MUNDO
Cuatro sistemas de geolocalización para un planeta: El sistema BeiDou, un paso más de China para convertirse en superpotencia
Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
En este 2020 el Gobierno de China logró alcanzar una nueva marca que lo posiciona aún más cerca de conseguir la codiciada posición de superpotencia suprema.
El 24 de junio la Agencia Espacial China lanzó y colocó el último equipo necesario para completar su red satelital llamada “BeiDou”, lo que coloca al Gigante Asiático como el tercer país en contar con una red propia de geo localización satelital. El sistema de los EUA se llama GPS y el ruso se llama GLONASS. La Unión Europea también tiene su propio sistema llamado Galileo, que es propiedad de ese grupo de naciones europeas. En chino BeiDou es el nombre que se da al conjunto de las siete estrellas más brillantes de la Osa Mayor, conocidas en español como El Gran Cazón o El Gran Cucharón por la figura geométrica de dicha alineación astral.
El sistema BeiDou ha ido evolucionando y se encuentra en su tercera generación; en sus inicios -año 2000-, se dedicaba a dar servicio a los equipos chinos en su territorio, en la segunda – año 2012-, dio servicio a la región Asia-Pacífico. La nueva generación tardó diez años en ser finalizada y está compuesta por 35 satélites dando cobertura global.
CUARTRO SISTEMAS DE GEO-LOCALIZACION PARA UN PLANETA
El sistema Galileo inició en el 2016 y se concluyó en este 2020, está integrado por 30 satélites dedicado únicamente a servicios civiles y es operado por la Agencia Europea de Sistemas de Navegación Satelitales.
El sistema ruso GLONASS se integra por 26 satélites y logró cobertura global desde 1995 pero fue interrumpida por varios años, recuperándose en 2011. Es operado por Roscosmos, que es la agencia espacial rusa, quien lo utiliza para servicios militares y civiles.
El sistema estadounidense, llamado GPS, está operado por la recientemente creada Space Force, pero lleva en funcionamiento desde 1978 con 31 satélites que se han ido actualizando y dos sistemas de referencia. Aunque inició siendo una tecnología para uso militar en los años ochenta el presidente Ronald Reagan puso dicho sistema a la disposición de empresas y población civil de todo el mundo, inaugurando la era de la navegación satelital civil que hoy disfrutamos. Como es natural el Gobierno de Estados Unidos puede suspender o disminuir el acceso al sistema en caso de considerarlo necesario por interés o seguridad nacional, lo que representa una desventaja para sus adversarios o rivales.
El BeiDou es el sistema más grande y moderno en su tipo, utilizando referencias planetarias con tres distintos métodos a diferencia de los otros grupos que usan 1 o 2. El costo de este sistema fue de 10 mil millones de dólares, lo que no es caro si se compara con el costo de perder capacidad estratégica en operaciones civiles aéreas y militares. Las operaciones se lanzan desde la isla de Hunan.
Japón e India tienen sistemas regionales de localización satelital para sus servicios oficiales y algunos civiles pero no son comparables con los de Rusia o la Unión Europea y mucho menos con los de EUA o China.
Los servicios satelitales de geo-localización son proveídos de manera gratuita por las cuatro agencias que existen en el mundo, pero representan una herramienta gubernamental de uso militar. En los años noventa China lanzó un ataque contra Taiwán con misiles teledirigidos; las autoridades de Beijing dijeron que sus ataques fallaron porque los EUA desconectaron el sistema GPS, esto mostró que no podían depender de extranjeros en caso de una guerra militar o comercial, así nació el Proyecto BeiDou.
La geo localización satelital es utilizada en astronomía, geografía, automatización vehicular, cartografía, telefonía celular, flotas comerciales, flotas militares y comerciales, vuelos comerciales y militares, navegación oceánica, minería, protección civil y desastres naturales, vuelos orbitales alrededor de la tierra, flujos de energía en las redes eléctricas, juegos electrónicos, apps de todo tipo, noticias, servicios geo referenciados por usuario, telemetría y muchas más . En la nueva era la red china también servirá para enviar textos de celular a celular vía satelital. Naturalmente las demás redes deberán modernizarse o en su caso abrir dichas capacidades si es que ya las tienen.
Utilizar satélites o equipos ajenos deja la puerta abierta para que el dueño de los mismos use la información de los usuarios o restrinja el acceso sin permiso del afectado, por lo que China en su crecimiento neo imperial no quiere y no va a depender de Estados Unidos en sus sistemas satelitales y hoy se convierte en el tercer país con capacidades de geo-localización satelital propia para su ejército y sus agencias de inteligencia o espionaje.
El uso de chips en tecnologías occidentales que permitan aprovechar el sistema de geo-localización satelital chino será cada vez más frecuente, permitiendo a dicho país acceder y utilizar la información que circule a través del sistema. La apuesta es clara, usar tecnologías propias para incrementar su presencia global y a través de ella su influencia económico-política como en su tiempo lo hicieron otras potencias.
Por ejemplo los países que están en el acuerdo One Belt Road o la Nueva Ruta de la Seda, patrocinado por China para infraestructura y comercio internacional (sobre todo en Europa y Asia), son “invitados” o motivados económicamente a usar el sistema satelital de Beijing como alternativa del GPS americano.
El nuevo sistema que permite enviar texto vía satelital no requiere de las antenas celulares por lo que será sin duda una buena razón para usar BeiDuo. Pronto podremos ir a regiones remotas y enviar mensajes de texto sin la preocupación de perder la señal celular.
Otra aplicación interesante para las redes satelitales con fines militares es el de facilitar los ataques con pulsos electromagnéticos (ElectroMagnetic Pulse o EMP en inglés), lo que es una bomba que destruye sistemas electrónicos y líneas de transmisión de una región. En 1962 EUA detonó una bomba de ese tipo a 400 Kilómetros de altura. Los efectos electromagnéticos de la misma se sintieron a más de 1300 kilómetros en Hawái en donde se fundieron cientos de equipos y alumbrado público. Según informes de seguridad nacional presentados ante el Senado de EEUU, China es el país con mayor capacidad de misiles balísticos con facultades de implementar ataques tipo EMP y ahora con su capacidad de medición y dirección vía satelital terminada pueden guiar a los mismos para ser mucho más certeros en sus posibles blancos.
CHINA EL VECINO INCÓMODO
En la historia de la humanidad el territorio siempre ha sido importante y aunque en la era digital eso pareciera estar fuera de moda, las potencias siguen queriendo aumentar su dominio territorial. Eso no ha cambiado y no se si algún día desaparezca. En nuestra era se sigue haciendo de una u otra forma desde Europa hasta Oriente Medio. China parece estar dispuesta a presionar militar y económicamente a sus vecinos para poder ampliar sus fronteras o ejercer dominio sobre tierras que estaban en duda.
Uno puede recordar que Rusia hace un par de años invadió Ucrania y puede que pronto vaya por más, Israel está por consolidar su ocupación en lo que era el valle de Jordania ahora conocido en inglés como “East Bank”, y en África hay varios conflictos similares.
China mantiene desde hace muchos años conflictos territoriales con la India, Japón, Taiwán, Vietnam y a través de Corea del Norte con Corea del Sur. La retórica y acciones de China con relación a esos conflictos territoriales han ido en crecimiento en este 2020, en especial cuando el mundo está casi paralizado.
En su frontera con India está reclamando el dominio de una zona limítrofe en los Himalayas que le permite un amplio acceso hacia Oriente Medio y al Tíbet; contra Japón el dominio de unas islas y mares territoriales en donde incluso ya construyó islas -sí islas- para uso militar; con Taiwán y Vietnam disputa el control del mar territorial y con Corea del Sur a través de Corea del Norte juega con amenazas de ataques militares directos; por otro lado hace dos días el vocero del gobierno en Beijing envío un mensaje claro a Tokio: “recordar y aprender de la historia de la Segunda Guerra Mundial” y “limitar el uso de su ejército para labores de autodefensa de su territorio”. que no incluye dichas islas, sentenció el diplomático chino.
La estrategia mediática china ha dado resultados en varias partes del mundo, por ejemplo en Europa la población italiana percibe que China los ayudó más que la propia Unión Europea durante el COVID19. Lo que no sé si sea verdad o no, pero es la percepción de muchos ciudadanos cuya principal fuente de información son las redes sociales.
La semana antepasada Facebook y Twitter cerraron más de 170 mil cuentas relacionadas con el gobierno chino dedicadas a difundir desinformación sobre sucesos políticos o médicos para mejorar el posicionamiento de China entre la población abierta en Europa y Estados Unidos. Por su parte India y Australia denunciaron la semana pasada haber sido víctimas de ataques cibernéticos patrocinados por Beijing; India también bloqueó 52 apps que son usadas por China para obtener información de manera encubierta y que es usada para atacar, controlar o desinformar a la población y autoridades locales según se dijo en el informe de gobierno Hindú.
En la tragedia mundial del 2020 China -de donde salió el COVID19- es el que mejor ha aprovechado la oportunidad, ha exhibido que Europa y EUA no fabrican ni siquiera sus medicamentos y como declaró el presidente de Francia Emmanuel Macron, deben salir adelante “dejando de depender del extranjero” señalando a China y a EUA como poco eficientes en la pandemia. Recordemos que incluso Italia ha dicho que China lo trató mejor que la Unión Europea en la pandemia. En este día de San Pedro y San Pablo podemos decir que China tiene las llaves del “cielo material”.
Por si las dudas aprendamos chino y no olvidemos la historia. Feliz onomástico a los Pedros y Pablos. Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear y feliz semana.
MUNDO
El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?
Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //
La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.
Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.
Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.
En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.
El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.
La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.
El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.
E-mail: samcg2002@gmail.com
MUNDO
Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.
Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.
Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.
Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.
El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.
La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.
En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.
Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.
Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.
Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.
Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.
Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.
MUNDO
En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.
La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.
LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN
La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.
Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.
El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.
DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA
El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.
La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.
En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.
FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN
La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.
Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.
La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.
RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.
Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.
El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.
El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.
EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.
El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.
En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.
El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.
Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.
Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.
El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.
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