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MUNDO

COVID-2019 exhibe negligencia geo-gubernamental: ¿Será la pandemia del Siglo XXI?

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

En general el término epidemia se refiere al muy acelerado incremento de contagios y enfermos de cualquier padecimiento y se intenta aislar a la población enferma para evitar más contagios. Mientras que la pandemia se refiere a la amplia propagación territorial de una enfermedad en la que los puntos de origen y contagio ya no son rastreables.

En las pandemias reconocemos que los contagios se darán a nivel mundial y se intenta mitigar sus efectos cancelando eventos o concentraciones en cines, escuelas etc., esto con el fin de evitar que el número de enfermos sature los servicios médicos de un país o del mundo. La OMS deberá declarar al COVID19 como la pandemia del 2020.

El impacto de las palabras puede ser tal que usar una u otra afecte negativamente la capacidad de reacción de autoridades de los países que podrían ser abrumados por el miedo popular que llevaría a saturar los sistemas de salud con personas sanas que evitarían la atención de otras verdaderamente enfermas.

LA PANDEMIA POLÍTICA

A pesar del costo político para el entonces gobierno mexicano, en el 2009 se decidió cerrar cines, escuelas, eventos sociales y hasta campañas políticas de todos los partidos nacionales que en ese momento iniciaban las contiendas para renovar la Cámara de Diputados. Lo dije antes y lo repito ahora, fue una medida que a muchos nos molestó pero logró controlar un contagio mayor que podría haber sido de consecuencias nefastas, especialmente económicas, esto a pesar de que el PIB bajó de manera importante (-6%). Recordemos que el brote de la AH1N1 fue declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud. En ese entonces en México el partido en el poder –PAN- pagó el precio de paralizar la economía y seguro eso ayudó, al menos un poco, a que el PRI-Verde, ganase el control de la Cámara de Diputados y luego la presidencia de la república.

En el 2020, China, Corea y Japón tomaron medidas drásticas para controlar la epidemia. Me llama la atención que EUA, Israel e Irán no hayan modificado sus procesos electorales, ni siquiera evitado hacer eventos de campaña. Sus gobernantes y distintos partidos políticos no quisieron compartir el costo de una crisis económica, política o social que provocaría tomar dicha decisión.

Aunque China ejecutó decisiones drásticas, estas fueron tomadas con más de un mes de demora, lo que ocasionó que su virus –sí, su virus- se saliera de control e invadiese al resto del mundo. Las medidas drásticas pero tardías en China, pueden ser tomadas porque los ciudadanos no tienen capacidad de enfrentar al gobierno autoritario que mal que bien está controlando el problema.

EUA tomó medidas muy fuertes al inicio de la epidemia, cerrando las fronteras a cualquier ciudadano extranjero que hubiese estado en China durante diciembre del 2019 y enero del 2020; todo esto pasaba mientras el congreso de ese país enjuiciaba al Presidente Trump, pero al salir victorioso de su juicio y al creer que el contagió en China había sido controlado, le tembló la mano y no aplicó la misma medida para los turistas que habían visitado Corea, Japón y especialmente Italia, que tristemente se ha convertido en el “centro de distribución” más eficiente del COVID19.

Italia cerró eventos y centros de reunión únicamente en el norte del país, pero desde Florencia hacia el sur, museos y otros centros de reunión turística están abiertos al público, por lo que de ahí se sigue exportando –el virus- al resto del mundo. Incluso el Vaticano fue tardío y hasta el viernes pasado decidió cancelar eventos, cuando se confirmó que había dentro de sus instalaciones cuando menos un sacerdote infectado. La economía de Italia es sensible y seguro su gobierno no quiso arriesgar caer en una crisis económica aun mayor a la que ya estaban padeciendo antes de esta epidemia.

México ha tomado algunas medidas pero tampoco ha querido profundizar en las mismas tratando de evitar el pánico o la crítica ciudadana, en especial porque la economía nacional no está como para otra crisis, cabe señalar que en 1918 EUA menospreció los efectos de “La gripe española”, estupidez que ocasionó que más de 600 mil soldados muriesen por dicha infección.

MÁS NEGLIGENCIA GLOBAL

Es evidente la negligencia de los políticos del mundo y de todos los partidos que se dedican a promoverse y a atacar a sus contrincantes, pero que poco se aplican a trabajar. Ejemplo de esto son Alemania y EUA que a más de 60 días del brote aún no cuentan con el equipo suficiente para atender a los que han presentado síntomas o a los que pudiesen enfermar. Son los países más ricos y avanzados y no fueron capaces de prevenir los materiales necesarios para dar tranquilidad a sus ciudadanos, esa es la razón por la que hay pánico, por la falta de liderazgo de todos. De qué sirvió que hace dos meses supiesen que era una nueva epidemia si los gobiernos poco hicieron para acopiar los utensilios necesarios y apenas ahora reúnen a empresarios y científicos en búsqueda de suministros y medicamentos.

FONDO MUNDIAL PARA LAS PANDEMIAS

Hace apenas 3 años – verano del 2017- el entonces director del Banco Mundial, Mr. Yong Kim, decía que con la creación del “Bono para atención de pandemias”, el mundo “se alejaba del ciclo de pánico y negligencia que tanto ha caracterizado al manejo de las pandemias”. El fondo tiene $500 millones de dólares a favor de países pobres en caso de que la Organización Mundial de la Salud declarase a una enfermedad como “pandemia”. Creo que los centros turísticos y financieros de México deberían empezar a buscar las declaratorias de emergencia para evitar que los contagios –que seguramente habrá- salgan de control como sucedió en Irán e Italia.

CHINA DUEÑO DEL COMERCIO Y LA SALUD MUNDIAL

China está reabriendo su cadena de suministro pero no se sabe si el mundo estará abierto al consumo de mercancías generales, lo que sí es seguro es que los artículos médicos serán un gran negocio para satisfacer las demandas causadas por el pánico.

De China vienen más del 95% de los insumos para la elaboración de medicamentos o de utensilios para su uso o aplicación, así es, las epidemias son un buen negocio si usted está en el lado correcto de la enfermedad incluso del miedo.

China anunció que ya tiene la vacuna de su propia enfermedad, lo mismo sucede en EUA y en otros países pero la ventaja de China es que podrá adelantar su salida al mercado ya que no necesita preocuparse de los pasos que en América y Europa deben seguir las empresas farmacéuticas, por lo que muy pronto a China habremos de pagar por la cura del COVID19. Como quien dice “ el remedio y el trapito”.

En la era de la globalización, cada vez con más frecuencia surgen enfermedades que amenazan con llegar a todos los rincones del mundo; aun así, los gobiernos no producen prácticamente nada de lo que su población necesita. Incluso en caso de una simple infección, debemos recordar que China produce casi la totalidad de los antibióticos del mundo y si es necesario usará el poder del abasto para negociar con otras naciones como lo dijo en el 2018 uno de los dirigentes del Partido Comunista de dicho país. Por cierto, China sabía y ocultó la información sobre este virus cuando menos desde noviembre del 2020.

¿Quién pagará por los gastos de los exámenes médicos? Los gobiernos de todo el mundo deberían de inmediato, usar los fondos económicos que se destinan para la atención de desastres naturales e implementar medidas preventivas, en especial para asegurar que la gente no tenga que escoger entre pagar el examen médico para detectar el COVID19 o pagar la comida del día a día; eso ayudaría reducir los contagios.

LAS CONFERENCIAS Y EVENTOS CANCELADOS

De Asia a América se han cancelado conferencias de todo tipo, a la fecha se calculan pérdidas por más de $28 mil millones de dólares. ¿Cómo se disminuirá el impacto económico por salarios caídos a miles de personas que viven a la quincena?

Japón está aplicando medidas sanitarias extremas para evitar la cancelación de los Juegos Olímpicos de “TOKIO 2020”, lo que le ocasionaría un gran daño económico y político.

PRECAUCIÓN VS PÁNICO

El pánico no sólo viene del miedo a la enfermedad, también es causado por la falta de confianza en los gobiernos.

Los ciudadanos debemos cuidarnos a nosotros mismos previniendo contagios, tratando de no arriesgar a las personas mayores o con otras enfermedades, ya que ellos son más vulnerables. Es muy importante no entrar en pánico, porque si el COVID19 no nos afecta, una crisis económico-social sí lo hará como ya lo está haciendo la caída del peso vs dólar.

JUVENTUD DIVINO TESORO”

Ya sea por los datos estadísticos del COVID19 o por que los jóvenes son más arriesgados, pero encuestas de los países desarrollados indican que más del 85% de los adultos menores a 35 años están poco o nada preocupados por esta nueva enfermedad, indicando también que prefieren seguir trabajando con algunas precauciones en lugar de alterar su “estilo de vida” por el posible contagio. El problema es que esos jóvenes visitan a sus parientes mayores y los contagian como parece haber sido el caso de las 9 víctimas de la casa para ancianos en el Estado de Washington USA, quienes fallecieron casi al mismo tiempo por un visitante que llevó el virus a dicho edificio.

NADIE SABE, NADIE SUPO…

Pena ajena debería de dar a EUA y la UE que tienen costosos y supuestamente eficientes Servicios de inteligencia epidemiológica, militar, policiaca, política y cibernética, pero que aún no logran dar con el origen del famoso COVID19; esto pone en evidencia la falta de capacidad de dichos sistemas en detectar amenazas –incluso médicas-. poco o nada sirve que tengas los recursos técnicos y económicos sino los usas o no los sabes usar.

Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona. 

Dios nos Bendiga y Oriente, que es lo mejor que uno puede desear

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

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Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

LAS CINCO PRINCIPALES:

Los retos de Mirza Flores como líder de MC: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco

95 aniversario del natalicio de Porfirio Cortés Silva: Deja legado de política, amistad y generosidad

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MUNDO

La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

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– Actualidad, por Alberto Gómez R.

(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.

Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.

El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.

En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.

Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.

Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.

LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL

Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).

Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.

El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.

Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).

El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.

El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.

ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA

Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.

Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.

La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.

Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).

Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.

EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO

La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.

El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.

El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».

La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.

Continuará…

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MUNDO

Inteligencia artificial: La arquitectura del nuevo orden mundial

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– Análisis, por Victor Hugo Celaya Celaya

El mapa del poder mundial se ha reorganizado. Hoy, la influencia no se mide únicamente en arsenales o acuerdos comerciales, sino en algoritmos y capacidad de procesamiento.

Nos enfrentamos a un nuevo tablero geopolítico y geoeconómico definido por tres grandes polos de poder: Estados Unidos, con su enfoque en el desarrollo tecnológico, las finanzas y la seguridad; China, que ha apostado por la manufactura avanzada, la innovación y la inversión masiva en infraestructura; y Rusia, que basa su estrategia en el control de energía, minerales estratégicos y su poder militar.

Esta reconfiguración global plantea preguntas cruciales para el resto del mundo. ¿Cómo coexistir con estos bloques? ¿Cómo aprovechar las corrientes de innovación que emanan de ellos sin sacrificar nuestra soberanía? Y, sobre todo, ¿cómo podemos acompasar nuestras políticas públicas y nuestros esfuerzos nacionales para no quedarnos atrás en esta nueva era de equilibrios de poder?

La visión de una «aldea global» que definimos en los años noventa, unida por la apertura del comercio, ha dado paso a una realidad más compleja. La interconexión actual se teje con redes de inteligencia artificial (IA), investigación científica y ecosistemas digitales.

Aunque las tensiones militares persisten, el verdadero campo de batalla se ha trasladado a la biotecnología, la robótica y, de manera central, a la inteligencia artificial. Esta revolución ya impacta nuestra vida diaria, transformando la educación, la salud, el trabajo y la seguridad. Ninguna sociedad puede sustraerse a ella.

LA CARRERA POR EL FUTURO: ESTRATEGIAS EN COMPETICIÓN

Cada una de las grandes potencias ha trazado una ruta clara para liderar esta era tecnológica, obligando al resto de los países a replantear la cooperación y la competencia.

Estados Unidos ha optado por un modelo que prioriza la innovación impulsada por su dinámico sector privado. En 2023, la inversión privada en IA en este país alcanzó los $67.2 mil millones, una cifra superior a la suma de los siguientes 14 países.

El gobierno actúa como un catalizador estratégico, como lo demuestra la Orden Ejecutiva 14110 para el desarrollo seguro y confiable de la IA, o la Ley CHIPS y de Ciencia, que destina más de $52 mil millones a revitalizar la fabricación de semiconductores, el hardware fundamental sobre el que corre toda la inteligencia artificial.

Esta estrategia se materializa en proyectos monumentales como ‘Stargate’, el centro de datos de $100 mil millones de Microsoft y OpenAI, o la Alpha School en Virginia, que ya personaliza el aprendizaje con IA.

China avanza con un enfoque centralizado y dirigido por el Estado, con la meta clara de alcanzar el liderazgo mundial en IA para 2030. A través de iniciativas como «AI+», integra soluciones de IA en sectores clave. El resultado es un ecosistema robusto: se estima que el valor de la industria de IA en China superará los $220 mil millones para 2026.

Este esfuerzo se refleja en su dominio de la propiedad intelectual, acumulando casi la mitad de todas las solicitudes de patentes de IA en el mundo. Gigantes tecnológicos como Baidu, Alibaba y Tencent no son solo empresas, sino instrumentos de la estrategia nacional para establecer estándares globales.

Rusia, por su parte, enfoca su estrategia de IA en la soberanía digital y la seguridad nacional. A través del proyecto nacional “Economía de Datos”, que se extenderá hasta 2030, busca reducir su dependencia de la tecnología extranjera e integrar la IA en sectores gubernamentales clave.

Más que competir en el mercado de consumo global, su prioridad es aplicar la IA para la optimización de sus industrias estratégicas (energía, defensa) y la administración pública. Su marco regulatorio es estricto y busca asegurar un uso responsable de la tecnología, priorizando el control estatal y el desarrollo de talento local a través de iniciativas educativas supervisadas.

La Unión Europea ha decidido jugar un papel distinto, posicionándose como el gran regulador global. Su enfoque no es competir en una carrera de velocidad, sino establecer las reglas del juego. Con su Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aprobada en 2024, introduce el primer marco legal integral para la IA, basado en niveles de riesgo. Este prohíbe aplicaciones consideradas inaceptables (como el «social scoring» estatal) y regula estrictamente los sistemas de alto riesgo.

Este poder normativo se complementa con fuertes inversiones a través de programas como Horizonte Europa y Europa Digital, que movilizan miles de millones de euros para construir una infraestructura de datos soberana bajo iniciativas como GAIA-X y apoyar a un ecosistema de IA «confiable y centrado en el ser humano».

EL DESPERTAR DE AMÉRICA LATINA: PRIMEROS PASOS

Frente a estas estrategias consolidadas, América Latina no es un simple espectador; la región ha comenzado a mover sus propias piezas. Aunque de manera desigual y con retos importantes, están surgiendo iniciativas notables.

En México, la coalición multisectorial IA2030MX ha impulsado una agenda para el desarrollo de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Polos de innovación como Monterrey y Guadalajara concentran talento y startups, mientras que universidades como la UNAM y el Tec de Monterrey lideran la investigación.

Otros países también marcan el paso. Chile fue pionero en la región al lanzar su Política Nacional de Inteligencia Artificial en 2021, centrada en el desarrollo de talento, la ética y la adopción de IA en la industria. Brasil cuenta con una robusta red de centros de investigación en IA y debate activamente un marco legal propio. Por su parte, Colombia ha establecido un marco ético para la IA en el sector público y promueve proyectos de datos abiertos para fomentar la innovación. Estos esfuerzos, aunque incipientes, demuestran una conciencia creciente sobre la urgencia de participar activamente en esta revolución.

DE ESPECTADORES A PROTAGONISTAS

Ante este escenario, la pregunta para nuestros países es ineludible: ¿nos conformaremos con estos primeros pasos o aceleraremos el ritmo para jugar un rol protagónico? Si queremos dejar de ser simples compradores de tecnología para convertirnos en creadores, necesitamos una hoja de ruta clara y acciones inmediatas.

La interconexión de hoy, definida por algoritmos, nos obliga a innovar. Para ello, es fundamental avanzar en tres áreas estratégicas:

  1. Formar talento e invertir en educación digital. Esto debe empezar desde la educación primaria y extenderse hasta los posgrados.
  2. Crear alianzas estratégicas entre universidades, gobierno y empresas. Los esfuerzos aislados son insuficientes.
  3. Diseñar políticas públicas con visión de futuro. Debemos impulsar el uso integral de la IA y desarrollar un marco ético sólido que garantice la equidad y la protección de datos.

Esto implica fomentar centros de inteligencia artificial que apoyen a startups y consoliden proyectos de investigación propios, aprendiendo de las experiencias globales. La tecnología no debe ser vista como algo «importado» o lejano, sino como un campo fértil donde podemos liderar.

Nos encontramos en un punto de inflexión histórico. La inteligencia artificial está redefiniendo las reglas del desarrollo económico y social a una velocidad sin precedentes. No podemos permitirnos el lujo de la duda o la postergación. La tarea es clara: debemos alinear nuestros recursos, talentos y voluntades para integrarnos de manera soberana y estratégica a esta nueva era. Lo que hagamos, o dejemos de hacer, durante esta década determinará las oportunidades de las próximas generaciones.

 

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