OPINIÓN
Demanda política
Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
Jalisco está ubicado entre el botón de emergencia y el debate sobre la salida del pacto federalista, ambos asuntos nos mantienen enfrentados como siempre a la politiquería nacional y local, resulta que la actividad del Ejecutivo estatal está a su máxima capacidad en estos dos temas importantísimos para la sociedad jalisciense.
El botón de emergencia en el Estado implica una reducción de contagios por Covid-19, al mismo tiempo la prevención en materia de salud y capacidad hospitalaria, sin embargo afecta a la economía, al comercio y a la clase trabajadora sin duda alguna produce estragos, ambas cuestiones generadas por el poder ejecutivo estatal, deben en teoría favorecer y preservar en todos los aspectos posibles a los jaliscienses, habrá que pensar a fondo qué tanto es beneficio ciudadano y qué proporción es solo posicionamiento político de reflectores electorales.
Si el gobernador Enrique Alfaro tuviera esa calidad para el debate y ese feroz enfrentamiento defensivo, el cual mostró en su mensaje vía redes sociales al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, referente a la falta de compromisos asumidos en materia presupuestal para el Estado de Jalisco y nuestro ejecutivo estatal pudiera aplicar esta misma estrategia para organizar en el Estado la ausencia de violencia, inseguridad y corrupción, conseguiría deducir que no hay presupuesto más importante que la empatía con la sociedad y la obligación que él tiene ante la ciudadanía para garantizar seguridad pública, ausencia de corrupción y exterminó de la impunidad.
Sin embargo, el problema general y recúrrete es la incongruencia de nuestros políticos gobiernos, cada uno en un universo alterno, mientras el país y los estados se encuentran en una línea delgada de desestabilidad económica, laboral y social debido a la crisis por Covid-19, más el enorme escenario de salud y no obstante de que tampoco logramos salir de las terribles situaciones de inseguridad, violencia y corrupción que sufrimos en México de magnitudes sin precedentes, en tanto escuchamos atentos como se amenazan y discuten con gran aptitud convincente los presupuestos públicos de los que incumple la federación, así como los compromisos vulnerados en la falta de atención y hasta egoísmos propios de quienes actualmente ostentan cargos políticos y gubernamentales.
En Jalisco, existen escenarios sumamente delicados de atención inaplazable, pero parece que el tema político de reflector para generar una positiva percepción ciudadana en las elecciones intermedias y del 2024, resultan por el momento el asunto ideal para nuestro ejecutivo, quien mediante la unión de gobernadores, opositores todos, acoplan puños para no ser sobajados en materia de presupuestos por la 4T y de pasada levantan el perfil político ejerciendo su papel de oposición, así cada uno de los gobernadores instalan un perfil convincente en el resto del país, mientras las circunstancias al interior de los estados o por lo menos en Jalisco no es precisamente las más saludables entre la sociedad y el ejecutivo, nuestras necesidades y problemáticas más profundas y dolorosas no son atacadas o resueltas con la cabalidad con la que se defiende la salida del pacto fiscal por falta de compromisos presupuestales.
Queda de lección y es por elección observar cómo exigir a la federación en materia de presupuestos públicos, para aprender a demandar desde la sociedad a nuestro ejecutivo estatal en el mismo sentido, el cumplimiento de sus compromisos de campaña y de sus obligaciones gubernamentales presentes, sin que pueda responder mitigando la culpa a la misma sociedad como habitualmente lo emplea, dejando sin respuesta a la ciudadanía.
El Gobernador sabe exigir, demandar y dar manotazo abierto, pero ha resultado incapaz de auto criticarse y evaluar en equilibrio sus obligaciones, evidencia constantemente su falta de empatía a la sociedad y sus propios errores gubernamentales, pero sabe cómo deslindarse en cada señalamiento.
En este doble contexto de gran actividad del ejecutivo estatal y doble moral, debemos dejar de lado lo romántico que resulta nos defiendan del recorte presupuestario federal o el discurso culposo del resguardo en casa para evitar y frenar el aumento de Covid-19 e identificarlas como situaciones que en efecto cierto nos creen beneficios y no afectación, sin que en realidad sean situaciones fundadas para la percepción positiva en temas preelectorales, debemos ver las circunstancias y restarle lo político y la simulación gubernamental, para buscar la garantía social de cada asunto y lo más importante los ¿cómo?. Para no terminar preguntando los ¿para qué?
