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MUNDO

China, la nueva super potencia naval, militar y financiera: Crece su influencia en Latinoamérica

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Desde hace varios años los servicios de inteligencia militar de gobiernos occidentales han venido advirtiendo sobre el crecimiento acelerado de la capacidad militar de la “Armada de Liberación del Pueblo” -nombre del ejército de China-, pero en este 2020, Chad Sbragia vice ministro de defensa chino dijo sobre ese tema que “tener una condición permanente de inferioridad militar había sido una maldición”. Insinuando que eso ya no era así.

Ante las aseveraciones de EUA y de otros países, China siempre había desmentido el hecho de que su fuerza naval se estaba incrementando, pero parece haber pasado la era del bajo perfil para pasar a la de la presunción para disuadir o imponer.

En una mezcla de enseñanza estratégica que parece basada en los libros del “Arte de la Guerra” y en su tardío similar europeo “El Príncipe”, durante años China comunista negó sus ambiciones expansionistas pero trabajó en silencio y sin descanso “besando la mano del enemigo hasta que pueda cortarla”, como recomendó Maquiavelo y escogiendo sus batallas como dice Sun Tzu para no poner en riesgo su crecimiento económico que dio base a su poder tecnológico y militar.

En lugar de presumir su creciente armamento desestimó la misma alegando que era para defensa regional y hoy tiene la flota naval más amplia del mundo y sin duda una de las dos más modernas, únicamente comparable a la de su único rival de peso, Estados Unidos.

China tiene 350 equipos de guerra acuática que van desde portaaviones y submarinos hasta corbetas y destructores. Los estadounidenses tienen 293 aunque por el momento aún son mas sus portaaviones y submarinos nucleares de largo alcance.

El más reciente informe del sistema de inteligencia militar de Estados Unidos ha dado a conocer que los números reales del ejército chino son desconocidos porque no hay mucha información disponible, es decir que a diferencia de los países occidentales que desde el final de los años cuarentas presumen sus armas, los chinos las mantienen más en secreto hasta que son usadas al estilo de la vieja guardia que imperó en todos los ejércitos del mundo durante años.

ARMAS, TECNOLOGÍA Y DINERO

China no sólo está armado hasta los dientes, sino que sus equipos satelitales ya cuentan con un sistema de navegación independiente de los EUA y de Europa, además de que sus inversiones le ponen en los talones de la inversión extranjera de EUA y por arriba de cualquier otro país. China tiene $20 millones de millones de dólares a diciembre del 2019 en inversión directa a nivel mundial, esto sin contar inversiones en acciones bursátiles o deuda.

No me queda duda, en nuestro tiempo veremos desenvolverse el conflicto por el control del mar del sur en China para controlar India, Taiwán, Vietnam y Filipinas por un lado, mientras que Japón y Corea del Sur tratarán de mantener su territorio en el mar de Japón.

Como ejemplo en el 2018, el 42% de la inversión extranjera en Latinoamérica fue proveniente de China. Es decir, es el país que más invirtió en la región, especialmente en energía, recursos naturales y minería que del total representó un 57% de dicha inversión. Los países más beneficiados fueron Brasil, Perú, Argentina, Ecuador y Venezuela.

Otro ejemplo es la realización de préstamos multimillonarios en la región Latinoamericana en donde el Banco CHEXIM, similar al Bancomext mexicano, ha financiado proyectos por un monto $150 mil millones de dólares, de hecho estos préstamos son superiores a los del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o a los del fondo de los EUA llamado EXIM. Este banco da crédito para sistemas de transporte, presas, puertos, trenes, aeropuertos, alumbrado público y otros costosos proyectos responsabilidad de los gobiernos.

La inversión China en África es casi igual a la de Inglaterra y un poco por debajo de la de EUA, pero debemos recordar que China sólo lleva 15 años haciendo este tipo de inversiones por lo que no cabe duda, China alcanzará a EUA en este tipo de inversiones en muy poco tiempo. Especialmente porque muchos de los proyectos son pagados con los ingresos que obtiene Beijing de las exportaciones a los países que son sus competidores como EUA, Inglaterra, Alemania y Francia. Aunque en muchos países de África está la inversión China, los dos más beneficiados son África del Sur y la República Popular del Congo.

EUA y Europa son los destinos en donde China más invirtió durante los últimos años siendo destino del 47% del total de las inversiones de Beijing en el extranjero. Como dije antes, los están comprando con su propio dinero. La ventaja de esta inversión es que China no se beneficiaria de una devaluación del dólar porque tiene muchos y eso sería malo para sus inversionistas, al menos por el momento. El objeto del deseo chino en EUA y Europa son las tecnologías modernas, la energía y el tercer rubro los bienes raíces en industria de servicios y del transporte. Recordemos que en China hay muchos nuevos millonarios pero todos requieren permiso del gobierno para poder sacar su dinero o invertirlo y siempre puede que el Partido Comunista les ordene dejar de hacer algo o hacer algo por el interés del mismo.

OCCIDENTE DISTRAIDO Y DESUNIDO

Naturalmente los países occidentales tratarán de hacer frente, pero debemos recordar que muchos políticos y empresarios de EUA, Alemania, Inglaterra y Francia son socios de empresas chinas por no decir que hay muchos países como Italia, Irán, Rusia y varios africanos que están en deuda política y económica con el gigante asiático. Sin dejar de lado el impacto del COVID19 que hasta hoy no ha sido controlado, especialmente la guerra de desinformación para que la gente no se vacune cuando China y Rusia ya iniciaron campañas de vacunación masiva a miles de personas.

Estados Unidos, debilitado económicamente, enfrascado en un conflicto interno agudizado por la carrera presidencial, podría estar muy distraído para evitar que China le gane la carrera en Oriente, enfrentando a un nuevo y formidable rival que además tiene influencia en muchos políticos occidentales de Washington a Berlín, que han aceptado regalos e incluso sociedades con los emisarios del estratega y Presidente chino Xi Jinping, lo que podría poner en riesgo las posturas oficiales de la OTAN con respecto a China.

Ejemplo es el caso específico de Hunter Biden, hijo del Candidato Joe Biden quien desde que su padre fue vicepresidente de EUA y enviado de Obama para las relaciones con Beijing, recibió las riendas de un fondo de inversión de $1.5 miles de millones de dólares patrocinado por bancos chinos que a su vez están controlados por el gobierno de ese país. Este tipo de casos con otros niveles se ve en muchos países del mundo.

Europa podría estar muy ocupada para enfrentar a China en África o en Hong Kong, porque aún no está listo ni para los efectos económicos del COVID-19. Según el FMI el viejo continente tendrá una contracción del 10% en el 2020 y una recuperación del 6% en el 2021, es decir que los países pequeños destacando a España e Italia que tendrán contracciones del 12.5% en este año, lo que los pone en una situación mucho peor que la crisis de la década pasada.

Debemos estar atentos a los bancos Europeos, que ya antes han tenido problemas y podrían entrar en un terreno delicado por falta de recursos si la eurozona no se pone de acuerdo para una segunda ronda de estímulos, tal vez para salvar de nuevo a los bancos si es que los negocios no logran sobrevivir.

¿QUÉ HACER MIENTRAS TANTO?

Si yo pudiese ya me habría aplicado la dichosa vacuna, por lo que en cuanto llegue eso haré, tratando de usar la que usa una tecnología moderna y no te inyecta al virus, porque nuestro país necesita abrir nuevamente, de lo contrario no habrá dinero que recupere a esta generación y lo mismo va para el resto de los países occidentales.

Como ejemplo, una casa en México no se ha revaluado con relación a la devaluación del 2018 y en el 2021 muchos bancos tendrán que exigir a los clientes morosos los pagos vencidos de miles de propiedades por lo que el valor de las mismas se vendrá abajo de lo que deben a menos de que podamos obtener un apoyo gubernamental.

Muchas veces he dicho que debemos aprender Mandarín, pero de momento el tratar de vacunarnos es algo que debemos fomentar, veamos el desastre que ha sido el estar durante meses en encierro domiciliario y sin ingresos para muchos millones de ciudadanos, que no gozan con ahorros para pagar sus gastos más elementales, sin mencionar que pocos tenemos terraza o jardín para pasar la temporada con menos aprietos.

Si usar mascarilla o la sana distancia se piensa importante, la vacuna es imprescindible. Ojala y los habitantes del mundo se percaten de esto y que los gobiernos den los estímulos fiscales para que no truenen las economías de micro, pequeñas y medianas empresas porque más impuestos y más regulación solo aumentarán la crisis.

Muchas gracias a este medio por la oportunidad y en especial a usted por su atención, Dios nos bendiga y feliz semana.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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