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OPINIÓN

Despertar el pensamiento crítico: La pedagogía bancaria ante el COVID-19

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Educación, por Isabel Venegas //

Paulo Freire fue uno de los pedagogos más importantes de nuestro tiempo, su propuesta significó uno de los pilares para la transformación de muchos colegios en Brasil y en todo el mundo.

Él afirmaba que la escuela tenía un modo de trabajo en el que los mecanismos de opresión social se afirmaban, se mantenían y se perpetuaban.

Los alumnos son solo depositarios del conocimiento, son como vasijas a las cuales se les debe “llenar” de contenidos y solo alguien que tiene “el saber” es la autoridad calificada para hacerlo, ellos deben destacar a partir de su capacidad de recepción; en ese sentido es valorada la paciencia, la memorización y la repetición, con lo cual se va conformando un ser ajustable y adaptable a los modos en los cuales se otorga ese material.

La escuela bancaria cuyo componente principal era “la palabra”, daba sentido a la narración desde una postura mecanizada, desde ahí Freire observaba cómo los sistemas de poder se habían ido apropiando de la educación y con ello la posibilidad de que fuese un mecanismo para que las clases sociales vulnerables pudieran salir de esos estados de pobreza y opresión.

En algunos estados la intención de otorgar educación gratuita a los ciudadanos con cobertura universal se relacionaba con orientaciones que limitaban el desarrollo pleno de las personas; países que parecían tener compromisos de formar ciudadanos con calidad de “obreros”, operarios de maquinaria –calificados- y nada más.

Ante su crítica, la mecanización y memorización comenzaron a ser muy mal vistas, y para el año de su fallecimiento, 1997, la revolución en la educación ya llevaba propuestas muy claras; si bien es cierto que muchos países no habían optado por la pedagogía crítica que él proponía, se adaptaban mejor a otras teorías que empoderaban al ser en su plenitud cognitiva: las competencias, modelo que encontró como primer obstáculo para las escuelas latinoamericanas la comprensión de su término desde la mirada etimológica.

Desde el principio fue difícil para los profesores de los diferentes niveles educativos en México dieran sentido a la palabra “competencia” separándola de su acepción como “competición”. La cantidad de cursos, capacitación y reflexiones que ha requerido transformar el modelo educativo en nuestro país ha arrojado en sí misma mucha literatura e investigación; sin embargo, lejos quedamos de plantear la propuesta de Freire: la pedagogía crítica.

Su base se centra en la pregunta, la reflexión que se puede hacer de nuestro propio entorno a partir de observar sus necesidades, sus potencialidades y las implicaciones de transformar lo que está a nuestro alrededor.

El modelo que proponía se basaba en la autonomía de los centros escolares, en la capacidad que tiene cada uno de ser su propio rector y de asumir el reto de apropiarse de la educación para emancipar al oprimido de la injusticia o para diseñar rutas de mejora en la comunidad a la que atiende cada plantel.

Programas particulares siguen en la búsqueda de modelos autogestivos para las comunidades académicas, sin embargo parece que se dio marcha atrás ante la pandemia del COVID19 que nos hizo quedar en casa para atender los temas escolares desde ahí, como se pudo, con los equipos de cómputo, con el internet que había; algunos profesores, prefectos, directivos, fueron a buscar a los alumnos a sus direcciones particulares, tratando de entender la manera en la que se les podía ayudar, en fin, todavía hace falta mucho para poder evaluar en términos generales cómo se resolvió el ciclo pasado en función de la entrega, compromiso y capacidad, el trabajo de las escuelas públicas, porque el contraste puede generar una calificación errónea en la que subyace la política de la desconfianza, la creencia de la incapacidad de las comunidades educativas de asumir el reto por la evidencia de ciertos colegiados que en lugar de sacar adelante la tarea, mostraron una indolencia y un gran egoísmo basado solo en cuidar el sueldo, cuya nómina ya estaba protegida por una partida presupuestal bien etiquetada.

El Presidente de México acaba de anunciar esta semana que el Acuerdo por la Educación, tiene como principal eje la firma con las cuatro principales televisoras del país para abastecer de materiales audiovisuales a la mayor parte de la población. Televisa, TV Azteca, Imagen y Multimedios estarán destinando canales para que los estudiantes vean y escuchen lo que las autoridades de la Secretaría de Educación diseñaron para ellos.

¿Es más significativo mostrar a los alumnos cómo resolver un problema con el teorema de Pitágoras, en lugar de un aprendizaje situado? Por ejemplo, podemos abordar la temática de proporcionalidad, de estadística y de medidas de dispersión con las cifras de contagio que se están registrando en nuestra colonia, para que a partir de eso nuestros estudiantes se pregunten ¿Qué propuestas podemos hacer para mejorar la situación? Preguntas que debe hacerse la comunidad ante su situación particular y sus posibilidades reales.

Esteban Moctezuma mencionó que “no son transmisiones de entretenimiento, tendrán validez oficial. Las clases tendrán valor curricular y los alumnos serán evaluados sobre su contenido en su momento” y el Presidente Andrés Manuel por su parte señaló que “No es un curso de emergencia o transitorio, es iniciar las clases de conformidad con el plan educativo, se van a tener los libros y todos los instrumentos necesarios”

Desde la perspectiva del gobierno esta iniciativa es única en el mundo, y lo sería tal vez por la coordinación entre gobierno y empresas privadas, pero no por la presentación de información a través de la televisión, lo cual fue la base para la telesecundaria. La crítica pues, no va solo en el sentido de la cantidad de dinero que significó haber contratado a estas compañías (a las cuales el mismo Andrés Manuel había calificado como neoliberales) para que hagan la producción de los materiales educativos: 450 millones de pesos fueron parte de esa firma; sino que ese gasto en recursos es un número que se enfrenta con la imposibilidad de atender a la población que tampoco tiene computadoras o internet, pero que en su contra encuentra solo el lugar conocido de la educación bancaria, lo que importa es el contenido que los estudiantes aprenden, un lugar que debió explorar la pedagogía de la pregunta y la de la esperanza.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com

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