OPINIÓN
Dilema moral del gobierno mexicano
Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
El traslado de 29 narcotraficantes a cárceles de EEUU implica, entre otras cosas, un dilema moral. El dilema moral, según la ética, es “el criterio que se emplea para resolver un asunto que, invariablemente, entraña dificultades y que obliga a elegir aquella alternativa que signifique un mal menor”.
La presión de Trump hacia lo que llamó “contubernio” del gobierno mexicano con los cárteles de la droga, fue –sin duda alguna- lo que obligó a la presente administración federal a aprobar el traslado de los 29 mafiosos (mal menor) y no esperar la incursión militar o con drones de los gringos en nuestro territorio (mal mayor) … o a “reventar” a los políticos y todos los involucrados en el multimillonario negocio de las drogas, como amenazó el celebérrimo Mayo Zambada (mal mayor).
No fue, por lo visto, un afán de justicia gubernamental por el que los narcotraficantes fueron a parar a las prisiones norteamericanas. Tampoco fue por los convenios de extradición, ya que los trámites para hacerlo conllevan mucho tiempo, tal cual lo marcan las leyes nacionales.
El dilema moral del gobierno mexicano se subraya, puesto que NO es un dilema moral para la sociedad mexicana, pareciera solucionado.
Es claro que los que detentan el poder aquí, podrán esgrimir sus dichos, sus “verdades”, como ya es costumbre, para “dirigir” a la llamada opinión pública hacia sus conveniencias, a lo que hacen o deshacen mediante sus maniobras legaloides o francamente inconstitucionales. Ésa ha sido y, por lo visto, será la tónica para lo que se advierte, viene a continuación.
No confundirse: el Tratado de Extradición existe, no sólo con el vecino país del norte. Otras naciones lo sustentan con México porque los delincuentes cambian de país para exentarse de los procesos judiciales nacionales al cometer delitos varios y variados. Todavía hay delincuentes que emigraron a naciones con las que no hay dichos tratados y llevan una vida en libertad y sin recato no obstante ser considerados delincuentes en México.
El mal mayor de este dilema moral que enfrenta el gobierno de Claudia Sheinbaum no ha concluido. Los capos di tutti capos siguen libres.
Los “trasladados”, todos, no fueron capturados exprofeso por la actual administración. Ellos purgaban penas en penales nacionales desde antes de que la 4T irrumpiera en el ámbito gubernamental. El propio Rafael Caro Quintero, el que más ha llamado la atención por la avidez norteamericana de juzgarlo en su país, ya estaba encarcelado. Sobre este sinaloense pesa la pena de muerte por el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, y su piloto aviador, Alfredo Avelar, que fue hecho con saña y crueldad inhumana, según ha trascendido.
Caro Quintero, aun con todo su “peso” que pudiera tener, no se compara con los actuales jerarcas de los cárteles de Sinaloa, Jalisco, El Golfo, Michoacán, principalmente. Es decir, todos los “trasladados” perdieron su importancia al ser capturados y -seguramente- otros ascendieron en el tabulador de sus organizaciones criminales para continuar con sus actividades ilícitas.
O lo que es lo mismo: se enviaron a EEUU los “prescindibles” en el organigrama criminal. A eso se le llama “taparle el ojo al macho” o gatopardismo (hacer como que se realizan cambios para que todo siga igual).
Por eso, el dilema moral subsiste. El mal menor fue o será trasladarles (incluso algunos serán extraditados) a quienes –hablando en términos futboleros- no son titulares ya en sus equipos y que no importa si alinean o no en los partidos.
Las preguntas son: ¿Se darán por bien servidos los gobernantes norteamericanos con esa razzia de narcotraficantes ya no tan importantes que el gobierno mexicano organizó para complacerlos? ¿Seguirá la Espada de Damocles de Trump sobre la testa de la 4T para que los cárteles mexicanos disminuyan (erradicarlas será imposible, porque el mercado de adictos allá es enorme) sus ventas ilícitas?
¿Qué respuesta darán los jerarcas vigentes de los cárteles a esta andanada de traslados? ¿Estuvo ya negociado con estos capos quiénes irían a parar a las prisiones norteamericanas, haciendo alusión al “dilema moral” del “mal menor”?
Parece que, por el momento, se ha desbaratado un huracán que amenazaba con destruir el andamiaje político de la 4T. Pero, las medidas momentáneas no garantizan que el problema de fondo haya sido resuelto.
Quienes crean lo contrario, sólo recuerden que en Trump no hay un afán de justicia, sino un evidente anhelo de someter a su poder a nuestro país, comenzando con las autoridades, a las que tiene de rehenes con sus amagos, sus dichos y señalamientos y…con la cuña de personajes como el Mayo. Ahora -sin duda- sacará “jugo” a los que se llevaron al territorio norteamericano, para negociar sus sentencias.
Así, puede ser, que el “mal menor” podría convertirse en un “problema mayor” para los que nos gobiernan. Persiste, pues, el “dilema moral”, porque el de la ética, que parece lo mismo, pero no es igual, está muy bien definido y no pocos han quedado muy mal parados por estas decisiones.
