OPINIÓN
De la fase cero al pasaporte: Covid en Jalisco, una estrategia incompleta
Con todo respeto, por Jorge Zul de la Cueva //
La crisis global por Covid-19 ha puesto en evidencia a los gobiernos del mundo. Cada país ha reaccionado como ha podido y no pocos han inventado medidas paliativas, maromas y circos, que sirven más para demostrar que el gobierno existe y puede tomar acciones, que para contener una pandemia que no cede ante estrategias absurdas como los tapetes con cloro.
Claro que hay rutas estratégicas que valen la pena, como la indispensable vacunación y el uso de cubrebocas, pero muchos gobernantes han pasado malos ratos y crisis políticas no menores en medio de la emergencia sanitaria, por la gran distancia entre sus discursos y sus acciones.
Boris Johnson, primer ministro de Inglaterra, habita ya bajo una tormenta que no cederá y todo indica que es el fin de su carrera. ¿Por qué? Por convocar a fiestas en el momento más duro del confinamiento británico en mayo de 2020.
El escándalo y la indignación social por las fiestas prohibidas que se llevaron a cabo en Downing Street, mientras el resto de los ingleses se encontraban sometidos a severas medidas de confinamiento, ha llevado a Johnson a pedir disculpas y es que incluso la Reina Isabel tuvo que acudir sola al funeral de su marido, el duque de Edimburgo, en la Capilla de San Jorge, mientras desde el correo del secretario particular de Boris Johnson se enviaban un centenar de invitaciones para tomar unas copitas.
Estas cosas han sucedido urbi et orbi y es que la clase política, aquí y en Londres, se considera privilegiada, especial. Las reglas no aplican para ellos, sino para el resto de los mortales.
Recordemos que en diciembre de 2020, en pleno pico de la pandemia en Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro fue captado en un bar de Zapopan, escuchando música en vivo y sin cubrebocas, después de haber criticado severamente a los que no podían o no querían cumplir con el mandato de quedarse en casa. El gobernador se justificó como pudo, pero fue un duro golpe a la imagen que se construía como el incansable estratega anticovid de México.
Boris Johnson ha entendido tarde que se debe predicar con el ejemplo y el inquilino de Casa Jalisco ha cambiado mucho su discurso desde aquellos famosos cinco días, cuando cada muerte por Covid lo dejaba sin apetito y cada acción estratégica era una oportunidad para confrontarse con el Gobierno Federal, en aras de ganar una notoriedad nacional que por un momento alcanzó, pero que hoy se ha esfumado.
Las estrategias y el discurso han mejorado de la famosa, incomprensible, fallida y nunca aplicada Fase Cero, al actual pasaporte Covid que supuestamente se pedirá en bares y eventos. Esta idea no nace de la etérea Mesa de Salud, sino que es una discusión global, que pretende llevar a la gente a vacunarse. Lo que es indispensable para dejar de vivir en un permanente estado de emergencia y evitar mayores variantes del virus y saturación hospitalaria.
También en Gran Bretaña, se pide un “Pasaporte Covid” para acudir a masivos, cines, eventos en lugares cerrados y bares. Esto comenzó a discutirse en septiembre pasado. Al igual que en Jalisco, la medida incluye certificados de vacunación o pruebas para quienes no pueden o no han querido vacunarse. Puede mostrarse como un código QR en el celular o imprimirse en papel para no discriminar a aquellos que no tienen un teléfono inteligente.
En Francia se requiere el llamado “Pass Sanitaire” desde el verano pasado para entrar prácticamente a todos lados: Bares, Restaurantes (incluso terrazas), centros comerciales, teatros, cines, asilos, transporte público y hospitales. Igual que en Gran Bretaña y Jalisco, se permite usar pruebas negativas. A partir del domingo 15 de enero Francia ya requiere un refuerzo, es decir una tercera dosis para mantener vigente el “pase sanitario”.
En Italia, desde Julio, se requiere un certificado digital para que cualquier mayor de 12 años pueda acceder a casi todos los lugares públicos incluidos los centros de trabajo. Este documento prueba que el portador ha sido vacunado, se ha recuperado recientemente de una infección o ha dado resultado negativo en pruebas de laboratorio. En diciembre 6 de 2021 estas medidas se endurecieron para los espacios públicos, donde una prueba negativa de Covid ya no es suficiente. Esto hace prácticamente obligatoria la vacunación. Además, para que el certificado sea válido la aplicación de la vacuna no puede pasar de nueve meses, lo que busca llevar a población a aplicarse una tercera dosis.
Aquí en Jalisco, dónde sí hay pruebas, pero no capacidad instalada para cubrir la demanda, es decir que no hay acceso a pruebas en el sistema estatal y tampoco es posible vacunarse de un día para otro, porque el ritmo de vacunación es escalonado y depende de una plataforma, podemos cuestionar la efectividad de las acciones que son medias soluciones a las que les falta logística, capacidad e insumos. Son aspirinas, paliativos que quedan a deber. Yo me pregunto por ejemplo: ¿Por qué no se solicita el pasaporte en cines, en restaurantes, en teatros, en museos y en centros de trabajo como en otros países?
“Ok”, dirá el joven que quiere ir a la fiesta, “me vacuno”. ¿A dónde va? ¿Cuánto tiempo tiene que esperar? “Bueno me hago una PCR”. Pero no hay citas en el sector público y para ir a un laboratorio privado tendrá que desembolsar, dependiendo de dónde, de dos a cuatro mil pesos y en Salud Digna 950, pero tampoco es fácil conseguir un lugar. Hacer esto cada se tenga el plan de divertirse un poco, en lo que le dan una fecha para vacunarse, resulta imposible. La medida sin vacunas y sin pruebas accesibles no es verdaderamente funcional, no cumple con el objetivo de incentivar la vacunación en lo inmediato porque no hay acceso inmediato.
Además de incompletas, las estrategias de la Mesa de Salud (es decir del Gobierno del Estado), son blandengues porque no se complementan con la aplicación de restricciones sanitarias en el transporte público y si seguimos sobresaturando los camiones, de poco servirá que cierren todos los bares.
Este plan de acción, trunco como Mi Macroperiférico, queda también a deber.
