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OPINIÓN

Debilitan planes de formación académica: La independencia del magisterio y los reos del presupuesto

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Educación, por Isabel Venegas //

Hace justamente unos diez años, la Universidad de Guadalajara enfrentaba una gran disputa con el gobernador de aquel entonces, Emilio González Márquez; el ejecutivo estatal mantenía un enfrentamiento con la casa de estudios porque se negaba a incrementar el presupuesto asignado, y pedía a los administradores que replantearan sus estrategias de gasto.

Aquello dio origen a una serie de marchas que se llevaron a cabo principalmente con los estudiantes de las preparatorias, jóvenes alegres, creativos, rebeldes, pero al mismo tiempo, fáciles de manipular y en su mayoría, irreflexivos ante lo que implicaba participar en marchas y mítines, o del costo que significaría estar perdiendo clases.

La mayoría de las calles se llenaron de adolescentes, alumnos de los primeros grados que, apenas meses antes habían dejado de estar en la secundaria y gozaban de la enorme “libertad” de andar en la escuela y en la calle al mismo tiempo; los otros actores clave en esas faenas eran los profesores, principalmente de categoría de asignatura, con contratos que se renuevan cada seis meses y que no gozan de una basificación con el nombramiento de “profesor de tiempo completo”, plazas que siguen siendo otorgadas a cuenta gotas mediante dinámicas que retan a cualquier académico entre la evidencia de sus habilidades académicas y las estructuras rígidas de una burocracia que ciertamente en mucho posibilita, pero en otro tanto restringe de manera muy cruel, al tiempo que la convierte en un mecanismo con el que se dispone de la “voluntad” de las plantillas docentes para eventos como la marcha y el plantón.

Contrario a lo que se vivía con los jóvenes y sus maestros en el bachillerato, la dinámica de la comunidad del nivel superior permitía más libertad de acción, muchos profesores no solo no participaron de aquellos mítines, sino que expresaron en medios abiertos su rechazo a la utilización de este tipo de estrategias más por las incongruencias de sus pliegos petitorios, que por el mecanismo en sí. Las condiciones laborales de los profesores en el nivel de licenciatura y posgrados eran mucho mejores, contratos definitivos, plazas de investigador, posibilidades de internacionalización, etc.

Los profesores de asignatura tienen condiciones laborales muy precarias, y la brecha de desigualdad se acentúa de manera profunda; desgraciadamente como hace 210 años, la forma más viable para que se pueda hacer algo por la justicia social debiera ser propuesta por aquellos que se encuentran en un estatus más privilegiado, lo cual reduce la probabilidad de que eso suceda.

Se desprenden pues varios aspectos: la paradoja de “la base”, que por un lado otorga estabilidad laboral, experiencia, identidad institucional, compromiso y trabajo en equipo, etc. y al mismo tiempo reduce la actitud de reto, de búsqueda de la mejora y sitúa en una dinámica poco productiva o proactiva. Desde un punto de vista empresarial, y bajo un paradigma administrativo neoliberal (por llamarlo de alguna forma), la mayoría de los empleadores y/o administrativos prefiere gastar en capacitación de empleados fluctuantes, que en la promoción y permanencia de aquellos a quienes sus beneficios por antigüedad y experiencia resultan “demasiado” onerosos.

En estos días se trabaja la propuesta del presupuesto federal para el año 2021; las plantillas docentes tanto de la educación básica como de los planteles universitarios parece que no verán fortalecidos los planes de formación académica, de asignación de recursos para obtener plazas definitivas y el impulso para tener mejores condiciones laborales. Las escuelas primarias que trabajan bajo el modelo de “tiempo completo” no podrán contar con los profesores en el horario extendido, e incluso ven comprometidos los recursos de la distribución de desayunos y comidas para los estudiantes.

Singularidad difícil a resolver la que orienta a buscar soluciones a través de la “independencia laboral”. El planteamiento del “freelance” en la educación va en una dirección opuesta a la conformación de cuerpos académicos de desarrollo integral y comunitario, ya que asume un rompimiento del vínculo oficial, (incluso desde una visión de libertad laboral); los profesionales de la educación van encontrando espacios que los habilitan en un ejercicio más independiente de formatos, horarios y visiones institucionales. Fenómeno parecido sucede con la autonomía de gestión en los planteles educativos, por ejemplo, si un patrocinador quiere adoptar una escuela y obsequiar equipos de cómputo a cambio de que se haga una mención de su marca comercial, ¡menuda bronca tendrá la dirección de ese plantel! Ella se enfrentará a la concepción de quienes lo interpretan como una privatización escolar, al tiempo que miran cómo la filantropía local, es prácticamente inexistente.

Las escuelas dependen de la asignación de recursos, apoyos que pueden ser tanto para los profesores, los alumnos, las instalaciones, y con ello, beneficios directos para la comunidad. Dependencia que facilita muchas acciones y limita en otros sentidos, pero que al mismo tiempo deja ver cuál es la prioridad o el enfoque de cada administración.

Juan Carlos Miranda compartía en twitter: “De concretarse el recorte a las instituciones formadoras de docentes para 2021, en el futuro se hablará de los $450 MDP para la televisoras privadas contra los $20 MDP para las Escuelas Normales…”, la revaloración del magisterio sigue siendo un tema que depende de una visión diferente por su impacto desde la formación inicial, sus condiciones laborales, el otorgamiento de recursos a los planteles y la urgente disminución de esa brecha que distancia a una clase de profesores que desde un contrato de pago por hora, sin vacaciones y sin antigüedad, son la clave de formación de futuras generaciones, pero que ante un evidente deslinde de responsabilidades, reduce la institucionalidad en la formación y vida académica, mientras que lo mantiene como botín en cada elección o juego político, mediante promesas de promoción que pocas veces se llegan a cumplir, pero que mantienen el imaginario con el que el sistema ha permanecido desde hace tantos años. Hoy el Estado conserva estructuras de burocracia que consumen muchos recursos en sus cúpulas, pero que desprotege a sus bases, héroes que son los que dan la batalla en el aula, guerreros frente a grupo que luchan por formar a los estudiantes, pero también por tener un buen estilo de vida personal, familiar y laboral.

Celebramos un aniversario más de la independencia de nuestro país y recordamos la libertad que reclamaban quienes no estaban entre la clase privilegiada, pero que tampoco eran parte de la masa del pueblo, de esa clase social con un sistema tan precario y desprovisto que ni siquiera podían organizar un levantamiento en armas por sí solos. El tema de la Universidad puede ser el referente para una revisión de los colegios particulares, del sistema público y de cualquiera de los contextos educativos en los que la mirada mercantilista urge resultados rápidos, producción en serie, evaluaciones de calidad y donde muy lejos queda el espíritu de la educación liberadora, la revolución de la conciencia por el conocimiento. ¡Que Viva México! ¡…Y su anhelo de vivir mejor!

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com

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