MUNDO
Cumbre BRICS 2024: Actualidad, desafíos y oportunidades

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
«Necesitamos paz en todas partes. Necesitamos paz en Gaza con un inmediato cese del fuego y una inmediata e incondicional liberación de todos los rehenes», declaró António Guterres, secretario general de la ONU durante la Cumbre BRICS 2024. También consideró necesaria la distribución «efectiva» de ayuda humanitaria y hacer progresos «irreversibles» para «poner fin a la ocupación» israelí e implementar la solución de los dos Estados.
La reunión de los BRICS contó también con la presencia del líder palestino, Mahmud Abás, quien no dudó en acusar a Israel de «una guerra destructiva, el genocidio y la limpieza étnica» en los territorios ocupados. En presencia del secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró que el pueblo palestino sufre actualmente la mayor catástrofe humanitaria desde la fundación del Estado de Israel en 1948. (france24.com)
Las naciones de los BRICS han reafirmado su compromiso de fortalecer el multilateralismo y garantizar un desarrollo y seguridad global justos en la Declaración de Kazán, adoptada durante la 16ª Cumbre de los BRICS celebrada del 22 al 24 de octubre de 2024. Reuniéndose en Kazán, Federación Rusa, bajo el tema «Fortalecimiento del multilateralismo para un desarrollo global justo y seguro», los líderes de los BRICS recalcaron la importancia de la cooperación entre los mercados emergentes y los países en desarrollo (MEDCs) para fomentar un crecimiento global inclusivo y sostenible.
La cumbre contó con la presencia de líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, así como de nuevos miembros de Etiopía, Egipto, Irán, y los Emiratos Árabes Unidos.
La Declaración de Kazán reiteró la voluntad colectiva de los BRICS para reforzar el multilateralismo, promover la paz y crear un orden internacional más justo. «Reafirmamos nuestro compromiso con el multilateralismo y defendemos el derecho internacional, incluyendo la Carta de la ONU como su piedra angular», declaraba el documento. Los líderes resaltaron que los estados soberanos deben cooperar para mantener la paz internacional, la seguridad y el desarrollo sostenible.
CONFLICTOS GLOBALES Y RESOLUCIONES PACÍFICAS
Uno de los principales asuntos resaltados en la declaración fue el creciente número de conflictos violentos en todo el mundo, que tienen importantes implicaciones regionales e internacionales. Sin dirigirse directamente al conflicto en curso entre Rusia y Ucrania, los líderes pidieron la resolución pacífica de los conflictos a través de la diplomacia, el diálogo y la mediación. «Subrayamos la necesidad de participar en esfuerzos de prevención de conflictos, incluyendo abordar sus causas fundamentales», se señaló en el documento, haciendo hincapié en la importancia de un diálogo inclusivo para lograr una estabilidad a largo plazo.
La Declaración de Kazán también expresó su «grave preocupación» por la escalada de violencia en los Territorios Palestinos Ocupados, particularmente en Gaza y el Líbano Meridional. Los líderes de los BRICS pidieron un cese al fuego inmediato en Gaza, la liberación incondicional de los rehenes y la entrega ininterrumpida de ayuda humanitaria a la región.
CRÍTICA A MEDIDAS UNILATERALES Y SANCIONES
Uno de los ejes principales de la Declaración de Kazán fue la condena a las medidas coercitivas unilaterales ilegales, incluyendo sanciones económicas. Estas medidas, que a menudo se imponen fuera del marco de las Naciones Unidas, fueron descritas como disruptivas para la economía global y el comercio internacional. «Estas medidas socavan la Carta de la ONU, el sistema multilateral de comercio, y obstaculizan el logro de los objetivos de desarrollo sostenible», aseveraba la declaración.
Los líderes de los BRICS subrayaron la necesidad de un sistema económico global justo e inclusivo y pidieron reformas en las instituciones de Bretton Woods, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Los líderes abogaron por un aumento en la representación de los mercados emergentes y los países en desarrollo en los procesos de toma de decisiones globales. (indianewsnetwork.com)
A pesar de los esfuerzas de las naciones occidentales en aislar a Rusia con sanciones económicas y el rompimiento de relaciones diplomáticas por el conflicto bélico con Ucrania, sus esfuerzos han sido en vano. El poder de convocatoria del presidente ruso Vladimir Putin logró reunir a representantes de 36 países a la Cumbre BRICS 2024.
Desfilando frente a las cámaras, un radiante Putin abrazó al primer ministro indio Narendra Modi, conversó con el presidente chino Xi Jinping, discutió sobre Medio Oriente con el presidente iraní Masoud Pezeshkian y dio la bienvenida a nadie menos que al secretario general de la ONU, António Guterres.
Se trata de la reunión más importante que ha celebrado el BRICS desde su creación en 2009. Inicialmente integrado por Brasil, Rusia, India, China y, más tarde, Sudáfrica, el bloque dio la bienvenida este año a cuatro nuevos miembros: Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos. En la actualidad, unos 30 países más están considerando sumarse, entre ellos Turquía, miembro de la OTAN.
A medida que el BRICS ha ido creciendo en tamaño, los analistas occidentales han expresado una creciente preocupación por su alcance. Algunos sostienen que el bloque está avivando el sentimiento antioccidental en el sur global y que China y Rusia lo han apuntalado como una alternativa o rival del orden de posguerra arraigado en las Naciones Unidas y otras instituciones clave, incluido el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Sin embargo, estos temores son exagerados. En cambio, los BRICS deberían ser vistos como lo que realmente son: un esfuerzo por reequilibrar el poder dentro del orden existente alejándolo de la hegemonía occidental, en lugar de derrocarlo. (foreignpolicy.com)
El grupo BRICS ha consolidado su posición como un bloque estratégico en la economía y geopolítica global desde su fundación. Sin embargo, en un movimiento que busca consolidar y ampliar su influencia, BRICS ha dado recientemente un paso significativo al aceptar la adhesión de nuevos países, creando el denominado BRICS+. Este grupo ampliado refleja un cambio en el equilibrio de poder mundial, en el que países emergentes y de gran potencial económico y político buscan una mayor autonomía y protagonismo frente al sistema liderado por Estados Unidos y sus aliados.
La incorporación de estos nuevos miembros tiene un trasfondo estratégico que responde a cambios profundos en la política y economía globales. Desde la caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos ha consolidado un sistema internacional centrado en el dólar y en instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, diseñadas para promover un modelo económico y político acorde con sus intereses. No obstante, el crecimiento de economías emergentes y la creciente insatisfacción de muchos países con el sistema actual han generado el contexto ideal para que BRICS se expanda y ofrezca una alternativa viable.
El concepto de BRICS nació con el objetivo de fortalecer la cooperación entre grandes economías emergentes, y con el tiempo ha evolucionado hacia un bloque que desafía las normas impuestas por Occidente en temas económicos y geopolíticos. Con BRICS+, el grupo se fortalece al incluir a economías claves en términos de recursos naturales, energía y demografía. La entrada de los Emiratos Árabes Unidos, y Arabia Saudita dentro de muy poco, asegura un suministro importante de petróleo y gas, mientras que Irán, Egipto y Etiopía añaden relevancia estratégica en regiones como el Medio Oriente y África, donde la influencia de Occidente ha sido históricamente dominante.
El bloque ampliado busca reformar el sistema financiero internacional, proponiendo una mayor participación de monedas nacionales en transacciones comerciales y reduciendo la dependencia del dólar estadounidense. A través de iniciativas como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y acuerdos de intercambio directo de monedas, BRICS+ aspira a construir un sistema financiero más equitativo para los países en desarrollo y emergentes, muchos de los cuales han sufrido los efectos de políticas de austeridad y condiciones estrictas impuestas por el FMI y el Banco Mundial.
ACTUALIDAD DE BRICS+ Y SU ROL EN LA GEOPOLÍTICA
En su forma actual, BRICS+ representa a más del 45% de la población mundial y controla una parte considerable de los recursos naturales y energéticos. Los países del grupo abarcan una amplia variedad de economías y sistemas políticos, desde democracias hasta gobiernos autoritarios, lo que resalta tanto su diversidad como el desafío de mantener la unidad en sus decisiones y estrategias. Sin embargo, la convergencia de intereses económicos y la necesidad de independencia respecto de Occidente han permitido que estos países encuentren un terreno común.
Además, la expansión del grupo con la incorporación de naciones del Medio Oriente y África posiciona a BRICS+ como un bloque con una gran influencia sobre las principales rutas de comercio y energía del mundo. Por ejemplo, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, dos de los mayores exportadores de petróleo, podrían utilizar el bloque para promover una política energética conjunta que no esté alineada con los intereses de Estados Unidos. Esto podría tener repercusiones significativas en el mercado energético y aumentar la capacidad de BRICS+ para negociar en condiciones ventajosas.
Uno de los mayores potenciales de BRICS+ radica en su capacidad para actuar como un contrapeso a los bloques liderados por Estados Unidos y la Unión Europea. Al agrupar a países clave en regiones como Asia, África, y el Medio Oriente, BRICS+ crea un entorno más multipolar donde las decisiones ya no están dominadas por una sola superpotencia. Esto tiene implicaciones profundas, no solo en la economía, sino en la política internacional y en la forma en que se abordan problemas globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la paz regional.
La expansión de BRICS+ también presenta ventajas estratégicas para sus miembros en cuanto a comercio y diplomacia. Al permitir la entrada de nuevos países, el grupo gana mayor influencia en instituciones internacionales como la ONU, el G20 y la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde puede promover reformas que favorezcan a las economías emergentes. Además, al fortalecer su cohesión interna, BRICS+ podría evitar la imposición de sanciones económicas unilaterales por parte de Estados Unidos, ya que el bloque tendrá una red de comercio y financiamiento independiente dentro de muy poco tiempo.
ESCENARIOS FUTUROS Y EL SISTEMA INTERNACIONAL
A medida que BRICS+ continúa expandiéndose, se vislumbran diversos escenarios que podrían redefinir el orden mundial. Un posible escenario es la adhesión de más países emergentes de África, Asia y América Latina, lo cual aumentaría su representatividad y lo consolidaría como un bloque de naciones en desarrollo. Países como Indonesia, Nigeria y Argentina han mostrado interés en unirse al grupo, lo que podría convertir a BRICS+ en un referente global para las economías emergentes.
Este crecimiento también plantea la posibilidad de que BRICS+ establezca su propia moneda de intercambio, o al menos adopte un sistema financiero alternativo al SWIFT, el sistema de pagos global controlado por Occidente. La creación de una moneda o sistema propio podría erosionar la supremacía del dólar y disminuir la capacidad de Estados Unidos para imponer sanciones económicas, una herramienta clave en su política exterior.
Entre las ventajas más evidentes de la expansión de BRICS+ se encuentra el fortalecimiento de su influencia global, lo que permitiría a sus miembros negociar con mayor autonomía y sin depender de Occidente. Asimismo, el grupo podría aprovechar los recursos y capacidades de cada miembro para crear una red comercial y energética robusta, permitiendo a países en desarrollo acceder a financiamiento sin las condiciones impuestas por el FMI y otros organismos.
Sin embargo, la expansión de BRICS+ no está exenta de desafíos. Uno de los mayores riesgos es la falta de cohesión debido a la diversidad de sistemas políticos, económicos y culturales entre sus miembros. Las tensiones geopolíticas internas, como las que existen entre India y China, pueden poner en riesgo la estabilidad y efectividad del bloque. Además, la expansión puede dificultar la toma de decisiones, ya que cada nuevo miembro trae consigo intereses y prioridades que podrían no alinearse fácilmente con los del grupo original.
Otro posible inconveniente es la percepción de algunos países sobre el liderazgo de China dentro de BRICS+. Como la economía más grande del bloque, China tiene una influencia considerable, y algunos miembros podrían preocuparse por una posible hegemonía china en el grupo. Esto podría generar fricciones y limitar la cohesión de BRICS+ en asuntos clave.
RECONFIGURACIÓN DEL ORDEN GEOPOLÍTICO GLOBAL
La creación de BRICS+ y su potencial para seguir expandiéndose indican que el orden geopolítico global se está reconfigurando hacia una estructura más multipolar. Este nuevo sistema podría equilibrar la influencia de Estados Unidos y sus aliados, abriendo la puerta a una mayor cooperación entre países emergentes y promoviendo una economía global más equitativa.
El surgimiento de BRICS+ marca un cambio en la balanza de poder y envía un mensaje claro sobre el deseo de muchos países de alejarse del sistema de alianzas tradicionales. A medida que el bloque se fortalece, aumentan las iniciativas para fomentar el comercio sin el dólar y desarrollar mecanismos financieros alternativos. Esta transformación podría tener un impacto a largo plazo en la economía global y en la capacidad de las naciones para mantener su soberanía económica frente a las presiones externas.
El origen y evolución de BRICS+, así como su reciente expansión, evidencian un cambio estructural en el panorama global. Aunque el bloque enfrenta desafíos de cohesión y posibles conflictos de interés, su crecimiento representa una oportunidad para que las economías emergentes ejerzan mayor influencia y desarrollen un sistema internacional más equilibrado. La reconfiguración del orden mundial está en marcha, y BRICS+ se presenta como un actor clave en el establecimiento de una nueva era de cooperación y competencia global.
JALISCO
Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

– Por Mario Ávila
El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.
Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.
Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.
Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.
Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.
La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…