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Beisbol

Con futuro incierto las ligas mexicanas de beisbol

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Vuelacercas, por Salvador Cosío Gaona //

Reza un conocido refrán mexicano que “dentro de los males, el menos”, y dado el contexto en que se encuentra el mundo a causa de una pandemia, es alentador que los jerarcas del Comité Olímpico Internacional (COI), y del país organizador para la edición XXXII, Japón, hubiesen llegado a un acuerdo para evitar cancelar los Juegos Olímpicos de Tokio y trasladarlos al siguiente año, una vez que se espera, hayan pasado los estragos de la crisis y entonces sí celebrar por todo lo alto la justa mundialista que de acuerdo a una reciente propuesta del comité organizador japonés, podría ponerse en marcha el 23 de julio de 2021, es decir, una fecha muy parecida a la establecida inicialmente que estaba programada para el 24 de julio pero de 2020. 

Ya anteriormente, el titular del COI, Thomas Bach, había externado su preocupación ante el riesgo latente que había de llegar a la cancelación. A través de un comunicado, hablaba del esfuerzo que se estaba haciendo para evitar la suspensión definitiva del evento, y hacía votos porque, dado el caso, únicamente se tuviese que reprogramar, aunque él esperaba que fuese este mismo año.  

El acuerdo con el primer ministro japonés Shinzo Abe, fue posponer la celebración, con todas las implicaciones que tendrá este aplazamiento, principalmente en el tema económico, toda vez que podría doblar el costo previsto.  

Pero como ya mencionaba, de los males el menos, pues no deja de ser una buena noticia para los fanáticos del beisbol que se haya descartado la cancelación, dado que como es sabido, en esta próxima edición, después de muchos años el Rey de los Deportes regresa a las olimpiadas y está previsto se desarrolle un hexagonal para el cual México tiene su boleto en mano después de haber obtenido su pase en el certamen Premier12 celebrado los días 2 al 17 de noviembre de 2019 en las sedes de China Taipéi, Corea del Sur, México y Japón, con la participación de las 12 mejores selecciones nacionales ubicadas en el ranking de la organización al finalizar el año 2018. 

Y es que, de haberse cancelado la olimpiada, habría sido un golpe terrible para los aficionados al beisbol que por muchos años hemos estado esperando ver el regreso del  deporte rey en una olimpiada y particularmente a nuestro representativo nacional en Tokio, dado que para la olimpiada de 2024 a celebrarse en Paris, otra vez el beisbol quedará fuera de las disciplinas deportivas a participar, ya que no se considera de interés para el país sede que ha optado por incluir otros deportes de su preferencia. 

Después de la suspensión, se dijo que la fecha de inauguración de la justa mundialista en Tokio se definiría en algunas semanas más, aunque según se adelantaba sería previo al verano, pero de acuerdo a una publicación del New York Times, el comité organizador japonés ha propuesto al COI el 23 de julio de 2021 para el arranque de la celebración, aún quedando por confirmar la veracidad de la información. Lo que sí se dijo con seguridad fue que los máximos dirigentes del COI tendrían una reunión de emergencia el domingo 29 de marzo para discutir el tema y habremos de estar muy atentos para conocer las decisiones que se tomen.  

CLASIFICATORIOS 

Como ya se sabe, aún quedan dos boletos para el hexagonal de béisbol que se disputará en el marco de los Juegos Olímpicos de Tokio, dado que hasta ahora son cuatro los clasificados: Japón por ser el país sede, además de Corea del Sur, México y Estados Unidos, que en ese orden consiguieron su pase para disputar las medallas olímpicas.   

Los otros dos seleccionados que entrarán al hexagonal habrán de definirse en un par de torneos clasificatorios, que por cierto, ya también fueron suspendidos temporalmente debido a la pandemia.  

La Confederación Mundial de Beisbol y Softbol (WBSC), en conjunto con el anfitrión Estados Unidos, anunció en días pasados el aplazamiento del torneo clasificatorio de las Américas para los Juegos de Tokio 2020 que estaba convocado en estos días para las urbes de Surprise y Tempe, en Arizona, pero la consulta de la WBSC y el comité organizador local con las autoridades médicas y gubernamentales determinó el aplazamiento. 

Se ha elucubrado en cuanto a que dicho evento, en el que se medirán las mejores escuadras nacionales del continente americano que buscan un lugar en el próximo hexagonal, se pueda efectuar este mismo año durante el receso de la campaña de Grandes Ligas en que se desahoga el Juego de Estrellas, toda vez que los seleccionados a competir se integran con peloteros jugando en equipos de nivel Triple y Doble A. 

En tanto que el Final Qualifier, el otro preolímpico para definir al representativo de Europa-Oceanía, originalmente programado para principios de abril, se ha pospuesto para junio próximo. Sin embargo, debe realizarse después del Clasificatorio de las Américas, de tal suerte que también habremos de estar a la espera de que se confirmen las nuevas fechas. 

LIGAS MEXICANAS  

En el béisbol nacional prevalece la incertidumbre en cuanto a lo que ocurrirá tanto con la Liga Mexicana del Pacífico LMP, el máximo circuito beisbolero profesional jugándose en otoño-invierno, como con la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) el circuito veraniego, ya que luego de la segunda reunión de dirigentes de las organizaciones de la LMP, en que se habrían analizado los posibles escenarios a presentarse en los próximos meses a causa de la pandemia provocada por el COVID-19, no hay todavía nada en concreto. 

Se ha mencionado que el presidente de la Liga veraniega, Horacio de la Vega, se ha pronunciado porque el 11 de mayo arranque la LMB y que se jueguen los 102 cotejos que contempla su calendario nominal, lo que implicaría un empalme con la LMP que tradicionalmente empieza su preparación en septiembre para iniciar hostilidades formales del calendario ordinario a inicios de octubre, sin menoscabo del cansancio extremo de los peloteros, situación que ha generado polémica y evidentemente no ha gustado a los dueños de equipos  y jerarcas de la LMP, siendo que se deja ver falta de empatía de De la Vega, justo cuando se pensaba que se habían superado las diferencias entre las dos ligas tras la salida del polémico Javier Salinas, su antecesor.   

Por otro lado, se dice que el tema económico también ha permeado en la Liga Mexicana de Béisbol de verano debido a la suspensión, de tal suerte que podría decantarse por arrancar sus juegos sin público a fin de no perder demasiadas fechas y acortar el daño de la falta de juegos y el menoscabo en el pago de patrocinios por los anunciantes. 

LA GRAN CARPA 

Por otro lado, en Grandes Ligas, que igualmente ha suspendido el inicio de la temporada 2020, hay presiones debido a que las cuestiones económicas están afectando severamente, al grado de que no se descarta la posibilidad de abrir aún jugando sin público, dada la importancia que tiene para el tema económico el asunto de televisión, así que al menos por las imágenes podrían generarse la exposición de las marcas que patrocinan los espectáculos. Otra propuesta que estaría sobre la mesa sería mover la temporada a las instalaciones y estadios de Spring Training en Arizona y Florida.

En fin, todos son daños colaterales de la pandemia por el Covid-19, y habremos de esperar que se resuelvan de la mejor manera, aunque sin duda ha sido un duro golpe para el beisbol de clase mundial, de Triple A, de Ligas Menores, Doble A y otras similares. 

E-mail: opinión.salcosga@hotmail.com

Twitter: @salvadorcosio1 

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Beisbol

La guerra de los pelotazos

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La “guerra de los pelotazos” entre Dodgers y Padres revela la urgencia de reformar las reglas de la MLB para proteger a los jugadores y preservar el espectáculo del béisbol.

El reciente enfrentamiento entre estos equipos, más allá de un simple juego, nos obliga a reflexionar: por el bien del deporte rey, esto debe parar. Los pelotazos intencionales, aunque arraigados en rivalidades históricas, son anacrónicos y peligrosos en la era moderna, con atletas multimillonarios y audiencias globales. Es hora de un béisbol más seguro, ético y responsable.

Una tradición peligrosa
Los pelotazos intencionales forman parte de la tradición del béisbol, desde rivalidades clásicas como Yankees-Medias Rojas o Dodgers-Gigantes. Sin embargo, en 2025, estas prácticas son un riesgo innecesario. Una pelota a 100 millas por hora puede causar fracturas o lesiones graves, poniendo en peligro carreras y vidas.

La MLB ha tomado medidas estrictas contra la violencia doméstica, lo cual es laudable, pero tolerar la violencia en el campo, ante miles de aficionados —incluyendo familias con niños— y millones de espectadores por TV o streaming, tiene un impacto social profundo.

Las redes sociales reflejan la polarización entre los aficionados. Algunos defienden los pelotazos como parte del “ojo por ojo” del béisbol, guiados por sus lealtades. Otros, como Federico Pérez, los condenan: “No se trata de golpear con una pelota dura que pone en riesgo fracturas. El béisbol es un deporte, no una guerra de pandillas. Deben multar equipos y suspender jugadores para evitar intimidar a bateadores golpeándolos”.

Mario Alberto Rosa Fierro añadió: “Un lanzamiento a la cara a 100 millas puede ser fatal. Que Roberts y Shildt se pongan guantes, no pelotas”. Hobannys Cabeza propuso suspender a ambos equipos por tres juegos, con derrotas contabilizadas, para dar ejemplo a los prospectos juveniles. Cándido Castro señaló: “Los Dodgers, con su inversión en Ohtani y Freeman, deben jugar limpio; sin ellos, el equipo flaquea”.

Sanciones débiles de la MLB
Las sanciones actuales de la MLB son insuficientes. La suspensión de tres juegos a Roberto Suárez y de un juego a los managers Dave Roberts y Mike Shildt no disuade futuros incidentes. Los infractores saben que estas penas no afectan significativamente al equipo. En contraste, la NBA aborda la violencia con seriedad.

En la temporada 2023-24, impuso multas de hasta un millón de dólares y suspensiones como la de Ja Morant, de ocho juegos, por llevar un arma a un partido. Jugadores como Stephen Jackson y Gilbert Arenas enfrentaron castigos de casi 50 juegos por conductas violentas. La NBA reserva el derecho de imponer sanciones adicionales si la conducta lo justifica.

La MLB debe adoptar medidas más estrictas: suspensiones de cinco juegos para lanzadores, dos para managers, revisiones tecnológicas de lanzamientos sospechosos y campañas educativas para erradicar los pelotazos. Estas acciones no solo protegerían a los jugadores, sino que reforzarían la imagen del béisbol como un deporte de habilidad, no de agresión.

Un cambio cultural necesario
El Comisionado de la MLB, que ha impulsado cambios disruptivos como reducir los tiempos de juego, debe ahora enfrentar la violencia en el campo. Shohei Ohtani, tras recibir un pelotazo, dio un ejemplo de deportividad: en lugar de escalar el conflicto, se acercó al dugout de los Padres para calmar tensiones, mostrando respeto y caballerosidad. Este gesto, desde un jugador japonés que trasciende fronteras, debería ser un modelo para la liga.

Los managers, como Shildt y Roberts, tienen una responsabilidad ética. En lugar de avivar rivalidades, deben calmar a sus jugadores y promover el respeto mutuo. Un cambio cultural en el béisbol es esencial, destacando a figuras como Ohtani, cuya conducta contrasta con la agresividad de algunos. La MLB debe fomentar una narrativa de competencia limpia, donde el talento, no la intimidación, defina el juego.

El desafío por venir
La próxima serie entre Dodgers y Padres, del 15 al 17 de agosto de 2025, será una prueba crucial. ¿Lograrán las sanciones actuales y el liderazgo de la MLB apaciguar esta rivalidad, o seguirá la “guerra de los pelotazos” opacando el espectáculo? El béisbol merece ser un deporte donde la estrategia y la destreza brillen, no la violencia.

La reflexión es clara: el deporte rey no puede seguir atrapado en tradiciones que comprometen su integridad. Es momento de que la MLB actúe con firmeza, inspire un cambio cultural y garantice que el béisbol sea un ejemplo de respeto para las nuevas generaciones. Como dijo Manuel Álvarez, admirando a Ohtani: “El mejor béisbol del mundo requiere disciplina”. Que así sea.

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Charros en ascenso: Pitcheo y racha ganadora

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

A mitad de la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), con 47 de los 90 juegos del rol regular disputados hasta el sábado 14 de junio, los Charros de Jalisco han encendido las alarmas con una racha ganadora que los reposiciona en la Zona Norte.

Tras vencer en siete de sus últimos ocho encuentros, incluyendo seis triunfos consecutivos, el equipo jalisciense muestra señales de recuperación tras un bache que amenazó con descarrilar su campaña. ¿Qué impulsa este resurgimiento y qué perspectivas tienen los Caporales en la pelea por los playoffs? Para responder, consulté a dos figuras clave: Luis Alberto González, director general, y Juan Carlos González Iñigo, asesor del equipo.

El pitcheo, que representa al menos el 70% del éxito en el béisbol, ha sido el talón de Aquiles no solo de los Charros, sino de varios equipos de la LMB. La salida del abridor estelar Bryce Conley, fichado por los Nacionales de Washington tras un arranque dominante, dejó un hueco en la rotación. “Su partida nos obligó a improvisar, aunque lo anticipábamos”, reconoce Luis Alberto González.

Los abridores iniciales, tanto mexicanos como extranjeros, no rindieron como se esperaba, forzando ajustes en el bullpen. En las últimas tres semanas, Charros reforzó su cuerpo de relevistas con incorporaciones como Henry Mejía, José Fernández y Alex Bustamante, despidiendo a pitchers como Vidal Nuño, Jonathan Aro y Esteban Haro. “Ahora tenemos un bullen más confiable, clave en una liga donde un juego puede requerir hasta diez relevistas”, subraya González.

Juan Carlos González Iñigo, por su parte, destaca el potente bateo del equipo, pero coincide en que el pitcheo es la preocupación central. “La pelota está más viva y volátil esta temporada, y la altitud de estadios como el Panamericano en Guadalajara, Aguascalientes o Querétaro amplifica los batazos”, explica.

La rotación sufrió tras la salida de Conley, y pitchers como el cubano Elian Leyva y Jeremy Rhoades fueron dados de baja por bajo rendimiento, sustituidos por Pavel Hernández y Dovydas Neverauskas. Sin embargo, los mexicanos Eduardo Vera, Luis Payán y el puertorriqueño Dereck Rodríguez han mostrado mayor adaptación a las condiciones del Panamericano. “Los pitchers mexicanos se adecúan mejor por su experiencia en estas alturas”, afirma González Iñigo, citando al ex ganador del Cy Young norteamericano Trevor Bauer como ejemplo de versatilidad e inteligencia, una cualidad escasa pero vital.

La esperanza también recae en el regreso de Luis Iván Rodríguez, esperado tras el Juego de Estrellas en julio, para fortalecer la rotación junto a Vera y Payán. “Con un cuerpo de diez relevistas sólidos y abridores consistentes, somos más competitivos”, asegura Luis Alberto González. Esta reestructuración llega en un momento crucial, pues la LMB es una liga impredecible donde las rachas no garantizan el éxito en playoffs.

Hace apenas unas semanas, los Charros parecían hundirse luego de tres series perdedoras, pero su reciente racha los coloca a 4.5 juegos del líder en la Zona Norte, donde Tecolotes, Algodoneros, Sultanes, Toros y Acereros libran una cerrada batalla por la supremacía, con solo 3.5 juegos de diferencia entre el primero y el cuarto.

La clave para los Charros será mantener la consistencia en el montículo y capitalizar su bateo explosivo, que ha sido un pilar en esta campaña. Los ajustes a mitad de temporada, aunque arriesgados, parecen rendir frutos, posicionando al equipo no solo para asegurar un boleto a los playoffs, sino para competir de tú a tú con potencias como Sultanes, Toros o Acereros, que combinan experiencia y profundidad en sus rosters.

Si el bullpen sigue consolidándose y los abridores mexicanos mantienen su nivel, los Caporales podrían escalar hasta la cima de la Zona Norte antes del cierre del rol regular. Por ahora, la racha ganadora en el Panamericano, frente a rivales como Leones de Yucatán, es una señal alentadora de que los Charros están encontrando su ritmo justo a tiempo.

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La hazaña para la historia de Ronnie Camacho: 27 jonrones hace 62 años en la Liga del Pacífico

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

El sol se alzaba implacable sobre Empalme, Sonora, aquel febrero de 1963, tiñendo de dorado las calles polvorientas que conducían al estadio de los Rieleros. Ronaldo “Ronnie” Camacho, el “roperón de Empalme”, caminaba hacia el diamante con el peso de su pueblo sobre los hombros.

En su mirada se mezclaban la determinación y el nerviosismo: sabía que la penúltima serie del rol regular en la Liga Mexicana del Pacífico sería su prueba de fuego.

Los Naranjeros de Hermosillo, líderes de la liga, llegaban a retarlo, y con ellos, dos titanes del bateo, Héctor Espino, el “Supermán de Chihuahua”, y Saúl Villegas. Ronnie cargaba 24 jonrones; Espino y Villegas, empatados con 23, acechaban su corona. El aire vibraba con la expectativa de 15 mil fanáticos que abarrotaban las gradas, ansiosos por presenciar una batalla que pasaría a la historia.

Desde el primer juego, el estadio se convirtió en un caldero de emociones. Ronnie, con su bat al hombro, sentía cada mirada mientras se paraba en la caja de bateo. El pitcher de los Naranjeros lanzó una recta alta, y el sonido del impacto resonó como un trueno: jonrón 25. La multitud estalló en un rugido que hizo temblar las gradas de madera.

Al día siguiente, en el segundo juego, otro cuadrangular surcó el cielo, el 26, y la afición ya soñaba con la gloria. Pero fue en el cuarto y último juego de la serie cuando Ronnie selló su leyenda. Con un swing poderoso, la bola voló más allá de las bardas, marcando su jonrón 27. El récord estaba hecho, y Empalme se rindió a sus pies. Ese récord, implantado hace 61 años, sigue intacto, solo igualado por Bob Darwin en 1971-1972 con Hermosillo.

El sonido que nunca se olvida

Días atrás, sentado frente a mí en una tarde cálida de junio de 2025, le pregunté a Ronnie cuál de esos jonrones había gozado más. Sus ojos, cargados de nostalgia, se iluminaron mientras respondía: “Nada es más hermoso que escuchar el sonido del impacto del bat con la bola y verla viajar arriba de las bardas”. Su voz temblaba al recordar aquel invierno del 63, cuando en su tierra natal, con los Rieleros, superó a Espino y Villegas para conquistar la corona de jonrones. “Fue una emoción inmensa”, añadió, “sentir que no le fallé a mi gente”.

Ronnie, junto a Espino, fue uno de los bateadores más temidos de México, un bombardero que acumuló 457 jonrones en su carrera: 317 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y 140 en la del Pacífico, un poder que aún resuena en la memoria colectiva.

Una vida dedicada al diamante

Ronnie Camacho nació el 26 de octubre de 1935 en Empalme, un pueblo ferroviario de Sonora donde el béisbol era más que un deporte: era un rito. A los 17 años, en 1953, debutó con Fresno en la Liga de California, sucursal de los Cardenales de San Luis, siendo el más joven del equipo. En 1958, ya con los Rieleros, ganó la triple corona de bateo en la Liga Invernal de Sonora, preludio de lo que sería su gloriosa carrera.

Durante más de 20 años y 2,200 juegos, Ronnie brilló en México y Estados Unidos, jugando para equipos como Águilas de Mexicali, Tecolotes de Nuevo Laredo y Pericos de Puebla, hasta su retiro en 1975 con Aguascalientes. En 1983, su nombre ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México, un reconocimiento a su legado inmortal.

Un homenaje que une pasiones

El eco de sus hazañas llegó hasta Guadalajara, donde tuve el privilegio de rendirle homenaje en el Palacio Municipal, durante el último año de la administración de Enrique Alfaro, con Enrique Ibarra como alcalde interino.

Como relató Diego Morales Heredia en Conciencia Pública, destaqué a Ronnie como un ícono mexicano, un ejemplo de profesionalismo y entrega que inspira a la juventud. “Cuando hay talento, pasión y vocación, se puede lograr”, dije, emocionado, mientras recordaba mis inicios en el periodismo, nacidos de mi amor por el béisbol.

Rodeado de la peña beisbolera más apasionada del occidente, con 150 miembros, celebramos a este sonorense que encarna la grandeza del rey de los deportes. Su récord de 27 jonrones en la Liga del Pacífico, y los 39 en la LMB, lo convierten en el protagonista de las mayores proezas cuadrangulares del béisbol mexicano, un legado que sigue motivando a generaciones.

Un faro para los nuevos peloteros

Ronnie Camacho no es solo un nombre en los libros de récords; es un faro para las nuevas generaciones de peloteros que sueñan con el éxito. Su historia enseña que el talento, forjado con disciplina y amor por el juego, puede romper barreras y conquistar hazañas eternas.

En cada swing de un joven bateador, en cada grito de la afición, resuena el eco de aquellos 27 jonrones de 1963, un recordatorio de que, con pasión y entrega, el diamante siempre recompensa a quienes lo honran. Ronnie, el “roperón de Empalme”, sigue siendo la chispa que inspira a los futuros campeones del béisbol mexicano.

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