OPINIÓN
Comuna México: Envilecer al Senado de la mentira
																								
												
												
											Por Benjamín Mora //
Las personas mentimos por distintas razones, sea a gran o pequeña escala, siempre como un escape de la realidad: defensa, vergüenza, interés, maldad, desesperación, aceptación social, piedad o simplemente por gusto, como lo demuestra un estudio de la Universidad Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos.
En política sobreabundan los manipuladores emocionales que embaucan desde la distorsión de la verdad y la explotación emocional de su gente más cercana y del pueblo, creyendo que sus mentiras prevalecerán, al menos, hasta obtener privilegios a expensas de sus víctimas. Generalmente se creen tan inteligentes que no imaginan que algo o todo de sus mentiras y manipuleos de la verdad pudiera revertírseles.
El manipulador desde el poder político es capaz de dañar, intencionalmente, el nombre de cualquiera otro, su autoestima y auto respeto si con ello logra sus propósitos más oscuros o sirven a intereses viles y perversos, aliados a él. Derek Wood del Gel Mental Help sostiene que las mentiras pueden volverse patológicas en individuos con Trastorno de Personalidad Antisocial vinculados al poder y el dinero.
		El mentiroso obsesivo pierde sensibilidad en la medida en que repite sus actos de deshonestidad, como lo han demostrado expertos de la Universidad College de Londres, no importando que tan expertos parezcan ser en encubrir sus engaños. 
	
En días pasados, el senador por Aguascalientes –panista- Juan Antonio Martín del Campo Martín de Campo, en comparecencia del secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, hizo diversos señalamientos por demás atrevidos con la intención de ponerlo en mal ante el Senado de la República y la opinión publicada, queriendo quedar como un crítico indomable del actual Gobierno federal. Entre sus señalamientos acusó al director de la Administración Portuaria Integral de Manzanillo (API) de estar señalado e investigado en Estados Unidos por actividades relacionadas con el narcotráfico. Presentó, a decir suyo, prueba documental de su acusación. Al mismo tiempo, el director de la API Manzanillo se encontraba en Miami, Florida, en un evento sobre cruceros turísticos con más funcionarios federales, estatales y municipales mexicanos. Aquí debo señalar que nadie, con una investigación como la referida por Juan Antonio Martín del Campo, podría haber entrado a Estados Unidos de Norteamérica sin ser detenido o repatriado.
Mahatma Gandhi recomendaba no pretender triunfar desde la mentira. José Antonio Martín del Campo debería hacer caso a los grandes políticos honestos que trascendieron a su tiempo.
		No es menos importante recordar que, de acuerdo con el Código Penal Federal, en su artículo 247, se impondrán de cuatro a ocho años de prisión a quien “faltare a la verdad en perjuicio de otro (…) afirmando un hecho falso”; asimismo, en el artículo 248 Bis se señala que se impondrá prisión hasta por cinco años a quien “con el propósito de inculpan a alguien como responsable de un delito ante la autoridad, simule en su contra la existencia de pruebas que hagan presumir su responsabilidad”. Aquí, alguien podría ir a la cárcel.
	
Me pregunto: Qué habría motivado al senador panista Juan Antonio Martín del Campo a acto tan vil frente a sus compañeros senadores en la más alta tribuna de nuestra Soberanía Republicana, en comparecencia del secretario de la SCT. Desde la Psicología podríamos hablar del factor oscuro de la personalidad o factor D (dark en inglés) en el que se conjuntan el egoísmo, maquiavelismo, narcisismo, psicopatía, etc. Quienes sufren de este factor no solo buscan su propio beneficio sobre el bien de los demás, sino que también se dan razones, también mentirosas, para actuar de esta manera; se sabe que, quien a ello llega, fácilmente puede participar en otras actividades ilegales como asociarse y organizarse con delincuentes.
En este sentido, el asunto parece tener explicaciones más que preocupantes: El puerto de Manzanillo es el más importante de México y hay muchos intereses en él. En varias ocasiones han sido detenidos cargamentos de precursores de drogas sintéticas. Según la SCT, se tienen identificados a los posibles orquestadores de este ardid político y tiene color albiazul… ¿Podría el senador Martín del Campo ser una de esas cabezas? ¿Hasta dónde se vale llegar con la representación que ostenta un senador de la República?
En menos de 24 horas quedó demostrado que el documento que presentó Juan Antonio Martín del Campo no solo es falso, sino que fue intencionalmente falsificado para dañar la imagen del director de la API Manzanillo, obligar a su salida y buscar imponer a otro a modo de ciertos grupos ya identificados y cercanos a Acción Nacional o su gente. El documento original NO se refiere al director de la API Manzanillo sino a un homónimo, pero fue alterado hasta llegar a falsificar firmas y sellos. Esto podría ser un delito del interés de la autoridad norteamericana, que ya está en conocimiento. Lo hecho por el senador de Aguascalientes merecería una investigación en México y EEUU, con sanciones penales en ambos territorios; por su parte, el Senado de la República está obligado a investigar lo que podría ser un acto que lo mancha y desacredita. Creo que, Martín del Campo cerró una puerta en sus aspiraciones políticas en Aguascalientes… no merecen como gobernador a alguien padeciendo del factor oscuro de personalidad. Me preocuparía más si Martín del Campo fuera un mentiroso sincero –los hay- pues jamás habría arrepentimiento ya que NO puede diferenciar entre la verdad y la mentira. Podría ser un sociópata o un psicópata.
Mi abuela Rafaela, en alguna ocasión me dijo: Cuídate de no ser como aquellos a quienes criticas… quizá, solo quizá, Martín del Campo pronto pudiera ser investigado por estar involucrado en la falsificación de documentos, con firmas y sellos, del Gobierno norteamericano.
	
	Jess C. Scott decía que los hipócritas se ofenden con la verdad. Quizá a esta hora hay alguien que se siente no solo ofendido sino amenazado con la verdad que derrumba su mentira ante el Poder Legislativo; pero él, y sus posibles socios, no pueden negar que, al mentir ante los senadores, Juan Antonio Martín del Campo perdió respeto a sí mismo y la confianza de miles pues violó un derecho elemental a conocer la verdad.
Hoy se sabe que tampoco hay investigación ni acusación alguna en contra del director de la API Manzanillo en ningún país del mundo. Hoy se sabe más de lo inimaginado hace unas pocas horas cuando Jiménez Espriú atendió a un llamado del Senado de la República.
Dicen que lo que no nos mata nos fortalece. ¿Pronto veremos quiénes se fortalecieron y quién perdió? Cuánto tiempo tomará limpiar un nombre dañando: El del director de la API Manzanillo ya ha quedado limpio, el del senador empieza a enlodarse.
No doy el nombre del director de la API Manzanillo pues lo que se buscó fue adueñarse del puerto más importante de México para obtener poder y dinero desde oscuros intereses. Hay una víctima que, por ser honesta y proba, demostró, en pocas horas, que todo fue un vil engaño de un senador con el uso de documentos falsificados.
La verdad tiene la virtud de unir y engrandecer. La verdad hoy engrandece a quien ayer fue víctima.
