MUNDO
Complejo de culpa de los pecados ajenos: Google Gemini, la inteligencia artificial que nació racista
Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Como lo escribimos hace tiempo, estamos viendo en tiempo real cómo el mundo cambia de forma acelerada por las tecnologías de la llamada Inteligencia Artificial -AI-, mismas que se sumarán a las demás tecnologías de punta como los nanochips en el cerebro y la colonización espacial. Muchas de las cosas que aquí comento parecen ciencia ficción pero no lo son. Incluso, las más locas son ya realidad.
Pero la tecnología es tan buena como el que la programa o mejor dicho se basa y se usa en los parámetros del que la programa. Así las cosas, la que yo llamo locura de occidente o el síndrome del suicidio de occidente ha ido poco a poco creando conceptos, conductas y herramientas que al mismo tiempo que asombran, también exponen una profunda confusión de la realidad e incluso diría yo, un rencor por conductas no sufridas en contra de sus propios antepasados.
GOOGLE Y COMPLEJO DE CULPA DE LOS PECADOS AJENOS
El pasado jueves se hizo un escándalo en el mundo cibernético cuando Google lanzó GEMINI AI, el muy esperado sistema de inteligencia artificial que corre como una App y también está constantemente en servició en el buscador de Google y los correos Gmail.
A unas horas después de ser lanzado, su aplicación para dibujos provocó una reacción de críticas muy severas porque el programa, es decir los parámetros de quienes lo inventaron eran claramente racistas. Pero no como el racismo de los últimos dos siglos, sino igual de estúpido, pero inverso en cuanto a la raza.
En la zona de San Francisco allá en EUA ha habido una generación de técnicos que en su mayoría tienen una cultura de integración global y de rechazo a los abusos del pasado imperial de los países occidentales. La verdad sea dicha, son los nuevos hippies y difunden su mensaje con el uso de las tecnologías del internet.
Algunos de ellos y en su derecho, se han vuelto francamente militantes ideológicos de un lado o del otro del espectro político de ese país y para ser claros del mundo y así usan su conocimiento y su tecnología para influir en la forma en la que el resto del mundo accede a la información. Por ejemplo, el ex directivo de Twitter y ahora directivo de Google, Jack Krawczyk puso en su cuenta de ahora X “…he tenido alegría y arranques de felicidad durante las últimas 24 hrs. desde que llené mi boleta a favor de Biden/Harris… Obviamente este país es racista…” dijo el directivo blanco que parece odiar a su raza y este mensaje fue uno de los que más se usó en contra de Google para alegar que sus algoritmos estaban sesgados en contra de los conservadores y a favor de la cultura llamada Woke anti occidente. Lo mismo se dijo cuando Elon Musk compró Twitter diciendo que iba a ser un lugar de odio y de ultraderecha lo que al final no sucedió ya que los que dijeron que dejarían la plataforma regresaron a ella, lo que tal vez suceda con los que se quejan o nos quejamos de la tendencia ideológica de Google Gemini AI.
En esta nota hablaremos de la falla o tal vez estrategia de Google Gemini AI, que incluso tuvo que ser suspendida para poder arreglar o digamos tal vez disimular su sesgo programático, que evidentemente trataba de reescribir la historia de la humanidad de manera estúpida o trataba de promover una idea de igualdad basada en una mentira histórica, lo que es además de tonto, racista por su contenido como se vio claramente suplantando figuras históricas con razas distintas a las reales.
DEI EL SIGNO DE LOS TIEMPOS
La mayoría de las empresas occidentales (quiero aclarar hablamos de las occidentales en Europa y América del Norte), se han lanzado en una cruzada absurda por buscar una equidad mal interpretada a través de la cual en realidad están promoviendo un racismo anti blanco y anti valores occidentales, pero poco dicen e incluso evaden cuando las conductas son inversas o son realizadas por empresas de Oriente, de Asia o de África.
Esta idea se llama Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) y se está promoviendo en escuelas desde kínder hasta los más altos corporativos pasando por el ejército y los gobiernos. Bajo esta “doctrina” los sexos no existen por nacimiento ni por orientación sino por identificación.
Así un infante y ni digamos adolescente, puede decidir si es hombre o mujer y de ahí bañarse o participar en deportes del sexo que se le apetezca. Entendemos que la preferencia u orientación sexual es algo personal, pero esto es mucho más allá, esto habla de que un joven con barba y de dos metros de alto puede entrar a competir en basquetbol o natación en contra de jovencitas y de ahí ir a las regaderas.
Hablamos de que hombres -casi siempre hombres- maduros de repente digan que su preferencia sexual es de edad fluida y exijan que no se les llame pedófilos y que se identifican como mujeres, por lo que además aplican para puestos, incluso en el ejército que eran para dar espacio a las mujeres en mandos o en becas y después declarar que la leche de las trans -hombres que se identifican como mujeres- es tan saludable como la de una mujer o que se garantice como servicio público gratuito el trasplante de órganos femeninos a hombres.
Hablamos de asiáticos que a pesar de tener calificaciones sobre salientes, no pueden entrar a las universidades porque no son hispanos o negros, y por ende no les aplica la preferencia de diversidad que ahora pide en varios lugares que un porcentaje de sus empleados y alumnos sean de raza determinada eso es sin importar si pasan o no el examen de admisión o de fortaleza física.
Así DEI -Diversidad, Equidad e Inclusión- es una nueva cultura contra cultura occidental que se encubre o engaña con palabras bonitas para hacer en contra de la mujer, de las minorías, de la religión judeocristiana, de los valores occidentales del esfuerzo individual, del mérito y de la raza blanca al tiempo que dice que combate racismo inequidad y sexismo.
LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS VENCEDORES
En efecto la historia la escriben los vencedores y por décadas los blancos de occidente escribieron la historia de sus éxitos y de las debilidades de las otras culturas y en muchos casos razas, pero ahora parece que los vencedores cibernéticos están escribiendo una historia en la que sus antepasados los que les permitieron en muchos casos las herramientas de conocimiento o económicas o sociales para florecer, deben ser escondidos y sustituidos.
Nuevamente esto solo está pasando en occidente mientras que, en China, en Asia, en Oriente y en África se sigue promoviendo el patriotismo, la natalidad y la difusión de su propia cultura por encima de las demás.
LA DEPENDENCIA TECNOLÓGICA COMO RIESGO PERSONAL
Como coincidencia en esa misma semana la empresa AT&T informó que una parte importante de su red en Norteamérica se había caído dejando a cientos de miles sin servicios de internet o telefonía móvil por horas. Muchos usuarios, en especial jóvenes informaron padecer de ansiedad por no poder escuchar música o ir a ningún lado ya que no sabían los domicilios ni las calles sin sus mapas de Google o sin Spotify. Esto es terrible porque los jóvenes están cada vez más necesitados de la información externa que de la propia y por ende depende de los que leen o escuchan en redes sociales. Por eso es tan delicado el tema de la guerra o de la manipulación de la información.
La tecnología digital es adictiva, de hecho, está diseñada en sus algoritmos para serlo y las empresas que fabrican los chips son altamente rentables. Pongamos de ejemplo a Nvidia, empresa poco conocida por el grueso mundial con un valor de $70 mil millones de dólares, pero que tiene más dinero que Canadá y que la mayoría de los países o empresas que usan sus productos de manera indirecta.
Con esa cantidad de recursos los grandes corporativos que además de celulares manejan la información y pueden sin problema alguno influir en la forma en la que los gobiernos de muchos países gobiernan y pueden cargar los dados para las elecciones de décadas por venir. Lo que pone en riesgo el modelo o el concepto de democracia vigente ¿Deben los ciudadanos votar el gobierno que quieren? o ¿deben los grandes corporativos votar el gobierno que debe tener cada parte del mundo los ciudadanos o residentes que no saben ni son sofisticados?
EL PECADO ORIGINAL ES EL COLOR DE LA PIEL
Para la App Gemini AI y digamos para sus programadores o padres intelectuales, el llamado DEI es tan importante que la mentira, el engaño o digamos el borrar la realidad es cosa menor cuando lo que se busca es aumentar la diversidad, la equidad y la inclusión. Para cerrar nuestra nota recordaremos que cuando se le pidió a Gemini AI dibujar un Vikingo del año 1400, un Papa del Vaticano, un piloto campeón de carreras de la carrera de Indianápolis de 1930, un grupo de soldados nazis de la Alemania de Hitler y un caballero con armadura -tipo la corte inglesa del rey Arturo- creó imágenes de asiáticos, africanos, mujeres y varones todos de raza negra o asiática, pero ninguno blanco, esto a pesar de que los personajes todos históricos eran blancos. Es decir, a cada pregunta creó un dibujo de hombre o mujer negro o asiático, pero en ningún caso blanco.
Cuando se le preguntó él qué había creado todas esas razas y sexos que históricamente no correspondían a la realidad solicitada, respondió que era para ser inclusivo. Cuando se le preguntó que hiciera uno de raza blanca respondió que no podía ser racista dando preferencia a una raza. Cuando se le preguntó sobre una competencia de pesas entre un actor famoso y una actriz famosa dijo no poder responder porque lo importante no era el ganar sino la equidad y la competencia.
Finalmente, Gemini AI programada para crear una historia que no fue la verdadera, se defendió y sus creadores también defienden a su creación ambos diciendo que es un proceso de mejora continua pero que Gemini está diseñada para fomentar la inclusión, la diversidad y equidad y que eso era lo importante. Básicamente diciendo que “el fin justifica los medios”. Pero si eso es con dibujos de hechos históricos claros, públicos y evidentes. ¿qué será cuando uno le consulte datos que uno desea conocer y la Gemini le da a uno una versión de los hechos que emana de su preferencia y programación más que de la verdad?
La difusión de imágenes manipuladas no es el único ejemplo del control de la narrativa con fines de propaganda educativa o de control social, pero fue el más obvio. Dos días después se le preguntó si se daba preferencia o inhibía la difusión de contenidos musicales o culturales de acuerdo a raza o sexo a lo que la AI cándidamente respondió que sí con un rollo similar de aumentar la diversidad la equidad la inclusión.
Esto es tan estúpido y abusivo como si cuando uno estudió matemáticas nos dijeran que la raza, el sexo o la raza determinan el resultado de sumas, restas o. Una pena, pero una realidad. Así los que se dicen defensores de la diversidad, la equidad y la inclusividad justifican mentir para defender la verdad y desigualdad para desarrollar la igualdad y la equidad. Google se comprometió a arreglar, pero no a corregir.
MUNDO
El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?
Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //
La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.
Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.
Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.
En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.
El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.
La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.
El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.
E-mail: samcg2002@gmail.com
MUNDO
Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.
Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.
Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.
Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.
El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.
La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.
En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.
Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.
Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.
Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.
Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.
Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.
MUNDO
En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.
La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.
LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN
La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.
Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.
El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.
DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA
El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.
La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.
En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.
FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN
La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.
Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.
La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.
RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.
Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.
El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.
El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.
EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.
El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.
En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.
El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.
Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.
Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.
El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.
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