIN FRENTE A 5 PRESIDENTES DE EUA
Para Putin este juego es conocido, ha estado como representante de Rusia frente a los últimos cinco presidentes de los EUA. Él ha logrado una alianza económica importante con China y con Alemania, además de haber obtenido varias cosas muy provechosas a los americanos quienes siguen obsesionados con la URSS que ya ni existe.
Biden al igual que Trump -aunque no lo digan- tratará de atraer a Putin o de no marginarlo más, buscando que no sea tan dependiente de las compras de China, pero Vladimir sabe el juego y eso parece ser la razón por la que cuando Biden lo llamó asesino hace un par de meses, de inmediato Rusia retiró a su embajador de Washington. Ahora y después de los ciber-ataques de piratas radicados en Rusia en contra de infraestructura esencial de los EUA, simplemente se reúne con Biden y le señala como un hombre con experiencia, pero recibe del Presidente de EUA el visto bueno para poder concluir una mega obra de infraestructura que llevará el gas y el petróleo ruso a Alemania y a otros países de Europa. Biden cambia el tono y dice que Putin es un “digno adversario” y de las sanciones por los ataques cibernéticos nada. Mejor aún al aterrizar en Washington se supo que EUA suspendería el apoyo militar a Ucrania, país que fue invadido por Rusia en el último año de Obama y que podría ser completamente anexado por Putin si no cuenta con el armamento para defender su soberanía.
Por eso CNN dijo que Putin salió de Ginebra con lo que había querido, incluso desde antes de llegar ya tenía lo que había solicitado. Como cereza del pastel siguió el modelo de China quien le dio un sermón de moral a Washington en la reunión de Alaska de hace dos meses. Vladimir se dio el lujo de comparar a EUA y su persecución en contra de los seguidores de Trump con las acciones que él ha tenido que tomar en Rusia para castigar a los “criminales” que casualmente son sus adversarios políticos.
“En Rusia no queremos que pase algo como lo que pasó en EUA” por eso aplicamos la ley, dijo al responder a las preguntas de periodistas norteamericanos sobre los casos de violación a derechos humanos y muerte de opositores. “En EUA han encarcelado a más de 400 personas por su participación en los sucesos del 6 de enero y una de las protestantes murió, ella era de ideología contraria al gobierno”, reviró el mandatario ante las críticas de los medios como CNBC. “¿Se podría decir que murió por ser opositora? ¿O por violar la ley? Preguntó retador y cínico Vladimir Putin comparando sus métodos a los métodos de la administración Biden y de la policía del Capitolio bajo el mando de la congresista demócrata Nancy Pelosi.
La semana de críticas mediáticas culminó con una supuesta filtración en la que se decía que el Primer Ministro de Canadá habría dicho que para el 2022 la Vice Presidenta Kamala Harris estará a cargo. Lo anterior ante los reavivados rumores sobre la salud mental de Biden quien se sigue equivocando en casi todos los eventos públicos confundiendo nombres de personas, de países o simplemente perdiendo el hilo de lo que está diciendo.
Afortunadamente para Joe Biden la Iglesia Católica de los EUA le salvó la semana, al iniciar una discusión sobre la conducta que deben tomar los sacerdotes al otorgar o negar la Sagrada Comunión a los feligreses que abiertamente apoyen el aborto como lo es el caso del Presidente Biden. Esa discusión inició el pasado viernes con una votación de 168 Obispos a favor y 55 en contra de redactar un documento que sirva como guía para poder aclarar las obligaciones de los curas y los derechos de los feligreses al interpretar el mandamiento de “no matarás” cuando se trate una persona que públicamente apoya una conducta más allá de su intimidad.
En especial el tema del aborto tardío es decir entre el tercer y el sexo mes de gestación dará mucho de qué hablar en los próximos días y seguro reparará las relaciones del Presidente de EUA con las cadenas de TV que le han apoyado, pero queda el antecedente de esta semana en la que se recordó la relación del Trump o de AMLO con los medios. Aunque Biden se suma a la larga lista de mandatarios que se molestan con preguntas fuertes o desafiantes de los medios aún esta muy lejos de los enfrentamientos de Trump con los medios y viceversa.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS CINCO PRINCIPALES:
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.