OPINIÓN
¿Cuántas violencias toleramos?
Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
Jalisco ha sido en los últimos cuatro años de administración gubernamental del partido Movimiento Ciudadano, una entidad sumamente violenta e insegura, incluso el trato y respuestas que tiene el ejecutivo estatal a la ciudadanía la mayor parte de las veces es absurdamente autoritaria, es una cuestionable forma de comunicarse y de socialización de asuntos gubernamentales con los gobernados, todos sabemos que tenemos una administración pública estatal, con evidentes defectos de aceptación a las críticas, exigencias y a las luchas por el respeto a los derechos de las personas, es un tema delicado, pero indiscutiblemente cierto que sin duda estamos normalizando con el paso de esta administración pública.
El ejecutivo en Jalisco, arrastra una suma de situaciones y actuaciones en las que la empatía y la respuesta lógica a su papel fundamental de absoluto y estricto respeto a los derechos civiles y humanos ha permanecido en modo desacertado. Recordemos que los ciudadanos sin distinción alguna somos portadores de derechos humanos universales, derechos fundamentales comprendidos en las leyes estatales, nacionales e internacionales y que el papel del Estado es la promoción, vigilancia y respeto a dichos derechos, bajo mecanismos lógicos de razonamiento humano y social, cuando eso falla la sociedad se encuentra subsistiendo violentada, culpabilizada, minimizada e insegura.
En Jalisco, existe represión a las diversas formas de expresión y opinión de la sociedad, no es una activad segura ejercer derechos, opinar o cuestionar el papel del gobierno actual, recordemos que la libre expresión y el derecho a la información, son derechos humanos de las personas y se debe gozar de su garantía, en especial de aquellos a los que otorgamos la confianza de gobernar mediante el voto para atender y responder la administración gubernamental; sin embargo, son muchos los sectores sociales y los grupos vulnerables que se han enfrentado a la reprimenda y a la indiferencia del ejecutivo del Estado a cargo de Enrique Alfaro Ramírez, desde marchas y protestas hasta señalamientos directos son desestimados e ignorados, después culpabilizados y finalmente minimizados, agraviando a luchadores sociales, defensores civiles, ciudadanía, prensa y medios de comunicación.
El derecho a la vida y a vivirla libre de violencia, es un tema que Jalisco tiene pendiente con la ciudadanía, ambas garantías que deben gestionar los gobiernos y autoridades de todos los niveles a través de su administración, en realidad no podemos gozarlas como ejemplo, las violencias de género en todas sus diversas vertientes, causan socialmente escenarios tan graves como la violencia contra las mujeres, adolescentes y niñas en el hogar, la escuela, la vía pública o la fuente de trabajo y las estadísticas no mienten cuando reflejan el momento de la consecuencia y revelan el índice de feminicidio en Jalisco, es un crimen de odio y desprecio al género, intolerable en una sociedad.
En este sentido, son constantes violencias sociales que vivimos tolerando ya sea en entornos públicos, laborales o escolares, además de incorporar el trato gubernamental inmerso en la ineficiencia e incapacidad de comprender el concepto de empatía, servicio público y respeto a una vida libre de violencia, por lo que contamos con grandes deficiencias que provienen sin duda de la falta de políticas públicas razonables y de sensibilización de los derechos humanos en nuestra clase política, las cuales se advierten sin mucha ciencia en la débil estructura del enfoque a la prevención, la sensibilización del concepto de violencia y sus tipos, así como a la ausencia de una cultura denunciante que en conjunto producen más violencia y re victimización.
Nos hace falta evaluar que no disfrutamos, ni gozamos de aquello a lo que realmente tenemos derecho, somos para los gobiernos estatal y federal ambos de enfoque e idealismo social arbitrario, un ente que les debe admiración y respeto, se justifican con discursos falsos, evasivos de responsabilidad gubernamental, social y humana, no podemos ser ajenos a las situaciones de violencia que vivimos, ni a quiénes asumieron conscientemente la responsabilidad de garantizar el respeto de las libertades y los derechos humanos de las personas.
Los grupos vulnerables, las minorías y las mayorías en suma toda la sociedad, no merecemos existir de esta manera incierta, violenta y descartante, por lo que es importante que no se silencien las voces, no se detenga ninguna exigencia social y no se reprima a ningún ciudadano ni sector, si no tenemos buen gobierno es el momento de hacer la lista de horrores que hemos soportado, antes de llegar a una papeleta electoral, es el portazo viable, real y efectivo contra la política deficientemente empleada y los malos gobiernos.
