MUNDO
COVID-2019 exhibe negligencia geo-gubernamental: ¿Será la pandemia del Siglo XXI?
Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
En general el término epidemia se refiere al muy acelerado incremento de contagios y enfermos de cualquier padecimiento y se intenta aislar a la población enferma para evitar más contagios. Mientras que la pandemia se refiere a la amplia propagación territorial de una enfermedad en la que los puntos de origen y contagio ya no son rastreables.
En las pandemias reconocemos que los contagios se darán a nivel mundial y se intenta mitigar sus efectos cancelando eventos o concentraciones en cines, escuelas etc., esto con el fin de evitar que el número de enfermos sature los servicios médicos de un país o del mundo. La OMS deberá declarar al COVID19 como la pandemia del 2020.
El impacto de las palabras puede ser tal que usar una u otra afecte negativamente la capacidad de reacción de autoridades de los países que podrían ser abrumados por el miedo popular que llevaría a saturar los sistemas de salud con personas sanas que evitarían la atención de otras verdaderamente enfermas.
LA PANDEMIA POLÍTICA
A pesar del costo político para el entonces gobierno mexicano, en el 2009 se decidió cerrar cines, escuelas, eventos sociales y hasta campañas políticas de todos los partidos nacionales que en ese momento iniciaban las contiendas para renovar la Cámara de Diputados. Lo dije antes y lo repito ahora, fue una medida que a muchos nos molestó pero logró controlar un contagio mayor que podría haber sido de consecuencias nefastas, especialmente económicas, esto a pesar de que el PIB bajó de manera importante (-6%). Recordemos que el brote de la AH1N1 fue declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud. En ese entonces en México el partido en el poder –PAN- pagó el precio de paralizar la economía y seguro eso ayudó, al menos un poco, a que el PRI-Verde, ganase el control de la Cámara de Diputados y luego la presidencia de la república.
En el 2020, China, Corea y Japón tomaron medidas drásticas para controlar la epidemia. Me llama la atención que EUA, Israel e Irán no hayan modificado sus procesos electorales, ni siquiera evitado hacer eventos de campaña. Sus gobernantes y distintos partidos políticos no quisieron compartir el costo de una crisis económica, política o social que provocaría tomar dicha decisión.
Aunque China ejecutó decisiones drásticas, estas fueron tomadas con más de un mes de demora, lo que ocasionó que su virus –sí, su virus- se saliera de control e invadiese al resto del mundo. Las medidas drásticas pero tardías en China, pueden ser tomadas porque los ciudadanos no tienen capacidad de enfrentar al gobierno autoritario que mal que bien está controlando el problema.
EUA tomó medidas muy fuertes al inicio de la epidemia, cerrando las fronteras a cualquier ciudadano extranjero que hubiese estado en China durante diciembre del 2019 y enero del 2020; todo esto pasaba mientras el congreso de ese país enjuiciaba al Presidente Trump, pero al salir victorioso de su juicio y al creer que el contagió en China había sido controlado, le tembló la mano y no aplicó la misma medida para los turistas que habían visitado Corea, Japón y especialmente Italia, que tristemente se ha convertido en el “centro de distribución” más eficiente del COVID19.
Italia cerró eventos y centros de reunión únicamente en el norte del país, pero desde Florencia hacia el sur, museos y otros centros de reunión turística están abiertos al público, por lo que de ahí se sigue exportando –el virus- al resto del mundo. Incluso el Vaticano fue tardío y hasta el viernes pasado decidió cancelar eventos, cuando se confirmó que había dentro de sus instalaciones cuando menos un sacerdote infectado. La economía de Italia es sensible y seguro su gobierno no quiso arriesgar caer en una crisis económica aun mayor a la que ya estaban padeciendo antes de esta epidemia.
México ha tomado algunas medidas pero tampoco ha querido profundizar en las mismas tratando de evitar el pánico o la crítica ciudadana, en especial porque la economía nacional no está como para otra crisis, cabe señalar que en 1918 EUA menospreció los efectos de “La gripe española”, estupidez que ocasionó que más de 600 mil soldados muriesen por dicha infección.
MÁS NEGLIGENCIA GLOBAL
Es evidente la negligencia de los políticos del mundo y de todos los partidos que se dedican a promoverse y a atacar a sus contrincantes, pero que poco se aplican a trabajar. Ejemplo de esto son Alemania y EUA que a más de 60 días del brote aún no cuentan con el equipo suficiente para atender a los que han presentado síntomas o a los que pudiesen enfermar. Son los países más ricos y avanzados y no fueron capaces de prevenir los materiales necesarios para dar tranquilidad a sus ciudadanos, esa es la razón por la que hay pánico, por la falta de liderazgo de todos. De qué sirvió que hace dos meses supiesen que era una nueva epidemia si los gobiernos poco hicieron para acopiar los utensilios necesarios y apenas ahora reúnen a empresarios y científicos en búsqueda de suministros y medicamentos.
FONDO MUNDIAL PARA LAS PANDEMIAS
Hace apenas 3 años – verano del 2017- el entonces director del Banco Mundial, Mr. Yong Kim, decía que con la creación del “Bono para atención de pandemias”, el mundo “se alejaba del ciclo de pánico y negligencia que tanto ha caracterizado al manejo de las pandemias”. El fondo tiene $500 millones de dólares a favor de países pobres en caso de que la Organización Mundial de la Salud declarase a una enfermedad como “pandemia”. Creo que los centros turísticos y financieros de México deberían empezar a buscar las declaratorias de emergencia para evitar que los contagios –que seguramente habrá- salgan de control como sucedió en Irán e Italia.
CHINA DUEÑO DEL COMERCIO Y LA SALUD MUNDIAL
China está reabriendo su cadena de suministro pero no se sabe si el mundo estará abierto al consumo de mercancías generales, lo que sí es seguro es que los artículos médicos serán un gran negocio para satisfacer las demandas causadas por el pánico.
De China vienen más del 95% de los insumos para la elaboración de medicamentos o de utensilios para su uso o aplicación, así es, las epidemias son un buen negocio si usted está en el lado correcto de la enfermedad incluso del miedo.
China anunció que ya tiene la vacuna de su propia enfermedad, lo mismo sucede en EUA y en otros países pero la ventaja de China es que podrá adelantar su salida al mercado ya que no necesita preocuparse de los pasos que en América y Europa deben seguir las empresas farmacéuticas, por lo que muy pronto a China habremos de pagar por la cura del COVID19. Como quien dice “ el remedio y el trapito”.
En la era de la globalización, cada vez con más frecuencia surgen enfermedades que amenazan con llegar a todos los rincones del mundo; aun así, los gobiernos no producen prácticamente nada de lo que su población necesita. Incluso en caso de una simple infección, debemos recordar que China produce casi la totalidad de los antibióticos del mundo y si es necesario usará el poder del abasto para negociar con otras naciones como lo dijo en el 2018 uno de los dirigentes del Partido Comunista de dicho país. Por cierto, China sabía y ocultó la información sobre este virus cuando menos desde noviembre del 2020.
¿Quién pagará por los gastos de los exámenes médicos? Los gobiernos de todo el mundo deberían de inmediato, usar los fondos económicos que se destinan para la atención de desastres naturales e implementar medidas preventivas, en especial para asegurar que la gente no tenga que escoger entre pagar el examen médico para detectar el COVID19 o pagar la comida del día a día; eso ayudaría reducir los contagios.
LAS CONFERENCIAS Y EVENTOS CANCELADOS
De Asia a América se han cancelado conferencias de todo tipo, a la fecha se calculan pérdidas por más de $28 mil millones de dólares. ¿Cómo se disminuirá el impacto económico por salarios caídos a miles de personas que viven a la quincena?
Japón está aplicando medidas sanitarias extremas para evitar la cancelación de los Juegos Olímpicos de “TOKIO 2020”, lo que le ocasionaría un gran daño económico y político.
PRECAUCIÓN VS PÁNICO
El pánico no sólo viene del miedo a la enfermedad, también es causado por la falta de confianza en los gobiernos.
Los ciudadanos debemos cuidarnos a nosotros mismos previniendo contagios, tratando de no arriesgar a las personas mayores o con otras enfermedades, ya que ellos son más vulnerables. Es muy importante no entrar en pánico, porque si el COVID19 no nos afecta, una crisis económico-social sí lo hará como ya lo está haciendo la caída del peso vs dólar.
“JUVENTUD DIVINO TESORO”
Ya sea por los datos estadísticos del COVID19 o por que los jóvenes son más arriesgados, pero encuestas de los países desarrollados indican que más del 85% de los adultos menores a 35 años están poco o nada preocupados por esta nueva enfermedad, indicando también que prefieren seguir trabajando con algunas precauciones en lugar de alterar su “estilo de vida” por el posible contagio. El problema es que esos jóvenes visitan a sus parientes mayores y los contagian como parece haber sido el caso de las 9 víctimas de la casa para ancianos en el Estado de Washington USA, quienes fallecieron casi al mismo tiempo por un visitante que llevó el virus a dicho edificio.
NADIE SABE, NADIE SUPO…
Pena ajena debería de dar a EUA y la UE que tienen costosos y supuestamente eficientes Servicios de inteligencia epidemiológica, militar, policiaca, política y cibernética, pero que aún no logran dar con el origen del famoso COVID19; esto pone en evidencia la falta de capacidad de dichos sistemas en detectar amenazas –incluso médicas-. poco o nada sirve que tengas los recursos técnicos y económicos sino los usas o no los sabes usar.
Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona.
Dios nos Bendiga y Oriente, que es lo mejor que uno puede desear
MUNDO
El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?
Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //
La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.
Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.
Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.
En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.
El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.
La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.
El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.
E-mail: samcg2002@gmail.com
MUNDO
Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.
Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.
Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.
Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.
El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.
La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.
En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.
Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.
Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.
Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.
Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.
Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.
MUNDO
En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.
La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.
LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN
La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.
Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.
El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.
DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA
El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.
La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.
En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.
FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN
La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.
Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.
La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.
RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.
Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.
El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.
El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.
EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.
El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.
En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.
El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.
Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.
Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.
El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.
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