OPINIÓN
Con aires de dictador: «Go to bananas» señor presidente López
Comuna México, por Benjamín Mora //
Era 1971 cuando vi Bananas, película de Woody Allen, que satiriza a la Revolución Cubana con la ironía que solo podría hacerlo el inquilino enamorado de Manhattan. De ella tomo la frase «go to bananas» que se traduciría como volverse loco, que dedico a nuestro remilgo de presidente y soñador de dictador: López.
López ha perdido piso y razón. Del ser el posible peligro electoral, en solo dos años, ha caído en la locura que nubla a todo dictador como sucediera al general Vargas de la película de Allen, al creer que su palabra debe ser ley del nuevo orden o, mejor dicho, de ese desorden administrativo de su desgobierno.
López hoy sabe que su iniciativa de ley eléctrica es inconstitucional al quedar suspendida de manera definitiva y eso le enoja, le frustra, le enerva. Seguramente, como nos advirtiera, envíe “una iniciativa de reforma a la Constitución porque no puedo ser yo cómplice del robo, del atraco, no puedo aceptar que particulares dañen la hacienda pública y afecten la economía popular”, y quede como aprendiz de dictador.
López acusó a las empresas eléctricas de robo y atraco de la hacienda pública y afectar a la economía popular; lo que en realidad sucede es que, a la hacienda pública le cuestan millones de pesos las ineficiencias de los titulares de Pemex y CFE, y que, adicionalmente, la economía popular paga millones de pesos más por una energía eléctrica generada con combustóleo y carbón, altamente contaminantes. No olvidemos que Pemex reportó, en 2020, pérdidas por 480,966 millones de pesos y la CFE por 78,920 millones de pesos.
López es un Adán sin Paraíso que también quiere ser como Dios, pero termina reducido a ser un dios de caricatura… es congruente a sí mismo, siempre mentiroso y un muppet frente a los grandes héroes de México. Su 4T, paso a paso, se vuelve anticonstitucional y López jamás les igualará porque no entiende del porqué de su grandeza.
López no querrá comprender que su supuesta iniciativa de reforma constitucional sería, de origen, inconstitucional y que, de ser aprobada por la mayoría de Morena en el Congreso de la Unión, sin cambiarle una sola coma, la Suprema Corte de Justicia de la Nación le volvería a enmendar la plana y el mundo entero se burlaría de su pequeñez humana, como ya lo hizo el juez que dictó la suspensión definitiva a su mala iniciativa de ley, publicada apenas el 9 de marzo pasado.
El señor es tan pequeño como el Hitler de Tiempos Modernos de Chaplin. Es en verdad pequeño, y cada día se empequeñece más tras cada mañanera. Es tan insignificante que jamás crecerá ni en inteligencia, ni en dignidad, ni en valía.
Hoy podemos inferir que, si de él dependiera, para excarcelar a su amigo Guzmán –el otro pequeño, el otro chapo-, con gusto declararía -de madrugada- al narcotráfico y al asesinato como obras redentoras, y si algún juez de lo penal se le opusiera, amenazaría con cambiar al Código Penal federal para que esos crímenes se santificaran. Por fortuna, el Chapo se encuentra en EEUU y allá nuestro chapo presidente no tiene poder ni injerencia política ni legal… ¡sorry Chapo’s mama!
Ya no es sólo cuestión de preeminencia de los partidos de oposición en la elección federal de este año y la derrota de Morena y sus partidos satélites; estamos ante un momento de decisión puntual sobre dejarnos gobernar por un hombre con aspiraciones dictatoriales o detenerlo, sacarlo y retomar el rumbo de nuestra incipiente democracia.
A dos años de López en la presidencia de la República, los hechos recientes, me hacen recordar a Jorge Ibargüengoitia en su obra Maten al León que narra la historia del mariscal Manuel Belaunzarán que cambia la constitución de la República Constitucional de Arepa –me hace pensar en Venezuela- para seguir en el poder.
Hoy, López se atreve a amenazarnos con cambiar nuestra Constitución Política para que su plan transformador de cuarta siga adelante, y pregunto si se atrevería López a pretender cambiar nuestra Ley Suprema para que él logre los cambios por él deseados, ampliando su término de gobierno, reeligiéndose. Hoy, parece muy posible en su imaginación y de sus chairos, y peligroso en nuestra realidad, y si no, por qué Reyna Celeste Ascencio Ortega, diputada de Morena, presentó una iniciativa que pretende que no procedan los juicios de amparo en contra de los proyectos de AMLO, y quizá a su inspiradora reelección.
La elección no es por partidos sino por proyectos de nación; el de López apunta, en uno de tantos temas, hacia el combustóleo y el carbón; y el de la oposición en México, hacia las energías limpias, más eficaces y más baratas. Con López, la era de los dinosaurios alimentará a nuestros autos e industrial; yo prefiero al sol y el viento como fuentes de energía.
No sé si López insistirá en exigir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación reprender al juez Juan Pablo Gómez Fierro, titular del Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa Especializado en Competencia Económica, Radiodifusión y Telecomunicaciones, pero seguro no le hará caso pues el juez enmendó la extralimitación jurídica de López sobre el derecho fundamental a la libre concurrencia y competencia, en detrimento de los usuarios finales, es decir, del pueblo, al suministro básico de energía.
Vicente Fox, siempre ocurrente, dijo a Fidel Castro: “Cenas y te vas” para no incomodar a su amigo George Bush. Fidel Castro, como viejo lobo de mar en la política, lo grabó y quemó mundialmente. Fox se enojó por la descortesía de Fidel. Hoy, López debería irse sin hacernos más daño antes de que en verdad acabe con México. Ya abusó de su buena suerte y de nuestra desgracia de tenerlo. No se vale; esto está como su rancho, de la chingada.
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